martes, 23 de noviembre de 2010

Aqui 4

Aquí
La Paz (Bolivia), nueva etapa, 20 de noviembre de 2010 Año I No. 4
Afiliado a la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap
Editores: Remberto Cárdenas Morales y Yuri Aguilar Dávalos
http://aqui-avance.blogspot.com
Índice
Editorial
Que vivan y triunfen los antiimperialistas del Ejército boliviano
De sábado a sábado (129)
Viejas y nuevas formas de la conspiración desde EE.UU. contra nuestros pueblos
Remberto Cárdenas Morales
Fuerzas Armadas bolivianas: antipopulares y proimperialistas
Yuri Aguilar Dávalos
Militares y milicia en la política
Marcos Domich
Los misiles que se llevó el Pentágono
Antonio Peredo Leigue
de nuestra tierra
Se avecina un desastre ambiental en la laguna Colorada
Eliana Flores Bedregal 
Laguna Colorada en peligro de extinción
Carlos Capriles Farfán
La Conferencia de obispos y el juego de las apariencias
Alejandro Dausá
El cristianismo liberacionista en los movimientos sociales
Alejandro Dausá
La madre de las batallas
 libros, cine…
La obra que intentan prohibir
Hay que leer Raza de bronce
Ricardo Aguilar Agramont
lucha de nuestros pueblos
En México crecen la barbarie, la impunidad y el cerco informativo
La peor opinión es el silencio
Por Juan Carlos Camaño
Socialismo cubano programa su futuro
Por Patricia Grogg
¿EE.UU. al borde del fascismo?
Lo sindican como Estado totalitario denuncias de ONU contra Washington
Hernán Uribe

Por un Sáhara libre
La CIA recluta hispanos

historia

Noviembre en el tiempo

Yuri Aguilar Dávalos
lecturas
El ejército del 52
René Zavaleta Mercado
Redactores:
La Paz: María Isabel Pomier Yujra, María Elsa Crispín Quiñones, Wilfredo Pomier Miranda, Constancio Mamani Aruni y María Luisa Quezada Portugal. Cochabamba: Claudia Zegarra Rivero y Fernando Méndez Terrazas. Santa Cruz: Alejandro Dausá. Oruro: Héctor A. Hinojosa Rodríguez. Sucre: Roberto Valdiviezo Luna. Potosí: Rosa Laime Muñoz.

     
Sobre el Comandante de Nuestra América: www.chebolivia.org
De la Redacción:
Las notas firmadas expresan los criterios de los autores.

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Editorial
Que vivan y triunfen los antiimperialistas del Ejército boliviano
Una teoría y un método revolucionarios o al menos el sentido común deben ayudarnos a los bolivianos a leer bien y muy bien nuestra realidad y, en particular, la de las instituciones armadas, a las que en esta nota las nombramos como Ejército.
El “instinto político bárbaro”, que se le atribuye al Presidente, parece que contribuyó para que él les diga a los jefes militares presentes en el acto, en ocasión de su segunda posesión en el cargo, que en los institutos castrenses dejen de enseñar que el socialismo es el enemigo de nuestros pueblos porque éstos tienen como enemigo al capitalismo.
Según fuentes creíbles, en el Colegio Militar Gualberto Villarroel de La Paz, han cambiado los programas de estudio, aunque todavía de manera insuficiente.
Pero de esas alteraciones positivas en aquel centro de formación y del reclamo presidencial no han pasado más de diez meses. Y la discriminación en esos centros de formación castrense se enfrenta, como labor reciente, de modo que nadie debe esperar que en tan corto tiempo haya un general que apellide Mamani, con lo que se mostró que los indígenas no tenían espacio en un colegio militar aunque, entre los suboficiales y tropa, predominan los hijos de aymaras y  quechuas.
Entre las declaraciones desafortunadas del Presidente, que evidencian una lectura discutible de la realidad, recordamos las nuevas que contradicen el convencimiento del pueblo boliviano el que, por experiencia propia, opina sobre lo que es el Ejército. Esas afirmaciones contradicen, asimismo, los estudios de intelectuales sobre la institución castrense. Resumimos las apreciaciones del principal gobernante:
—Que en los cuarteles no hay documentos reservados sobre las desapariciones, por ejemplo, sobre el asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz. El Vicepresidente, luego de sugerir  que esos documentos se debía pedir a la CIA, reiteró un criterio similar al presidencial. Por la confesión de un jefe militar sabemos que los documentos en los que se constaba la actividad de uniformados durante el alzamiento popular de octubre de 2003 fueron quemados, con lo que se pretendió asegurar el secreto, aunque existen testigos que esperamos algún momento declaren.
—Que los militares participaron de las masacres (hacemos un recuento parcial de ellas en esta edición) por orden de los dictadores y gobernantes, de los políticos, como se suele decir.
—Se insiste en presentar a los militares actuales como amigos del pueblo sobre la base de que pagan, en lugares remotos, el bono “Juancito Pinto” y el bono “Dignidad”. En otro tiempo los militares promovían la “acción cívica”: construcción de caminos, escuelas y otros para ganar la cabeza de los comunarios (o hacerse pasar como beneficiarios suyos), como confesaban abiertamente.
—Que el origen del Ejército es “anticolonialista” y “antiimperialista” y sugerir que esa conducta fue constante entre los uniformados.
El Comandante del Ejército, ratificado en el cargo por un año más por orden presidencial, señaló que la institución que jefaturiza es antiimperialista, anticapitalista, socialista y comunitaria.
Esas definiciones contradicen las que hemos propagado sobre los militares bolivianos: de éstos hemos dicho que pequeños segmentos fueron fascistas, nacionalistas burgueses, nacionalistas revolucionarios y algunos (muy pocos) socialistas, es decir, marxistas, con varias preferencias.
Pero la mayoría de los miembros del Ejército, especialmente sus jefes, participaron de masacres de trabajadores mineros y campesinas, también en ciudades, como en Villa Victoria de La Paz. Despectivamente a esos efectivos los llamábamos (¿y los llamamos?) “gorilas”, los que ahora torturan a los conscriptos y a cuya consecuencia han muerto varios de los ultrajados, lo que configura una condenable violación de los derechos humanos en los cuarteles.
Los militares ejercieron las dictaduras profascistas y/o fascistas. A ésas hemos resistido, con intervalos menores, entre 1964 y 1980 en nuestro país. Esos hechos nos ayudan a leer la realidad del Ejército. Y en ese tiempo en el que resistíamos a las dictaduras militares y fascistas convocábamos a los uniformados patriotas para construir alianzas y éstas las conseguíamos, con frecuencia, en la clandestinidad, unidad que sigue sin ser contada como merece. Esta última referencia busca informar que había un antimilitarismo de corte liberal que no aceptaba diferencias entre los soldados y la otra que consideraba posible y necesario formar un frente antiimperialista con los militares que asumían ideas de aquel contenido. Por eso mismo es inexacto, para decir lo menos, afirmar que los militares son patriotas y que no son ni de izquierda ni de la derecha.
Nosotros sostenemos (sólo para aportar a la lucha de ideas) que el nuevo Estado Plurinacional, posible pero aún inexistente, debe contar con otro Ejército, como el que definió el actual jefe militar, pero como materialidad, no sólo como deseo o consigna para lo que, entre otras cosas, se necesita tiempo, actores de primera línea y una formación de esa naturaleza.
Sólo con reformas dentro de un Ejército masacrador y acostumbrado a la prebenda, como en mucho sigue siendo el actual, creemos imposible contar con una “maquinaria” armada que asegure la existencia del nuevo Estado en el que tiene que derrotarse a la explotación y a la opresión del pueblo boliviano.
Pero crecen nuestras dudas sobre aquellos grupos antiimperialistas y socialistas entre las fuerzas castrenses o pensamos que aquéllos todavía no mandan cuando nos enteramos de que otra vez se recurrirá a Estados Unidos para que en sus escuelas militares, en la que se enseña a matar a la gente de nuestros pueblos, se les dé clases técnicas a oficiales bolivianos. Es otra ingenuidad la de los gobernantes cuando pretenden diferenciar la técnica yanqui de la ideología y de la política militar.
Los efectivos de un Ejército antiimperialista, anticapitalista, socialista y comunitario (en verdad un carísimo deseo) no tendrían que ir a ninguna de las sucursales de la Escuela de las Américas la que, nuestros pueblos y activistas en Estados Unidos, exigen que se cierre porque se trata de una “escuela de asesinos”. Por ello, los que impulsan una revolución democrática y cultural, como la definen a las reformas avanzadas de este tiempo, no tienen derecho a ignorar o comportarse como extraviados, cuando no deben estar, respecto de lo que pueden hacer de los uniformados bolivianos aquellas escuelas de guerra estadounidenses.
Cerramos esta nota con su título (“Que vivan y triunfen los antiimperialistas del Ejército boliviano”). Sin embargo, entendemos, que mucho queda por hacer para contar con soldados que asuman esa militancia. Pero sabemos que los ejércitos antiimperialistas, anticapitalista, socialistas y comunitarios jamás se articulan al día siguiente de que se los define como tales.
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De sábado a sábado (129)
Viejas y nuevas formas de la conspiración desde EE.UU. contra nuestros pueblos
Remberto Cárdenas Morales*
Ahora que aumenta su influencia la corriente fascista en el Partido Republicano de Estados Unidos que ganó, hace días, la mayoría entre los diputados de aquel país, no tendría que alarmarnos que delegados de partidos y organizaciones de la derecha profascista, fascista o de extrema derecha de Latinoamérica se concentren en aquel país del norte que sigue “revuelto” y “brutal”, pero ese hecho sí debe llevarnos a redoblar la guardia. Entre los asistentes estuvieron dirigentes políticos de aquella derecha y de dirigentes cívicos de Bolivia.
Esas reuniones de intercambio y/o de coordinación, aunque más discretas antes, constituyen una práctica más o menos vieja. Recordemos que antes de que Gonzalo Sánchez de Lozada asuma su último mandato presidencial, varios emisarios fueron a Estados Unidos con el propósito, no declarado pero posible, de consultar para constituir ese gobierno, buscar acuerdos y la nominación de ministros amigos de la política yanqui y, sobre todo, celebrar pactos para facilitar el despliegue de la política estadounidense en Bolivia y en América Latina.
Entre otros organismos, sobre todo en materia política, la Central de Inteligencia Americana (CIA) se encargaba y se encarga de la coordinación o de alguna o de todas las tramas golpistas. Todas porque esa organización punitiva, entre otras tareas que ejecuta, cuando menos se informa de los planes golpistas para tolerarlos desde una presunta distancia. Para los que acaso tengan alguna duda sobre la actividad de la CIA en nuestros países, lean la nota de la BBC sobre el reclutamiento de estudiantes universitarios para ese organismo entre universitarios de habla hispana en Estados Unidos y en otras partes del mundo.
Organizaciones financieras, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, antes más que ahora, se encargaban de imponer medidas o paquetes económicos, con frecuencia, sin el conocimiento se los gobernantes de los países destinatarios (actualmente sugieren líneas de política económica). Se sabe que en una ocasión, durante el reinado neoliberal, llegó a Bolivia un paquete de medidas económicas cuyo destinatario real era un país africano. Ese dato habla de la ligereza con la se trataba la economía y la vida de nuestros países y pueblos.
Vista y leída nuestra realidad, de la manera más objetiva a nuestro alcance, nos convencemos de que desde Estados Unidos y desde sus organizaciones desplazadas en distintos lugares, como las bases militares, se conspira contra los cambios, por más tibios que éstos parezcan o que sean. Una prueba de la vieja complicidad estadounidense con los golpes para frenar acciones liberadoras está el de Honduras que la lucha heroica del pueblo hondureño, con apoyo internacional, no pudo derrotar. Y testimonios dan cuenta de que ese plan golpista fue elaborado en la base militar yanqui situada en aquel país centroamericano.
Más aún, hasta donde se conoce, los yanquis cuando menos han celebrado, sin manifestarlo abiertamente, el reciente intento golpista de los policías ecuatorianos contra la revolución ciudadana que dirige Correa. Observemos que ni siquiera hubo condena yanqui contra esa revuelta policial.
Las conspiraciones estadounidenses contra la Revolución Bolivariana de Venezuela son incesantes.
El bloqueo o la guerra económica, financiera y comercial contra Cuba socialista, y el apresamiento y los juicios ilegales contra los Cinco héroes cubanos y latinoamericanos, son parte del comportamiento contrarrevolucionario del imperio contra la Mayor de las Antillas y la sociedad que aquel pueblo construye soberanamente.
En Bolivia, con menos dudas que certezas, se entiende actualmente, a la distancia de los hechos, que lo que el gobierno denunció como intento de golpe civil, durante la segunda parte de 2008, en la llamada media luna boliviana, tuvo el aliento, el apoyo y hasta la participación indirecta y directa del entonces Embajador de aquel país del norte en La Paz.
Ahora, sobre todo debemos guiarnos por lo que hagan los asistentes a la reunión de las organizaciones de la derecha en EE.UU. También debemos considerar el discurso de aquellos porque con él cuando menos pretenden ocasionar desencanto o desconfianza en nuestro pueblo, tanto en las fuerzas de éste, como en los líder principal de los cambios en Bolivia.
Sobre el desaliento y la desconfianza en los cambios y en el presidente Morales, es necesario decir que hay una base material e ideológica de las que se alimentan. Son cada vez más frecuentes los errores del gobierno, los que afectan al proceso, ante los que cualquier conspirador criollo o externo, debe sentirse liberado de lo que tiene que hacer contra la transición boliviana. Además, no dejamos de pensar (mejor si nos equivocamos) en que desde algún centro de la conspiración, aquí o desde fuera de Bolivia, se deben alentar las acciones de la oposición desde la izquierda al gobierno actual y, quizá lo más grave, desde ese mismo centro conspirativo se debe dar cuerda a los que por acción u omisión facilitan los errores gubernamentales. Con alguna regularidad, asimismo, se habla de los infiltrados dentro del gobierno y otras instancias que lo apoyan. Esos infiltrados tal vez son reales, pero si no son infiltrados se comportan como si fueran. Es apropiado decir, asimismo, que basta el accionar de ciertos amigos del actual gobierno y del Presidente, ante el cual ya no hace falta enemigos del proceso de cambios y del principal gobernante.
