lunes, 28 de marzo de 2011

Aquí 20

Aquí
La Paz (Bolivia), nueva etapa, 28 de marzo de 2011 Año I No. 20
Afiliado a la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap
Editores: Remberto Cárdenas Morales y Yuri Aguilar Dávalos

Índice
editorial
Paro de la COB: un revés político contra el gobierno
De sábado a sábado (146)
Pueblos indígenas perderían su hábitat natural
(En Bolivia las reformas avanzadas corren el riesgo de agotarse, V)
Remberto Cárdenas Morales
A rajatabla
Incoherente política exterior boliviana
Mientras el mar se aleja, “ocupamos” militarmente Haití
Yuri Aguilar Dávalos
de nuestra tierra
Bolivia: Una ONG norteamericana define las políticas forestales en Pando
Wilson García Mérida Para Kaos en la Red
lucha de nuestros pueblos
Reflexiones del Compañero FIDEL:
Entre la emigración y el crimen
Fidel Castro Ruz
Reflexiones del Compañero FIDEL:
Los zapaticos me aprietan
Fidel Castro Ruz
Reflexiones del Compañero FIDEL:
La alianza igualitaria
Fidel Castro Ruz
Imperialismo del Siglo XXI
¿Venezuela atacada con el virus AH1N1,
para empezar la agresión imperial después de Libia?
Raúl Bracho Para Kaos en la Red
¡Escucha, yanqui!
Manuel Cabieses Donoso, Director de “Punto Final”
Comisión Política (FMLN)
Que el miedo al imperio no nos paralice
Arcano Político
Rechazamos la autocensura
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
de Espinal
El cristianismo y la revolución
Luis Espinal Camps
para Espinal
Un Lucho Espinal para 2011
Xavier Albó
Mons. Romero y el P. Luis Espinal
P. Gregorio Iriarte o.m.i.
Carta abierta a Luis Espinal
 (A 31 años de su asesinato)
Luis Camilo Romero
Si el Lucho estuviera acá
Escrito por Vicuña (ehgc_lp@yahoo.es)
lecturas
¿Qué se entiende por colonialismo, descolonización y colonialidad?
Raúl Prada Alcoreza
Rebelión en el mundo árabe: algunas consideraciones preliminares*
Marcelo Colussi
Un Imperio de mentiras
La CIA y los medios occidentales
Jonathan Cook
Global Research


editorial
Paro de la COB: un revés político contra el gobierno
Las consecuencias políticas del paro de 48 horas de la COB, es decir, el revés político contra el gobierno y, sensiblemente, contra los cambios bolivianos, merecen una avaluación mucho más autocrítica del gobierno y, también, de los sindicatos. Intentamos la nuestra en este espacio.
Los gobernantes declararon ilegal el paro, a pesar de que en nuestro país las huelgas, casi todas, jamás siguieron el trámite legal antes de ejecutarse; ejercieron presión sobre dirigentes sindicales a los que tienen cooptados (subordinados) para que éstos al menos desalienten a los sindicalistas que organizaban la medida de fuerza; también se encargaron de difundir que ese paro beneficia a la derecha y a la oposición al gobierno. Miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional, con palabras más con palabras menos, apostaron por el fracaso de la acción cobista.
Indirectamente, aquellos gobernantes consiguieron que la dirigencia sindical influida por el MAS o por el Presidente, por ejemplo, impidan que los profesores de Sucre se sumen al paro (aunque marcharon en la Capital de Bolivia) contra la reposición salarial por insuficiente; los campesinos avisaron que ellos no iban a parar, como si alguna vez hubieran abandonado sus labores agrícolas durante un paro de la COB, tal vez salvo en momentos en los que realizaron bloqueos de caminos. Asimismo, campesinos de Potosí decidieron “expulsar” a los profesores que inasistan a clases en esas 48 horas lo que, más allá de la efectividad de la amenaza, se debe tener en cuenta que así ejercieron presión o infundieron miedo sobre los convocados a materializar el paro. Recordemos que en el Chapare los cocaleros, con frecuencia, difunden que expulsarán del lugar a los profesores para impedir que éstos acaten una huelga. Los mismos cocaleros señalaron que a los indígenas del oriente boliviano no los iban a dejar pasar, por el Chapare, cuando éstos marchaban, por autonomía y territorio, el año pasado, desde Trinidad (Beni) hacia La Paz.
Después de tantos gestos y/o medidas contrarias al paro de la COB, desde el gobierno y desde movimientos sociales, el Presidente del Estado Plurinacional afirmó que el paro había sido un “fracaso”.
Si se cuentan los sectores sociales, afiliados a la COB, que ejecutaron el paro y cuando se ve ese accionar desde la trinchera gubernamental, con facilidad aunque irresponsablemente se llega a la conclusión anotada. Y al revés: ¡Qué bueno que tengamos un pueblo en movimiento!
Sin embargo, con el paro, hubo marchas en distintos lugares del país (como la universitaria compartida con trabajadores), así como ningún sector laboral hizo una contramarcha o una acción callejera de apoyo al gobierno y a su política salarial.
Quizá la limitación mayor de la medida cobista sea que ella reivindica un mejor salario que beneficiará, si se lo consigue, directamente a sólo el 20 por ciento de la población boliviana, es decir, a los asalariados que no son más. No obstante, los trabajadores por cuenta propia sólo indirectamente recogerían réditos, incluidos los campesinos porque aquéllos, con mayor capacidad de compra o con ésta repuesta aunque sólo sea en parte, tendrían posibilidad real de adquirir los productos del campo y otros.
Sensiblemente, lo que casi siempre se olvida es que la lucha por la reposición salarial o por aumento de salarios, aunque sólo sea parcialmente, se convierte en acción política, lo que no quiere decir que en todos los casos la intención real sea derribar a un gobierno.
El último paro de la COB, cumplido a medias, tuvo como uno de los objetivos rechazar la política salarial del gobierno, lo que evidencia un dejo economicista de la medida. En las actuales condiciones se advierte imposible que el gobierno, por democrático y popular que se considere o que sea, conceda a sus dependientes Bs 8.300 como salario, de acuerdo al costo de la canasta familiar, según los cobistas. Incluso hay que decir que los más convencidos de que aquel debe ser el salario para una familia de cinco miembros, entienden que esa remuneración es imposible, pero creen que un gobierno como el actual, al no concederlo, mostrará su incapacidad, la que serviría como un factor políticamente desgastante. Tampoco cabe callar una evidencia internacionalmente conocida: durante los primeros años de construcción de una nueva sociedad (dudamos que ése sea el caso boliviano) la gente del pueblo trabaja mucho y los trabajadores de vanguardia incluso lo hacen voluntariamente, sin salario, luego de percibir los ingresos legalmente establecidos.
Desde este espacio editorial apoyamos la lucha de los trabajadores por mejores salarios, la que los gobernantes debieran tomar como un intento de avanzar hacia la meta de vivir bien. La demanda legal y legítima de los asalariados se refuerza ante la “noticia”, entregada por el Vicepresidente, de que en Bolivia los empresarios ganan “doble y triple”.
También respaldamos la exigencia laboral de más fuentes de trabajo. Sobre todo nosotros pensamos que una salida favorable a los cambios, al gobierno, a los asalariados y al pueblo debe ser: una nueva alianza entre gobernantes y pueblo para ejecutar un programa político y económico de veras democrático y popular que contemple, básicamente, cambiar las formas de producir, esto es que aquéllas dejen de ser capitalistas, dependientes y atrasadas; tierra para los campesinos en propiedad colectiva (sin excluir la de tipo familiar) y a título gratuito, también para las mujeres, como se lo hace pero a un ritmo insuficiente; industrialización del gas (sin más demora) y de los minerales que todavía se los exporta sin valor agregado, como dicen incluso algunos empresarios; ganadería y agricultura intensivas sin la equivocada ampliación de la “frontera agrícola”, como sugirió hace poco el Vicepresidente; aumentar la producción de alimentos y de la industria aún escasamente desarrollada; asegurar la producción y el aumento de ésta en las empresas instaladas durante el actual gobierno para evitar que de seis de ellas apenas una funcione bien; ejecución de planes que nos aseguren que los bolivianos comamos tres veces al día (meta de los últimos gobiernos brasileños); salud y educación para todos; servicios básicos para los bolivianos, sin las exclusiones existentes ahora y constitución de empresas comunitarias (propiedad social) que aseguren ingresos sufrientes, a sus socios y familiares de éstos, para “vivir bien”. Seguro que omitimos otras medidas, pero aquellas metas sólo serán posible si, además, se construye o reconstruye un frente de todos los explotados y oprimidos de Bolivia, dirigido por el Presidente de Bolivia, frente que concentre más unidad, más organización, más conciencia; frente que tendría que recibir más apoyo todavía de los pueblos hermanos, especialmente, de Nuestra América.
La aplicación de ese programa debe tener como meta lo fundamental de una revolución (Lenin), la toma de todo el poder por el pueblo, cuestión esencial que, pensamos, no está resuelta todavía en Bolivia.
El camino que proponemos es aquél, distinto al que sigue el gobierno. Se trata de cambios para rectificar los errores cometidos por los gobernantes; en otras palabras, nos animamos a proponer un cauce de veras democrático y popular que iría mucho más allá de un pacto gobierno COB para que ésta acepte la reposición salarial sólo del 10 por ciento.

De sábado a sábado (146)
Pueblos indígenas perderían su hábitat natural
(En Bolivia las reformas avanzadas corren el riesgo de agotarse, V)
Remberto Cárdenas Morales*
Casi todos los derechos de los pueblos indígenas reconocidos por Naciones Unidas en una Declaración (1), refrendados como ley en Bolivia, se encuentran en la nueva Constitución Política (2). El Vicepresidente del país, en diversos discursos se refirió a la “cuestión indígena”, puntos de vista que comparte el pueblo, pero la práctica gubernamental difiere mucho respecto de lo que se dice en normas constitucionales, leyes y convenios, refrendados por el Estado boliviano (3).
Bastan cuatro ejemplos para demostrar aquella información: los indígenas no son consultados para explorar y explotar recursos naturales de sus territorios, como dispone el Convenio 169 de Organización Internacional del Trabajo, OIT (4); empresarios en Pando se niegan a reconocer y devolver el territorio de los pacahuara, en riesgo de extinción y en autoaislamiento (5); los ayoreo se encuentran en aislamiento voluntario, realidad que será explicada en la Organización de Estados Americanos por una diputada de ese pueblo y con el respaldo de una organización que les apoya hace décadas (6); el “desastre ecológico” que provocarían las empresas hidroeléctricas en el río internacional Madera, el más caudaloso de la región después del Amazonas, afectaría especialmente a los indígenas de esos lugares, se suma a una política errática que urge enmendar sin más postergaciones (7). En Cachuela Esperanza está a punto de funcionar una hidroeléctrica.
Algunos antecedentes vale tener en cuenta: gobiernos neoliberales, en otro momento, hicieron algo equivalente a lo que ocurre ahora. Pero es inadmisible que a pesar de los cambios y del ejercicio del poder por los actuales gobernantes, de éstos haya un comportamiento errático, especialmente, en el primer año del segundo mandato de un Presidente indígena.
Como consecuencia de la primera marcha indígena que demandó “Territorio y Dignidad” (y Asamblea Constituyente, aunque con escasa fuerza), en decretos supremos se reconoció territorio y dignidad para los marchistas que llegaron desde diferentes lugares del país a La Paz y, sobre todo, de Trinidad (Beni) en 1990.
Dirigentes indígenas, apoyados en aquellos decretos supremos, elaboraron una propuesta de reforma a la vieja Constitución Política en la que se definía como multicultural y plurinacional al Estado boliviano (8), pero de ello nada importante se avanzó. Esta afirmación se comprueba con lo que ocurrió después cuando esos dirigentes, en la citada propuesta de reforma constitucional, pidieron que la Ley Fundamental incorpore el derecho al territorio y el uso de las riquezas allí atesoradas y que aún se guardan, pero más depredados aún; asimismo, se sugería como norma constitucional el autogobierno, sin derecho a la separación territorial (aunque esta restricción no se la dijo expresamente); la vigencia del derecho consuetudinario o de las costumbres como normas, fue otra de las demandas planteadas entonces por esos pueblos. Sin embargo, ninguna de esas propuestas mereció siquiera un estudio de los parlamentarios de ese tiempo que se haya hecho público.
Ese comportamiento de legisladores y gobernantes seguía la línea de un ganadero que cuando se advertía que los indígenas, que marchaban rumbo a La Paz llegarían a destino, dijo que a los originarios había que concederles todo, menos el territorio, menos lo principal de esa demanda, porque eso implicaría consentir Estados dentro del Estado boliviano.
Roberto Arnez Villarroel, en reuniones con ex militantes del PCB y de la JCB        (9) ha dicho que, dentro del “proceso revolucionario” actual, la aplicación de la nueva Carta Magna ayudará a resolver los “problemas nacionales”, la opresión y la explotación que les afecta de manera agravada en un sinnúmero de casos. El ex docente universitario añadió que, precisamente, la problemática indígena pendiente de solución, en este período, oculta en cierto modo la lucha de clases la que, para observadores como el que escribe estas notas sabatinas, es la fuerza motriz sustancial de la historia, lo que no niega la lucha de los pueblos indígenas la que, con alguna regularidad, es atravesada por la lucha de clases o ésta se expresa en la acción indígena.
Quizá esperamos resultados rápidos, los que han sido imposibles en los últimos cinco años de un gobierno que no debe emplear a excusa alguna cuando desatiende las demandas indígenas, cuya legalidad y legitimidad sólo desde la derecha se cuestiona con voces poco inaudibles.
La consulta o la falta de ésta a los pueblos indígenas para la exploración de campos posiblemente petroleros y gasíferos en el norte de La Paz o la instalación de pozos para el tratamiento de minerales de cobre en Corocoro, para lo que se utilizó agua destinada al consumo humano y de los animales, son una grave omisión de los gobernantes. A la vez al menos constituyen malos ejemplos, fácilmente imitados por particulares.
La contaminación de ríos, lagunas, lagos y otros acuíferos, fenómeno que viene desde lejos, habla por sí misma y confirma las consecuencias ecológicas de emprendimientos empresariales, razón suficiente para que se lleven a cabo las consultas a los indígenas, según el Convenio de la OIT. En esa materia no debe concederse lugar a omisiones ni se tienen que buscar atenuantes.
Si el Estado Plurinacional deja de proteger a pueblos indígenas en peligro de extinción y en autoaislamiento, con la agravante de que ahora empresarios atentan contra los derechos de esos pueblos (pacahuaras y ayoreos), por acción y omisión del gobierno actual y del Estado se viola la Constitución que hemos ayudado a elaborar y por la que hemos votado la mayoría de los bolivianos y a la que los indígenas consideran suya.
El desastre ecológico anunciado si se instalan empresas productoras de energía eléctrica en el río Madera habría inundaciones, enfermedades, deforestación, pérdida de biodiversidad (recursos genéticos), mortandad de peces, dicho en cinco palabras: cambio irreversible de la vida (10).
La agravante del potencial desastre ecológico anunciado es que, hasta donde conocemos, hay dos tendencias: la de los que creen que se debe sacrificar la naturaleza en aras del desarrollo y los que afirman que se tiene que preservar todo lo que se pueda de la biodiversidad para lo que, por ejemplo, se debe usar la energía solar, la biomasa para producir energía, en vez de que empresas hidroeléctricas transnacionales ganen, quizá, más que el doble o el triple, como ocurre ahora, según el Vicepresidente boliviano.
El pueblo boliviano quiere crecimiento económico y desarrollo social, con el menor sacrificio posible de la naturaleza. Y, por sobre todo aquello, proteger la vida de los indígenas en su hábitat natural.
Si el gobierno sigue por aquel cauce irracional respecto de las riquezas naturales bolivianas, en esos lugares, pronto no habrá ni territorio, ni autodeterminación, ni derecho consuetudinario, ni dignidad, es decir, se destruirá el hábitat natural, la vida, de aquellos pueblos. Y la enmienda de aquella fallas dependen, en especial, de usted compañero Presidente.
La Paz, 26 de marzo de 2011.
*Periodista
Notas:
(1) La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del 13 de septiembre de 2007, fue convertida en Ley de Bolivia antes que otros países. Ese documento contiene casi todos los derechos indígenas menos, por ejemplo, el derecho a la comunicación, como lo hicieron notar los pueblos indígenas mexicanos en un congreso suyo.
(2) Estado Plurinacional de Bolivia. Constitución Política del Estado (2009, capítulo cuarto, Derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos
Artículo 30
I.Es nación y pueblo indígena originario campesino toda la colectividad humana que comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial española.


II. En el marco de la unidad del Estado y de acuerdo con esta Constitución las naciones y pueblos indígena originario campesinos gozan de los siguientes derechos:


1. A existir libremente.

2. A su identidad cultural, creencia religiosa, espiritualidades, prácticas y costumbres, y a su propia cosmovisión.

3. A que la identidad cultural de cada uno de sus miembros, si así lo desea, se inscriba junto a la ciudadanía boliviana en su cédula de identidad, pasaporte u otros documentos de identificación con validez legal.

4. A la libre determinación y territorialidad. 

5. A que sus instituciones sean parte de la estructura general del Estado.

6. A la titulación colectiva de tierras y territorios. 

7. A la protección de sus lugares sagrados.

8. A crear y administrar sistemas, medios y redes de comunicación propios. 

9. A que sus saberes y conocimientos tradicionales, su medicina tradicional, sus idiomas, sus rituales y sus símbolos y vestimentas sean valorados, respetados y promocionados.

10. A vivir en un medio ambiente sano, con manejo y aprovechamiento adecuado de los ecosistemas. 

11. A la propiedad intelectual colectiva de sus saberes, ciencias y conocimientos, así como a su valoración, uso, promoción y desarrollo.