La división del pueblo, que sigue un lamentable curso, es un ejemplo negativo que debemos estudiar a fondo y encontrar un correctivo con la urgencia que demandan las circunstancias. Y hablamos de la división del pueblo, lamentablemente, facilitada o promovida desde el gobierno, desde las organizaciones sociales y desde las filas del pueblo desorganizado.
Una política acertada del gobierno y de los que le apoyamos y defendemos los cambios (en el camino de su consolidación y profundización) tiene que ser la de unir al pueblo en todo momento y unir lo que otros separan. En ninguna parte del mundo ha triunfado un proceso de reformas y/o una revolución con el pueblo dividido. Bolivia no será, creemos, la excepción.
Los gobernantes deben ser los propagandistas y actores de primera línea de la unidad del pueblo. Al revés, advertimos que, precisamente, desde el gobierno: o se estimula o se observa pasivamente la división, como si con ésta ganara el pueblo, los cambios y el gobierno.
Hay que decir y reiterar cuanta vez sea necesario: la división del pueblo y de sus organizaciones sólo puede ser festejada (como lo es) por los que se reúnen en Estados Unidos para coordinar una política contraria a los cambios latinoamericanos y bolivianos.
Las viejas formas de la conspiración contra los cambios son más fáciles de enfrentar, las nuevas formas de la conspiración tenemos que descubrir, enfrentar y derrotar sin más demora.
Reconstruyamos, pues, la unidad del pueblo para emprender aquellas gigantescas tareas.
La Paz, 20 de noviembre de 2010.
*Periodista
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Fuerzas Armadas bolivianas: antipopulares y proimperialistas
Yuri Aguilar Dávalos
El rol de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) a lo largo de la historia de Bolivia, ha sido determinante, porque no podía ser de otra manera de una institución que por ley, antes y ahora, tuvo y tiene “por misión fundamental defender y conservar la independencia, la seguridad y estabilidad del Estado (antes República), su honor y la soberanía del país; asegurar el imperio de la Constitución, garantizar la estabilidad del Gobierno legalmente constituido y participar en le desarrollo integral del país.”
No hay duda de que las tropas independentistas y los grupos guerrilleros que lucharon contra la Corona Española y que luego se constituyeron en el Ejército Nacional, cuando se crea Bolivia, eran anticolonialistas y antiimperialistas; pero como toda fuerza armada, cuyos mandos responden a intereses de clase, éstos tomarán la iniciativa para hacerse del poder, acción correspondiente con sus relaciones con el capital extranjero, especialmente de las metrópolis dominantes, primero con Inglaterra, Prusia y luego Estados Unidos de Norteamérica.
Aquellas lejanas victorias de las tropas independentistas contra las fuerzas realistas, casi no fueron emuladas durante la República, salvo algunas batallas heroicas que apenas enorgullecen; no en vano todas las guerras con los países vecinos nos ha dejado un saldo de pérdida de territorio y de recursos naturales con que nació Bolivia. Y para colmo, a la incapacidad del Ejército y su mando, cuando había alguna posibilidad de remontar y recuperar espacio, la diplomacia boliviana perdió en la mesa de negociaciones.
Pero, lamentablemente, ese Ejército fue eficiente contra el pueblo, cuando éste a través de sus organizaciones, reclamó mejores condiciones de vida.
Bajo la Doctrina de Seguridad del Estado, aprendida en la Escuela de las Américas de los Estados Unidos de Norteamérica, los mandos militares reprimieron cualquier brote de protesta.
Veamos en el siguiente recuento, las victorias que los militares lograron sobre el pueblo boliviano, y los pocos logros como antiimperialistas:
Militares pro imperialistas, antiobreros y antipopulares
1921, marzo. Masacre a indígenas agricultores en Jesús de Machaca
1923, junio. Represión a mineros tras la fundación de la Federación Obrera Central de Uncía, quienes pedían derecho a organizarse. Tras la detención de los dirigentes y el pedido de sus familias y trabajadores por su liberación, el mayor José Ayoroa que dirige las tropas militares, ordena disparar a los manifestantes. La masacre sucede en la plaza 6 de Agosto de Uncía. Gobierno de Bautista Saavedra.
1942, diciembre. Masacre de Catavi. Gobierno del Gral. Enrique Peñaranda
1947, febrero. Masacre a mineros en la ciudad de Potosí. Gobierno de Hertzog.
1947, julio. Sublevación indígena contra los hacendados en Culpina, Prov. Sud Cinti-Chuquisaca, y consecuente represión militar. Gobierno de Hertzog.
1949, represión a los levantados contra el sexenio (Guerra Civil)
1964, octubre, noviembre. Masacre en Sora Sora. Gobierno de Paz Estenssoro.
1965, mayo. Represión en las minas para instaurar el Plan Triangular (Eder). Cogobierno de los generales René Barrientos y Alfredo Ovando
1967, junio. Masacre de San Juan. Gobierno del Gral. René Barrientos.
1967, marzo-octubre. Con apoyo de la CIA derrotan a las guerrillas dirigidas por el Che. Gobierno del Gral. René Barrientos Ortuño.
1969-1970. Represión y muerte de guerrilleros en Teoponte. Gobierno del Gral. Alfredo Ovando
1971, agosto. Golpe militar dirigido por Hugo Bánzer Suárez, secundado por el MNR y FSB, con apoyo de la CIA y el gobierno pro yanqui de Brasil.
1971-1977. Dictadura sustentada por los gobierno de los Estados Unidos e implementación del llamado Plan “Condor”, acción represiva coordinadaentre entre las dictaduras de Brasil, Chile, Paraguay, Argentina y Uruguay contra los movimientos antiimperialistas, respondiendo a la Doctrina de la Seguridad Nacional; politica diseñada desde el Pentágono y Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica. En ese período se sucedieron los allanamientos sin orden judicial, las detenciones arbitrarias, la reapertura de campos de concentración (Chonchocoro, Viacha y Achocalla), las torturas, ejecuciones sumarias, desapariciones forzadas, exilio, la masacre de obreros y campesinos en la llamada Masacre del Valle (Quillacollo, Epizana, Tolata y Sacaba-Cochabamba 1974), con un saldo de 14 mil detenciones ilegales, 6 mil exiliados y 70 desapariciones forzadas. En este régimen se violaron también los derechos económicos, sociales y culturales; se incrementó la deuda externa del país, con la que favoreció a grupos privilegiados en detrimento de la mayoría del pueblo.
1976, junio. Ocupación de las minas y represión en las ciudades. Gobierno del Gral. Hugo Banzer
1979, noviembre. Masacre de Todos Santos. Golpe del Cnl. Alberto Natusch Busch, secundado por sectores civiles del MNR y MNRI, con relaciones con narcotraficantes y la dictadura militar argentina
1980, julio. Golpe del Gral. Luis Garcia Meza y el Alto Mando Militar. Sus relaciones con narcotraficantes y la dictadura militar argentina fueron evidentes.
1985. Tropas militares cercan y amenazan reprimir, en Calamarca, a mineros que marchaban por mejores condiciones de trabajo y de vida. Gobierno de Víctor Paz Estenssoro.
1985-2004. La Fuerza de Tareas Conjuntas (FTC), militares y policías, reprimen a cocaleros (agricultores) en las zonas de plantaciones de coca, en el Chapare.
1997, abril 17. Represión a cocaleros en Eterazama. Durante el gobierno de Sánchez de Lozada y su ministro de Gobierno Víctor Hugo Canelas
2000 Septiembre. Masacre en Huarina, para despejar bloqueos de campesinos y maestros rurales. Gobierno de Hugo Bánzer.
2001, junio y julio. Movilización de la CSTUCB  que es reprimida en el sector de Achacachi. Felipe Quispe dirige los bloqueos
2002. “Guerra” del agua en Cochabamba. Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
2003, septiembre y octubre. “Guerra” del gas, Masacre en El Alto. Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Sus momentos antiimperialistas
1937, marzo. Nacionalización del Standard Oil Company. Gobierno del Gral. David Toro.
1945. Apoyo a la organización del Primer Congreso Indigenal. Gobierno del Cnl. Gualberto Villarroel
1969, octubre. Nacionalización de la petrolera transnacional Bolivian Gulf Company. Gobierno del Gral. Alfredo Ovando
1970. Nacionalización de la Mina Matilde. Gobierno de Juan José Torres.
Artículo 110 de la Nueva CPE
I. Las personas que vulneren derechos constitucionales quedan sujetas a la jurisdicción y competencia de las autoridades bolivianas.
II. La vulneración de los derechos constitucionales hace responsables a sus autores intelectuales y materiales.
III. Los atentados contra la seguridad personal hacen responsables a sus autores inmediatos, sin que pueda servirles de excusa el haberlos cometido por orden superior.
Articulo 13 de la anterior CPE
Los atentados contra la seguridad personal hacen responsables a sus autores inmediatos, sin que pueda servirles de excusa el haberlos cometido por orden superior.
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Militares y milicia en la política
Marcos Domich
I
El panorama militar está un tanto agitado. La semana que concluye comenzó con grandes titulares en la primera plana; la mayor parte de ellos mostraban una maligna sorpresa por las expresiones del Gral. Antonio Cueto, Comandante del Ejército. En el acto de conmemoración del Bicentenario de la creación del Ejército, el Gral. Cueto dijo que “el Ejército se proclama antiimperialista, anticapitalista, socialista y comunitario”.  Como era de esperar, la derecha y los medios de comunicación, que controla y están a su servicio, lanzaron las campanas a vuelo. Lo menos que dijeron era que las declaraciones del Gral. Cueto eran inoportunas, zalameras, políticas, inconstitucionales y otras cosas por el estilo. Pero en lo que más incidieron era en el tema de que las Fuerzas Armadas no deliberan y no deberían inmiscuirse en política. Aquí es necesario recordar algunos problemas de principio en el tratamiento del rol de las fuerzas armadas, del ejército para decirlo más genéricamente.
La premisa de la que se debe partir en este análisis es que “no hay ejército neutral”, nunca ha existido ni existirá. Afirmar lo contrario es una completa hipocresía.
Para no remontarnos muy atrás veamos los ejemplos en nuestro propio país. Las montoneras armadas que dieron lugar al nacimiento del ejército se organizaron en torno a una misión política e histórica: luchar por la independencia derrotando militarmente al colonialismo español. Esas partidas armadas, que se constituyeron en ejército, eran las fuerzas armadas del partido de la independencia. Dicho de otro modo, hicieron política, tomaron partido y en ningún momento fueron neutrales. Es más, es importante recordar que esta lucha, por la independencia, designó a sus partidarios como los “patriotas americanos”. Desde entonces sigue vigente el deslinde que marca indeleblemente la división entre “Patria y antipatria”.
Bolívar, Sucre, Santa Cruz y otros próceres de la Independencia Americana,  abrazaron una política, tuvieron una ideología, tenían un programa y objetivos y pertenecieron a una organización, en este caso predominantemente armada. No ignoramos los antecedentes de las rebeliones indígenas de Tomás Katari, Tupac Katari, Bartolina Sisa; de los cholos Calatayud, Juana Azurduy, Padilla, Murillo y muchos más. Empero unos y otros estaban imbuidos de una idea-fuerza central: Conseguir la Independencia, deshacerse del yugo español.
Establecida la República —resulta una obviedad recordarlo— no todos tenían la misma situación social y arrastraban algo que ya se dio en la colonia: Unos, pocos, eran poseedores y otros, muchos, desposeídos; unos dominantes y otros dominados. Esta es la causa eficiente de que unos se enfrenten a otros y se desarrolle la lucha que caracteriza a las sociedades divididas en clases. El ejército, cada vez más organizado, cumple un rol en los avatares de la política boliviana. En realidad lo hace como institución, aunque mucho tiempo predominaran los caudillos, que transmitían e imponían a todo el cuerpo militar su orientación ideológica o política. No pocas veces su proclamada misión, era el abalorio de sus ambiciones y objetivos personales.
Pero fuera de las explicaciones anteriores, interesan más las causas profundas que responden al curso histórico real, al movimiento de los procesos políticos y a las coyunturas. Estas causas profundas y su movimiento informan, a su vez, corrientes militares más o menos visibles y más o menos activas. La primera vez que se destacan nítidamente éstas diferencias y las marcan paradigmáticamente dos personajes de la segunda mitad del siglo XIX: enfrentamiento entre Belzu y Melgarejo.
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Los misiles que se llevó el Pentágono
Antonio Peredo Leigue
Noviembre 1, 2010
Hace ya 5 años se desató la trama: 28 misiles portátiles fueron entregados a Estados Unidos, aparentemente para que los desactive. Hubo hasta una interpelación parlamentaria. El entonces comandante del Ejército Marcelo Antezana dijo, retadoramente, que él había dado la instrucción. Y luego, no pasó nada.
Por eso, es sorpresivo, mucho más allá de otros hechos conectados con el segundo centenario  de las  Fuerzas Armadas que,  el  Comandante del Ejército General Antonio
Cueto, haya pedido públicamente al presidente Evo Morales que se abra el proceso, en el marco de la Ley Anticorrupción, para esclarecer este tema.
Cinco años no es mucho tiempo, pero en la rutina diaria se pierden los detalles que es bueno recordar. Eran los últimos meses de 2005. El gobierno de Estados Unidos estaba recolectando armas que consideraba peligrosas en manos de gobiernos no sometidos. Sabía cuál sería el resultado electoral en Bolivia y, lo mismo ocurría en Nicaragua. Este país centroamericano contaba con 800 misiles del mismo tipo y la negociación fue ardua; llegaron a un acuerdo, pero las fuerzas armadas de Nicaragua retuvieron 200 misiles.