12. A una educación intracultural, intercultural y plurilingüe en todo el sistema educativo.

13. Al sistema de salud universal y gratuito que respete su cosmovisión y prácticas tradicionales.

14. Al ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y económicos acorde a su cosmovisión.

15. A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan.

16. A la participación en los beneficios de la explotación de los recursos naturales en sus territorios.

17. A la gestión territorial indígena autónoma, y al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables existentes en su territorio sin perjuicio de los derechos legítimamente adquiridos por terceros.

18. A la participación en los órganos e instituciones del Estado.


III. El Estado garantiza, respeta y protege los derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos consagrados en esta Constitución y la ley.
Artículo 31
I. Las naciones y pueblos indígena originarios en peligro de extinción, en situación de aislamiento voluntario y no contactados, serán protegidos y respetados en sus formas de vida individual y colectiva.


II. Las naciones y pueblos indígenas en aislamiento y no contactados gozan del derecho a mantenerse en esa condición, a la delimitación y consolidación legal del territorio que ocupan y habitan.
Artículo 32
I. El pueblo afroboliviano goza, en todo lo que corresponda, de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales reconocidos en la Constitución para las naciones y pueblos indígena originario campesinos.
(3) El vicepresidente Álvaro García Linera, en el discurso de posesión suya para un segundo mandato, entre otras cosas, dijo:
“Cuatro han sido los pilares de este proceso de empoderamiento, de conquista y de construcción de un nuevo Estado y de un nuevo poder.
La primera, que el movimiento indígena campesino se haya planteado la necesidad de tomar el Estado, de construir el Estado como única manera para lograr su reconocimiento y la igualdad política por la que habían peleado sus héroes, sus mártires, sus abuelos, nuestros abuelos”.
(4) Convenio OIT No. 169, Sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes.
Artículo 15
1. Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus tierras deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de esos pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos recursos.
2. En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados, y en qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de esas actividades.
(5) El periodista Wilson García Mérida en su notaEl caso de la Nación Pacahuara/’Culturas no contactadas’”, publicada, entre otros lugares, en el anterior número de Aquí (19) se refiere al tema en los siguientes términos:
En el caso de Bolivia, la etnia en “aislamiento voluntario” más representativa de este fenómeno histórico y social es la nación Pacahuara, cuyo territorio originario en el siglo XVIII abarcaba prácticamente toda la amazonia norte de la actual república boliviana. Según testimonios de sacerdotes franciscanos que intentaron, infructuosamente, “cristianizar” a este pueblo concentrándolos en reducciones misionales en 1765, existían “Pacahuaras occidentales” habitando las riberas del río Madre de Dios en un territorio que atravesaba la provincia Ixiamas en el actual departamento de La Paz hasta Moquegua en el Perú, y “Pacahuaras orientales” que ocupaban las riberas de los ríos Iténez, Mamoré y Acre hacia el Brasil. Los Pacahuaras son propietarios de la lengua Pano y de ella se derivaron otras etnias menores como los Chacobo, todavía existentes y en vías de extinción, además de otras etnias ya desaparecidas.
Con anterioridad a los franciscanos, a inicios del siglo XVIII, los jesuitas fueron la primera fuerza “civilizatoria” que los persiguió sangrientamente usando la tortura para obligarles a santiguarse. Durante la república el etnocidio se agravó militarmente: el ejército los barrió a medida que avanzaban las concesiones caucheras promovidas por el capitalismo inglés, obligando a los Pacahuara a refugiarse en el extremo noreste de lo que actualmente es el departamento de Pando, muy cerca a Cachuela Esperanza donde Nicolás Suárez erigió su imperio gomero”.
(6) “Como representante de los pueblos indígenas de Santa Cruz estaré llevando las demandas de la Central Ayorea Nativa del Oriente Boliviano, para hacer conocer y defender nuestras demandas como pueblos ayoreos en defensa de nuestros hermanos que se encuentran en asilamiento voluntario”. Se trata de una diputada suplente por el MAS cuya declaración la hizo al diario Cambio del 24 de este mes.
El director del SEJIS, para aquel matutino, dijo: “Es un tema fundamental porque son los indígenas en estado de mayor vulnerabilidad en todos los países los que están en condición de aislados, no sólo voluntariamente, sino también de manera forzada, sin ningún contacto con la civilización y están afectados por los piratas, por los saqueadores que ingresan a sus territorios”.
El viceministro de Tierras, José Manuel Pinto, sobre aquella demanda ayorea, dijo, a Cambio de la misma fecha: “Tenemos toda la predisposición de proteger los derechos de estos pueblos no contactados, no hay ninguna actitud de marginalidad ni olvido. Por eso no creo qe corresponda (esa denuncia ante la OEA); aquí hay una intención política del Cejis, de redirigir una confrontación entre los indígenas y el Gobierno”.
Servindi, 29 de marzo, 2011.- En la 141 sesión de la CIDH, la diputada indígena Teresa Nominé, de la Central Ayorea Nativa del Oriente Boliviano (CANOB), denunció que el gobierno de Evo Morales se niega a aprobar un decreto que reconoce el derecho de las comunidades ayoreas —ubicadas en la frontera entre Bolivia y Paraguay— a mantenerse en aislamiento, y delimitar sus territorios.
“Después de casi dos años de discusión para proteger a los hermanos en aislamiento, pidiendo respeto por su derecho y territorio, para no dejar entrar a los madereros ilegales y cazadores, el estado se niega argumentando que no hay una ley que reconozca a los pueblos en aislamiento, a pesar de que está especificado en la nueva constitución. Se está contradiciendo”.
(7) Carlos Franca, ministro Consejero de la Embajada de Brasil en nuestro país, para el matutino Página Siete del domingo 27 de este mes, dijo:
Las conclusiones del estudio de impacto ambiental han sido entregados a Bolivia, en todos los aspectos como protección de la fauna, control de la salud pública, cauces de los ríos y posibilidad de inundaciones entre otros temas” .
Agregó: “Hemos transmitido (a las autoridades bolivianas) el deseo de trabajar juntos para acercar a los sectores privados. Hay un enorme interés en nuestro sector privado de trabajar con los vecinos, vuelvo a Brasil y me reuniré con el ministro de Energía sobre el potencial del río Madera para hablar sobre las oportunidades que ofrecen aquí”.
(8) Constitución Política del Estado boliviano de 1967, reformada parcialmente en 1994 y 2004, en su artículo 1, dice: I. Bolivia, libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural constituida en república Unitaria, adopta para su gobierno la forma representativa y participativa, fundada en la unión y la solidaridad de todos los bolivianos”.
(10) Mientras las autoridades brasileñas dicen que el impacto ecológico de las empresas hidroeléctricas que se instalan en el río Madera serán controladas, el Bank Intormation Center USA realizó estudios por encargo de Furnas Centrales Eléctricas Sociedad Anónima, el que resume el diario Página Siete, del 27 de este mes, del que extractamos la siguiente información:
Las hidroeléctricas acabarían con el 70 por ciento de especies de peces (algunos desconocidos); el agua de los ríos subiría varios metros respecto de la situación actual lo que provocaría inundaciones en grandes extensiones; éstas afetarían al pantanal de los ríos y perjudicaría a los anfibios; aquellas, asimismo, dañaría los cultivos estacionarios y las plantaciones de castaña, así como a los pastizales donde se alimenta el ganado, en las riberas del río Mamoré; el mercurio que se utiliza en la minería artesanal contaminará el ambiente; provocarán epidemias de fiebre amarilla, dengue, diarreas, parasitosis, entre otros.
Estudios realizados en Bolivia, cuyas conclusiones se publicaron en una revista de la ex Superintendencia de Recursos Naturales Renovables, advierten de aquellas graves consecuencias si se instalan aquella empresas hidroeléctricas.
(9) Roberto Arnez, además, en un prólogo al libro (inédito) Momentos de la lucha de clases (Bolivia 2008-2009), dice:
“Las contradicciones nacionales que no han sido resueltos en el curso del desarrollo histórico-social no son lo mismo que ‘lucha de los pueblos y regiones’ ni simplemente ¿derivados o una extensión de la lucha de clases’, cual anota el autor en uno de sus análisis, seguramente por destacar el carácter fundamental que en verdad reviste el fenómeno de la lucha de clases, tanto en el plano estrictamente político como en el conjunto del proceso social. Tienen su especificidad, aunque su solución puede subordinada al desenlace de la lucha de clases. Si ésta se inclina en favor de las fuerzas del cambio y el progreso social como está ocurriendo en Bolivia —país de estructura clasista y composición multinacional— los objetivos de su desarrollo económico-social, sin desigualdades ni discriminaciones, podrían ser alcanzados, llegar a ser una verdadera realidad, y no estar aún, en su mayor parte, proclamados en la nueva Constitución Política del Estado Unitario Plurinacional y Autónomo como aspiraciones, principios y normas de una convivencia social más avanzada. El largo proceso de integración y paulatina homogeneización que sobrevendrá no será la expresión de la asimilación forzosa, sino que seguirá un curso voluntario, de respeto, igualdad y espléndida manifestación del humanismo contemporáneo”.
(10) Mientras las autoridades brasileñas dicen que el impacto ecológico de las empresas hidroeléctricas que se instalan en el río Madera serán controladas, el Bank Intormation Center USA realizó estudios por encargo de Furnas Centrales Eléctricas Sociedad Anónima, el que resume el diario Página Siete, del 27 de este mes, del que extractamos la siguiente información:
Las hidroeléctricas acabarían con el 70 por ciento de especies de peces (algunos desconocidos); el agua de los ríos subiría varios metros respecto de la situación actual lo que provocaría inundaciones en grandes extensiones; éstas afetarían al pantanal de los ríos y perjudicaría a los anfibios; aquellas, asimismo, dañaría los cultivos estacionarios y las plantaciones de castaña, así como a los pastizales donde se alimenta el ganado, en las riberas del río Mamoré; el mercurio que se utiliza en la minería artesanal contaminará el ambiente; provocarán epidemias de fiebre amarilla, dengue, diarreas, parasitosis, entre otros.
Estudios realizados en Bolivia, cuyas conclusiones se publicaron en una revista de la ex Superintendencia de Recursos Naturales Renovables, advierten de aquellas graves consecuencias si se instalan aquella empresas hidroeléctricas.

A rajatabla
Incoherente política exterior boliviana
Mientras el mar se aleja, “ocupamos” militarmente Haití
Yuri Aguilar Dávalos*
Resulta difícil entender la política exterior del Estado plurinacional, si es que la hay. Y sólo vamos a referirnos a dos casos: el tema marítimo y la participación de Bolivia en los “Cascos Azules” de la Naciones Unidas.
La ultima declaración del presidente Evo Morales, de acudir a tribunales internacionales, que puede ser la Corte Internacional de la Haya, para demandar a Chile el acceso soberano a las costas del Pacifico, ha generado una variedad de criterios en favor y en contra, dentro y fuera del país, que trataremos de entender y encontrar los motivos.
Las conversaciones bilaterales hasta el Día del Mar
El nuevo ciclo de conversaciones bilaterales que se inicia el 2006 entre los gobiernos de Bolivia y Chile, momento favorable y lleno de expectativa con la llegada de Evo Morales a la presidencia del país, genera simpatía y solidaridad en importantes sectores sociales del vecino país con la causa marítima. Esa coyuntura permite que entre las cancillerías de ambos países se redacte la Agenda de los 13 puntos, documento base que permitió desde entonces avanzar en temas concretos que interesan a los habitantes de Bolivia y Chile.
El avance sobre los 13 puntos de la Agenda (anexo) parece que quedarán en nada, de acuerdo a las declaraciones oficiales del ejecutivo y legisladores chilenos que a continuación detallamos, aunque si bien existe la amenaza de suspender su tratamiento, no se podrá suspender las acciones de temas comunes e ineludibles como el aduanero, fronterizo, comercial, de transporte, de seguridad, es decir, que implícitamente se seguirá tratando y resolviendo esos y otros temas, ya que el hecho de ser vecinos, nos obliga a hacerlo.
Repercusiones después del 23 de marzo
Como ya adelantamos, en los actos centrales de rememoración de la defensa de Calama, el presidente boliviano anuncia que no descarta judicializar el tema marítimo ante instancias internacionales, declaración que hace suponer que se hubiera agotado el diálogo con el gobierno chileno; sin embargo, las principales autoridades bolivianas dicen que dicha estrategia ya se la tenía prevista y que paralelamente se continuaría con el tratamiento de la Agenda de los 13 puntos.
La reacción de las instancias de poder del Estado Chileno no se dejaron esperar: el presidente chileno, Sebastián Piñera, el mismo 23, ante la declaración del Vicepresidente boliviano, García Linera, de que una de los motivos para acudir a tribunales internacionales es el incumplimiento de Chile del Tratado de 1904, señaló: “Esto constituye una pretensión inaceptable y que implica dar prioridad a una norma interna (la Constitución Política) por sobre un tratado internacional, situación jurídicamente inadmisible”. De todas maneras Piñera desde un comienzo señaló que Chile nunca cedería a Bolivia una salida soberana al mar, además de que ese país no tenia nada pendiente con nuestro país.
Por su parte los senadores chilenos se apersonaron a la Cancillería chilena, para respaldar a su gobierno. En nombre de la delegación el senador Tuma declaró: “...nos sorprenden las declaraciones del Presidente Evo Morales en orden a tomar una decisión de recurrir a algún tribunal que todavía desconocemos y no solamente desconocemos sino que tenemos la convicción de que no hay base alguna de que esto se lleve a un tribunal internacional.” El senador Larraín manifestó que "Chile tiene voluntad de entendimiento y quien ha cambiado las reglas del juego hoy día es el Presidente Evo Morales. Por tanto, más que tomar reacciones muy duras o enérgicas, lo que necesitamos es que Bolivia decida qué camino va a seguir" (...) "Si ellos siguen el camino de la confrontación, se suspenden las conversaciones, se suspende la agenda y no habrá más diálogo. Nosotros queremos el otro camino, el que hemos venido impugnando por varios años tanto el gobierno de la Presidenta Bachelet como el gobierno de Sebastián Piñera. Esa es la voluntad de Chile. Por tanto, no es un problema de Chile, hoy día Bolivia tiene la palabra si quiere seguir conversando o si quiere entrar en un clima de confrontación". Posteriormente, legisladores oficialistas y opositores entregaron una declaración al canciller chileno dando “su pleno respaldo al presidente Sebastián Piñera que rechazó el anuncio de demanda internacional por una salida soberana al mar, planteado por el presidente Evo Morales”.
Si bien el anuncio de Morales trajo simpatías en muchos sectores del país, lo que parece una estrategia para contrarrestar la baja aceptación a su gestión y a todo el gabinete —baja que viene desde el gasolinazo y la consecuente alza de los precios, más las protestas de los trabajadores por los bajos salarios que perciben— en el plano internacional no significó precisamente un punto a su favor, porque nos puede crear el estigma de que es mejor no confiar en los bolivianos.
Por otro lado, si la política del gobierno de Evo Morales era desde un principio acudir a tribunales internacionales, por qué no lo hizo a comienzo de su gestión, y por qué también la primera autoridad boliviana se enredó en una relación por demás amistosa y de confianza, entre abrazos y partidos de fútbol, cuando lo correcto era mantener distancia y parquedad.
No es una novedad que temas sensibles, como el marítimo en Bolivia, retomen los gobiernos cuando los problemas internos se ponen álgidos, pues así alimentan sentimientos que distraen la atención de la ciudadanía y desvían el debate, la protesta de sectores que están movilizados por mejores condiciones de vida, como sucede actualmente.
Por ahora, el gobierno tuvo un repunte, y el apoyo es casi unánime, porque el sentimiento patriotero logró avivarlo. Pero en el plano diplomático, hemos logrado que se nos vea con desconfianza, aun sabiendo que la política exterior chilena no es de las más éticas, pero de ser hábil, lo es.
De todas maneras consideramos que el tema marítimo boliviano solo será resuelto en un ámbito de naciones diferentes a las actuales, en la Patria Grande y socialista, donde desaparezcan los intereses de las clases dominantes y de sus políticas de Estado, y se supere el chauvinismo, la mezquindad y las fronteras.
Incongruente presencia militar boliviana en Haití
Bien sabemos que Estados Unidos, el 29 de febrero del 2004, actuó en Haití como siempre, como ave de rapiña: gestó un complot contra el presidente Jean-Bertrand Aristide, lo secuestro, lo exilió a la República Centroafricana e inmediatamente inventó que hubo un golpe de Estado y que Aristide había renunciado.
El complot se inicio meses antes con la agitación en las calles dirigida sectores pudientes de Haití, donde los dueños de medios periodísticos impulsaron la oposición en la llamada Plataforma Democrática. En ese mismo tiempo un ex fiscal estadounidense denunció que ex militares del disuelto ejército haitiano fueron entrenados por los marines para que actuaran como paramilitares cuando se diera la ocupación, lo que sí hicieron tomando varias ciudades.
Alimentando esa falsedad los marines estadounidenses ocuparon el país a fin de “controlar la situación” que se tradujo en ejecutar a los seguidores de Aristide y establecer control militar en zonas populares que apoyaban la Constitución. Además, como no podía ser de otra manera, el control de recursos naturales fue y sigue siendo uno de los objetivos principales. Pero lo más vergonzoso fue que las Naciones Unidas avaló el golpe y la invasión, y envió una fuerza de 6 mil militares “cascos azules” en una “Misión de estabilización” entre los que se contaba a tropas de Brasil (1.200 hombres), Argentina (600) y Chile (900). http://revista-zoom.com.ar/articulo314.html
Con ese antecedente, donde es evidente que las tropas del imperio invadieron un país y derrocaron a un presidente con raigambre popular, resulta inadmisible que el gobierno del presidente Morales sea parte de ese aval ya que el 15 de septiembre del 2006 envía 216 militares bajo el rótulo de “Misión Humanitaria”. Además ya antes, el 21 de Junio del 2006, aprueba el Decreto Supremo 28760 (anexo) que autoriza al Ministerio de Defensa la adquisición de 11 vehículos tácticos y cuatro camiones cisterna (el decreto señala cuatro tanques remolcables), para utilización expresa en Haití. ¿Esa es la política antiimperialista del gobierno y de las Fuerzas Armadas?
Con esta línea de acción en política exterior, podríamos suponer que el gobierno y el Estado Plurinacional de Bolivia enviaría tropas a Libia que engrosen las fuerzas de ocupación de las Naciones Unidas.
Consideramos que nuestro gobierno debe actuar con coherencia porque si denunció la doble moral de los Estados Unidos frente a Libia, señalando que no está de acuerdo con la invasión a Libia, en esa misma línea le corresponde retirar las tropas bolivianas que conforman las fuerzas de “ocupación en Haití”. Al respecto el Ministro de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca dijo: “Bolivia rechaza cualquier acción de intervención militar o política que tienda a desestabilizar más la actual situación de Libia”.
En todo caso, si es que realmente Bolivia quiere actuar solidariamente con Haití, podría enviar más profesionales de la salud, como lo hizo junto a Cuba (1), y no soldados que quiérase o no, son nomás fuerzas de ocupación.
(1) Un grupo de 50 médicos formados en la Escuela Latinoamérica de Medicina que, funciona en La Habana, se integraron a la Brigada Médica Cubana que auxilió a las víctimas de terremoto en Puerto Prícipa (Haití)
*Historiador y periodista
Anexos
La Agenda de los 13 puntos
Avances de la Agenda de los 13 puntos de acuerdo al según Acta de la XVIII Reunión del Mecanismo de Consultas Políticas firmada por ambas cancillerías, en junio del 2008.
1) Desarrollo de la Confianza Mutua lo que significó reuniones entre los presidentes Bachelet y Morales, entre los cancilleres y ministros de Defensa, Salud, Trabajo, Obras Públicas y la Ministra de Cultura de Chile y el Viceministro de Culturas de Bolivia, entre organizaciones de la sociedad civil como universidades, medios periodísticos, organizaciones de trabajadores, de mujeres entre otras;
2) Integración Fronteriza, que abarca los siguientes temas: formación de un Comité de Frontera; fomentar encuentros de municipios y comunidades fronterizas; impulsar reuniones bilaterales de autoridades aduaneras; dar continuidad a talleres sobre las peores formas de trabajo infantil; impulsar el desarrollo fronterizo y los Controles Integrados de Frontera;
3) Libre Tránsito que implica el Sistema Integrado de Tránsito y la habilitación del Puerto de Iquique al Régimen de Libre Tránsito;
4) Integración Física, con los temas Grupo Técnico sobre Infraestructura (GTM); Reunión Bilateral de los Organismos Competentes para la aplicación del Acuerdo de Transporte Internacional Terrestre (ATIT); rehabilitación del Ferrocarril Arica-La Paz;
5) Complementación Económica que abordaría las áreas comercial, silvoagropecuaria, turismo, aduanas, promoción comercial y cooperación, así como los subcomités silvícola, de normalización y medidas sanitarias y fitosanitarias;
6) Tema Marítimo donde se consideró “que mediante este proceso de diálogo, con un enfoque realista y de futuro, podrán alcanzarse los acuerdos necesarios” ya que existen importantes logros en la confianza mutua;
7) Silala y Recursos Hídricos que debería llegar a un “acuerdo básico inmediato, que tenga en cuenta el recurso hídrico en sus usos existentes, los derechos de cada país, y las formas y mecanismos para su aprovechamiento de manera de generar beneficios económicos para Bolivia, considerando la sostenibilidad del recurso”;
8) Instrumentos de lucha contra la pobreza lo que significó la constitución del Grupo de Trabajo de Cooperación coordinado por las respectivas Cancillerías, integrado por el Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo de Bolivia (VIPFE) y la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCI), el aumento del número de becas de Magíster, la ampliación de la cooperación hacia la sociedad civil con el apoyo del Programa de Voluntarios para Haití, esperándose conformar el primer grupo de voluntarios bolivianos y chilenos a ese país;
9) Seguridad y Defensa que constituyeron medidas concretas de transparencia y de fomento de la confianza y la seguridad; el desminado de la frontera; la integración fronteriza que requiere de mayor seguridad y cuidado de la vida humana así como de la vida silvestre que habita en la frontera común; Convenio de Cooperación entre Carabineros de Chile y la Policía Nacional de Bolivia; Desastres Naturales;
10) Cooperación para el control del tráfico ilícito de drogas y de productos químicos esenciales y precursores;
11) Educación, Ciencia y Tecnología que continuaría con el apoyo para desarrollar la segunda etapa del Portal Educabolivia.bo, Encuentros de Académicos y Universidades, intercultural, de historiadores, Cooperación chilena en escuelas de las ciudades de El Alto, Oruro y Tarija, Programa Escuelas sin Frontera, Ofrecimientos de cooperación a nivel de experiencias en áreas educativas;
12) Culturas, que implicaría el Entendimiento Interinstitucional para un Programa de Intercambio Cultural entre las instancias correspondientes de ambos Estados para los años 2008-2011, así también el Proyecto de Convenio de Protección y Restitución de Bienes del Patrimonio Cultural, y
13) Otros Temas como Contactos Interparlamentarios, Convenio en materia de seguridad social a fin de favorecer a bolivianos en Chile y a chilenos en Bolivia; Visas a estudiantes chilenos en Bolivia, etc.

DECRETO SUPREMO N° 28760
21 de junio de 2006
EVO MORALES AYMA
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA
CONSIDERANDO:
Que Bolivia y las Naciones Unidas suscribieron un Memorándum de Entendimiento el 26 de mayo de 1997, con el fin de que nuestro país, a través de sus Fuerzas Armadas participe en Misiones de Paz.
Que el Ejército Boliviano dentro de las tareas complementarias impuestas por el Gobierno Nacional, en virtud al Memorándum de Entendimiento suscrito con la finalidad de lograr objetivos y, coadyuvar con las Misiones de Paz, que se están llevando a cabo en la República Democrática del Congo y en la República de Haití con Personal de Cuadros del Ejército Boliviano y Personal de Tropa especializado para esta clase de Misiones, es necesario que cuente con vehículos motorizados para el logro de los objetivos establecidos en el Memorándum de Entendimiento.
Que el propósito del Memorándum de Entendimiento, es identificar los recursos que el Estado Boliviano proporcionará a las Naciones Unidas, con destino a Operaciones y Mantenimiento de Paz.
Que los recursos para la compra de vehículos provienen del Presupuesto del Ejército, correspondiente a la gestión 2006, lo que no significará mayor erogación de recursos al Tesoro General de la Nación-TGN, este requerimiento logístico es mínimo para participar en estas misiones, siendo de imperiosa necesidad efectuar la adquisición de motorizados, para que el Gobierno de Bolivia cumpla con los compromisos asumidos y establecidos en el Memorándum de Entendimiento.
Que el Decreto Supremo Nº 27327 de 31 de enero de 2004, establece un marco de austeridad racionalizando el gasto de las entidades públicas y prohibiendo en su Artículo 20 la compra o alquiler de vehículos.
Que al requerirse de manera urgente e inmediata los citados motorizados administrativos y tácticos, es necesario proceder excepcionalmente a su adquisición, en mérito al compromiso suscrito entre el Gobierno Boliviano y las Naciones Unidas, lo que no puede adecuarse a lo establecido en el tex̣to ordenado del Decreto Supremo Nº 27328 de 31 de enero de 2004, por el tipo y premura del requerimiento, por lo que corresponde autorizar mediante Decreto Supremo la compra de los mencionados vehículos.
                              0.              Que en reunión del Consejo Nacional de Política Económica y Social-CONAPES del 12 de junio de 2006, se determinó aprobar el presente Decreto Supremo, a solicitud del Ministerio de Defensa Nacional.
EN CONSEJO DE MINISTROS,
DECRETA:
Artículo Único.-
I. Se Autoriza al Ministerio de Defensa Nacional, la compra de once (11) vehículos y cuatro (4) tanques remolcables, para ser utilizados en las Misiones de Paz, en la República de Haití, con recursos provenientes del Presupuesto del Ejército correspondiente a la gestión 2006. Esta compra no significará mayor erogación de recursos al Tesoro General de la Nación-TGN. II. La compra de estos vehículos será por la modalidad de excepción en estricta observancia del procedimiento previsto en el Texto Ordenado del Decreto Supremo Nº 27328 de 31 de enero de 2004. III. La compra de los once (11) vehículos y cuatro (4) tanques remolcables, estará a cargo del Ministerio de Defensa Nacional, a través del Departamento Administrativo y Financiero del Ejército de Bolivia.
El Señor Ministro de Estado en el Despacho de Defensa Nacional, queda encargado de la ejecución y cumplimiento del presente Decreto Supremo.
Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz, a los veintiún días del mes de junio del año dos mil seis.
Fdo. EVO MORALES AYMA, David Choquehuanca Céspedes, Juan Ramón Quintana Taborga, Alicia Muñoz Alá, Walker San Miguel Rodríguez, Casimira Rodríguez Romero, Carlos Villegas Quiroga, uís Alberto Arce Catacora, Abel Mamani Marca, Celinda Sosa Lunda, Salvador Ric Riera, Hugo Salvatierra Gutiérrez, Andrés Soliz Rada, Walter Villarroel Morochi, Santiago Alex Gálvez Mamani, Félix Patzi Paco, Nila Heredia Miranda.

de nuestra tierra
Bolivia: Una ONG norteamericana define las políticas forestales en Pando
Usaid apadrina a las cuatro concesiones forestales de Mabet en el territorio originario de la nación Pacahuara.
Wilson García Mérida| Para Kaos en la Red
(Sol de Pando).- Todas las maniobras realizadas por las socias madereras Inforcasa y Mabet para apropiarse del territorio Pacahuara fueron sustentadas con certificaciones y auditorías, favorables al despojo, emitidas por Rainforest Alliance, la ONG de Usaid que en julio del año pasado fue conminada por la Asociación de Municipios de Pando (Amdeco) a salir de Bolivia… y hasta hoy no lo hizo.
La organización no gubernamental norteamericana Rainforest Alliance, estrechamente vinculada a la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda al Desarrollo (Usaid, por su sigla en inglés), es la principal “certificadora” de las concesiones madereras en el país a través de su programa “SmartWood” que se ejecuta desde 1996 al amparo de la Ley 1700 (Ley Forestal) promulgada por el por el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y todavía en plena vigencia bajo el actual Estado Plurinacional.
Las certificaciones “SmartWood” que otorga Rainforest Alliance cuentan con el respaldo institucional de entidades privadas como la Cámara Forestal de Bolivia (CBF) y el Proyecto de Manejo Forestal Sostenible (Bolfor) también financiado por Usaid.
El propósito teórico y aparente de las “certificaciones” encomendadas a Rainforest Alliance que otorga un “sello verde” a los exportadores madereros —y que el Gobierno boliviano está obligado a convalidar en cumplimiento de la Ley 1700—, es el de garantizar un supuesto “manejo sostenible de los bosques”; aunque en los hechos dicho “sello verde” es una franquicia para la exportación de maderas preciosas industrializadas y semi-elaboradas especialmente dirigida al mercado norteamericano.
“Cuando el forestal certifica el bosque que aprovecha o su industria, recibe el Sello Verde, que es la garantía a los consumidores que el producto que está comprando viene de un bosque manejado responsablemente”, decía un artículo publicado en diciembre del 2009 por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce), revelando el verdadero propósito de las “certificaciones forestales” más bien exigidas por las leyes norteamericanas.
Mabet, la más “certificada”
El programa “SmartWood” de Usaid tiene en los bosques tropicales de Bolivia su principal centro de acción. Los empresarios madereros del país se ufanan de encabezar el ranking de bosques “certificados” a nivel mundial. En efecto, un reporte emitido en julio del 2004 por el “Forest Stewardship Council” (FSC, integrante de la red Rainforest Alliance), informaba que “en el mundo existen 24 países que cuentan con bosques tropicales certificados alcanzando una superficie total aproximada de 4’463.1578 hectáreas, de las cuales Bolivia cuenta con 1’474.175 hectáreas que representan el 33% del total, situando al país en el primer lugar a nivel mundial en cuanto a extensión de bosques tropicales certificados”. El mismo informe agrega que “en segundo lugar se encuentra Brasil, el mismo que cuenta con 1’249.204 hectáreas de bosques tropicales representando el 28%, seguido por Guatemala con 455.309 hectáreas y el 10 % del área total”.
Datos actualizados al 2009 (Ibce) establecen un total de 2’093.160 hectáreas de bosques madereros “certificados”, es decir casi el 10% de los recursos forestales del país vinculados con el comercio de derivados de madera como parquet, muebles, puertas, ventanas, partes y piezas, etcétera. El principal mercado de la madera tropical boliviana es Estados Unidos; con un valor promedio anual de exportación de 14 millones de dólares; seguido de Inglaterra con $us 7 millones y Francia con $us 3 millones.
La empresa “Maderas de Bolivia Etienne” (Mabet), figura entre las 20 empresas bolivianas exportadoras de madera que se han sometido “voluntariamente” a las certificaciones de Rainforest Alliance, siendo una de las principales proveedoras de derivados de madera al mercado norteamericano. Su rubro original, desde 1985 cuando se constituyó como una empresa constructora, fue la fabricación de muebles y casas pre-fabricadas y no precisamente la extracción de madera, exportando a Estados Unidos el 90% de su manufactura. La mueblera Mabet se vinculó con el sector forestal en el año 2000, durante el gobierno de Banzer, mediante una turbia sociedad con Inforcasa (Industria Forestal Cachuela Esperanza S.A.) de Santa Cruz, que detentaba tres concesiones en el territorio Pacahuara de la Provincia Federico Román, en Pando, desde 1997 y por un lapso de 40 años. Los propietarios de Mabet crearon una empresa denominada, nada menos, “Empresa Forestal y Agroindustrial Pacahuaras S.A.”, que fue ilegalmente “sub-contratada” por Inforcasa para explotar los bosques a orillas de los ríos Negro y Pacahuara hasta el año 2006. Cumplido ese plazo, y en medio de denuncias de millonarias evasiones impositivas y pleitos judiciales por esa causa con el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), “Pacahuara S.A.” se declaró dolosamente en quiebra dando lugar a que Mabet se constituya en empresa forestal, tras lo cual Inforcasa le transfirió las tres concesiones ocupadas en el territorio indígena desde 1997 (gracias al gobierno de Banzer), a la que se sumó una cuarta concesión obtenida directamente por Mabet. Descontando pequeñas áreas que le fueron recortadas por el Inra para dotar tierras a comunarios campesinos dentro las concesiones, bajo estipulaciones de la Ley 3545, actualmente Mabet detenta un total de 222.609 hectáreas en el corazón del territorio indígena que perteneció históricamente, según registros que datan de la época colonial, a la Nación Pacahuara.
Todas las maniobras realizadas por Inforcasa y Mabet para apropiarse del territorio Pacahuara fueron sustentadas con certificaciones y auditorías, favorables al despojo, emitidas por Rainforest Alliance, la ONG de Usaid que fue conminada por la Asociación de Municipios de Pando (Amdeco) el 6 de julio del pasado año 2010, para abandonar el territorio amazónico boliviano en un plazo que ya se venció hace ocho meses.