En Bolivia, la cosa fue sencilla. Un presidente cuya única misión era convocar a elecciones y un mando militar absolutamente sometido. De los 30 misiles que se había adquirido en la República Popular China, uno quedó destruido en una prueba fracasada y otro mostraba los cables soltados. Los 28 restantes, sin que el presidente Rodríguez Veltzé sepa mucho ni poco del tema, fueron entregados a un grupo de oficiales de inteligencia militar que llegaron al país con ese propósito. Las armas fueron trasladadas a un depósito que tenía la embajada estadounidense en la base aérea de El Alto. Allí permanecieron tres días, hasta que un avión especial llegó para llevarlos a Estados Unidos.
En ese momento, por algunos conductos, la noticia se hizo pública y la protesta acusó al gobierno. Fue entonces que dijeron que se había entregado para su desactivación por ser obsoletos y que éstos fueron devueltos. Incluso mostraron fotografías que no convencieron a nadie.
El ministro de defensa, Gonzalo Méndez, debió acudir a una interpelación en la Cámara de Diputados, donde hizo una serie de afirmaciones que dieron una imagen muy mala de los oficiales y personal encargado de los misiles. Según Méndez, las armas fueron entregadas sin manual de instrucciones y nadie sabía manejarlas. Sin embargo, según el ministro, se hizo una prueba en El Alto, en presencia del agregado militar de la embajada china. Cuando se disparó el arma, ésta cayó al suelo y comenzó a girar; no dio mayores explicaciones. Luego dijo que las cajas comenzaron a desaparecer, pues más de un jefe pidió que le entregaran al menos una. Así, los misiles quedaron sin protección y, poco después, estaban apiñados en un rincón donde se abollaron y perdieron lustre por la fricción.
Semejante explicación fue vergonzosa para todos. La embajada de la República Popular China, diplomáticamente, se abstuvo de hacer comentario alguno, lo cual agregó mayor condimento al escándalo.
No faltó, por supuesto, la intentona de hacerse del poder. Un grupo de dirigentes sindicales despistados o convenientemente favorecidos, hizo una manifestación ante el Cuartel General de Miraflores pidiendo que, el general Antezana, asuma la jefatura del gobierno, pero no tuvieron ningún eco. Lo curioso es que ninguno de aquellos dirigentes fue cuestionado en el seno de la Central Obrera Boliviana, a cuyas organizaciones debían responder adecuadamente.
Poco después, la campaña electoral y el extraordinario triunfo del presidente Evo Morales dejaron en el olvido el escándalo. Ahora resurge, como indicativo de que, en el Ejército no se perdona la mala imagen que, hace cinco años, se dejó respecto a la pericia de los oficiales y la forma despreocupada en que se manejó aquellas armas estratégicas.
El proceso debe iniciarse cuanto antes.
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de nuestra tierra
Se avecina un desastre ambiental en la laguna Colorada
Eliana Flores Bedregal 
Se ha conocido que la licencia ambiental del Proyecto Geotérmico Laguna Colorada está en trámite y esta noticia nos ha causado profunda preocupación.
Este proyecto nació en los años 80 y abortó en el período de la capitalización por su inviabilidad técnica, socioeconómica y financiera, a pesar de la millonaria inversión realizada (unos 12 millones de dólares). Los trabajos realizados fueron en vano y el pozo de reinyección instalado colapsó por un movimiento tectónico que es común en el área. Sin embargo, ha sido “resucitado” dentro del Plan Nacional de Energía merced a un préstamo de la cooperación japonesa.
El sitio donde se ha establecido el Proyecto para la generación de energía eléctrica atizando la geotermia recibe la denominación de “Sol de Mañana”. Es uno de los sitios más extraordinarios de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa (REA) y de todo Sur Lípez; debido a que allí es posible ver de muy cerca una singular actividad volcánica, como son los volcancitos y los géiseres, fenómeno natural que se produce debido a la proximidad de la superficie del magma creando las condiciones para ver “hervir la tierra”.
Según registros de la REA, el año pasado han ingresado 85.000 turistas y se calcula que han gastado más de diez millones de dólares en Potosí, en un circuito turístico en ascenso.
Lo preocupante es que la ejecución del proyecto geotérmico no garantiza la permanencia de esta maravilla natural. Los tubos de perforación deben construirse allí mismo y es probable que este maravilloso espectáculo sea destruido para siempre.
Actualmente, la extrema sequía —se conoce que en los últimos cuatro años no ha llovido nada resultado del calentamiento global— está secando las lagunas salinas de los Lípez, en particular la laguna Colorada, hábitat de los flamencos o parinas Chururru (Phoenicoparrus jamesi) y Jututu (Phoenicoparrus andinus), ambas especies de los Andes centrales, únicas en el mundo.
Para obtener la energía, el proyecto próximo a la laguna Colorada debe perforar pozos de acceso a las aguas calientes subterráneas, que son las que alimentan las lagunas salinas. Probablemente la fuente de recarga más importante para la laguna Colorada. Con ello este humedal, que ya se encuentra bastante disminuido, perderá una fuente de recarga y disminuirá aún más. Y ésta es la causa de nuestra preocupación.
La laguna Colorada es el sitio de nidificación más importante del Chururu y es prácticamente el único en el mundo. Allí se reúnen alrededor de 40.000 parinas, que es casi toda la población de la especie. Con niveles menores de agua, la laguna no podrá sostener a las parinas que se alimentan de algas microscópicas, que se desarrollan en los humedales salinos. No tendrán suficiente alimento y perecerán, extinguiéndose en pocos años.
¿Para quién será la energía eléctrica? ¿Para las empresas mineras chilenas? ¿Para las minas cercanas? Quizás. ¿Para alimentar la mina San Cristóbal? Esta mina ya consume el agua dulce de la región para lavar sus minerales. Podría consumir el agua caliente, terminando así con este recurso precioso, sin mayor beneficio para la población local, que habita en ese desierto.
Además, la inversión de casi 300 millones de dólares que el Japón otorgará en préstamo al país, será pagada por cada uno de los bolivianos, sin que la producción sea sostenible y garantizada, todo ello en beneficio de los inversionistas de las empresas mineras, lo que significa una tremenda injusticia presente y futura para la población boliviana.
Consideramos que continuar con este proyecto sería actuar en detrimento no solamente de las especies de flora y fauna, sino también de la frágil estructura del ecosistema del desierto de los Lípez, biota que se extinguirá para siempre. Además se destruirá uno de los sitios más maravillosos del Patrimonio Natural de Bolivia.
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Laguna Colorada en peligro de extinción
Carlos Capriles Farfán
La Laguna Colorada se halla ubicada dentro de la Reserva de Vida Silvestre Andina Eduardo Abaroa en el extremo sudoeste de Potosí, está considerada una de las 20 maravillas naturales de la humanidad, además es uno de los seis Sitios Ramsar que posee el país, o sea es un importante humedal para conservar la vida silvestre del planeta. También es uno de los tres puntos turísticos más visitados por turistas en Bolivia, con un crecimiento de visitantes que año tras año aumenta considerablemente. Es también la fuente de trabajo de numerosas comunidades de la región que ofrecen diversos servicios y trabajos a los distintos visitantes que en su mayoría llegan del exterior.
Pero lo más importante es que ese deshabitado y alucinante paisaje es el hábitat de tres especies de flamencos de los cinco que habitan la tierra. Dos de ellos nidifican en colonias en los bordes de la misma laguna. También es el último refugio del Titi o gato andino, de igual manera es el territorio de pumas andinos, de la reina de los camélidos como es la vicuña, del casi extinguido quirquincho y es también el hogar del diezmado Suri, de igual forma es el último resguardo de numerosas otras aves acuáticas y de varias pequeñas lagartijas. La vegetación en ese lugar es casi insistente, aunque en ese desértico hábitat se encuentran relictos de Keñuas, extensos pajonales y incontables manchas de Yareta, una rareza botánica.
Por si muchos bolivianos aún no han tenido la oportunidad de apreciar ese fantástico lugar, les contaré que el paisaje es único en la tierra, ya que junto a las diferentes Lagunas de Colores y el Salar de Uyuni es, como ya hemos dicho, uno de los sitios preferidos para los incontables turistas que llegan a visitar el país. Pese a ser un desértico territorio cuenta con sitios de gran belleza escénica, como son: Sol de Mañana, el Árbol de Dalí, la Cordillera Volcánica u Occidental, géiseres, pequeños volcancitos, aguas termales y fumarolas que son de impresionante belleza para los cazadores fotográficos, a todo esto se debe contar con su pintoresca fauna y su original flora, la misma que no encuentran en otros lugares. Es importante mencionar que es uno de los sitios de menor precipitación pluvial del país y que en sus entrañas la tierra alberga varios bolsones acuíferos que son el recurso vital de los habitantes del lugar y que en los últimos años se han visto disminuidos por la captación de grandes empresas mineras como es San Cristóbal.
Actualmente, ese maravilloso lugar se encuentra seriamente amenazado por varias razones, unas de forma natural, como son: el calentamiento global, la sequedad de sus acuíferos y la falta de lluvia, que está provocando que actualmente de la Laguna Colorada haya disminuido su caudal y se halle secándose de forma alarmante, a tal extremo que los mismos pobladores del lugar están pensando seriamente en suministrarle agua por cañería desde otro lugar más lejano, para abastecer la laguna y así impedir que el turismo no fallezca, como también evitar que se produzca una catástrofe ecológica cuando se seque la Laguna y que los flamencos perezcan por no tener dónde alimentarse y nidificar.
Por otra parte, el mismo gobierno plurinacional está amenazando de muerte ese extraordinario recurso nacional, al pretender construir un Proyecto Geotérmico en uno de los sitios menos habitados por personas del país, el mismo que afectará negativamente a toda la región y pondrá en serio peligro de extinción a toda su rica fauna y especialmente a las coloridas parigüanas o flamencos que no tendrán dónde habitar y reproducirse. Este dato está confirmado por especialistas y biólogos expertos en aves; si se modifica la región, las parinas y otros animales silvestres del lugar irán a una extinción segura.
Curiosamente la nueva Constitución expresa que para realizar cualquier proyecto de magnitud, el gobierno debería consultar a las poblaciones locales si están de acuerdo o no con la construcción de la geotérmica; en este caso: ¿quién consultó a los flamencos y a los diferentes animales que habitan la región para dejarlos sin territorio?
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La Conferencia de obispos y el juego de las apariencias
La nonagésima reunión ordinaria de la Conferencia Episcopal (CEB) desató una curiosa dinámica de fingimientos. En su discurso inaugural, el Nuncio Diquattro argumentó como si la jerarquía de la iglesia católica (JIC) respetara los espacios propios de la sociedad civil y el Estado (la reciente visita del Papa a España demuestra exactamente lo contrario). En el suyo, y también en la atropellada aclaración posterior, el obispo Pérez habló como si se hubiera dirigido exclusivamente a los obispos de Bolivia, es decir, como si no supiera que su presentación se multiplicaría en numerosos medios de prensa.
A su vez, el empresariado de la información y un sinfín de analistas actuaron como si les conmovieran y les interesaran sinceramente los análisis y recomendaciones de los prelados. Por su parte, algunos funcionarios y autoridades de gobierno se expresaron como si no fuera más que evidente que la JIC desarrolla actividades políticas hace muchos siglos, aquí y en cualquier rincón del orbe (esto es, como si alguna institución de este planeta pudiera escapar al ámbito de la política); notablemente tosca la afirmación, cuando en el país la iglesia católica controla o administra instancias de producción y reproducción ideológica por excelencia, como escuelas, universidades, medios de comunicación, etc. Resultó por demás pintoresca la sugerencia de que los obispos se dedicaran a las almas, de nuevo, como si eso fuera posible en un mundo donde lo único que existen son personas (y jamás “almas”…). Por fin, una buena porción de la población escuchó, leyó, recibió, aplaudió o repudió el discurso de Pérez como si fuera la declaración final de la asamblea, confusión impuesta por las traquimañas de los especialistas en construcciones mediáticas de la realidad.
¿Ganadores del juego? Sin lugar a dudas algunos empresarios de prensa, que lograron la perla de la semana con la retahíla de críticas a la gestión de gobierno realizada por dicho obispo, que refuerza, en este caso con un halo sagrado, la propaganda mediática catastrofista. Pérez comparte el premio, ya que tuvo la astucia de instalar en público su agenda, por encima del conjunto de obispos, anticipándose a los riesgos de un documento oficial menos severo.
Ese documento oficial de la CEB se hizo público recién el día martes 16 de noviembre. Los seis amplios párrafos críticos de Pérez están reducidos ahí a uno solo, con un brevísimo punteo. Paralelamente, y más allá de las cuestiones típicamente pastorales, aborda temas sociopolíticos que Pérez evitó, tales como “patria para todos”, el compromiso en favor de “la causa de los pobres”, la cuestión del “bien común”, el “uso de los bienes para todos”, la importancia de conocer las nuevas leyes para poder hacer un correcto discernimiento, y “la promoción de una nueva generación de católicos comprometidos en política” para la edificación del bien común (en un franco e inusual reconocimiento del fracaso de los programas formativos eclesiales en ese rubro). El tono es menos condenatorio y más propositivo, subrayando el eje de la justicia social y la centralidad de lo colectivo. Se trata de cuestiones que no figuran en el discurso inaugural.
No es necesario ser un experto para afirmar que la CEB está lejos de ser homogénea. Pérez fungió como portavoz de su ala dura, y por ende de los dueños del poder económico en nuestro país; ya lo había demostrado sin recato en ocasión de la campaña sucia contra la nueva CPE, en un período histórico particularmente grave. Lo reiteró ahora, aprovechando su cargo como vicepresidente de la CEB, forzando un temario que evidentemente no es el de todos los obispos, y tampoco el de todos los católicos.