lucha de nuestros pueblos
Reflexiones del Compañero FIDEL:
Entre la emigración y el crimen
(Tomado de CubaDebate)
Los latinoamericanos no son criminales natos ni inventaron las drogas.
Los aztecas, los mayas, y otros grupos humanos precolombinos de México y Centroamérica, por ejemplo, eran excelentes agricultores y ni siquiera conocían el cultivo de la coca.
Los quechuas y aymaras fueron capaces de producir nutritivos alimentos en perfectas terrazas que seguían las curvas de nivel de las montañas. En altiplanos que sobrepasaban a veces los tres y cuatro mil metros de altura, cultivaban la quinua, un cereal rico en proteínas, y la papa.
Conocían y cultivaban también la planta de coca, cuyas hojas masticaban desde tiempos inmemorables para mitigar el rigor de las alturas. Se trataba de una costumbre milenaria que los pueblos practican con productos como el café, el tabaco, el licor u otros.
La coca era originaria de las abruptas laderas de los Andes amazónicos. Sus pobladores la conocían desde mucho antes del Imperio Inca, cuyo territorio, en su máximo esplendor, se extendía en el espacio actual del Sur de Colombia, todo Ecuador, Perú, Bolivia, el Este de Chile, y el Noroeste de Argentina; que sumaba cerca de dos millones de kilómetros cuadrados.
El consumo de la hoja de coca se convirtió en privilegio de los emperadores Incas y de la nobleza en las ceremonias religiosas.
Al desaparecer el Imperio tras la invasión española, los nuevos amos estimularon el hábito tradicional de masticar la hoja para extender las horas de trabajo de la mano de obra indígena, un derecho que perduró hasta que la Convención Única sobre Estupefacientes de Naciones Unidas prohibió el uso de la hoja de coca, excepto con fines médicos o científicos.
Casi todos los países la firmaron. Apenas se discutía cualquier tema relacionado con la salud. El tráfico de cocaína no alcanzaba entonces su enorme magnitud actual. En los años transcurridos se han creado gravísimos problemas que exigen análisis profundos.
Sobre el espinoso tema de la relación entre la droga y el crimen organizado la propia ONU afirma delicadamente que “Latinoamérica es ineficiente en el combate al crimen.”
La información que publican distintas instituciones varía debido a que el asunto es sensible. Los datos a veces son tan complejos y variados que pueden inducir a confusión. De lo que no cabe la menor duda es que el problema se agrava aceleradamente.
Hace casi un mes y medio, el 11 de febrero de 2011 un informe publicado en la Ciudad de México por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia de ese país, ofrece interesantes datos sobre las 50 ciudades más violentas del mundo, por el número de homicidios ocurridos en el año 2010. En él se afirma que México reúne el 25% de ellas. Por tercer año consecutivo la número uno corresponde a Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.
A continuación expone que “…ese año la tasa de homicidios dolosos de Juárez fue 35% superior a la de Kandahar, Afganistán —la número dos en el ranking— y 941% superior a la de Bagdad…”, es decir, casi diez veces superior a la capital de Irak, ciudad que ocupa el número 50 de la lista.
Casi de inmediato añade que la ciudad de San Pedro Sula, en Honduras, ocupa el tercer lugar con 125 homicidios por cada 100.000 habitantes; siendo solo superada por Ciudad Juárez, en México, con 229; y Kandahar, Afganistán, con 169.
Tegucigalpa, Honduras, ocupa el sexto con 109 homicidios, por cada 100.000 habitantes.
De este modo se puede apreciar que Honduras, la de la base aérea yanki de Palmerola, donde se produjo un Golpe de Estado ya bajo la presidencia de Obama, tiene dos ciudades entre las seis en que se producen más homicidios en el mundo. Ciudad de Guatemala alcanza 106.
De acuerdo a dicho informe, la ciudad colombiana de Medellín, con 87.42 figura también entre las más violentas de América y el mundo.
El discurso del Presidente norteamericano Barack Obama en El Salvador, y su posterior conferencia de prensa, me condujeron al deber de publicar estas líneas sobre el tema.
En la Reflexión de marzo 21 le critiqué su falta de ética al no mencionar en Chile siquiera el nombre de Salvador Allende, un símbolo de dignidad y valentía para el mundo, quien murió como consecuencia del golpe de Estado promovido por un Presidente de Estados Unidos.
Como conocía que al día siguiente visitaría El Salvador, un país centroamericano símbolo de las luchas de los pueblos de nuestra América que más ha sufrido como consecuencia de la política de Estados Unidos en nuestro hemisferio, dije: “Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.”
Le deseaba buen viaje y “un poco más de sensatez.” Debo admitir que en su largo periplo, fue un poco más cuidadoso en el último tramo.
Monseñor Oscar Arnulfo Romero era un hombre admirado por todos los latinoamericanos, creyentes o no creyentes, así como los sacerdotes jesuitas cobardemente asesinados por los esbirros que Estados Unidos entrenó, apoyó y armó hasta los dientes. En El Salvador, el FMLN, organización militante de izquierda, libró una de las luchas más heroicas de nuestro continente.
El pueblo salvadoreño le concedió la victoria al Partido que emergió del seno de esos gloriosos combatientes, cuya historia profunda no es hora de construir todavía.
Lo que urge es enfrentar el dramático dilema que vive El Salvador, del mismo modo que México, el resto de Centroamérica y Suramérica.
El propio Obama expresó que alrededor de 2 millones de salvadoreños viven en Estados Unidos, lo cual equivale al 30% de la población de ese país. La brutal represión desatada contra los patriotas, y el saqueo sistemático de El Salvador impuesto por Estados Unidos, obligó a cientos de miles de salvadoreños a emigrar a aquel territorio.
Lo nuevo es que, a la desesperada situación de los centroamericanos, se une el fabuloso poder de las bandas terroristas, las sofisticadas armas y la demanda de drogas, originadas por el mercado de Estados Unidos.
El Presidente de El Salvador en el breve discurso que precedió al del visitante, expresó textualmente: “Le insistí que el tema del crimen organizado, la narcoactividad, la inseguridad ciudadana no es un tema que ocupe sólo a El Salvador, Guatemala, Honduras o Nicaragua y ni siquiera México o a Colombia; es un tema que nos ocupa como región, y en ese sentido estamos trabajando en la construcción de una estrategia regional, a través de la Iniciativa CARFI.”
“…le insistí, en que este es un tema que no sólo debe ser abordado desde la perspectiva de la persecución del delito, a través del fortalecimiento de nuestras policías y nuestros ejércitos, sino que también enfatizando en las políticas de prevención del delito y por lo tanto, la mejor arma para combatir en sí la delincuencia, en la región, es invirtiendo en políticas sociales.”
En su respuesta el mandatario norteamericano dijo: “El Presidente Funes se ha comprometido a crear más oportunidades económicas aquí en El Salvador para que la gente no sienta que debe enrumbarse al norte para mantener a su familia.”
“Sé que esto es especialmente importante para los aproximadamente 2 millones de salvadoreños que están viviendo y trabajando en Estados Unidos.”
“…puse al día al Presidente sobre las nuevas medidas de protección al consumidor que promulgué, que les dan a las personas más información y aseguran que sus remesas en efecto les lleguen a sus seres queridos en casa.
“Hoy, también estamos lanzando un nuevo esfuerzo para hacerles frente a los narcotraficantes y pandillas que han causado tanta violencia en todos los países, especialmente aquí en Centroamérica.”
“…dedicaremos $200 millones a apoyar los esfuerzos aquí en la región, lo que incluye hacerles frente […] a las fuerzas sociales y económicas que impulsan a los jóvenes hacia la criminalidad. Ayudaremos a reforzar los tribunales, los grupos de la sociedad civil y las instituciones que defienden el estado de derecho.”
No necesito una palabra más para expresar la esencia de una situación dolorosamente triste.
La realidad es que muchos jóvenes centroamericanos han sido conducidos por el imperialismo a cruzar una rígida y cada vez más infranqueable frontera, o prestar servicios en las bandas millonarias de los narcotraficantes.
¿No sería más justo —me pregunto— una Ley de Ajuste para todos los latinoamericanos, como la que se inventó para castigar a Cuba hace ya casi medio siglo? ¿Seguirá creciendo hasta el infinito el número de personas que mueren cruzando la frontera de Estados Unidos y las decenas de miles que ya están muriendo cada año en los pueblos a los que usted ofrece una “Alianza Igualitaria”?
Fidel Castro Ruz
Marzo 25 de 2011
8 y 46 p.m.

Reflexiones del Compañero FIDEL:
Los zapaticos me aprietan
Mientras los reactores siniestrados despiden humo radiactivo en Japón, y aviones de monstruosa estampa y submarinos nucleares lanzan mortíferas cargas teledirigidas sobre Libia, un país norteafricano del Tercer Mundo con apenas seis millones de habitantes, Barack Obama le hacía a los chilenos un cuento parecido a los que yo escuchaba cuando tenía 4 años: “Los zapaticos me aprietan, las medias me dan calor; y el besito que me diste, lo llevo en el corazón”.
Algunos de sus oyentes quedaron pasmados en aquel “Centro Cultural” en Santiago de Chile.
Cuando el Presidente miró ansioso al público tras mencionar a la pérfida Cuba, esperando una explosión de aplausos, hubo un glacial silencio. A sus espaldas, ¡ah, dichosa casualidad!, entre las demás banderas latinoamericanas, estaba exactamente la de Cuba.
Si se volteaba un segundo sobre su hombro derecho habría visto, como una sombra, el símbolo de la Revolución en la Isla rebelde que su poderoso país quiso, pero no pudo destruir.
Cualquier persona sería, sin duda, extraordinariamente optimista si espera que los pueblos de Nuestra América aplaudan el 50 aniversario de la invasión mercenaria de Girón, 50 años de cruel bloqueo económico de un país hermano, 50 años de amenazas y atentados terroristas que costaron miles de vidas, 50 años de proyectos de asesinato de los líderes del histórico proceso.
Me sentí aludido en sus palabras.
Presté, efectivamente, mis servicios a la Revolución durante mucho tiempo, pero nunca eludí riesgos ni violé principios constitucionales, ideológicos o éticos; lamento no haber dispuesto de más salud para seguir sirviéndola.
Renuncié sin vacilación a todos mis cargos estatales y políticos, incluso al de Primer Secretario del Partido, cuando enfermé y nunca intenté ejercerlos después de la Proclama del 31 de julio de 2006, ni cuando recuperé parcialmente mi salud más de un año después, aunque todos continuaban titulándome afectuosamente de esa forma.
Pero sigo y seguiré siendo como prometí: un soldado de las ideas, mientras pueda pensar o respirar.
Cuando a Obama lo interrogaron sobre el golpe de Estado contra el heroico presidente Salvador Allende, promovido como otros muchos por Estados Unidos, y la misteriosa muerte de Eduardo Frei Montalva, asesinado por agentes de la DINA, una creación del Gobierno norteamericano, perdió su presencia de ánimo y comenzó a tartamudear.
Fue certero, sin duda, el comentario de la televisión de Chile al final de su discurso, cuando expresó que Obama ya no tenía nada que ofrecer al hemisferio.
Yo, por mi parte, no quiero dar la impresión de que experimento odio a su persona, y mucho menos hacia el pueblo de Estados Unidos, al que reconozco el aporte de muchos de sus hijos a la cultura y a la ciencia.
Obama tiene ahora por delante un viaje a El Salvador mañana martes. Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.
Le deseo buen viaje y un poco más de sensatez.
Fidel Castro Ruz
Marzo 21 de 2011
9 y 32 p.m.

Reflexiones del Compañero FIDEL:
La alianza igualitaria
(Tomado de CubaDebate)
Al anochecer del sábado 19, después de opíparo banquete, los líderes de la OTAN ordenaron el ataque contra Libia.
Desde luego, nada podía ocurrir sin que Estados Unidos reclamara su papel irrenunciable de máximo jefe. Desde el puesto de mando de esa institución en Europa, un oficial superior proclamó que se iniciaba la "Odisea del Amanecer".
La opinión pública mundial estaba conmovida por la tragedia de Japón. El número de víctimas del terremoto, el tsunami, y el accidente nuclear, no ha cesado de crecer. Son ya decenas de miles las personas muertas, desaparecidas e irradiadas. Crecerá considerablemente también la resistencia al uso de la energía nuclear.
El mundo está sufriendo a la vez las consecuencias del cambio climático; la escasez y el precio de los alimentos, los gastos militares y el derroche de los recursos naturales y humanos, crecen. Una guerra era lo más inoportuno que podía ocurrir en estos momentos.
El recorrido de Obama por América Latina ha pasado a un segundo plano, nadie apenas se ocupa del tema. En Brasil, se han hecho evidentes las contradicciones de intereses entre Estados Unidos y ese hermano país.
No puede olvidarse que Río de Janeiro compitió con Chicago por la sede de los Juegos Olímpicos del 2016.
Obama quiso congraciarse con el gigante suramericano. Habló del "extraordinario ascenso de Brasil" que ha llamado la atención internacional y elogió su economía como una de las que más rápido crece en el mundo, pero no se comprometió en lo más mínimo con apoyar a Brasil como miembro permanente del privilegiado Consejo de Seguridad.
La Presidenta brasileña no vaciló en expresar su inconformidad con las medidas proteccionistas que Estados Unidos aplica a Brasil, a través de tarifas y subsidios que han constituido un fuerte obstáculo a la economía de ese país.
El escritor argentino Atilio Boron afirma que a Obama "... lo que [...] más le interesa en su calidad de administrador del imperio es avanzar en el control de la Amazonia. Requisito principal de este proyecto es entorpecer, ya que no puede detener, la creciente coordinación e integración política y económica en curso en la región y que tan importante han sido para hacer naufragar el ALCA en 2005 y frustrar la conspiración secesionista y golpista en Bolivia (2008) y Ecuador (2010). También debe tratar de sembrar la discordia entre los gobiernos más radicales de la región (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador) y los gobiernos ‘progresistas’ —principalmente Brasil, Argentina y Uruguay..."
"Para los más osados estrategas estadounidenses la cuenca amazónica, al igual que la Antártida, es un área de libre acceso en donde no se reconocen soberanías nacionales..."
Mañana Obama se traslada a Chile. Llegará precedido de una entrevista que concedió al diario El Mercurio, publicada hoy domingo, en la que confiesa que el "Discurso para las Américas" —así lo califica— se funda en una "alianza igualitaria" con Latinoamérica, que casi nos deja sin aliento al rememorar "La Alianza para el Progreso" que precedió la expedición mercenaria de Playa Girón.
Confiesa textualmente: "nuestra visión para el hemisferio [...] se funda en el concepto de alianza igualitaria que he perseguido desde que asumí la Presidencia de Estados Unidos".
"‘También me enfocaré en áreas específicas en las que podemos trabajar juntos, como el crecimiento económico, la energía, la seguridad ciudadana y los derechos humanos’..."
"Esa visión, puntualizó, tiene por objetivo ‘mejorar la seguridad común, expandir las oportunidades económicas, asegurar un futuro energético limpio y apoyar los valores democráticos que compartimos’."
"... promover un hemisferio seguro, estable y próspero en el que Estados Unidos y nuestros aliados comparten responsabilidades en asuntos claves tanto a nivel regional como global."
Todo como puede apreciarse maravillosamente bello, digno de enterrarse como los secretos de Reagan, para publicarlo dentro de 200 años. El problema es que como informa la agencia DPA, según sondeo realizado por el diario La Tercera "... en 2006 el 43 por ciento de la población chilena rechazaba las centrales nucleares".
"Dos años después el rechazo subió a 52 por ciento y en 2010 llegó a 74 por ciento." Hoy, después de lo ocurrido en Japón alcanza al "... 86 por ciento de los chilenos..."
Faltaría sólo hacerle una pregunta a Obama. Tomando en cuenta que uno de sus ilustres predecesores, Richard Nixon, promovió el golpe de Estado y la muerte heroica de Salvador Allende, las torturas y el asesinato de miles de personas, ¿pedirá el señor Obama excusas al pueblo de Chile?
Fidel Castro Ruz
Marzo 20 de 2011
8 y 14 p.m.

Imperialismo del Siglo XXI
¿Venezuela atacada con el virus AH1N1, para empezar la agresión imperial después de Libia?
Raúl Bracho  Para Kaos en la Red
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Pareciera que es cierto aquel axioma que reza sobre nosotros: “El hombre es un animal de costumbres”. ¿Será que la especie, ya acostumbrada a la guerra, se acostumbre a ser humillado por el imperio que lo explota y sentencia a muerte? Me niego a creerlo. Aceptarlo sería declinar ante nuestra propia posibilidad de subsistir. Si hemos sido “acostumbrados” al dominio. Cualquiera de nosotros fue “educado” por la cultura del dinero, de los bienes, del estatus, de la exclusión y de igual forma a la cultura de escalar, arribar y obtener una posición social aplastando a todas y todos con la excluyente tarea de ser un triunfador, lo que no se traduce en nada más allá que ser un consumidor con gran poder adquisitivo. Eso es verdad, somos una civilización alienada y sometida, acostumbrada a que hay un imperio que designa las normas y a aceptarlas como si no hubiese otra posibilidad. Es contra todo esto que luchamos, es la civilización de la que pretendemos liberarnos, es el imperio que debemos derrotar, fuera y dentro de nuestro ser.
En estos momentos nuestra civilización vive los embates finales de un imperio que se resiste a morir, que impide el paso a una sociedad humanista, socialista, libertaria. Terribles noticias recorren nuestro mundo. Desde las supuestas “rebeliones populares” en Túnez y Egipto, el terremoto de Japón, la fractura de los reactores nucleares, la radioactividad rondando nuestro aire y ahora el ataque de Europa y las fuerzas del imperio norteamericano en contra del pueblo libio, la cotidianidad es otra, el mundo está entrando en un tiempo de guerra. Quiéranlo o no entender, más tarde o más temprano, todos tendrán que aceptarlo: el imperio lucha agónicamente para sobrevivir y sus armas para lograrlo son la guerra y la muerte.
Nuestro planeta y nuestra civilización son finitos, esto debe entenderse claramente, se agotarán tarde o temprano los recursos que de forma irresponsable extraemos del medio ambiente, la explotación tanto de la naturaleza como del ser humano nos ha llevado a un momento en que estamos parados enfrente de un terrible abismo. Las posibilidades de que la vida de nuestra especie perdure, no van más allá de 50 años. La clase dominante, la de los ricos, los oligarcas, los que tienen el poder del dinero lo saben, lo saben mucho mejor que el resto de la especie. Ellos pagan a los científicos, a los ambientalistas, a los economistas y ya están al tanto. Esa es la clase dominante que es responsable de todas las desgracias que hemos vivido con asombro y dolor en estas dos semanas, ellos no pretenden, para nada, salvar nuestro ambiente, no tienen la minima intención de evitar el colapso. Esa estirpe de animales sólo piensa en ellos, como siempre lo hizo, y por tanto ahora se ha decidido a asumir este futuro fatal que tiene enfrente nuestra humanidad, para tan sólo salvarse ellos: entiéndase bien lo que esto quiere decir, entiéndase que van a sacrificarnos a todas y todos, que asesinarán a la tercera parte de la especie humana para que dure más el agua y el aire, para que se tarde un poco más el holocausto y ellos puedan escapar a otro planeta, a una estación orbital (ya en construcción) o a ciudades submarinas o subterráneas, esto está sucediendo, aunque usted no lo crea. Están quemando el mundo de forma descarada tan sólo para salvarse ellos y sus familias.
¿Podría usted permitirse dudar un instante? Podría, antes de tildarme de loco, y en nombre de su descendencia, tan sólo dudar por un momento de todo lo que le han enseñado a creer?
En el subtitulo de mi nota de hoy trato de estructurar de forma sencilla los niveles de guerra con los que estamos siendo atacados, en nuestros días, hay todavía quien cree que la guerra son tan sólo las bombas, soldados, tanques y barcos; el imperio juega con esta ignorancia a su favor. Trate ahora de entender los niveles de guerra que usa hoy día el imperio de los ricos para preservar los recursos que necesita para sobrevivir y salvarse:
Guerra ambiental:
Va más allá del daño que produce el modelo industrial del capitalismo sobre el medio ambiente, la contaminación no es un arma de guerra, es un daño terrible producto de la ambición y la avaricia, de la inhumana explotación de nuestros recursos. La guerra ambiental es el dominio secreto que posee el imperio sobre el clima y sobre las fallas tectónicas y que le permite alterarlas. Sequías, inundaciones, sismos y tsunamis son inducidos por el imperio desde varias bases estratégicas en el planeta. Visite you tube y coloque HAARP en el buscador. Se sorprenderá con la inmensidad de materiales que encontrará y podrá tener una nueva visión. Estas armas han podido ser las que produjeron el sismo de Japón con la intencionalidad de fracturar los reactores y crear la crisis nuclear.
Sin Japón, tercera potencia económica hasta hoy, los mercados norteamericanos y europeos saldrán un poco de la crisis económica y reflotarán un tiempo. Con la radioactividad mermarán a una parte de la población y crearán estados de pánico con los que pretenderán someternos.
Guerra bacteriológica:
Desde hace años para el imperio la salud es un gran negocio, las transnacionales de los laboratorios farmacológicos viene manipulando los virus y “creando” epidemias para vendernos a todas y todos sus productos. Muy pronto el imperio entendió que podría atacarnos con enfermedades. El SIDA es señalado como una de éstos virus creados para enfermarnos. La gripe aviar y luego la porcina, conocida como AH1N1, también han sido denunciadas como manipulaciones bacteriológicas. En Venezuela apareció hace dos semanas una epidemia de virus AH1N1, ¿casualidad? Ya a esta altura dudo de todo, podría asegurar que es una respuesta a las políticas revolucionarias en salud, que atacan a la renta de estos laboratorios e imponen el modelo de la medicina preventiva que nos enseñan nuestros camaradas cubanos, implementado por nuestra aguerrida Ministra Eugenia Sader y además el comienzo de la desestabilización que el imperio programa para avanzar sobre nuestro país, que sigue en la lista luego de Libia. Vienen por nuestro petróleo y contra Chávez. Con los mismos patrones usados contra Libia, el imperio irá destrozando cada patria de forma sanguinaria. Si usted está en el medio, o su familia, no tendrán compasión.
Guerra convencional:
Ésta la creemos conocer todas y todos, es la vieja guerra de soldados, barcos y aviones. Que hoy está suficientemente sofisticada como para pretender rendir a un país como Libia sin que ningún soldado deba pisar su territorio, misiles, satélites, androides y drones ya están en uso. Es la forma más despiadada de matarnos.
Guerra mediática:
Ésta corresponde a la guerra sicológica, al dominio de nuestras conductas signadas por la publicidad, por el modelo de sociedad de consumo y por la desinformación o información manipulada. Es la que hoy hace creer a muchos que Estados Unidos realmente ataca a Libia en nombre de la libertad y la democracia. Es el veneno que nos inyectan en la sangre, en la mente. Estas armas entran a diario por los televisores, la prensa y la radio. Se acumula en el ser humano y se llama alienación.
Éstas son las armas que hoy están produciéndole dolor a nuestra humanidad. Más allá de gritar panfletos radicales o políticos, ha llegado la hora de avocarnos a hablar, a conversar entre todas y todos para que podamos enfrentar un destino que sólo nos llevará a la destrucción de nuestra civilización y de la vida en nuestro planeta. Es la hora suya, la mía, la nuestra. Es la hora de despertar y despertar al que esté a nuestro lado. Asuma su puesto si le queda suficiente dignidad y coraje, si ama a su vida y la de su familia, únase con todas y todos a los que lucharemos hasta lograr que la vida tenga una victoria sobre los poderes de la muerte que hoy atacan y llenan de llanto a nuestra humanidad.
Venceremos.

¡Escucha, yanqui!

Señor
Barack Hussein Obama,
Presidente de los Estados Unidos de América
Señor presidente:
Simón Bolívar escribió el 5 de agosto de 1829: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”. Una profecía confirmada mil veces, hasta nuestros días. La advertencia del Libertador se hizo realidad no sólo en América Latina y el Caribe, condenados por su cercanía geográfica y sus enormes riquezas a sufrir el pillaje de EE.UU. y sus legiones de marines. A partir de la segunda guerra mundial, la voracidad depredadora del nuevo imperio se hizo universal y sigue cometiendo crímenes de lesa humanidad invocando la libertad y los derechos humanos de sus víctimas. Su país, señor presidente, que forjaron patriotas ejemplares inspirados en nobles principios republicanos, se ha convertido en un imperio desalmado, sangriento y rapaz, odiado y temido en el mundo.
Guerras e invasiones, bombardeos de poblaciones civiles, golpes de Estado, conspiraciones y asesinatos políticos, torturas en cárceles secretas, sabotajes, terrorismo, campañas de propaganda y dinero para desestabilizar gobiernos, patrañas para justificar la ocupación de países ricos en petróleo, gas y otros minerales, bloqueos de alimentos y medicinas para someter la soberanía y dignidad de naciones pequeñas y débiles, y, sobre todo, su desenfrenado espíritu de rapiña, convierten a EE.UU. en odioso símbolo del escarnio al derecho de gentes. ¡Qué lejos está hoy su país del noble espíritu que animó la Declaración de Independencia en 1776! La proclama de Jefferson y sus compañeros de que “todos los hombres nacen iguales”, se extravió en la oscuridad de la traición. Usted, señor, representa algo muy distinto al país que soñaron los Padres Fundadores. Usted es el jefe de un imperio que amenaza al mundo con su desesperada búsqueda de materias primas y recursos energéticos para alimentar una economía que no reconoce otro límite que la máxima ganancia. Esa irresponsabilidad está empujando a la Humanidad al hambre y el desastre. El desprecio de su nación por las leyes de la naturaleza pone en riesgo la existencia del planeta y atropella las normas de solidaridad ambiental que aseguran la presencia de la pareja humana en la Tierra. Su gobierno, señor presidente, ha continuado las políticas que hacen de EE.UU. un imperio guerrerista. Más que un país, el suyo es un bastión militar. Lo corrobora el presupuesto de defensa de este año con 553 mil millones de dólares y un suplemento de 117.800 millones para sostener la guerra en Afganistán e Iraq.
Usted no habla en nombre de los 155 millones de norteamericanos que quieren un mundo en paz. Mucho menos lo hace por los miles de sindicalistas y jóvenes que se han movilizado estos días en Wisconsin, Ohio y otros estados protestando contra las leyes que reducen las jubilaciones y salarios. Usted habla en nombre de los 400 norteamericanos que Michael Moore ha dicho que “tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad del total de los estadounidenses”. Ese gordo formidable e incansable, que ha hecho lo suyo para difundir la realidad de EE.UU., afirma: “Hemos entregado nuestra preciosa democracia a una elite financiera. Wall Street, los bancos y Fortune son los que gobiernan esta república”(1). Esa realidad —la del capitalismo—, la vivimos también en Chile. Somos poco más de 17 millones de una población mestiza, que sin embargo, discrimina a indígenas, morenos y negros. Nuestro país sufre las mismas deformaciones que afectan al suyo, entre otros motivos porque se empeña en imitarlo. También en Chile una elite ejerce el poder. Sus miembros poseen enormes fortunas y figuran en el cuadro de honor de Forbes. Iris Fontbona viuda de Luksic posee 19.200 millones de dólares. Horst Paulmann, 10.500 millones; los Matte, dueños de bosques y plantas eléctricas, 10.400 millones; y el presidente de la República, Sebastián Piñera, elevó su fortuna a 2.400 millones el año pasado. Esta minoría insaciable controla los medios de comunicación y la educación privada —donde se educan la mayoría de los niños y jóvenes chilenos—. Logra así el mismo engaño masivo que Moore menciona en su discurso de Madison: que los pobres “voten por el partido que protege a los ricos porque ‘usted podrá ser un día uno de ellos’”. El soporte social de la elite que gobierna en Chile es una pretendida clase media, alienada por el consumismo y que se equilibra sobre la tarjeta de crédito. Esto le facilita acceder a automóviles, electrodomésticos, celulares, viajes y espectáculos cuya profusión permite crear el espejismo de una sociedad igualitaria. Detrás del telón se esconden tres y medio millones de pobres e indigentes y casi 700 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. Una parte considerable de la población es prisionera de la droga. Chile —como usted sabe— es uno de los diez países con mayor desigualdad en el mundo. Como puede ver, señor presidente, en Chile se sentirá como en su casa. De algún modo —lo percibirá si el espeso muro de su seguridad lo permite—, nuestro país es una burda imitación del suyo. Pero ustedes son el imperio y nosotros la colonia. El modelo económico y social que nos impusieron mediante el terrorismo de Estado los militares y empresarios coaligados con las trasnacionales, fue el premio mayor de la intervención norteamericana. La oligarquía que ayudó a desatar el golpe es la misma que hoy gobierna el país. No ha dejado de hacerlo en ningún momento durante casi 40 años. Para ello se ha valido indistintamente de militares y políticos de derecha y centro-“izquierda”. Estos últimos gobernaron durante 20 años y ni siquiera despeinaron el modelo neoliberal. Por el contrario, terminaron de traspasar al sector privado lo poco que quedaba en el área pública.
Esa gentuza, señor presidente, son sus amigos en Chile. Tenga cuidado con ellos. Es lamentable, señor presidente, que usted recorra el mismo camino sinuoso que ya hicieron sus antecesores. No ha corregido la alevosa política hacia Cuba que impulsaron los diez presidentes anteriores. El bloqueo a la isla —usted lo sabe— es una arbitrariedad inicua que viola los derechos humanos del pueblo cubano. Lo señala todos los años Naciones Unidas, sin que su país se dé por enterado. Esto constituye un agravio y una afrenta para toda América Latina y el Caribe porque atropella la soberanía de una nación hermana. Aún más, su gobierno ha hecho oídos sordos a la petición mundial de libertad para cinco cubanos prisioneros en EE.UU. acusados de impedir las acciones terroristas que se fraguaban contra la isla. La beligerante actitud de su gobierno contra Venezuela es otro hecho bochornoso de esta política imperial. Sus intentos por desestabilizar al gobierno del presidente Hugo Chávez repiten el mismo esquema de intromisión extranjera que vivieron Chile en 1973 y Honduras en 2009. Usted parece no entender que en América Latina y el Caribe ha renacido una corriente social y política que demanda democracia participativa, justicia e igualdad. Es un movimiento de pueblos cansados de ficciones democráticas a la medida de los intereses oligárquicos. Su demanda superior —desde siempre— es la unidad e integración de América Latina y el Caribe.
Eso es lo que representa Hugo Chávez para el pueblo venezolano y para los pobres y excluidos del continente. La revolución bolivariana tiene una línea de continuidad de dos siglos con la historia política latinoamericana y caribeña. Proviene de los libertadores que desafiaron y derrotaron al poder colonial, entre ellos nuestro Bernardo O’Higgins que proclamó “más vale morir de pie que vivir de rodillas”. Ese fue el espíritu combativo de los jefes y soldados indígenas y mestizos de las primeras luchas de la independencia. Es el mismo espíritu que renació en Fidel Castro y Salvador Allende, y que hoy recorre los llanos de Venezuela y las selvas y montañas de Ecuador y Bolivia. En 1960 un gran norteamericano, el sociólogo C. Wright Mills, escribió Escucha yanqui. La Revolución Cubana. Fue un intento por hacer comprender a EE.UU. ese acontecimiento histórico. Pero el yanqui no escuchó. Ojalá usted preste atención a norteamericanos valientes como Noam Chomsky, James Petras, Michael Moore y tantos otros intelectuales, artistas, cineastas, pastores religiosos, científicos, sindicalistas, etc., que con honestidad tratan que su nación despierte a la realidad. Si usted atiende esas voces, comprenderá por qué el clásico grito “Yanqui go home” lo continuarán escuchando los presidentes norteamericanos hasta el día del juicio final del imperialismo. Lo saluda atentamente,
Director de Punto Final
 (1) Discurso de Michael Moore en Madison, Wisconsin, 5/3/2011.
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 729, 18 de marzo, 2011)

La Comisión Política y la militancia del FMLN, por este medio expresa una cordial bienvenida al excelentísimo Presidente de los Estados Unidos de América, Señor Barack Obama, augurando que tenga una estadía exitosa y placentera en nuestro país.
El FMLN, tomando en cuenta el enorme significado que tiene la visita del mandatario de los Estados Unidos a El Salvador y su encuentro con el Presidente Mauricio Funes, le patentiza lo siguiente:
1. Valoramos significativamente su presencia para el fortalecimiento de las relaciones entre nuestros pueblos y gobiernos y no dudamos que es un reconocimiento al gran esfuerzo que hace la sociedad salvadoreña para la consolidación de su democracia.
2. Agradecemos su ponderación positiva del liderazgo del Presidente Mauricio Funes como conductor de una etapa que marca el inicio de las transformaciones en nuestro país para alcanzar niveles más altos de justicia social.
3. Vemos, como una muestra de altísima sensibilidad humana su decisión de visitar la cripta de Monseñor Oscar Arnulfo Romero cuyo asesinato es el “máximo símbolo de la violación de los Derechos Humanos en nuestro país”. Este hecho sin precedentes será agradecido enormemente y por siempre por el pueblo salvadoreño.
4. Apreciamos sus esfuerzos por apoyar a nuestros compatriotas en los Estados Unidos, y esperamos que en el abordaje de este tema con el Presidente Funes, se concreten nuevos logros en pro de la humanización de la migración salvadoreña y centroamericana.
5. Reconocemos que su Gobierno está situando a América Latina en un nivel más alto de prioridad en la política exterior de su país, le deseamos éxitos y le expresamos nuestro deseo de que se desmonten los factores que tensionan las relaciones de su Gobierno con nuestros pueblos. En ese sentido, nos sumamos a la petición de indulto y liberación de los cinco presos cubanos que permanecen en las cárceles de su país.
6. Le deseamos éxitos en su gira por América Latina y en su jornada de trabajo con nuestro Gobierno, especialmente en la lucha contra la pobreza, el narcotráfico y el crimen organizado, en lo que el FMLN contribuye de acuerdo a sus posibilidades.
Sr. Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, le reiteramos nuestra bienvenida, hacemos votos para que en el mundo reine la paz, para que las diferencias entre las naciones se resuelvan por la vía política negociada, sin intromisión en sus asuntos internos.
En el mismo sentido, hacemos votos para que se concreticen los ideales de cambio del pueblo salvadoreño y el pueblo norteamericano; para que la amistad entre nuestras naciones, se fortalezca y perdure.
San Salvador, 21 de marzo de 2011
Comisión Política
FMLN