Lejanos están los tiempos cuando una porción significativa de la JIC en Bolivia se comprometía más a fondo con el proyecto liberador de su propio pueblo, incluso en situaciones límite y a riesgo de la propia vida. Con el paso de los años no pocos obispos desarrollaron una fuerte aversión a las mediaciones históricas y lo que ellas implican con relación a la pérdida de los propios espacios de poder. Si sirve de consuelo, este fenómeno no es privativo de los prelados bolivianos, sino un mero reflejo del proceso de crisis e involución de la iglesia católica a nivel mundial, que lleva más de cuatro décadas y no presenta visos de resolución. Por el contrario, las posiciones del Vaticano, y en consecuencia las de las jerarquías nacionales, se mueven, con pocas variantes, hacia lo autoreferencial, el conservadurismo, control, disciplina, rigor, condena, autoritarismo, imposición, prohibiciones, censuras, discriminación, y un largo etcétera caracterizado por la elaboración y formulación de respuestas clarísimas a preguntas que casi nadie se hace ya en este mundo.
Parte considerable de este proceso regresivo y nostálgico del modelo de cristiandad es el apoyo franco a los potentes movimientos neoconservadores. En este último punto, habrá que decir que Bolivia no está en condiciones tan malas, en particular si la comparamos con países como Perú, donde abundan militantes y obispos del Sodalicio o del Opus Dei, o México, con sus Legionarios de Cristo. La lista es larga. Basta observar la campaña, activa y pública contra Dilma Rousseff de un buen número de obispos brasileños en la reciente contienda electoral (algo absolutamente inconcebible apenas veinte años atrás), o los enfrentamientos del cardenal argentino contra el gobierno, o la legitimación al golpe de Estado en Honduras por parte del cardenal de aquel país. Lamentablemente también aquí la lista de estos nuevos cruzados es larga.
Entre nosotros se van apagando las luces; el espectáculo no da para más. La mediocracia local consiguió su perla. Las tradicionales élites de poder vivirán una hora de felicidad, alentados por la bendición episcopal a su propia batería de críticas a la gestión de gobierno. Algunos funcionarios gubernamentales hostiles al fenómeno religioso pergeñarán nuevas formas de enfrentamiento con la JIC (que resultarán absolutamente inútiles). Mientras tanto, el pueblo boliviano, con sus múltiples, fecundas y aún contradictorias formas de espiritualidad, seguirá andando en busca de su emancipación. Como decía alguien hace años, lo hará con, contra, o a pesar de las iglesias.
Alejandro Dausá
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El cristianismo liberacionista en los movimientos sociales
En su Carta de Jamaica, Simón Bolívar apunta un fenómeno que le llama la atención. El Libertador indica que las fuerzas patriotas mexicanas han recurrido a la figura de la Virgen de Guadalupe para alentar la lucha independentista. “Con esto —dice— el entusiasmo político ha formado una mezcla con la religión que ha producido un fervor vehemente por la sagrada causa de la libertad”.
En el último decenio hemos tenido la ocasión de participar directamente o en la difusión y convocatoria a talleres y eventos con militantes cristianos, en el marco del amplio proceso de los foros sociales mundiales. En ese mismo ámbito se organizaron incluso tres congresos mundiales bajo el lema Teología y Liberación. (1) Entre los eventos, el más reciente fue el Encuentro Hemisférico de Fe y Política, en el FSA de Asunción, en agosto de 2010, aunque en el entretiempo también se han desarrollado en diferentes países otras asambleas que intentan visibilizar y potenciar el cristianismo liberacionista, articulándolo con diferentes procesos de cambio. (2) Como indicaba el documento final de Foro Mundial de Alternativas (Quito, 2008) las resistencias al sistema de dominación múltiple también se hallan en expresiones de tipo cultural, tales como “la relectura de la Teología de la Liberación” (TL).
Todo indica que efectivamente existe un número más o menos amplio de personas que no sólo no hallan contradicción entre sus opciones de fe y la militancia en movimientos sociales, sino que vigorizan su compromiso político desde la religiosidad. Surgen entonces algunas cuestiones: ¿cuál es el lugar que tiene hoy la fe cristiana en medio del indudable cambio en el mapa sociopolítico de América Latina? ¿ocupa la reflexión teológica algún espacio en la mística de los movimientos sociales que “han dicho basta y han echado a andar”? ¿cristianos y cristianas participan desde sus identidades de fe en esos movimientos, o dichas identidades permanecen diluidas? ¿la reflexión y animación teológica emancipatorias se producen desde el ámbito eclesial formal, o más bien asistimos a una apropiación popular de ciertos principios y valores liberacionistas, a contracorriente de iglesias que no atinan a marchar al ritmo de sus propios pueblos?
La TL, de matriz originalmente latinoamericana, cumplía sin dudas en las décadas de los años 60 a 80 una función potenciadora, sustentando compromisos políticos emancipatorios. No es casual que por lo menos en dos de los denominados Documentos de Santa Fe se la acuse de constituir una de las vías de subversión continental. Por aquellos años también ocupaba espacios más o menos formales al interior de la iglesia católica (IC). Sin embargo, es necesario advertir que además de la persecución y represión políticas contra militantes de cuño cristiano, la propia IC experimentó un proceso de involución. Reconocidos teólogos católicos lo han descrito como proyecto de restauración, vuelta a la gran disciplina, invierno eclesial, etc. Opera apoyado en el centralismo, el autoritarismo patriarcal y el dogmatismo. Un segmento considerable de su jerarquía retrocedió hacia posiciones conservadoras y abiertamente hostiles hacia la teología liberadora y los procesos que acompañaba.
Ante ese panorama sombrío, es conveniente retomar las proposiciones de Michel Löwy sobre la TL, cuando señala que más que hablar de TL, se debería decir cristianismo liberacionista, por tratarse en realidad de un movimiento que surgió antes de que hiciera su aparición esa nueva teología, y además porque las personas que adhieren a ella no son necesariamente teólogos o teólogas profesionales, y en ocasiones ni siquiera tienen un discurso teológico articulado. (3)
Es necesario recordar que si bien en sus comienzos esa corriente se circunscribió al espacio de las iglesias, con el tiempo lo desbordó y fue asumida de maneras diversas por distintos sectores de la sociedad, que hallaron allí otra fuente más de sentido para sus propias luchas. A la vez, resulta revelador que ese mismo ámbito de la fe sea de los más utilizados en las contraofensivas a los procesos de cambio. Lo experimentamos en Bolivia en ocasión de las campañas eclesiales contrarias a la nueva CPE, pero también lo sufrieron vecinos como Brasil, en la reciente contienda electoral, y Argentina, en torno a la legislación sobre matrimonios del mismo sexo. Como subraya Löwy parafraseando a Max Weber, se trata de una auténtica “guerra de dioses”, en tanto construcciones simbólicas fundamentadoras de sentidos profundos, que ofrecen cosmovisiones antagónicas a las de los proyectos populares, y a la vez resultan funcionales a estructuras seculares de dominación.
Es indudable que a la par de esta recuperación de las intuiciones raigales del cristianismo liberacionista, advertimos en los últimos años un creciente reconocimiento y apropiación de los aportes de las religiones originarias de Abya Yala, las cuales ofrecen un tipo de espiritualidad holística, biocéntrica, crítica del antropocentrismo y promotora de valores como armonía, complementariedad y equidad.
Durante demasiado tiempo diversas corrientes políticas, incluso de signo contrario, asumieron como dogma una lectura parcial de la célebre frase de Marx sobre la religión, enfatizando su carácter de opio. Sin embargo, el párrafo original del revolucionario alemán sitúa al fenómeno religioso en una perspectiva notablemente más compleja y desafiante, cuando lo califica como expresión de dolor real pero también protesta contra él, “corazón de un mundo sin corazón”.
Como hemos expresado en otras oportunidades, la dimensión religiosa nunca es un espacio neutro o vacío. Ignorarla en los millones de seres humanos que luchan desde los movimientos sociales por el otro mundo posible, es entregársela en bandeja a las fuerzas reaccionarias, que por norma general sí saben qué hacer con ella.
(1) Porto Alegre 2005, Nairobi 2007, Belém 2009.
(2) Encuentro de Líderes Comunitarios en Procesos de Cambio (Habana 2008), V Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Espiritualidad y Dimensión Política de la Fe (Caracas 2009), Pachamama, Pueblos, Liberación y Sumaj Kawsay (Quito 2010), Fe y Política (Bogotá 2007), Simposio Movimientos Sociales y Teología de la Liberación (La Paz 2009), Jornadas internacionales de homenaje a figuras como los obispos Oscar Romero y Leónidas Proaño, etc.
(3) Michel Löwy, Guerra de dioses —religión y política en América Latina—, Ed.Siglo XXI, México, 1999.

Alejandro Dausá
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La madre de las batallas*
Discriminando vivimos. Por ello, es importante reflexionar sobre las diferentes formas y momentos de la discriminación. Sacarla de encima requiere mucho más que buenas intenciones.
Mery lleva encima el peso de sus 45 años. Es un peso que, sin ser excesivo, se ha convertido en un lastre desde que se enfermó del corazón. Entonces, sólo entonces, se percató de lo que es ser mujer, ser pobre, estar enferma y no ser tan joven.
Lucía tiene 22, pero el trámite de su bachillerato le ha sacado canas. Cuando con mucho esfuerzo consiguió un trabajo que le permite estudiar en la universidad, se enteró de las limitaciones que impone ser migrante, indígena, joven y mujer en una ciudad como La Paz. Las puertas y ventanillas de las instituciones públicas sólo se abren para poner en evidencia lo mucho que le va a costar lo que otros tienen por derecho.
Los 20 de años de Patricia viviendo en La Paz sirvieron muy poco cuando su coche chocó con un minibús en un barrio alteño. La defensa de sus derechos al ser embestida en el accidente terminó cuando dejó traslucir su origen cruceño. Entonces, en vez de resarcimiento de daños recibió un ramillete de insultos que no acabaron ni con la presencia de las fuerzas del orden.
Bolivia no es más que un espejo de lo profundas y arraigadas que son las actitudes discriminatorias en las sociedades del mundo. La diversidad, esa condición de la humanidad que nos enriquece, que nos permite apreciar lo particular para vivir lo colectivo, es también la excusa para exacerbar los individualismos y denostar la pluralidad de ideas, expresiones y condiciones de las personas. Este, que es el nudo gordiano de todo tipo de discriminación, deriva en excesos históricos cuando, como en el caso de Bolivia, el colonialismo interno se traduce en brechas sociales aparentemente insalvables, en las que, como muestran algunos de los pedestres ejemplos que se exhiben líneas arriba, hacen del acceso a la educación y a la salud; de la atención en las instituciones públicas e incluso, del tránsito cotidiano por las calles, un espacio para el ejercicio permanente de la discriminación.
El que nos reconozcamos como una sociedad discriminadora, no es un paso menor. Aunque en pocas sociedades del mundo se superan las expresiones de miedo/aversión/odio al otro, al diferente, es un avance significativo que desde el Estado se decida empezar a desatar el intrincando nudo de las actitudes y hábitos discriminatorios. Por ello, principalmente por ello, es que resulta desalentador que ese necesario —casi impostergable— debate interno de nuestra sociedad, de cada uno de nosotros en lo individual sobre nuestro cotidiano discriminador y las vías y medidas para superarnos en función de una convivencia más democrática y saludable, se desvíe casi por completo hacia lo político, lo ideológico, incluso lo partidario.
La oportunidad para sentar bases éticas, educativo/formativas y, obvia y necesariamente reglamentarias, ha sido convertida en otro ring de pugilato y desentendimiento, otro diálogo de sordos que escucha reiteradamente un único discurso. Esa manía de verlo todo desde la egoísta lupa de la política —que junto a los medios de comunicación tienen un papel preponderante, pero no exclusivo—, esta impidiendo que el proceso de vencer a la discriminación sea atacado en su raíz. El racismo ancestral al indígena no es menor que el resentimiento de éste al k´ara; del colla al camba y viceversa; del poderoso al pobre y, con mayúscula a la mujer, máxime si ésta es pobre e indígena.
¡Todos juntos por la discriminación! ¿Cómo si nos conformamos con denunciarla y no asumirla, si creemos que los políticos (de antes y ahora) son los culpables, y nadie responsable o encargado de resolverla? Qué saludable sería, por ejemplo, que los medios se comprometieran a luchar contra la discriminación y a aceptar sanciones si violan este compromiso y que el Estado respetara el principio de que sólo instancias independientes pueden tener la responsabilidad de juzgar las posibles denuncias contra los medios, como en tantos lugares del mundo…
La madre de las batallas contra la discriminación está lejos de las cámaras de la televisión y de los discursos e intereses de las autoridades de turno. Ya es tiempo de asumir que está en nuestras casas, en las calles, en nuestra piel como un perfume, y de obrar en consecuencia.
*Tomado de un boletín del PADEM.
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 libros, cine…
La obra que intentan prohibir
Hay que leer Raza de bronce
Ricardo Aguilar Agramont
Tras las declaraciones del viceministro Félix Cárdenas: “Raza de bronce (Alcides Arguedas) es el libro más racista posible y sigue siendo el libro base de lectura” y la implícita intención de sacar ciertos libros del pénsum escolar, se ha desatado una polémica en torno a la cuestión de los modelos pedagógicos vigentes y del canon literario boliviano.