Que el miedo al imperio no nos paralice
No demos ni una sola baza al imperio y sus comparsas para frenar las revoluciones de América, de Egipto, de Túnez, de Libia. Mubarak, Ben Ali, Gadafi, escogieron un camino contrario a los intereses de sus pueblos y fueron arrastrados por el viento popular. Los líderes de América Latina, que han demostrado estar con sus pueblos, deben encontrar su lugar con esos pueblos árabes que se levantan. Por que la lucha por la emancipación es una.
Los levantamientos populares que se están sucediendo en los países árabes abren sin duda la peligrosa posibilidad de que despierten, e incluso faciliten, la intervención de las potencias occidentales vía OTAN, con la consecuente tragedia de ocupación, crimen y atropello a la soberanía que caracteriza las intervenciones de la Alianza y los Estados Unidos. Es evidente que en río revuelto pueden suceder muchas cosas.
Sin embargo, ese temor no debe impedirnos a quiénes, como el Che, nos indignamos ante cualquier injusticia y contra cualquier persona en cualquier lugar del mundo, apoyar los movimientos populares que se rebelan contra tiranos. Y los gobernantes de los tres países árabes donde en este momento más lejos han llegado las rebeliones lo son. Tan tiranos como amigos de los gobernantes europeos, con quienes tan buenos negocios tenían cuando el pueblo aún no había empezado a hablar.
Tampoco faltan quienes piensan que, detrás de los levantamientos, se encuentra la mano del imperio, interesado, como siempre, en desestabilizar y tomar el control del país y de sus recursos, repitiendo para ello el esquema que tan bien conoce de las revoluciones de colores. Por supuesto que Estados Unidos y sus escuderos europeos estarían encantado de tomar ese control, e incluso en estos momentos, caben pocas dudas de que descansan sobre las mesas de los gobiernos estudios que permitan legitimar esa ocupación.
Para saber de esos planes, basta conocer la manipulación sobre los acontecimientos en Libia, algo que ya ha quedado al descubierto. En las primeras veinticuatro horas de su llegada a Tripoli el periodista de Il Manifesto Maurizio Matteuzzi comprobaba que muchos de los acontecimientos difundidos por los medios occidentales —y también por árabes como Al Jazzira y Al Arabiya—, no se correspondían con la verdad. No existían las fosas comunes en Tadjoura, no era cierto que el distrito de Fascilum y otros distritos de la capital hubieran sido bombardeados. No era cierto que el aeropuerto de Mitiga hubiera sido tomado por los rebeldes.
Informaciones falsas que no ayudan a entender las razones profundas del pueblo libio para mostrar su rebeldía ante quien hace mucho abandonó la pelea de los pueblos árabes tergiversaciones que, a veces, pueden haber tenido la voluntad de informar —el caso de los medios que, a día de hoy, tienen ganada su credibilidad—, pero que sabemos que, de manera más general, tienen la única voluntad de confundir y preparar el camino a la intervención de la OTAN —tarea constante de los medios tradicionales al servicio de los intereses creados—.
Sin embargo, la amenaza del control de las grandes potencias no puede ser razón para condenar a los pueblos árabes al yugo de unos gobernantes déspotas y corruptos. En la parábola de Buda y la casa en llamas, Bertolt Brecht narra la historia de una familia cuya vivienda está ardiendo. Mientras los vecinos les increpan para que la abandonen y se salven de morir abrasados, la familia no deja de preguntarse sobre el futuro que les espera fuera de la casa, si el frío les amenazará, si conseguirían otro techo, si podrían alimentarse.
El miedo al futuro les paralizaba y les impedía abandonar una muerte segura. Es verdad que el vacío de poder y la desestabilización planea sobre esos países y la región, pero es de ese modo como siempre se produjeron las revoluciones. El vacío de poder puede ser aprovechado por los militares, por un líder mesiánico, por el imperio, pero también podría serlo por el pueblo que ha tenido el coraje de romper su obediencia y desafiar al poder.
De modo que de eso se trata, de que mientras algunos poderes están al acecho, también lo estén los hombres y mujeres de Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Bahrein, Jordania, Argelia o Marruecos, para no permitir que nadie que no les represente ocupe ilegítimamente el gobierno. Y con ese pueblo debemos estar quienes siempre denunciamos las dictaduras de los países árabes, esas que vendían a precio de saldo los recursos naturales del país a las potencias europeas a cambio de ser mantenidas en el poder con la excusa de que contenían la amenaza islámica. Ahora hemos visto que quien de verdad amenazaba esos regímenes era la sed de justicia de un pueblo.
Muy inteligentemente los gobiernos europeos han abandonado a los dictadores una vez comprobado que no pueden seguir manteniendo la farsa. Sería un error imperdonable que fuera la izquierda quien, temerosa de la garra del imperio, se refugiara en el mal menor. El vacío de poder está llegando, y con el pueblo movilizado se abre una etapa constituyente con un pueblo soberano al que le corresponde dibujar los contornos de su organización social y política.
Sabemos que en muchos centros de poder se estarán maniobrando para colocar a un candidato que permita mantener el saqueo y la corrupción. La propuesta del presidente español de inventar un plan Marshall de reconstrucción de Libia o trasladar el modelo de la transición española al mundo árabe son las penúltimas mentiras de un occidente que prefiere seguir negociando con élites en vez de con el pueblo y sus representantes legítimos.
Ni el dinero privado de ese Plan Marshall, que entregaría Libia a las grandes empresas, ni una transición que se hiciera por las cúpulas y olvidase al pueblo pueden solventar las décadas perdidas en el mundo árabe. Muy al contrario, sería un retroceso que traicionaría las esperanzas depositadas por los pueblos que están rompiendo con sus yugos. Ayudemos a los pueblos a que sean ellos los que, de una vez, tomen el destino de sus países, lejos de repetir el saqueo de las empresas transnacionales y los grupos que las representan.
No son pocos los rebeldes alzados en los pueblos árabes que miran a los procesos emancipadores de América Latina en busca de ejemplo. Es momento de que las revoluciones latinoamericanas acompañen a las revoluciones árabes. Un sueño internacionalista por la base, lleno de dificultades pero también lleno de esperanzas. Esos mismos dictadores, sostenidos por los gobiernos europeos, han sido expulsados de la historia por mujeres y hombres que quieren tomar las riendas de su destino. No demos ni una sola baza al imperio y sus comparsas para frenar las revoluciones de América, de Egipto, de Túnez, de Libia.
Mubarak, Ben Ali, Gadafi, escogieron un camino contrario a los intereses de sus pueblos y fueron arrastrados por el viento popular. Los líderes de América Latina, que han demostrado estar con sus pueblos, deben encontrar su lugar con esos pueblos árabes que se levantan. Por que la lucha por la emancipación es una. Pueblos que han tomado la palabra. Y la palabra del pueblo es la única palabra que reconocerán los rebeldes allá donde se alzan.

Arcano Político
Rechazamos la autocensura
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Ciudad de México, 25 de mar.- Convocó la telecracia mexicana a cumplir con la autocensura, ordenada por el presidente Felipe Calderón, como estrategia que oculte el fracaso de su guerra fallida contra el crimen organizado.
Organizado por Emilio Azcárraga Jean, el auto proclamado soldado panista y que aumentó su riqueza en cerca del 50 por ciento en un año, según la estadounidense Forbes, se dijo que más de 700 medios firmaron Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia.
Un documento que parece recoger las “sugerencias” del señor Felipe Calderón, para “Establecer mecanismos que impidan que los medios se conviertan en instrumentos involuntarios de la propaganda del crimen organizado”.
Sin embargo, en el supuesto acuerdo de los magnates de las comunicaciones electrónicas y los empresarios de los medios impresos, dicen querer defender a “sus” periodistas de la violencia, y en ningún inciso o apartado se menciona, por lo menos, que los 49 asesinatos de periodistas en la administración Calderón, están en la impunidad.
Tampoco se menciona en el documento “protector” de los periodistas, que el gobierno federal, estatal y municipal, de cualquier signo, criminalizan a los periodistas asesinados sin investigación de por medio y con supuestos inventados.
En la guerra del señor Calderón contra el llamado crimen organizado, sin el mínimo rubor ético, el documento llama a “omitir y desechar información que provenga de los grupos criminales con propósitos propagandísticos. No convertirse en instrumento o en parte de los conflictos entre grupos de la delincuencia”.
Es difícil negar la mano presidencial y sus voceros oficiales u oficiosos al leer: “Presentar siempre esta información en su contexto correcto y en su justa medida. Explicar cuál es el tamaño y la situación real del problema, cómo afecta a la sociedad y cómo se compara con lo que ocurre o ha ocurrido en otras regiones y países”.
Se entiende, entonces, que el periodismo se reduce a la propaganda de los administradores, minimizando los llamados “daños colaterales” en más de 36 mil muertes, o los secuestros y asesinato de indocumentados, que difícilmente puede “compararse” con lo que ocurre en otras regiones y países.
Llama la atención que se publicitó en horarios estelares la autocensura impuesta por los industriales de la información a escasas horas de que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, observará “la frustración” del señor Calderón ante el fortalecimiento de los carteles de la droga.
Elementos que conducen a recordar que el ejercicio de la libertad de expresión no es un derecho de los empresarios de la información que buscan las ganancias económicas, ni es una concesión graciosa de los administradores del país.
Es un derecho de la sociedad que respira el miedo ante el sospechoso fracaso de los encargados de garantizar la seguridad de los contribuyentes.
Es imposible que “la información que se difunda sobre el crimen organizado debe asignar a cada quien la responsabilidad que tenga sobre los hechos de violencia”, si se considera que el reportero tiene la función de reportar un hecho sin prejuicio o juicio, ya que “asignar a cada quien la responsabilidad” es facultad de un juez previo juicio.
Por ello, rechazamos la pretensión de la autocensura impuesta por los industriales de la información asociados con los hombres y mujeres del poder.
Nos escuchamos de 13 a 17 horas de lunes a viernes en Arcano Informa en la ciberseñal www.arcanoradio.com asociada a Radio Naciones Unidas y a Radio Francia Internacional, emisora insignia de www.arcanorevista.com y su nuevo concepto www.arcanopolitico.com

de Espinal
El cristianismo y la revolución
Luis Espinal Camps
América Latina sigue siendo un continente, en gran medida, cristiano, por eso no sería lógico prescindir de los cristianos para el cambio social y la revolución. La revolución en América Latina no se puede hacer sin los cristianos; más aún, en las revoluciones de nuestro continente han participado activamente los cristianos.
Pero el cristiano es un revolucionario sospechoso; porque grandes corrientes reaccionarias y reformistas se han encubierto con el epíteto de "cristiano". Más aún, la iglesia se declara políticamente neutral, nunca lo ha sido ni podría serlo; y como está inserta en "este" contexto social concreto, defiende fácilmente el sistema, que por su parte le concede ciertos privilegios. La iglesia oficial o instalada es contrarrevolucionaria.
¿El cristiano para ser revolucionario ha de dejar de ser cristiano? ¿Cómo conjugar su lealtad a la revolución y a una iglesia inserta en el sistema? El cristiano se encuentra en un conflicto de lealtades; y tendrá que distinguir cuidadosamente entre su fe y las formas históricas que esta fe ha ido tomando hasta concretarse en actitudes políticas que nada tienen que ver con la fe. Una falta de aclaración solamente llevaría al cristiano a la necesidad de renunciar a su fe para poder ser revolucionario.
Por esto, el cristiano participa en la revolución a título personal y como imperativo impuesto por su fidelidad al evangelio; pero no, por exigencia institucional de su iglesia, posiblemente reaccionaria. Más aún, el cristiano tendrá que atacar a esta iglesia instalada que es un freno para la revolución.
Hay que recordar que la revolución no va ser a favor de todos; sino solamente a favor de las mayorías. Una minoría (ahora privilegiada y explotadora) va a salir perdiendo con la revolución, porque perderán sus privilegios, y será bajada al nivel común, masivo y popular. La iglesia oficial, que es uno de los privilegios de nuestra sociedad, va a perder también algunos privilegios en la revolución.
Para aclarar la actitud del cristiano ante la revolución hay que ver a la iglesia como un fenómeno histórico con su dimensión religiosa y evangélica, pero también con su dimensión política y de poder.
La iglesia tiene dos fachadas. Una es la iglesia de la conciliación, la que pone parches para suavizar las asperezas de esta sociedad de clases, es la iglesia institucional y burocrática. Y está también la iglesia de la ruptura, la que predica que esta sociedad es injusta, y sobre la injusticia sería un sarcasmo predicar el amor. Por esto la iglesia tiene dos fachadas ; la iglesia instalada y la iglesia revolucionaria, la iglesia-institución y la iglesia-pueblo; o si queremos, la iglesia de los diplomáticos y la de los profetas.
Por esto, dentro de la iglesia se refleja también el eco de la lucha de clases; porque cada cara de la iglesia tiene sus partidarios; está la iglesia del poder y la iglesia de los pobres.
Los cristianos fácilmente caemos en un defecto de clericalismo. Sería inadecuado aplicar este clericalismo a la revolución. Ha de quedar claro que la revolución no la hará la iglesia, ni le va a liderizar, ni es de desear que lo haga. Los cristianos revolucionarios tendrán que buscar sus líderes políticos fuera de la iglesia; la iglesia aunque tiene un rol político, no está especializada en política ni es ésta su función.
Finalmente, la revolución y los cambios profundos en la sociedad los lideriza el pueblo, y no ningún grupo elitista o intelectual. La iglesia no va a dirigir la revolución, aunque algunos de sus miembros (Helder Cámara, Camilo Torres, Ernesto Cardenal...) participen activamente en los cambios políticos. (15-XII-79).

para Espinal
Un Lucho Espinal para 2011
Xavier Albó
(La Razón, 20 de marzo de 2011)
Me resulta más difícil imaginarlo el 2011 que el 2001, o incluso el 2008. Escuché una vez al encantador obispo sudafricano y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu decir que le resultaba más fácil proclamar la Buena Nueva durante el apartheid que después de su abolición. “Antes bastaba preguntarse: ¿estás a favor o en contra del apartheid? Si estás a favor, no eres cristiano. Si estás en contra, eres cristiano”.
A Lucho le tocó vivir y ser profeta en Bolivia mayormente durante dictaduras militares. Su muerte violenta, en manos de los esbirros de Arce Gómez y García Meza, hoy ambos presos, fue precisamente la antesala de la peor de todas esas dictaduras. Eran situaciones en que era más fácil plantearse opciones contrapuestas a lo Tutu.
A Espinal ya no le dieron tiempo para discernir cómo ser profeta en otros tiempos y contextos. Simplemente le segaron la vida para taparle su boca. Como acallaron también apenas un día después en El Salvador, tres mil kilómetros más al norte, a otro profeta y además obispo primado de aquel país hermano: Santo Romero de América. En el velorio de Lucho, la homilía estuvo a cargo del entonces joven obispo auxiliar de La Paz Julio Terrazas, quien dijo: “Con la desaparición del padre Espinal lo más monstruoso que han querido que suceda es que se silencie la voz del pueblo. En esas intenciones de eliminar a un hombre que se había hecho la voz de los sin voz, parece escondida la intención de silenciar (al) pueblo”.
¿Qué haría y diría, pues, hoy Lucho Pueblo con su cuerpo ya envejecido, pero su espíritu siempre joven, lúcido y comprometido? No me quedan dudas de que seguiría acompañando el proceso en medio de sus tropezones, desvíos y conflictos. Lo haría críticamente y sin quedarse mudo, buscando caminos de reencuentro cuando la pasión o el afán de poder empaña la mente o divide. 
Fue nombrado por consenso director del semanario Aquí por ser el que mejor podía catalizar y conjugar grupos políticamente distintos y hasta opuestos para juntarse hacia un objetivo común y enfrentarse juntos hacia el enemigo principal.
Las divisiones dentro del MAS, incluida la rotura de la alianza con el MSM, le dolerían y buscaría caminos de acercamiento para distinguir entre discrepancias y oposición. Los líderes de hoy, que en su tiempo tanto apreciaron a Lucho, deberían mantener un póster o foto suya a la vista para consultarle siquiera con los ojos cuando deban tomar decisiones sobre ese tipo de conflictos.
El artista revolucionario buscaría cómo mediar en el conflicto entre el Museo ASUR y la Gobernación de Chuquisaca. ¡Hay mucha semejanza entre la sensibilidad artística y humana de Lucho y la de Verónica Cereceda!
¿Qué diría el crítico de cine ante La lluvia también? O sobre Lucho Sanpueblo, aun si pudiera prescindir de que el título se refiere a él? Ante Haití, Libia, la radiactividad en el Japón... me lo imagino gritando con el pueblo: “Otro mundo es posible ¡y necesario!” ¿Y qué diría el sacerdote y creyente comprometido sobre la Iglesia? ¿Y qué sobre el artículo 4 de la nueva Constitución? Lo que queda claro es cómo hasta hoy nos ayuda la memoria, las palabras y la praxis de Lucho Espinal. Seguimos necesitando un Espinal, muchos Espinales. 

Xavier Albó es antropólogo lingüista y jesuita.

Mons. Romero y el P. Luis Espinal
 P. Gregorio Iriarte o.m.i.
La entrega evangélica radical de ambos a favor de su pueblo unió sus vidas en un mismo ideal liberador y la sangre del martirio los hermanó en un memorial de eternidad. El mismo día en que enterrábamos a Lucho en hombros y en olor a multitudes en La Paz, asesinaban en El Salvador a Mons. Romero..Ambos quedarán para siempre unidos en el registro glorioso de los mártires.
No deja de sorprender que no solamente los hermanó la sangre del martirio: fueron similares las causas que motivaron sus muertes, las tenebrosas motivaciones de sus asesinos y los objetivos criminales de los Gobiernos de turno… Por otro lado, si se los analiza desde el punto de vista psicológico, percibimos, claramente, que eran dos almas gemelas: ambos tímidos y sin embargo, valientes hasta la temeridad; ambos humildes, y, sin embargo, desafiantes frente a los poderes opresores constituidos; ambos alejados de todo compromiso político-partidista, y sin embargo, acusados de rojos y comunistas ; ambos buscando siempre la cercanía, el servicio y la liberación de su pueblo, y, sin embargo, tratados de suvertores, de traidores, de vendepatrias; Místicos y Profetas los dos y, por eso mismo, ambos canonizados por su pueblo
Podemos ver que enfrentan a las amenazas de sus vidas con admirable entereza y valentía. Se muestran dispuestos a afrontar la propia muerte por ser consecuentes con el Evangelio de Jesús y con su compromiso liberador para con propio pueblo:
 Mons. Romero decía pocos días antes de su martirio:
Esta semana me llega un aviso de que estoy yo en la lista de los que van a ser eliminados la próxima semana. Pero quede constancia de que la voz de la justicia nadie la podrá matar ya”. “Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño. Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás.”
Luis Espinal decía: “Si un día nos toca dar la vida, la daremos con la sencillez de quien cumple una tarea más, sin gestos melodramáticos” “La lucidez con que hemos pensado jugarnos la vida en algún momento, me trae un instante de suprema serenidad: la vida es para eso, para gastarla por los demás.” “Hemos visto que hay cosas que valen más que la propia vida ¡No será un ideal muy rastrero el morir de senectud, de vejez!!! ¿no será mejor morir por algo…? Señor, danos coraje para lanzarnos a la corriente de la vida, sin prudencias, sin miedo a la muerte ¡Qué importa adelantarle la fecha!!!!”
Pocas horas después de su muerte, encontramos sobre su escritorio una oración, (lo último que había escrito). Esa oración era, de algún modo, premonitoria de su propio martirio. Se diría que Lucho intuía su propia inmolación, y, en ese momento, surge en su interior un rechazo frontal ante una muerte que podría otorgarle una hermosa aureola de triunfo. Él está decidido a aceptar su propia muerte, pero sin ribetes de heroísmo. Él ha aceptado morir por la causa del pueblo, pero como muere el pueblo….sin alardes… sencillamente…
Sin embargo, Espinal, los mismo que Mons. Romero, no aceptan la huida, la retirada prudente o cobarde: “Si nos toca dar la vida, lo haremos con la sencillez de quien cumple una tarea más, sin gestos melodramáticos…”. “Somos antorchas que solo tienen razón de ser cuando se queman: es entonces cuando dan luz a los demás”….

Carta abierta a Luis Espinal
 (A 31 años de su asesinato)
Estimado Lucho:
Transcurrieron 31 años desde que nos dejaste y parece que fue hace poco. Recuerdo nítidamente esos días que después que asistías al cine, unos desalmados te llevaron al matadero y después de esa sádica y cruel tortura, en la noche del 21 de marzo, 13 balazos sepultaron tu cuerpo y con ello nos demostraste que, lo que predicaste también se cumplió: “la vida es para eso, para gastarla por los demás”.
Y es que tu mismo, estabas decidido a aceptar tu propia muerte, pero sin ribetes de heroísmo. Aceptaste morir por la causa del pueblo, pero como muere el pueblo, sin alardes… de la forma más sencilla!
Quienes vimos, leímos y seguimos tu testimonio en vida difícilmente podremos excluir de este momento que atraviesa el país, la misma fuerza de tus editoriales, tus comentarios de cine, tus homilías o tus Oraciones a quemarropa, que fueron el eje orientador y la guía necesaria para señalar el camino del pueblo en sus luchas cotidianas.
Hoy quisiera encontrarte de nuevo en este escenario que vive tu pueblo que acompañó tu féretro al cementerio de La Paz; que lloró al despedirte, que recuperó la memoria de tu palabra en cada año que realizamos las romerías a Achachicala y que con oraciones y canciones rememoró las dimensiones del hombre íntegro, de aquel hombre que nos enseño a ver cine; de aquel periodista que supo decir la verdad; de un defensor inclaudicable por los derechos humanos y un sacerdote comprometido por la causa de los pobres hasta el final.
Hoy te contaría la desesperanza de ese mismo pueblo que después de 31 años parece desilusionarse de lo que reclamó, luchó y peleó en tu tiempo, al igual que tu, cuando decíamos que íbamos a luchar por cambiar y transformar la situación que nos dejaron las dictaduras.
Hoy te contaría de aquellos que entregaron y vendieron a la patria, los que la descuartizaron y pretendieron dividirla, pero también de esa patria ilusionada en un nuevo futuro cargado de esperanza.
Hoy me gustaría mostrarte a los que tu mismo conociste, que te dieron la mano y apostaron por una vida digna y dijeron que nunca renunciarían a este desafío y que, lamentablemente, los vemos al otro lado de la acera compartiendo el proyecto de los poderosos.
Son los rostros de la traición, los “neoliberales” de los “tiempos de cambio”, los que disfrazados de corderos esconden una identidad falsa y son los mismos “lobos” que encontramos en el pasado y que ya nos anuncian que, el verdadero cambio, está muy lejos.
Hoy también te mostraría a tu Iglesia, no a la que llamaste pueblo de Dios, con la que celebraste en tu comunidad, en tu barrio las eucaristías y que recogiendo sus testimonios, te comprometías a ser su portavoz en las luchas cotidianas del pueblo boliviano.
Hoy te mostraría a una Iglesia de los jerarcas, olvidada del Dios de los pobres, de aquella que con su "no sustantivar nada", "condena a todos y a nadie, aquella que en los últimos años se ha convertido en cómplice de los círculos del poder departamental, muy pegadita a las grandes logias y de los latifundistas que avasallan territorios indígenas, explotan y violan a jóvenes indígenas.
Si es de aquella Iglesia que, aparte de su silencio cómplice como institución, nos sorprende ver todavía a algunos sacerdotes celebrando misas a favor de los poderosos. Es decir, justificando el latifundio y negando territorio a sus dueños legítimos y negándose en los hechos, su discurso demagógico de "opción por los pobres".
Hoy te hablaría de aquel pastor que se auto relegó de su rebaño y se apartó de sus propios hermanos que continúan marginados y excluidos en su propia tierra; ellos que sin territorio y sin nombre, siguen siendo esclavizados por sus propios hermanos y llevan la dignidad de los pueblos en la zona guaraní, ayorea, chiquitana y moxeña.
Hoy recuerdo a uno de tus hermanos que se alejo del gran rebaño de los que pregonaban servicio a la fe y promoción de la justicia y opción por los pobres. El mismo que no llegó a ser ni la pizca de lo que fuiste, al contrario, el retrato de tu hermano Eduardo Pérez Iribarne, me indigna porque es aquel que estuvo comprometido en los años noventa con los gobiernos neoliberales junto a Sánchez de Lozada.
El mismo Pérez Iribarne que al hacer una película con tu nombre, (Lucho San Pueblo) simple y llanamente, no sólo te faltó al respeto, sino, nos faltó el respeto a todos que acompañamos tu lucha, y sólo puso al descubierto un exacerbado culto a su imagen y un narcisismo que hoy no tiene nada que ver con lo que tu predicaste.
Hoy te escribo con profunda preocupación y te traslado el sentimiento dolido de todo un pueblo que te reclama que hagas eco de tu palabra, con la fuerza de los que ponen el dedo en la llaga sin temores, necesitamos de tu voz firme y radical que, sin rodeos, señale claramente a los que mancillan la dignidad de tu pueblo y les llame como Jesús a los fariseos de ese tiempo, “hipócritas, raza de víboras, sepulcros blanqueados”.
Hoy queremos de nuevo tus Oraciones a quemarropa, que “quemen” la conciencia de quienes le traicionaron a nuestro pueblo porque tu no fuiste ese cristiano de silencio, como vos mismo les dijiste a los que no se identificaron con nada, “no protestan por las injusticias, porque están esclavizados al Estado por la persecución o por el compromiso, comprados por el miedo o por el oportunismo”.
Hoy personalmente, te pido que vuelvas a dejarnos las semillas de ese Espinal que conocí, para que brote la esperanza, para que germine una conciencia para los que vendrán; verdaderos luchadores por el cambio, para que le entreguemos, con nuestro trabajo, lo que tu nos enseñaste: “Y si un día nos toca dar la vida, lo haremos con la sencillez de quien cumple una tarea mas”.
Tu hermano,
Luis Camilo Romero

Si el Lucho estuviera acá
Escrito por Vicuña (ehgc_lp@yahoo.es)
Van 31 años de la pasión y muerte del compañero religioso Luis Espinal S.J., al que conocimos como Lucho, aunque nunca hablamos personalmente ni estuvimos en reuniones, aunque compartimos los enormes espacios de lucha por la democracia.
Pero el Lucho nos hablaba a cada rato, lo hacía desde la radio y el periódico, y más de una vez desde el púlpito. De esta manera los jóvenes de hace 31 años vivimos intensamente a Lucho, nuestra lectura semanal del semanario Aquí, daba línea de acción y reflexión democrática con la que enfrentábamos a los eternos abusadores del país, los excluyentes capitalistas pro norteamericanos que gobernaron a través de unas Fuerzas Armadas para nada vinculadas a la patria, al contrario, fueron tiempos que los militares sólo eran un Ejército de segunda de Estados Unidos.
Desde su mirada, escritos, tallados y oraciones, Lucho era un cristiano revolucionario a quemarropa, era parte importante de la luz de un cambio, su luz era tan intensa que enceguecía a los desde ya miopes sirvientes del Plan Cóndor, y cuando la luz se presenta ante la oscuridad, los seres de las tinieblas se esfuerzan por apagarla, y cuanto más primitivos son esos seres, con mayor torpe soberbia tratan de apagarla. Así fue, el narco coronel y sus guaruras desplegaron lo mejor de su inteligencia para lo único que les era útil, el crimen.
Pero lo que estos seres no saben, pese a que un larga historia lo demuestra, es que ese tipo de luz no muere, al contrario aumenta y no cambia de rumbo; lo experimentó Pilatos y Caifás con el Maestro y divina guía de Lucho, lo experimentó el asesino de Martin Luther King, de Arnulfo Romero, por supuesto los asesinos del Che Guevara.
La primera vez que me pregunté, ante la realidad política, ¿qué diría Lucho? Fue en el momento que en el gobierno de la UDP, en el que la crisis se ahondaba producto de una irresponsable gestión económica ayudada por el acoso de la empresa privada y su banca, y la harina donada se transformaba en una elegante casa en Calacoto en vez de ir a paliar el hambre de los niños pobres.
Llegó el recorte inconstitucional del período presidencial y claudicamos ante nuestra falta de gestión económica, por cierto vino acompañada de la negociación de Jaime Paz y su partido para ser candidatos. El golpazo al pueblo —por atreverse a tener un gobierno que de alguna manera quería pensar en ellos— fue el 21060, la Constitución liberal suplantada por un decreto neoliberal, entonces pensé, ¿qué diría el Lucho? Los que manejaron la economía de la UDP, por cierto algunos o varios de ellos se aprecian de haber sido sus amigos, llegaron al gobierno a pedido de Banzer, y ¿qué diría el Lucho? Luego el Goni profundizó el 21060 liquidando la economía estatal, regalando las empresas de los bolivianos a las empresas privadas, algunas de prestigio, pero también hubieron algunas de gran desprestigio, como en el caso del LAB.
Y ¿qué diría el Lucho? Si Lucho hubiera estado vivo, se hubiera vuelto a morir al ver al general Banzer gobernando con el voto popular, ¿qué hubiera dicho de su huelga de hambre por la democracia el año 78? Teniendo en cuanta que estamos seguros de su fidelidad ideológica cristiana y social, no como algún hermano suyo que con gran quiebre de cintura pasa apoyando a los liberales y atacando a los que quieren el cambio.
¿Qué diría hoy el Lucho? Bueno, la justicia de la vida y la política ya pasó factura a algunos esos de la harina en la UDP, pero todavía hay algunos que andan discursando por ahí sobre ser parte de un proceso de cambio. ¿Qué diría de Santos Ramírez? Y de otros que aún no hemos pillado pero que andan por ahí metidos en algunas instancias estatales en diferentes niveles. Elevemos a Dios una oración a quemarropa por el descanso eterno de Lucho y que su luz ligada a Cristo no se apague nunca.

lecturas
¿Qué se entiende por colonialismo, descolonización y colonialidad?
Raúl Prada Alcoreza
Debemos acercarnos a los problemas a través de las estructuras de pensamiento; de alguna manera podemos decir que los problemas dependen de las estructuras de pensamiento. Éstas los inventan o los construyen; por lo menos están asociadas estructuras de pensamiento y problemas. No podemos separar las formaciones enunciativas de las reglas que definen los juegos de verdad. El colonialismo a pesar de ser una realidad cruda y expansiva desde el siglo XVI, asociada a la expansión capitalista, al ciclo del capitalismo del mediterráneo, no es tratado como materia del discurso teórico hasta mucho después. Si bien se puede decir que se desplegaron discursos anticoloniales constatables desde el siglo XVIII, conformándose de un modo moderno durante el siglo XIX, es a mediados del siglo XX, sobre todo después de la segunda guerra mundial y las consecuencias irradiantes de las revoluciones orientales, la rusa (1917) y la china (1949), cuando se construye un discurso descolonizador articulado al discurso antiimperialista. Uno de los artífices de esta construcción es indudablemente el intelectual crítico martinico Franz Fanon (1925-1961). Diremos que la teoría sobre el colonialismo está íntimamente ligada al discurso descolonizador; podríamos decir que es la voluntad descolonizadora la que ilumina sobre la problemática del colonialismo y la colonialidad. Lo que permite hacer ver de manera más estructurada las formas de dominación colonial, su subsistencia y perdurabilidad, dando lugar a la colonialidad en las sociedades llamadas poscoloniales, es decir, a la herencia colonial en los países independizados. Sin embargo, a pesar de esta constatación, de que el discurso descolonizador se da con bastante posterioridad al hecho colonial, no podemos de ninguna manera desentendernos de expresiones y discursos anticoloniales que aparecieron con anterioridad; primero durante el siglo XVIII y después durante el siglo XIX en el continente americano, atravesado por las guerras anticoloniales y por las guerras de independencia. Durante estos dos siglos se extiende la crisis de los dominios coloniales extraterritoriales británico, español y portugués. Se trata de discursos anticoloniales heterogéneos y diferenciados. Durante el siglo XVIII en los Andes se desata una guerra anticolonial indígena que cuestiona las mediaciones coloniales de los caciques y el dominio de las autoridades coloniales, configurándose un proyecto político cultural de reconstitución que adquiere distintas tonalidades en los distintos periodos y contexto del conflicto. Durante el siglo XIX se conforma un nacionalismo criollo articulado al discurso liberal, vinculando los conflictos locales y regionales a un ideario republicano o patriótico. Se puede decir que el ámbito de esta formación discursiva política tiene dos umbrales, uno que corresponde a la guerra anticolonial norteamericana (1775-1783) y el otro que corresponde a la revolución independentista de los esclavos africanos en la isla La Española (1795), inspirada en la revolución francesa, revolución que emite la declaración de los derechos del hombre. Pero también se puede decir que el ámbito de esta formación discursiva política anticolonial se abre a horizontes que no terminan de desplazarse.
En toda esta historia de la problemática colonial no pueden confundirse las distintas formaciones discursivas y estructuras de pensamiento, no son las mismas interpretaciones. Las expresiones comunitarias nativas, ligadas a las estructuras del ayllu, son distintas a las invenciones políticas de los criollos andinos, usando un título de Marie Danielle Démelas [1]. En un caso hablamos de una combinación compleja y en transcurso de representaciones mesiánicas en combinación con cosmovisiones cíclicas del pachakuti, articuladas también con problemas de legitimidad de los caciques y mediadores entre el Estado colonial y las comunidades reconocidas. En el otro caso hablamos de la incorporación del discurso liberal a los conflictos de poder y representatividad entre criollos, mestizos y españoles, colocando como transformado a la comunidades indígenas. La incorporación liberal fue bastante complicada pues no era simple asimilarla en una coyuntura histórica atiborrada, definida por la invasión napoleónica al centro del imperio español, la abdicación del rey Carlos IV, la transferencia de la monarquía a Felipe VII, preso también del ejército francés, contando así mismo con pretensiones de la infanta Carlota Joaquina, en medio de los conflictos de las juntas que reaccionan a la ocupación, la de Sevilla y la Central. Una confusión que lleva a los primeros levantamientos a hablar a nombre del rey, acudiendo a la legitimidad del monarca, incluso en contra de las autoridades coloniales, los virreyes y las autoridades de la Audiencia de Charcas [2]. Este discurso adquiere ribetes cada vez más liberales en la etapa de la elaboración de las constituciones, después de la guerra de independencia.
Durante el siglo XX emergen otras estructuras de pensamiento y formaciones discursivas que ponen en cuestión las herencias coloniales, podemos identificar entre éstas a las alocuciones indigenistas en el despliegue de estos discursos. Habría que remontarse a la experiencia de las escuelas indígnales ambulantes que se inician en 1905, recorriendo ayllus y comunidades para enseñar el alfabeto. En esta secuencia, cinco años después, debemos tomar en cuenta la publicación de la Creación de la pedagogía nacional de Franz Tamayo, que con una visión vitalista define al indio como fuente de la energía nacional. Después de la guerra del Chaco los gobiernos nacionalistas van a retomar la perspectiva indigenista de una manera más integral vinculándola a las políticas públicas y a las estrategias nacionales. Primero será el gobierno militar de Gualberto Villarroel el que se comprometerá en abrir espacios para las reivindicaciones indígenas en el Estado, después será la misma revolución nacional de 1952 la que conforme institucionalmente una política indigenista en el marco del nacionalismo revolucionario. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los nacionalismos articulan el indigenismo en la perspectiva del mestizaje. Comparando nacionalismo y liberalismo, si el liberalismo quería civilizar a las poblaciones nativas, el nacionalismo buscaba su mestización. Ambos proyectos buscan la incorporación modernizadora al Estado de los pueblos nativos, desconociendo la historia, la cultura, la civilización propia de las naciones y pueblos indígenas, aunque recogen preocupaciones por la condición y destino de las poblaciones nativas. También podemos decir con cierta certeza que ambos proyectos no cobran conciencia de que no dejan de ser prolongaciones de las políticas coloniales, aunque se den por otros medios y caminos, con otras metodologías, utilizando un discurso indigenista.
Habría que preguntarse si de esta colonialidad del saber escapa el marxismo boliviano de aquellos tiempos. Por razones de espacio no podemos hacer una evaluación descriptiva de los autores considerados marxistas, empero podemos seleccionar algunos, que por su incidencia en el tema son importantes. Uno de ellos es indudablemente Gustavo Navarro, que es más conocido por su seudónimo, Tristán Marof. A diferencia de una interpretación más bien culturalista del indigenismo Tristán Marof va a tocar claves materiales de la emancipación indígena. En la Tragedia del Altiplano comprende que lo que interesa al indio no es su instrucción inmediata sino su libertad inmediata. Vale decir, su independencia económica, la ruptura de su sumisión con el patrón, la reivindicación de sus condiciones de hombre [3]. El discurso marxista introduce en la interpelación a la explotación la perspectiva de la emancipación del trabajo, la toma de tierras y la nacionalización de las minas. Es conocida la consigna de Tristán Marof de tierras al indio (al pueblo) y minas al Estado. Reivindicaciones con las que cumplen la revolución nacional de 1952 con la reforma agraria y la nacionalización de las minas. Ante la elocuencia de este discurso y ante las medidas de la revolución, habría que hacerse una pregunta: ¿Se agota en este discurso y con estas medidas la problemática colonial? Retomando lo que dijimos, podemos afirmar que no se resuelve de ninguna manera la problemática colonial con la incorporación del indio a la llamada civilización, que no es otra cosa que la imitación de modernidad, tampoco con su incorporación al Estado, así mismo no se resuelve el problema con la reforma agraria y la emancipación económica. Estas soluciones políticas suponen una perspectiva colonial, considerar que la civilización es la occidental, consolidada después como cultura moderna, y que de lo que se trata es de civilizar, modernizar y liberar económicamente al pongo. Lo que ha hecho precisamente la dominación colonial es destruir las civilizaciones, las culturas, las instituciones nativas, atravesando los cuerpos, inscribiendo su dominio como historia política en la superficie de los mismos, induciendo a comportamientos y conductas de sumisión. La dominación colonial es polimorfa, afecta el ámbito de las subjetividades, se efectúa en la desconstitución de sujetos colectivos y trabaja la constitución de sujetos sumisos, domesticados, después, con el establecimiento de las instituciones modernas, trabaja la constitución de sujetos disciplinados. Por eso, si bien podemos aceptar que de alguna manera, los discursos liberales, nacionalistas y también de la izquierda tradicional se enmarcan en el horizonte del derrumbamiento de las potencias coloniales, no llegan a ser discursos descolonizadores, no responden a la problemática de la dominación civilizatoria, tampoco de la crisis de la modernidad y su universalización.
Las anotaciones de Karl Marx en los Cuadernos Kovalevsky nos muestran un interés por aprender sobre las comunidades campesinas, sus orígenes, su pervivencia y su posibilidad alternativa a superar el capitalismo, sin esperar el desarrollo del capitalismo en la periferia del sistema-mundo. Esta lectura abre la posibilidad de pensar la condición multilineal de la historia, escapando a esa visión reduccionista y evolucionista de la linealidad de los modos de producción. Planteando también otras posibilidades de transición del capitalismo al comunismo [4]. En esta perspectiva se encuentra también las tesis de Marx sobre el modo de producción asiático, mostrando la necesidad de una interpretación histórica diferente de las formaciones económicas sociales y modos de producción de las civilizaciones asiáticas. Aunque Gayatri Chakravorty Spivak critica esta forma de manejar una excepción histórica, la del modo de producción asiático, inventándose otra homogeneidad asiática sin poder ver la pluralidad de formaciones y multinilealidad de historias, queda claro que no se puede asumir la historia europea como historia universal [5]. Así mismo queda planteada la necesidad de discutir el concepto de modo de producción. Estos desplazamientos de Karl Marx, incluyendo las cartas a Vera Zasulich, muestran búsquedas alternativas comprendiendo la evidencia diferencial de los procesos históricos [6]. Estos análisis, tomando en cuenta también a los Grundrisse, estuvieron ausentes en las lecturas y reflexiones de la izquierda tradicional, en gran parte porque las publicaciones y traducciones vinieron con posterioridad. Sobre todo no fueron atendidas sus consecuencias cuando se trataba de definir estrategias y tácticas políticas en las luchas sociales de cada país. Fueron los estudiosos de la obra de Karl Marx los que terminaron introduciendo estos tópicos, frecuentemente en la formación académica, teórica e investigativa. Ahora bien, retomando la crítica de Gaya Chakravorty Spivak, podemos decir que, de todas maneras, Marx no dejó de ser un hombre de su tiempo y no dejó de pertenecer a la episteme naciente de la modernidad. Se notan condicionamientos epistemológicos de la economía política inglesa, por lo tanto también de concepciones liberales sobre el capitalismo, también es notoria la perspectiva en un horizonte eurocéntrico en expansión [7]. No se puede esperar que en aquel tiempo se desarrolle una tesis descolonizadora sobre el capitalismo. Estas tesis vendrán después; los portadores serán intelectuales que emergen de la experiencia dramática del colonialismo.
El colonialismo moderno, del siglo XVI adelante, corresponde a la expansión violenta del capitalismo como acciones sucesivas de conquista, ocupación de territorios, sometimiento de poblaciones, extracción desmesurada de los recursos naturales, explotación, sometimiento y esclavización de las poblaciones nativas y africanas. Por esto mismo el colonialismo está asociado con la expansión universalizadora de la modernidad, aunque ésta al implantarse en territorios periféricos del sistema-mundo sufra adecuaciones heterogéneas. Lo que significa que el colonialismo no es solamente la dominación de las potencias europeas, tampoco solamente la dominación del capitalismo a escala mundial, sino la dominación de la civilización occidental de acuerdo a los códigos de la modernidad. Por lo tanto, la lucha contra el colonialismo implica esta comprensión múltiple y compleja, también integral, del fenómeno colonial, lo que implica el combate en múltiples niveles a las formas y engranajes de dominación colonial, particularmente interesa la lucha contra la dominación civilizatoria, eurocéntrica y moderna. Lucha múltiple que implica abrirse a los diferentes proyectos civilizatorios inhibidos con las conquistas y los ciclos coloniales. En el continente de Abya Ayala, llamado América, implica la interpretación del presente y su futuro alternativo a partir de su pasado contenido, bajo la interpretación de las cosmovisiones indígenas. Esta lucha anticolonial, descolonizadora, es también una lucha antiimperialista y contra el capitalismo.
La descolonización significa revertir la cristalización en los huesos de la violencia colonial contra las estructuras, instituciones y formas de la dominación colonial[8]. Significa alternativamente la deconstrucción, el desmontaje, desandando el camino, de los engranajes, las maquinarias y las prácticas de la colonialidad. Lo que también implica la desconstitución de subjetividades sumisas, domesticadas y sometidas, así como la constitución de subjetividades de resistencia, de emancipación, abiertas a distintos posicionamientos del sujeto liberado, en sus condiciones individuales, grupales, colectivas, comunitarias y multitudinarias. La descolonización significa también transiciones múltiples, institucionales, políticas, económicas, sociales y culturales. En Bolivia el camino optado de la transición descolonizadora tiene el nombre de Estado plurinacional comunitario y autonómico. Lo que comprende un nuevo mapa institucional, la transformación estructural del Estado de acuerdo a su condición plurinacional y comunitaria, también de acuerdo al sistema político de la democracia participativa, en el sentido de un ejercicio pluralista de la democracia, directa, representativa y comunitaria. Así mismo comprende un nuevo modelo territorial de acuerdo al pluralismo autonómico establecido por la Constitución. Entendiendo los mandatos de la constitución, también comprende la transformación del modelo económico, abriendo caminos hacia la economía social y comunitaria. Estos tres modelos constitucionales, el de Estado, el territorial y el económico, se encuentran articulados por el modelo civilizatorio alternativo al capitalismo, a la modernidad y al desarrollo del vivir bien.
[1] Marie Danielle Démelas: La invención política. Bolivia, Ecuador, Perú en el siglo XIX. IFEA-IEP.
[2] Revisar de María Luisa Soux El complejo proceso hacia la independencia de Charcas (1808-1826). Guerra, ciudadanía, conflictos locales y participación en Oruro. Plural 2010; La Paz. 
[3] Tristán Marof: La tragedia del altiplano. Claridad 1935; Claridad.
[4] Revisar de Álvaro García Linera, Introducción al Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx, La Paz, Ofensiva Roja, 1989.
[5] Gayatri Chakravorty Spivak: Crítica de la razón poscolonial. Hacia una historia del presente evanescente. Akal 2010; Madrid.
[6] Carta de Carlos Marx a Vera Zasulich. Material de formación política de la «Cátedra Che Guevara Colectivo AMAUTA».
[7] Revisar de Pierre Rosanvallon El capitalismo utópico. Nueva visión 2006. Buenos Aires.
[8] Revisar de Franz Fanon Los condenados de la tierra. Fondo de Cultura Económica. México. 