 El ministro de Educación, Roberto Aguilar, sostuvo que sólo se trata de una propuesta y sugirió la alternativa de que dichos textos sean leídos, pero con la  orientación de los docentes. Luis Barrancos, director del colegio Nacional Florida en Santa Cruz, argumentó de manera similar que el profesor debe guiar al alumno para evitar que caiga en interpretaciones erradas: “En mi criterio, Raza de bronce no tiene un contenido racista. El autor relata lo que sucedía con los indígenas del altiplano. Todo depende de la interpretación que se le dé”, apuntó. A pesar de la polvareda levantada, el gobierno de Bolivia aclaró que no prohibirá la lectura de clásicos de la literatura local en las escuelas públicas.
Tras estas las declaraciones del viceministro Cárdenas y del director Barrancos sólo nos queda una conclusión más que obvia: ninguno de los dos leyó (por así decirlo) muy atentamente Raza de bronce. En primer lugar, las declaraciones del viceministro ya fueron desmentidas en tanto al tema del racismo y sobre todo en cuanto a la censura; sin embargo, queda una idea de la declaración que intuye muy verticalmente una realidad del libro de Arguedas: su pertenencia no sólo a una clase social muy fácilmente identificable, sino también su adscripción (por demás indiscutible) a una escuela de pensamiento: el positivismo. Una escuela muy ligada en la literatura al realismo. De lo primero se desprende el libro Pueblo enfermo (Alcides Arguedas); de lo segundo la novela de la que hablamos.
Ahora bien, los principios del realismo suponen una posibilidad de representar lo real dentro de algún lenguaje estético, una suposición por demás positiva en el sentido de reducir a lo real a un conjunto de elementos susceptibles de ser reducidos por un artista. Esto implica la aceptación del peor producto del positivismo: la objetividad y, claro, la fe en ella. En este sentido, el narrador de Raza de bronce quiere que el lector crea que es un narrador objetivo, cuando sabemos que el solo hecho de un narrador omnisciente (como el de la novela o como cualquier otra novela) supone de hecho una mediación atravesada por una subjetividad (ficticia o no). Ya lo dijo Barthes, el narrador es de papel, es decir, un personaje más, con una psicología propia. En esto consiste el error de lectura que se hace evidente en las declaraciones del director del colegio Florida, Barrancos: “El autor relata lo que sucedía con los indígenas del altiplano”, dice. Comprendemos que el director no tenga una formación literaria media, pero la total falta de sentido común que confunde realidad y ficción no es aceptable. Pues, está aceptando el concepto nonagésimo de “objetividad” y se la traga como si fuera un caramelo de lo más inocente.
Sabemos que la literatura no es inocente, es culpable. Raza de bronce también lo es en su pretendida objetividad (concepto que designa algo que no existe), en su animalización del indígena en el capítulo final, donde al hacerle ejercer una violencia brutal en contra del hacendado, lo está ejerciendo en realidad en el indígena mismo. ¿Tal vez esa era la intuición del Viceministro?, pero en todo caso, la prohibición del libro no podría justificarse con ese razonamiento, al contrario, bajo el argumento de cómo un escritor pretende defender a lo indígena y como explicamos que en la escena del capítulo final del libro de Arguedas se invierte la violencia, más bien podría promoverse la lectura de la novela, como ejemplo de cómo este señor Arguedas pretendiendo defender al indígena lo defenestra.
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lucha de nuestros pueblos
En México crecen la barbarie, la impunidad y el cerco informativo
La peor opinión es el silencio
Por Juan Carlos Camaño
Se reitera en el limbo gerencial mexicano que si el petróleo sigue perteneciendo de “alguna manera” a México, el país se hundirá, y se asegura que si EE.UU. se ve impedido de intervenir más explícitamente —o sea, más descaradamente aún—, en “la lucha del narcotráfico”, México se hará trizas en medio de la balacera cruzada entre diversas fracciones del poder “legal” e “ilegal”. Invariablemente, por una cosa u otra, EE.UU. está metido hasta los dientes, o buscando meterse, en todos lados. Aportando armas y disconformidades sutiles, puestas a multiplicarse en el boca a boca.
Asistimos a una más de la muchas batallas signadas por la sangre y el fuego. Una batalla envuelta en una inmensa acción sicológica a escala masiva, que se desparrama aquí y allí para que “todos” terminemos aceptando que si “irremediablemente” debe haber un descuartizador de descuartizadores, que ese sea EE.UU., para “remedio” y veneno a la vez de un estado de situación económica y social irrespirable.
En tal contexto, la matanza de periodistas no cesa. En sus “Comentario a Tiempo”, el colega Teodoro Rentería —vicepresidente por México de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP)—, retomó, ahora en un extenso informe, un tema que hace temblar a la profesión, se vea la cuestión desde adentro de México o fronteras afuera. Vuelve nuestro colega a hablar de la inalterable impunidad: se amenaza, se desaparece y se mata y nunca se sabe, aunque más no sea por error, sobre sospechosos, autores materiales o ideólogos. Nada de nada. Con cada muerte se abre una tumba y se archiva un expediente.
Informa el compañero fundador de la FAPERMEX que en el actual período de gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa “el panorama es dantesco: 49 (periodistas) asesinados, más de 1 por mes, y 9 desapariciones forzadas, una cada cinco meses”.
Reiteramos, lo dicho en incontables ocasiones: Estremecedor. Tanto o más que la impotencia que genera reclamar y exigir justicia sin más respuestas que el silencio oficial. No saben, no contestan. Nos desafían a chocar contra un muro.
Rentería repasa la luctuosa lista, sin que se le escape que en el sexenio en que gobernara Vicente Fox Quesada, subordinado de George W. Bush, “se asesinaron a 5 periodistas por año, 30 en total y fueron secuestrados 6 por año”. No se recuerda que haya ocurrido nada igual en estos últimos diez años en ninguna otra parte del mundo. Ni en Irak —tras la invasión de EE.UU. y sus aliados— se ha llegado a tanto.
En el informe aludido, donde se da cuenta que ha habido “115 asesinados de 1983 a la fecha”, se resalta la labor de organizaciones que, aun ninguneadas “por la gran prensa”, han alzado su voz, sin desmayos, sin claudicar, sin retroceder a pesar de los riesgos. Cita, entonces, a la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX), al Club Primera Plana (CPP) y a la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP). Todas ellas vienen exigiendo justicia, sabiendo que el reclamo cae sistemáticamente en saco roto, en virtud de que existe libertad para matar, sin importar la vida perdida y el dolor de los colegas, amigos y familiares de las víctimas. Nunca mejor, lamentablemente, aquello de que “la guerra es la guerra”.
Cuando Rentería dice: “la gran prensa ignora nuestras denuncias” no es que se está lamentando, está dejando en evidencia el comportamiento patronal: las muertes de los trabajadores de la prensa son rutinas, accidentes de trabajo. “Prefieren —señala el periodista mexicano con el dedo a la gran prensa— mencionar a organizaciones extranjeras con cifras sesgadas, por debajo de la realidad, que a las condenas en demanda permanente de justicia de las asociaciones nacionales y regionales con verdadera representatividad”. Es común que la gran prensa nos ignore, ha afirmado siempre la FELAP. No sólo en México.
La FELAP analizó en reiteradas ocasiones ese tipo de comportamientos, destacando que obedecen a intereses patronales, a la entronización del mayor lucro por sobre la vida. Esas patronales que día a día derriten salarios y menoscaban las condiciones laborales —degradando la calidad profesional—, persiguen como único fin el crecimiento de su tasa de ganancia. Nada es casual. Ni una línea acerca de las denuncias de nuestras organizaciones en la prensa de “la libertad de prensa” no es casual. No es casual el bloqueo informativo contra nuestras organizaciones, cuando la muerte de periodistas se convierte en masacre metódicamente implementada. En la pugna de intereses entre el  patrón y el asalariado, no es casual que el patrón intente, o imponga, el silencio a las organizaciones que lo confrontan con el fin de mejorar la calidad de vida de los periodistas-trabajadores de prensa. Es una lucha. Llamémosle, sin más, lucha de clases, con sus consabidos problemas de relación de fuerzas.
Por eso, pues, apelar a nuestros propios medios sigue siendo un eje clave por el que hacer pasar la prioridad. Se trata de demostrar, a cómo dé lugar, que no hacemos silencio y que siempre estaremos decididos a que otros no logren convertirnos en invisibles.
 (*) Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas
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Socialismo cubano programa su futuro
Por Patricia Grogg
(IPS). Cuba se propone desarrollar su economía apoyándose en la integración con países amigos, aceptando capital extranjero como complemento de la inversión nacional, con uso eficiente del capital humano y el aumento de producciones de alto valor agregado, entre otras premisas.
El plan, empero, será en lo social menos paternalista que ahora y buscará eliminar gratuidades y el sistema racionado de distribución de alimentos, según el proyecto de lineamientos de la política económica y social que esta semana comenzó a circular como base del proceso de discusión popular previo al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Esta cita, convocada para la segunda quincena de abril, es la encargada de acuñar reformas que ya están en marcha en materia laboral y en el sector agrícola, así como otras que aún se estudian. Es que estará dedicada por completo a la actualización del modelo económico, como indicó el propio presidente de Cuba, Raúl Castro.
Si bien la convocatoria tomó a muchos por sorpresa, el hecho de que su agenda se concentre en ese tema fue calificado de algo lógico y realista por sectores académicos. “La economía es la base y sobre ella se erige todo lo demás”, comentó a IPS un investigador que pidió no ser identificado.
Hay que estudiarlo en su conjunto
“Acabo de comprar el texto de 32 páginas y aún no puedo opinar en propiedad”, aclaró. Pero las primeras páginas de su ejemplar ya lucían varios subrayados y anotaciones al margen. “Son aspectos que creo que habrá que esclarecer”, agregó, a modo de disculpa por no abundar en el tema.
El documento prácticamente ya desapareció de los puestos de venta. “La gente casi me los arrebataba de las manos (…). Espero que me traigan otra buena cantidad porque muchas personas no pudieron comprarlo”, comentó a IPS este miércoles una empleada de correos de la capital.
Analistas consideran que la VI reunión del comunismo cubano, que venía siendo postergada desde 2002, permitirá dejar atrás la economía “hecha a mano”, para pasar a una estrategia ordenada, con etapas claramente definidas, que deje definitivamente atrás el llamado “socialismo real” para responder a las necesidades actuales del país.
Apoyo a empresas mixtas, cooperativas, individuales
Según el proyecto, la empresa estatal socialista es la forma principal en la economía nacional, pero se debe “reconocer y estimular las empresas de capital mixto, las cooperativas, los usufructuarios de tierras, los arrendadores de establecimientos, los trabajadores por cuenta propia y otras formas que pudieran elevar la eficiencia del trabajo social”.
Entre los cambios en materia de comercialización, se espera “mercados de aprovisionamiento que vendan a precios mayoristas y sin subsidio para el sistema empresarial y presupuestado, los cooperativistas, arrendadores, usufructuarios (de tierras) y trabajadores por cuenta propia”.
Personas interesadas en ejercer alguno de los 178 oficios autorizados para el trabajo privado consideran la venta mayorista como imprescindible a fin de abaratar los costos de sus producciones o servicios, aunque las autoridades han alertado que este paso depende de las posibilidades económicas del país.
El tema de la unificación monetaria
Un aspecto que despierta gran interés popular es la intención de avanzar “hacia la unificación monetaria”, aunque el proceso dependerá “de los incrementos de la productividad del trabajo, la efectividad de los mecanismos distributivos y re-distributivos y, con ello, de la disponibilidad de bienes y servicios”.
“Por su complejidad exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo”, se añade en el punto 54 del texto. En esta isla caribeña circula el peso (la moneda nacional) y el peso convertible (CUC), que desde 2004 reemplaza al dólar estadounidense.
Entre los aspectos sensibles para un sector importante de la población cubana figura la propuesta de “implementar la eliminación ordenada de la libreta de abastecimiento, como forma de distribución normada, igualitaria y a precios subsidiados, que favorece tanto al ciudadano necesitado como al no necesitado”.
Apostando a la integración con prioridad al ALBA
En materia de integración económica se proyecta dar prioridad a la participación en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), cuyo nacimiento fue impulsado por Venezuela, y trabajar “con celeridad e intensamente” en la coordinación, cooperación y complementación económica a corto, mediano y largo plazo para el logro de sus objetivos.
Como “objetivo estratégico” se propone continuar la participación activa en la integración económica con América Latina y el Caribe y mantener la inserción en los esquemas regionales como la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), la Comunidad del Caribe (Caricom) y Petrocaribe, entre otros.
Aunque no está explícito en los lineamientos, el gobierno cubano continuará priorizando sus relaciones con Venezuela. Junto la convocatoria partidista el lunes por la noche, Raúl Castro informó que ambos países se encaminan hacia una unión económica y decidieron relanzar por otros 10 años el convenio integral de cooperación vigente desde 2000.
Según la agenda preparatoria del congreso, los debates populares en torno al proyecto se efectuarán desde el 1 de diciembre hasta el 28 de febrero.
Las opiniones y sugerencias “serán tomadas en cuenta para la adopción del documento”, dijo Castro, quien hizo sus anuncios con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sentado a su lado.
Primero economía, otros temas al final del 2011
Posteriormente, en el transcurso de 2011 se llevará a cabo la Primera Conferencia Nacional del PCC “para analizar temas internos de la organización y otros asuntos de importancia nacional”.
Inicialmente, la Conferencia se había programado para una fecha previa al VI Congreso a fin de elegir a los nuevos integrantes de los organismos de dirección del PCC, que incluyen el Comité Central, el Buró Político y el Secretariado, instancias que serían las responsables de  continuar y culminar la preparación del cónclave.
Al respecto, el mandatario cubano y segundo secretario del PCC explicó que se decidió invertir el orden “ante el avance en la preparación de los documentos (….) para discutir el tema principal que es la economía.
Aclaró, además, que un primer ejemplar del proyecto fue entregado a su hermano mayor, el ex presidente Fidel Castro.
El líder histórico de la Revolución Cubana enfermó gravemente en julio de 2006 y a comienzos de 2008 renunció a la posibilidad de ser reelecto presidente del Consejo de Estado, pero conserva su  cargo de primer secretario del PCC, organización definida constitucionalmente como “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
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¿EE.UU. al borde del fascismo?
Lo sindican como Estado totalitario denuncias de ONU contra Washington
Hernán Uribe (*)
Luego de que en este noviembre de 2010 organismos de Naciones Unidas (ONU) han denunciado que en Estados Unidos se violan los derechos humanos e impera allí el racismo surge el interrogante acerca de si ese país camina hacia una suerte de fascismo del dólar, una posibilidad sorprendente para algunos, pues desde hace siglos Washington se auto presenta como un campeón de la democracia.
El 4-11-010 el Consejo de Derechos Humanos (ONU) dijo en su Informe Periódico Universal que EE.UU. atropella los DD. HH. al mantener una prisión ilegal en Guantánamo (zona ocupada de Cuba), por la vigencia de la pena de muerte en cuya aplicación se percibe un marcado racismo y, por la negativa de Washington a firmar varios Tratados Internacionales. Recuérdese que en octubre pasado, la Asamblea General condenó por abrumadora mayoría el bloqueo o embargo que desde hace 50 años mantiene EE.UU. en contra de Cuba.
En agosto y octubre de 2010, el portal televisivo WikiLeaks ha difundido documentos militares yanquis probatorios de las atrocidades cometidas en Afganistán e Irak durante la ocupación de esas naciones asiáticas. La documentación comprueba que en Irak, desde la invasión en 2003, han muerto más de cien mil personas, 20 mil de las cuales son civiles. Ese tipo de barbarie se percibe asimismo en Afganistán, invadido en 2001 y donde la documentación antes mencionada prueba el asesinato de miles a cargo de las tropas europeas (España, Francia, Alemania) y estadounidenses. ¿Qué democracia es ésa?
El inicio de la brutalidad de los ocupantes partió bajo la presidencia del inefable George W. Bush, pero ahora, por  la fuerza de los hechos, la comparte también el actual presidente Obama quien no ha cumplido con la promesa de cerrar la cárcel de Guantánamo, en realidad una copia infeliz de los campos de concentración hitleristas.
La herencia que recibió Obama es demoníaca pero no puede renunciar a ella.
Fue Bush quien luego de los atentados del 11 septiembre del 2001 militarizó la justicia al ordenar que los civiles caracterizados de terroristas fueran juzgados por tribunales castrenses. En la ocasión, el periódico “Washington Post” denunció que se había creado un sistema para legal según el cual los detenidos permanecen por meses bajo custodia, carentes de abogados defensores y sin contactos con sus familiares.
Simultáneamente, apuntó el WP (1-12-02) cientos de extranjeros han sido deportados en secreto.
La cadena televisiva CBS dijo el 3-12-02 que otro decreto de Bush autorizó a la Central Intelligence Agency (CIA) para matar a estadounidenses y por cierto también a extranjeros. La disposición, puntualizó CBS, contradice las propias leyes de EE.UU. pero entonces el Vicepresidente Dick Cheney retrucó “que debe dejarse de lado algunas sutilezas” (sic). Al mismo tiempo, el Subsecretario de Defensa, John Ashcroft, defendía los tribunales militares, pues dijo, se trata de crímenes de guerra. (Este pretexto fue utilizado por Pinochet en Chile quien decretó una “guerra” para justificar los asesinatos de opositores)
En ese mismo período afirmó otra vez el Washington Post, se inició la búsqueda y captura de personas procedentes de Oriente Medio que vivieran ilegalmente en Estados Unidos. Esta medida de tónica racista y las demás mencionadas permanecen vigentes y no se conoce una reacción contraria del presidente Obama.
En cuanto a la práctica de torturas el propio Bush ha actualizado el tema al mencionarlas en el libro de memorias que le escribieron bajo el título “Decisión Points” presentado por el mismo en este noviembre 2010. El día 11-11-10 un despacho de Reuters se refirió a la reacción de Amnistía Internacional que manifestó: “Según el derecho internacional, la admisión del ex presidente de haber autorizado actos constituyentes de tortura es suficiente para obligar a Estados Unidos a investigar sus declaraciones y, si son justificadas a juzgarlo”.
La propuesta de AI no fructificó ya que el propio Bush dijo a The Times (Londres) al reconocer el método ilegal que el “suplicio de la bañera” que consiste en el intento de ahogar a las víctimas sumergiéndolas en agua “ayudó a salvar vidas”. Agregó que considera correcto haber autorizado tal mecanismo de interrogatorio considerado absolutamente ilegal por el resto del mundo.
En coincidencia, un despacho de Prensa Latina del 14 de este noviembre, informa que el diario The New York Times expuso que “Oficiales de inteligencia crearon un refugio en Estados Unidos para nazis prominentes tras la Segunda Guerra Mundial. Según el rotativo neoyorquino, aunque se conocía cierta colaboración de la CIA en la protección a oficiales nazis, el informe (actual) presenta un nivel de complicidad mucho mayor”.
El 25 de mayo de 2001 pudo leerse en CNN digital un despacho de su corresponsal en Hong Kong, Willy Lam acerca de una reunión de dirigentes chinos de alto nivel celebrada en esa ciudad. Asegura Lam que allí, el entonces presidente de China, Yian Zemin, describió a Bush como un ente “lógicamente endeble, confuso y sin principios, necio en extremo” (sic)
Puede usted estar de acuerdo con el poder de síntesis oriental, aunque el problema de fondo no es un asunto personal sino del sistema. En esos mismos días, la revista “Time” apuntó a propósito de la llamada “Doctrina Bush”: “Estados Unidos no es un simple ciudadano internacional. Es el poder dominante en el mundo, más dominante que cualquiera desde la época romana. En consecuencia, EE.UU. está en condiciones de rehacer las normas, cambiar las expectativas y crear nuevas realidades”.
Para esos efectos hay un desorbitado gasto en armas, bases militares en todos los continentes, asesinatos y cárceles secretas de la CIA. Washington se ha proclamado a sí mismo como el campeón de la democracia liberal, aunque las acciones y actitudes que ha asumido con más fuerza desde la etapa del cowboy Ronald Reagan en adelante aparecen cada vez más semejantes a las del fascismo y el nazismo surgidos en Europa en las décadas de años 20 y 30 que provocan la SGM, léase, destrucción y muerte. Bush en especial reemplazó el antisemitismo de Hitler por un antiislamismo enfilado en contra de los árabes.
La política de dominio mundial de Estados Unidos, la crisis en los hechos permanente del sistema capitalista están gestando el intento de un nuevo tipo de fascismo a cargo de los sectores más reaccionarios del capital financiero, una fórmula que puede denominarse fascismo del dólar.
17/11/10
(*) Periodista/escritor chileno
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Por un Sáhara libre
La madrugada del 8 de noviembre pasado el ejército marroquí desmanteló por la fuerza el campamento de protesta saharaui Agdaym Izik, instalado en las afueras de la ciudad de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, para exigir las condiciones que les permitan ejercer su legítimo derecho a la autodeterminación en los territorios ocupados militarmente por el reino de Marruecos desde 1975. Esta agresión se suma a la serie de violaciones a los derechos humanos que padece el pueblo saharaui desde hace 35 años, en eterna espera de que los organismos internacionales hagan valer las resoluciones que contemplan el referéndum por su soberanía e independencia. Tras el ataque contra Agdaym Izik  la población saharaui está siendo perseguida por grupos de colonos armados y agitados por el gobierno marroquí y su ejército de ocupación, se ha impuesto el toque de queda y las principales ciudades se encuentran en estado de sitio. Las organizaciones saharauis reportan, al jueves 11 de noviembre, decenas de muertos, 4.500 heridos y 2.000 detenidos. El acceso al Sáhara ocupado, tradicionalmente difícil para la prensa internacional, está totalmente bloqueado.
En contra del colonialismo y la impunidad, exigimos respeto a los derechos del pueblo sáharaui y la puesta en práctica de los mecanismos democráticos previstos en infinidad de acuerdos, resoluciones y tratados para hacer realidad un Sáhara libre.
Alemania
Ricarda Schlittgen, Rainer Schlittgen, Dario Azzellini
Argentina
Atilio Boron, Jorge Beinstein, Emilio Taddei, Carlos Ernesto Motto, Miguel Mirra, José Seoane, Clara Algranati
Austria
Ulrich Brand
Brasil
Bernardo Mançano, Carlos Walter Porto Gonçalves, Ricardo Gebrim
Canadá
Michel Lebowitz
Cuba
Roberto Fernández Retamar, Isabel Monal, Aurelio Alonso,
Chile
Manuel Cabieses, Miguel Hidalgo
Ecuador
María Augusta Calle, Magdalena León, Alejandro Moreano, Lina Cahuasqui, Osvaldo León
España
Juan Carlos Monedero
Guatemala
Simona Yagenova
Italia
Aldo Zanchetta
México
Asociación Mexicana de Amistad con la República Árabe Saharaui, Gilberto López y Rivas, Carlos Fazio, Enrique Semo, Sergio Espinal, Angel Guerra, Héctor Díaz-Polanco, Oscar González, Ricardo Melgar, Nayar López, María Mirabel Mejía, Comité Ejecutivo Nacional Democrático del SNTE, Luciano Concheiro, Jxel Rajchenberg, Marco Velázquez, Daniel Inclán, Catalina Eibenschutz, Miguel Socolovsky, Cristina Barros, Hugo Aboites, María Atilano, Ana María Aragonés, Alicia Castellanos, Citlali Hernández, Dolores González, Carlos Beas, José Francisco Gallardo, Beatriz Stolowicz, Camilo Pérez Bustillo, Frida Modak, Miguel Álvarez, Guadalupe Guadarrama, Paz Carmona, Ana Esther Ceceña
Paraguay
Martín Almada, Marielle Palau, Guillermo Ortega, Ramón Corvalán, Ada González, María Basiliana Montiel, José Tomás Sánchez
Perú
Diana Avila, Javier Diez Canseco
Portugal
Boaventura Santos
Uruguay
Daniel Viglietti, Antonio Elías, Aram Aharonian, Anahit Aharonian, Raúl Zibechi
Venezuela
Edgardo Lander, Ana Elisa Osorio
Otros
SERPAJ América Latina, Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, MIREDES Internacional
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La CIA recluta hispanos
En universidades de Estados Unidos y el mundo
Viernes 19 de noviembre de 2010, por Hernando Calvo Ospina
«Los hispanos en la mira de la CIA», titulaba un despacho de la BBC-Mundo del 20 de octubre último. Nadie se dio por enterado.
Se informaba que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, CIA, “en su proceso de reclutamiento” había establecido “un convenio con la Asociación Hispana de Universidades” (HACU, por sus siglas en inglés)
El objetivo de la CIA, se decía, era encontrar “a jóvenes hispanos que sean graduados universitarios que residan en EE.UU. y que han manifestado un interés en temas internacionales.”
La HACU, cuya sede se encuentra en San Antonio, Texas, “representa a más de 450 centros de estudios superiores en EE.UU., América Latina y Europa cuyo alumnado de origen hispano supera el 25%.”
Según BBC-Mundo, Harold Smith, profesor emérito de la Universidad de California en Berkeley y experto en seguridad e inteligencia, encomió los esfuerzos de la CIA de ampliar la presencia hispana en sus filas.
Smith, además de “felicitar” esa decisión de la CIA, consideró que la medida busca mejorar las operaciones internacionales de la CIA: “El idioma español es una parte importante del mundo.”
El despacho precisaba que el director de la CIA, Leon Panetta, había indicado en un comunicado que “la meta de la agencia para el año 2012 es que hasta el 30% de su personal sea de minorías étnicas.”
Citaba también a Paula Weiss, portavoz de la CIA, quien explicaba: “Los hispanos estadounidenses contribuyen de manera importante en toda nuestra agencia, en la sede de la CIA y en todo el mundo. Entre otras cosas, valoramos sus conocimientos culturales, habilidades lingüísticas y patriotismo.”
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historia

Noviembre en el tiempo

Yuri Aguilar Dávalos
2 nov. Golpe militar del Cnl. Alberto Natusch Busch contra el gobierno de Wálter Guevara Arze. Entre lo militares golpistas están Arturo Doria Medina, Luis García Meza, Luis Arce Gómez, secundados por civiles del MNR y del MNRI, como Guillermo Bedregal, Edil Sandóval Morón, José Fellman Velarde, Abel Ayoroa y otros. La resistencia popular es reprimida sangrientamente por los militares, con más de 200 muertos como resultado. Esos hechos se conocen como la Masacre de Todos Santos. Natusch dura en el gobierno 16 días (1979).
2 nov. Mineros de Siglo XX y Cataví son victimados al enfrentarse contra fuerzas militares, en las pampas de Sora Sora, durante el tercer gobierno de Paz Estenssoro, en 1964. Esa represión del gobierno del MNR es conocida como Masacre de Sora Sora.
4 nov. Víctor Paz Estenssoro, presidente del cuarto gobierno de la Revolución Nacional, es derrocado por su vicepresidente, Gral. René Barrientos Ortuño y el Comandante de las FF.AA., Gral. Alfredo Ovando Candia (1964). Ese período que dura hasta 1969, se caracteriza por la represión sistemática al movimiento obrero y popular
4 nov. Túpac Amaru inicia la rebelión en Tinta, contra el colonialismo español (1780).
5 nov. Circula una “carta-cadena” dando detalles de los detenidos, torturados, asesinados y exiliados durante el primer año de la dictadura de Banzer (1972).
8 nov. En el Primer Congreso Extraordinario de los Trabajadores Mineros realizado en Pulacayo, se aprueba un programa de la clase obrera para la conquista del poder mediante la vía insurreccional. Ese programa se conoce como la Tesis de Pulacayo, http://www.pt.org.uy/textos/temas/pulacayo.htm documento presentado por la delegación de Llallagua, donde participa Guillermo Lora, militante del Partido Obrero Revolucionario (POR), quien redacta ese documento. Cinco años después, las masas insurrectas, en abril del 52, imponen la ocupación de las minas y el control obrero de ellas, tras la nacionalización de la minas el 31 de octubre de 1952. Aunque no con la intensidad que señala aquella Tesis, debido a la hegemonía del MNR (partido de corte nacionalista en el gobierno) en la Central Obrera Boliviana y en la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (1947).
9 nov. Pedro Ignacio Muiba, indígena moxeño, se levanta contra el gobernador español Pedro Pablo de Urquijo. El movimiento independentista llegó a las Misiones de Moxos. Al día siguiente Muiba proclamó: “El rey de España ha muerto. Nosotros seremos libres por nuestro propio mandato. Las tierras son nuestras por mandato de nuestros antepasados a quienes los españoles les quitaron”. La rebelión es secundada por José Bopi, cacique de Loreto; pero, los realistas cuentan con el apoyo de otros pueblos, como de los canichana, dirigidos por su cacique Juan Maraza, y de los javieranos, a la cabeza de Tomás Noe, quienes derrotan a los rebeldes. La rebelión se extiende hasta 1811, siendo apresados Bopi y Muiba; este último es decapitado a fines de enero del 1811 y su cabeza es colocada en una picota en San Pedro de Canichana, para escarmiento de los alzados (1810).
9 nov. “Autogolpe” de Banzer con lo que se deshace de sus aliados MNR y FSB. Cancela la promesa de convocar a elecciones libres (1974).
9 nov. En Pananti, sector a 30 km al noreste de Yacuiba, provincia Gran Chaco del departamento de Tarija, campesinos sin tierra asentados nueve años en tierras improductivas, son atacados por sicarios contratados por hacendados, supuestos propietarios. El ataque deja un saldo trágico de siete muertos y veinte heridos. El hecho que sucede durante el gobierno de Hugo Banzer Suárez, pudo haberse evitado ya que el ministro del Gobierno, Leopoldo Fernández, es advertido días antes sobre la inminente agresión de los hacendados (2001).
10 nov. El pueblo de Potosí se subleva contra el Gobernador español, destituyéndolo y ejecutándolo. Declara su independencia frente a España (1810).
15 nov. Tupac Katari o Julián Apaza no acepta la amnistía de la Corona y se dirige a Achacachi para reorganizar sus tropas; pero allí es traicionado por Tomas Inkalipe, uno de sus generales del estado mayor indígena y es apresado el 9 de noviembre. Se lo tortura durante seis días y es ejecutado en Peñas por las autoridades de la Corona española. Algunas autoridades militares en las filas rebeldes (1781).
18 nov. Mediante Decreto, el presidente José Ballivián y Segurota crea el departamento del Beni, en base a lo que eran las Misiones de Moxos, comprendiendo las jurisdicciones de Trinidad, San Ignacio de Moxos, Magdalena, Baures, Santa Ana de Yacuma, San Joaquín, Loreto y otras. A partir de entonces se abren las puertas del Beni a migrantes y comerciantes, blancos (“karayanas”) y mestizos, quienes además de comercializar la manufactura beniana, pudieron solicitar tierras (antes no permitido en el régimen misional), con la única condición de pagar su contribución al Estado, iniciándose así el despojo de las tierras a las comunidades indígenas (1842).
27 nov. El gobierno del Gral. J.J. Torres anula el contrato de cesión de colas y desmontes a la empresa norteamericana International Mining Processing Co. (1970).
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lecturas
El ejército del 52
Publicamos fragmentos del trabajo Las masas en noviembre de René Zavaleta Mercado. La oportunidad de esta reproducción se explica por sí misma. Hemos tomado en cuenta dos ediciones de aquel trabajo: Las masas en noviembre (1983) y Bolivia, hoy (1983).
René Zavaleta Mercado
Veamos en qué condiciones llega el ejército, ahora summa summarum del poder, al golpe de julio de 1980. Por supuesto que el ejército como cualquier otra corporación pertenece en primer término a su propia historia, como todo el mundo. Por tanto, no nació así: un germen siniestro se convirtió en el cuerpo entero. Es como si el tiempo se ocupara en una tarea extraña de volver cada día más grande a una culpa original.
En el día mismo del golpe, en la ciudad de las matanzas de Yáñez[1], el sentimiento de que jamás había ocurrido algo así persignó la percepción común (de) que se tuvo de aquellos acontecimientos. Se quería decir que nunca el terror había sido aplicado en términos de una saña tan general. Era más bien una sensación porque después se pudo ver que el terror había seguido más bien el principio de la penetración que el de la extensión. Fue algo grave, con todo. Desde la brutal sencillez con que se puso fin a la vida de Quiroga Santa Cruz (cuya ascendente historia política expresaba mejor que nada la fascinación que había venido a ejercer el gesto de la izquierda sobre los intelectuales), hasta las matanzas de Caracoles y los distritos mineros, para no hablar de las del campo (sobre cuyas bajas no se lleva cuenta en Bolivia por hábito nacional), todo habla de la organización de un escarmiento. La manera un poco neroniana con que se demolió Aquella vieja casa de la Federación de Mineros, como si esos adobes contuvieran a la clase obrera misma, así como las vesanias éstas, en las que asombra sobre todo la intensidad de la pasión con que se las comete, todo esto no obstante, todavía es legítimo decir que era el fondo de la historia del país y del ejército mismo lo que estaba preparando una cosa así.
Pues sabemos todos que hay siempre dos ejércitos dentro de cada uno, una suerte de esquizofrenia propia de la institución. Hay, en efecto, ele ejército de la centralización y de la nacionalización: es el ejército el que debe sentir los aspectos nacionales que preexisten a la nación o están detrás del particularismo, tan de la entraña de esta  tierra, y de la visión corporativa del mundo. De otro lado, el ejército clásico, cuya razón de base es el miedo de la noche triste. La función de este ejército es resistir el cerco de los indios y el 9 de abril no es sino la actualización de un atavismo llamado Katari. Bolivia resulta, para esta perspectiva aquello que ha quedado intramuros, cercado por el malón de la indiada.
En la historia concreta de este ejército, el del 52, no cabe sino sorprenderse por la corta escuela que dejaron los rasgos villarroelistas[2] de Ovando y de Torres. Sin duda esta insólita amnesia de cuerpo es algo vinculado al fin de la era de la conjuración clásica[3], el prebendalismo[4] y la propia reconstrucción burguesa del Estado. Esta oficialidad tiene ahora una historia que no es la del Chaco ni de la RADEPA: aquí los oficiales han sido sometidos (y se han prestado a ello) a una suerte de brainwashing o rehabilitación en primer término por la vía de la concurrencia al terror. De la practica del terror se pasa sin remedio ala gratificación por el terror; de otro modo, no había un solo culpable que no se hubiera ahorcado. En un ejército entrenado por lo que, en rigor, están ya en las matanzas obreras de 1965  y 1966[5] que son un plan premeditado, una celada tendida al proletariado minero con fines de ejemplarización y aislamiento político. Están también en las carniceríos de Socaba, Epizana y Tolada[6] presentes sin duda en el exterminio de los guerrilleros de Ñancahuasú y Teoponte[7]. Eso para mencionar algunas jornadas. Las circunstancias con siempre las mismas: uso de armas pesadas, de la aviación y la sorpresa sobre hombres y mujeres desarmados y míseros pueblos abiertos, excepto en el caso de los guerrilleros donde su inferioridad equivalía a lo mismo. Las matanzas bolivianas se han hecho famosas[8]. El propio golpe militar de noviembre de 1964, que inaugura la era castrense de la que no hemos salido aún[9], empieza por la aniquilación por ametrallamiento aéreo de al menos un centenar de milicianos movimientistas en el cerro Laikacota, en la Paz[10]. Con tal historial, no es correcto decir que las cosas empezaron en mayo. Sin hablar de los días de Natusch Busch en noviembre.
El lugarteniente y también inspirador de García Meza es el coronel Arce Gómez, jefe de los grupos paramilitares en el golpe de julio. Es claro que los aparatoso paramilitares son hoy parte de la doctrina de seguridad nacional en la América Latina refutando lo que habría podido pensarse en cualquier tiempo anterior. Una cosa era un miliciano[11] enemigo del ejército; otra, un paramilitar actual, por lo general un mercenario específico y a veces sólo un oficial en función paramilitar. Tampoco esto es algo que carezca de historia previa en el país[12].
A la formación represiva del ejército, cuya propia colocación espacial se refiere a la imposición del orden interno y no a la defensa de la frontera, se suma entonces el terror paramilitar y los métodos de julio concluyen en la ejecución de lo que se puede llamar el terror cupular. Tampoco esto, de lo cual la muerte de Quiroga Santa Cruz es el paradigma, dejaba de tener antecedentes como los asesinatos de Torres en Buenos Aires y de Zenteno Anaya en París[13]. Lo de Quiroga, con todo, fue algo más profundo que un asesinato. Luego vamos a ver por qué. En cualquier forma, la historia política se desarrolló  rebasando de un modo largo la más bien modesta capacidad de análisis de la izquierda, enferma ahora como antes no sólo de tristes ideas sino de un antiintelectualismo que se diría militante. Las explicaciones, como es sabido, giraron en lo básico en torno a la intervención argentina y la cuestión de la cocaína[14]. Una causa emergente (los argentinos, la cocaína) habría alterado —a su juicio— un curso de las cosas que de otra manera habría estado a salvo. Así de ocasional sería la historia del país. Los hechos enseñan más bien que Bolivia contenía al mismo tiempo grandes masas activas y también reflejos estáticos profundos. Las estructuras sociales, incluso la boliviana, suelen ser más conservadoras de lo que parecen y hay siempre un poderoso conjunto de medios reaccionarios en cada país. En este caso, la propia revolución democrática había ido concediendo los medios para el montaje del aparato que actuó sin éxito con Natusch y con éxito con García Meza.
Quiroga Santa Cruz
La pasión y la muerte de Quiroga Santa Cruz son por eso tan reveladoras por todo concepto. Con el rango que le daba el ser el mejor orador de su tiempo, Quiroga asumió una peligrosa certeza en la impugnación del sistema prebendario que se desarrolló en su forma más general con Banzer[15]. Se puede decir sin vueltas que Quiroga fue el denunciante más insobornable y poderoso de este tiempo aciago. En la manera miserable con que fue ultimado, en el cumplimiento más protervo de una promesa hecha por García Meza ante el país entero, se puede encontrar la medida de lo que esto comprendía[16] El desenfado absoluto con que actuaron tan al desnudo García Meza y todo el extremismo militar era la prueba del nivel de no retorno al que había llegado la política y de la impotencia de la sociedad civil ahora sí ocupada por su propio Estado el cual, a su turno, se había reducido a su mera expresión armada.
En el juicio de responsabilidades a Banzer, Quiroga dirigió el conjunto de sus comprobaciones a un único punto irremediable: todo el sistema de Banzer se fundaba en la corrupción en diversas formas, es decir, en la prebendalización del sistema estatal[17] . A decir verdad, en principio no debería haber habido mayor sorpresa por ello. El propio MNR había convertido al capitalismo de estado en el método de la acumulación originaria de la recomposición burguesa. De allá, del Estado del 52 salieron en la práctica todas las fortunas actuales de Bolivia. Es lo que se llama el camino extraeconómico de la acumulación y en esto Banzer no hizo más que generalizar el método hasta dejar el mayor endeudamiento de la historia del país. Banzer con todo era consciente de lo que hacía y también de sus propios negocios. No era por tanto esto lo que exasperaba de Quiroga: Banzer no podía proponer además pasar a la historia como un hombre honrado. El encono provenía de la posición en cierto modo dual de Quiroga: interior por una parte a la propia clase a la que denunciaba y, exterior a ella a la vez, porque así lo elegía. Quiroga[18]  estaba revelando en su persona la ruptura de la clase dominante. Era un testimonial viviente de una disidencia que es el indicador indudable de la aproximación de la crisis.
La contribución de Banzer radicó por tanto, en la construcción de una cierta nueva identidad para el estatus de lo miliar. En la práctica, con la dispersión de las canonjías y las sinecuras que se convirtieron en la norma de vida de la unidad militar; enseguida, con el emplazamiento en el alma de los oficiales del dogma de su impunidad que es una traducción degenerada hacia lo subjetivo del principio de la irresistibilidad del Estado. En otros términos: para nadie es legítimo enjuiciar al ejército; el ejército debe ser considerado para todo fin intocable, los oficiales en general son intocables (no enjuiciables) y cada uno de los oficiales debe ser intocable porque ellos son los portadores del espíritu del Estado. Quiroga por tanto era el menos indicado para romper este principio y Banzer el menos llamado para comenzar el juicio a la corporación.
Bien vistas las cosas, ésta era, en fin de cuentas, la única manera de hacer lo que se llama en psicología un acto de supresión. Para la representación o internalización militar, los obreros del 65-66 o los guerrilleros o las dos decenas de asesinatos para esconder la venta clandestina de armas a Israel[19] o los campesinos del 74 ó Quiroga, desde luego, estaban desafiando a la Patria, no a Banzer. La Patria es el orden de cosas que existe; la Patria es, entonces, el Estado del 52 en la forma en que existe hoy. Actuaron pues en torno a esta razón final y ella sirvió para exorcisar todo.
Mediante una denuncia cuyo alcance era más bien republicano o ético-moralizante, porque inculpaba a la burguesía por no cumplir con la ley burguesa (lo cual era después de todo como creer en ella), Quiroga descubrió, haciendo gala de un inmenso valor civil, algo que en realidad todos habían hecho por apañar: la lógica prebendal era la única con que contaba ahora el Estado del 52. No sancionar a Quiroga habría equivalido a la aceptación de que el ejército los militares que por él mandan son también parte de un mundo laico, de un mudo enjuiciable.
Está claro que, al menos desde 1964, la incidencia creciente del aparato represivo se acompaña por la disolución de la afectualidad ideológica de este Estado que ha empezado a vivir en un hueco hegemónico. Los hombres del reconstru9do bloque dominante habían derrochado aquel excepcional margen de legitimidad que había dado al Estado que generó la revolución democrática en el 52. SE diría que, desde Bolívar mismo, o hubo jamás un contorno de legitimidad tal en la historia del país. Podía en cambio sostenerse, hacia mediados del 80, que se llevaban ya 16 años en que el ejército buscaba una solución miliar para un problema que no era militar.
Esto mismo puede ser dicho de otra manera: en el decurso de la historia de este Estado, habiendo vencido y disuelto en la práctica a la burocracia civil que era como la clase general del sistema, sin tener a la vista una burguesía unificada y ni siquiera realmente constituida, los militares, puestos e el monopolio del poder desde 1964 y aún antes de ello[20], adoptaron una visión corporativa de las cosas o sea que se dieron al hábito de pensar más en el destino de los militares en la nación sobre el ejército. Esto producía un resultado contradictorio. Mientras el estado por medio de un brazo de fuerza violenta aplastaba a la sociedad y la acallaba, parecía que todo iba bien. En realidad, la sociedad acallada fermentaba su desquite, acumulaba reclamos que nadie podía ver porque se había suprimido la lógica de la visibilidad social. Cuando por cualquier razón, en el caso por la erosión de Banzer, la sociedad civil podía expresarse, lo hacía de un modo cataclísmico. En esa instancia, el Estado carecía como es obvio, de las mediaciones correspondientes. No había razón alguna para que el rebasamiento abrumador del marco político-estatal por parte de la sociedad civil, que sin reposo mostraba el además de su autodeterminación, no produjera en su contrario el renacimiento exasperado de las costumbres militares.
Estamos ante el crepúsculo del partido del 52, del Estado del 52 y quizá también de la propia ideología del 52, aunque ésta es, como es usual, lo más persistente. Pero el mismo hecho ideológico como tal, la articulación subjetiva, han sido relegados, por cuanto su ejercicio requiere un mínimo democrático. Es un Estado que no vive hoy de consenso sino de la prebenda estampada en un excedente concreto (la cocaína en lo básico) que debe practicar la violencia política o perecer. Sin embargo, es un aparato que tuvo su pujanza, su poder y su gloria. En 1952, por ejemplo, el radio de disponibilidad de las masas ante el MNR era tan grande que se pudo imponer a Ñuflo Chávez, de quien se decía que era descendiente del fundador español de Santa Cruz de la Sierra, como el máximo dirigente campesino. Terratenientes como Alvarez Plata[21] fueron también dirigentes campesinos y, en general, podía el MNR constituir dirigentes a sabor, incluso entre los propios obreros. Las mediaciones no sólo no debían ser compradas sino que podían ser instauradas del modo más arbitrario. Las gentes recaían con cierta ansiedad positiva este proceso, con cierta avidez. Estamos muy lejos de aquello: hablamos de la fase prebendal o pretoriana de aquel Estado.
Pues bien, el fundador de la época de la prebendalización fue el general René Barrientos Ortuño. Se dice que en la primera reunión de gabinete después del derrocamiento de Paz Estenssoro en 1964, distribuyó sumas de 10.000 dólares a cada uno de sus ministros. En realidad, Barrientos propaló este sistema sobre todo en el ejército y en campesinado, las dos puntas del pacto militar-campesino, que fue su base social. Banzer extremó el método y fue con él que el Estado se asoció con el narcotráfico. Esta es también la base de García Meza aunque García Meza, a su turno, fuera como el símbolo de las tendencias desorganizadoras que trae en sí una mediación tan primitiva como ésta[22].
Deberíamos ver, con todo, qué viabilidad real tiene un Estado organizado sobre esta suerte de mediaciones. El propio acto prebendario debe fundarse en un grado de validez del poder; no puede existir sobre la nada. En efecto, si el terror fuera exitoso, nos estaría gobernando algún descendiente de Genghis Kan. Si la cooptación prebendal fuera exitosa, Patiño había sucumbido por avaricie. Las cosas no suceden así. El Estado es en último término lo que es la sociedad. Dentro del Estado, por otra parte, nada es tan difícil como construir un aparato represivo eficaz en profundidad entre otras cosas porque la represión no es la inteligencia y porque el que dispone de la fuerza tiende sin cesar a su autonomía. ¿Por qué iba a ser entonces eficiente el ejército allá donde el Estado mismo está en un proceso de atrofia hegemónica, de dispersión y decadencia?
Sostenemos nosotros, que Bolivia ha entrado en un ciclo de crisis orgánica que no tardará en convertirse en una crisis nacional general. Desde el momento en que el Estado del 52 tenía una hegemonía real (o sea, que tenía como único medio de dominación el ideológico) que se mostraba compatible por tanto con el dominio de las armas por el pueblo, hasta la ruina de la autonomía relativa, el desplazamiento del poder hacia los miliares (y por fin la pretorianización) y la pérdida sucesiva de la base social de esa dictadura con la ruptura del pacto  militar-campesino, que ejecuta Banzer con esa suerte de alucinamiento de los que son portadores de la perdición de lo mismo que representan, vemos que el Estado del 52 ha necesitado menos de treinta años para llegar al borde de la deslegitimación prerrevolucionaria que el Estado oligárquico alcanzó en más de cincuenta años de predominio. Es indudable que esta secuencia está exteriorizando la formación de una crisis estatal. La manera de los acontecimientos de 1979 y un gran número de hechos coetáneos proponen que será también una crisis social de vasto alcance.
Es un proceso de desagregación que afecta en primer lugar al ejército mismo. En el 64, el ejército actúa todavía bajo el mando ostensible de Ovando, que es su reorganizador y su jefe político efectivo (aunque era ya tan ilustrativo el que la reorganización fuera poco menos que un acto conspirativo). En el 80 no sólo llega el ejército a un aparato desolado (el Estado) sino que debe practicar su propia disgregación para hacerlo. Es una secuela decimonónica. García Meza, con cierta cómoda brutalidad surgida de su colusión con lo de la cocaína, debe romper el principio de la obediencia jerárquica, que es el secreto de la coacción impersonal o sea de la violencia legítima[23]. García Meza y la clique terrorista destituyen, en verdaderos golpes de Estado interiores al ejército, a dos comandantes-en-jefe antes de que pudiera él mismo asumir el rango. Actos éstos casi físicos, aceptados a regañadientes pero también con un gran oportunismo por la clase política, hacen que ésta piense (porque conoce mal este mundo mítico, trágico y tánico-destructivo) que el golpe mismo había sido derrotado en el vientre del cuerpo llamado a cumplirlo. Si García Meza no acataba a los comandantes, que eran sus mandos naturales, parecía lógico que hubiera dentro quien no acatara a García Meza. Todo aquello no era sino una suplantación de la forma real de los sucesos.
Los militares a la García Meza decían otra cosa: que había que golpear al punto porque cada día después sería más difícil. Eso, obedeciendo al viejo instituto militar que advierte que un corazón resuelto vale más que una escuadra perpleja.


[1] Cf, G. R. Moreno. Matanzas de Yáñez.
[2] Debería decirse en rigor radepistas por la Logia RADEPA (Razón de Patria), de la que era dirigente Villarroel.
[3] “Que la conspiración  fracasase con una reiteración tan terca decía que, fuera por la mediación prebendal, fuera porque se hubiese instalado en efecto la religión del Estado en la cabeza de los oficiales o fuera de pavor a la irresistibilidad, fuera tan sólo porque el aparato de inteligencia se hubiera hecho más vasto y eficiente, este sistema no era más visible…Era la nueva consistencia del aparato estatal en Bolivia lo que hizo que Banzer durara siete años en el poder”. (La fuerza de la masa).
[4] Barrientos lo fundó con el tráfico de cocaína que ahora alcanza, según la revista NEWWEEK, a los 2.000 millones de dólares por año se acentuó.
[5] Las de 1965, matanzas mineras en todos los distritos. En 1967, la masacre de San Juan en Siglo XX-Catavi.
[6] Matanzas de campesinos en el valle de Cochabamba, en 1974.
[7] Asiento con el que son conocidos los dos intentos guerrilleros de 1967 y 1970.
[8] Aunque lo serían más si no fuera porque es un método ahora tan colectivo a toda la América Latina.
[9] Con el que se derrocó a Paz Estenssoro.
[10] Éste es un cerro de gran valor estratégico, situado entre el centro de La Paz y Miraflores, asiento del Gran Cuartel General.
[11] En principio, los milicianos eran sólo los obreros y campesinos en armas. Después, se contrataron mercenarios para la misma tarea en una evolución expresiva.
[12] Barrientos que no era capaz de tomar el desayuno sin consultar con los gringos, apareció de pronto, cierto que en las postrimerías de su poder y de su vida, con la historia de que era necesario organizar las FURMOD (lo que significa más o menos Fuerzas Unificadas para el Mantenimiento del Orden Democrático) lo cual se prosiguió después con el Ejército Cristiano Nacionalista. La idea se mantuvo a lo largo del tiempo, desde los crímenes del tiempo de Ovando hasta el asesinato de Quiroga y posteriormente la dirección local del MIR. Son los mismos personajes. Monroy, por ejemplo, actúa en todos estos episodios aunque acabará asesinado, lo más probable que por sus propios compañeros en 1982.
[13] Juan José Torres fue asesinado con la complicidad del aparato argentino en 1976. Zenteno Anaya fue también muerto a tiros de un modo que quedó en el misterio siendo embajador boliviano en París. Cada uno en su línea, eran rivales ostensibles de Banzer.
[14] Por lo primero, la participación argentina, se habló de un virtual recorrido de la frontera a cargo de los militares fascistas argentinos. Esta suerte de versiones son siempre muy exitosas entre los jingoístas incluso si ellos mismos son perseguidos por los fascistas. Tal descripción resultó la más socorrida para la difundida perplejidad con que se encontró de pronto todo el movimiento democrático que, contra todos los indicadores de la realidad parecía al punto no saber qué es lo que había pasado. Ocurrió algo semejante en 1971 cuando la versión universal de la izquierda fue que Torres había sido derrocado por el Brasil o de que la clave estaba en los nazis alemanes refugiados en Bolivia como Altman, que hubieran financiado a Banzer cuyo apellido coincidía demasiado con ello. El tropicalisnmo de los tristes trópicos puesto en la cabeza de los módicos teóricos izquierdistas de América Latina se dio al punto a elaborar un teorema entero sobre el subimperialismo brasileño, como una nueva fase dentro del MPC. O sea que había una verdad, que era el MPC y una subverdad,  que era el subimperialiso brasileño. Todo esto, es claro, fundado en algunos datos sin duda reales porque tan cierto es que los norteamericanos utilizaron a los militares brasileños para financiar la conspiración de Banzer y que los nazis actuaron de lleno en su gobierno como que lo que daba pábulo a unos y otros gorilas brasileños y mercenarios nazis, era el cuadro local de las clases que se habría definido lo mismo con ellos que sin ellos.
En el 80 no hay duda de que oficiales argentinos actuaron en la comisión de los actos terroristas iniciales y en las torturas como no la hay del inmediato soporte que dio el préstamo argentino (200 millones de dólares, que llegó después a 400 y finalmente a 700) a un García Meza en apreturas ante el tardío doctrinarismo de Carter. Pero en atribuir todas las cosas a esto no actuaba sino un complejo de inferioridad de un país que ha perdido demasiados territorios en manos de sus vecinos. En los hechos, la Argentina carecía de la consistencia nacional para una aventura de semejante envergadura y lo mismo pudo decirse en su hora del Brasil. En cuanto a los norteamericanos, que son los verdaderos amos del país, no necesitaban conspirar con nadie para hacerse de sus propios objetivos.
[15] Puede decirse que si bien el prebendalismo es eficaz sólo en determinadas condiciones, ellas se dieron, sin duda, en el ciclo que va de Barrientos a Banzer. A partir de entonces, la estructura militar en su conjunto usufructúa privilegios legales e ilegales (porque es cierto que no es tan grande la diferencia en Bolivia) y esto sirve para acentuar la impostación corporativa que se le impone. El más desamparado de los oficiales pasa a tener más derechos naturales que cualquier civil.
[16] García Meza declaró que la institución armada y él mismo en persona sabrían poner en su lugar a Quiroga. La idea de su eliminación sin duda circulaba ya entonces en este tipo de oficiales.
[17] Weber define “prebenda” como una “remuneración vitalicia y no hereditaria de su titular en concepto de servicios reales o ficticios en forma de rengas del cargo” Cf. Economía y Sociedad, México, FCE, 1944.
[18]  Lo cual vale también sin discusión para una gran parte de los dirigentes del MIR.
[19] Bolivia simuló la compra de armamento a diversos países, Bélgica en particular para entregarlas a Israel, cuando la venta a ese país estaba vedada. Este affaire y los otros del barrientismo causaron unas veintitantas muertes.
[20] El esprit de corps se explica por la doble humillación a que los sometió el MNR, casi sin darse cuenta, no sólo al obligarles a rendir homenaje a su propia derrota sin otra explicación sino también con los salarios casi simbólicos que les impuso por años es cierto que junto al país entero.
[21] Vid S. Rivera, nota 101.
[22] Batista desorganizó el estado cubano por practicar métodos prebentarios que rebasaban la legitimidad de que se disponía. No pasó por cierto lo mismo en México donde, al ocurrir dentro de una ancha legitimación, lo prebendal es un elemento articulatorio. CF. Max Weber, Escritos políticos, México, Folios Ediciones, 1982.
[23] Cf. Max Weber, Escritos políticos, México, Folios Ediciones, 1982.


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