Rebelión en el mundo árabe: algunas consideraciones preliminares*
Marcelo Colussi
sábado 5 de marzo de 2011
04-03-2011
Desde hace ya más de un mes el mundo árabe (en Medio Oriente y el norte de África) está en el tapete mediático de todo el planeta. Las revueltas populares que se vienen sucediendo no son simples protestas; allí se juegan procesos complejos, profundos, que seguramente tendrán consecuencias importantes para la arquitectura mundial de los próximos años. Si bien los sucesos están en su pleno desarrollo, hasta donde sea posible puede ser pertinente tratar de sacar algunas conclusiones. Conclusiones preliminares, en todo caso; ideas-fuerza que nos permitan aclarar un poco más qué está sucediendo para, consecuentemente, poder actuar.
De hecho, como sucede con cualquier gran acontecimiento significativo de la historia, es muchísimo lo que se reflexiona en torno a él (“ríos de tinta”, para usar un lugar ya muy común). Por supuesto, ello está sucediendo con los hechos del mundo árabe: cada quien, desde su óptica, lee el fenómeno, opina, lo valora y toma partido. Obviamente: todos tenemos derecho a hacerlo. Lo que aquí presentamos, por tanto, no son más que otras reflexiones, ni las únicas ni las más acertadas. Son, en todo caso, unas consideraciones que me parecen necesarias si se las ubica correctamente: ¿qué significa todo esto visto desde la izquierda y desde fuera del mundo árabe? Estos dos elementos son determinantes: las presentes conclusiones preliminares están hechas por alguien que no viene del arabismo, que desconoce el Islam, y que seguramente serán leídas (no sabemos si compartidas en un todo) por gente más o menos similar: occidentales no musulmanes. Y por otro lado, están hechas en clave de izquierda (sin entrar a considerar qué entendemos exactamente por tal aquí, pero sabiendo que el espectro que esa caracterización cubre es amplísimo, desde los movimientos de acción armada hasta la izquierda parlamentaria de saco y corbata).
Pues bien: teniendo claro desde dónde se hacen, y apuntando a constituirse en un granito de arena más para la discusión (ya hay otros, seguramente más certeros, más profundos, pero todos tenemos derecho a nuestro granito en este afán participativo), nos permitimos evaluar la situación con las siguientes observaciones:
. Las revueltas populares de Túnez y de Egipto surgieron como procesos espontáneos, genuinos. Y si, en todo caso, fueron vilmente preparadas por la mano desestabilizadora y conspirativa de la CIA[1] —como lo pretenden algunas visiones un tanto apocalípticas que encuentran complots por todos lados, lo cual no negamos de cuajo pero que tomamos con precaución— ello muestra que hay un descontento generalizado en las poblaciones, producto de estructurales situaciones de injusticia. Rebeliones de esas características, donde grandes mayorías reaccionan, visceralmente sin duda, ante su crónica exclusión, pobreza, marginación, falta de oportunidades y represión grosera, no se darían en otros contextos (los países escandinavos, por ejemplo, o Israel). Si hay reacción, más allá de la manipulación que pudiera darse, es porque la realidad en que viven enormes mayorías es profundamente intolerable. La reacción en cadena que se suscitó luego de la chispa tunecina y egipcia, lejos de ser una reacción religiosa, tuvo que ver con niveles concretos de vida, con malestares acumulados, con injusticias atávicas que reventaron en forma pública.
· Por más que se las intente manipular con habilidad, como habitualmente los factores de poder lo suelen hacer, las multitudes son inmanejables, y sus reacciones pueden disparar procesos que se salen de control. Por eso los factores de poder —hoy día de escala planetaria, con proyectos globales y de largo plazo— cada vez afinan más los mecanismos de control. En ese sentido, junto a la acción armada —último recurso del sistema, siempre listo para actuar— asistimos a herramientas de manejo político-ideológico más y más refinados. En esa lógica se inscriben los modernos medios masivos de comunicación, cobrando así sentido lo que los estrategas del Pentágono llaman “guerra de cuarta generación”, es decir: guerras mediático-psicológicas donde no hay enfrentamientos entre fuerzas militares sino un combate invisible en el que la población en su conjunto funciona como “enemigo”, sin saberlo.
· En forma creciente, la agenda política del mundo la establecen los medios masivos de comunicación, en tanto parte fundamental del entramado de poderes que manejan el planeta. Es una noticia relevante, y en términos políticos la población habla de —dicho de otro modo, más patético por cierto: la población piensa— lo que los medios establecen. En ese sentido la revuelta del mundo árabe es importante porque, sin ningún lugar a dudas, rompe un determinado balance de poderes. Pero más importante aún puede ser por la forma en que se presenta mediáticamente, haciéndola funcional a esos grandes poderes, tratándola de cooptar. No deja de ser llamativo el hecho que las grandes cadenas noticiosas internacionales rápidamente mostraron el lado “amable” de las revueltas, su vocación democrática y antidictatorial. Si bien no son lo mismo que las revoluciones de colores que tuvieron lugar en las ex repúblicas soviéticas, las potencias occidentales las transformaron (o intentaron hacerlo mediáticamente al menos) en algo no-peligroso para el statu quo. Algo así como las “damas de blanco” de Cuba, o las protestas “estudiantiles” de Venezuela. Las presentaron como importantes porque permiten a los poderes reciclarse, limpiarse la cara de los impresentables y cambiar algo para que, en definitiva, no cambie nada. También podrían haber optado por el silencio, por el bajo perfil, por la trivialización. Si tanta importancia le están dando, evidentemente es porque allí se juegan cosas muy importantes.
· Como en todo proceso político de gran escala, se trata de acontecimientos sumamente complejos. Aquí, como en general en ningún proceso histórico, las cosas no son en blanco y negro. No existen los buenos y los malos; hay, en todo caso, poblaciones faltas de justicia que encuentran, como pueden, formas de expresión para vociferar sus malestares. Nos los mueve la ideología de izquierda, sin dudas: los mueve el hambre, la miseria, la desesperación. Lo que estamos presenciando en el mundo árabe no lleva el signo socialista, ni siquiera claramente antiimperialista. Es descontento popular. Lo cual obliga a preguntar —al menos en el campo de la izquierda— qué es una revolución, para qué se la hace. Y por otro lado: ¿cómo se la hace? El “para qué” está claro: para cambiar una situación a todas luces injusta, donde las grandes mayorías salen perjudicadas. Por eso los poderes, los detentadores de las cuotas de beneficios que se desprenden del mantenimiento de esos poderes, se resisten. Y se resistirán siempre, por supuesto (¿quién cede voluntariamente su poder?). Lo cual evidencia que no puede haber cambios reales en lo social de modo amable, pacífico. Las revoluciones amistosas no son revoluciones; pueden ser procesos de cierto cambio cosmético, pero no transformaciones de raíz. No sabemos dónde podría haber llegado esta rebelión árabe, pero los poderes fácticos han hecho todo lo posible para que no cambie nada. Quizá el uso tan repetido de la palabra “revolución” en los medios del sistema para describir los acontecimientos tiene por fin, justamente, quitarle toda carga revolucionaria a una posible revolución. Ahora bien: lo ocurrido en los países árabes plantea también la pregunta de cómo cambiar un estado de cosas: ¿alcanza sólo el descontento popular, aunque se salga de cauce? ¿Es necesaria una vanguardia revolucionaria que encause todo ese potencial popular? “Los pueblos no son revolucionarios sino que, a veces, se ponen revolucionarios”, decía una pintada callejera durante la Guerra Civil Española. Los actuales sucesos lo reafirman: sin una conducción, la mayoría librada a su suerte, luego del furor de su grito de lucha, es muy difícil que pueda plantearse la construcción de algo sistemático. Lo que queda como problema abierto es ¿qué conducción plantearse hoy día, luego de las primeras experiencias de socialismo del pasado siglo? ¿Qué levantar como alternativa a las vanguardias partidarias?
· Queda claro también que ningún proceso de transformación real de lo social puede hacerse sin el calor popular, sin la gente en la calle, sin la marea humana que se lleva todo por delante. El sistema lo sabe, y se cuida religiosamente de ello, de que no pueda suceder, que nunca aparezca eso como posibilidad real. De ahí el manejo político y mediático perpetuo al que se somete a las masas (y para eso, entre otras cosas, llegó el fútbol profesionalizado, la gran receta mágica). La izquierda también lo sabe, pero lo que está sucediendo muestra que las fuerzas de la derecha están en una relación infinitamente más privilegiada para mantener su situación que la izquierda para cambiarla, pues disponen de más recursos, más homogeneidad de clase y más experiencia histórica acumulada. Si los capitales globales dominantes (léase Estados Unidos en principio, y la Unión Europea) necesitan, para mantener sus privilegios, sacrificar algunos gobernantes “amigos” (dictaduras sangrientas incluidas), no tienen ningún problema en hacerlo. Si a Moubarak se le bajó el dedo, eso sólo demuestra que el sistema se salva a sí mismo prescindiendo de sus operadores. Incluso —no es la primera vez que algo así sucede— haciendo leña del árbol caído: ahora se le conocen ahorros por 70.000 millones de dólares al depuesto presidente egipcio. ¿Nos lo podremos creer? Y si las cosas se calientan demasiado, no sería improbable que monarquías cuasi feudales como las de Arabia Saudita o algún emirato puedan caer para dar pasos a modernizaciones democratizantes (“gatopardismo”, que le dicen…) La gran derecha global sólo tiene intereses, no sentimentalismos. El juego de la política es el frío cálculo de los poderes, descarnados y sin miramientos. Al menos en la concepción de las derechas. Las izquierdas no encuentran aún fórmulas verdaderamente alternativas y eficaces, más allá de la denuncia, todo lo que muestra la necesidad de repensar con valor de urgencia el qué hacer concreto, cómo construir utopías posibles.
· Si los acontecimientos políticos del mundo árabe son tan importantes a nivel macro, ello evidencia que la región tiene una importancia vital en el mundo por la sencilla razón de ser la principal productora y ruta de petróleo. Es decir: el modelo civilizatorio (capitalismo hiper desarrollado con revolución científico-técnica imparable) que actualmente rige en todo el planeta vive a base de petróleo. Si el mismo faltara ahora, antes que ya se hayan generado los mecanismos de recambio (como habrá que hacer inexorablemente para el próximo siglo), la economía planetaria caería. De ahí que esta gran zona, que va del mar Mediterráneo pasando por el mar Rojo, el golfo Pérsico hasta el océano Índico, asentada sobre hidrocarburos, y que justamente reposa en el subsuelo de los pueblos árabes y musulmanes, es en la actualidad un área trascendental en la lógica de los poderes dominantes. Dejarla librada a la suerte de sus propios pueblos —los que técnicamente serían los dueños naturales de esos recursos— no entra en la perspectiva imperial. Por eso el Medio Oriente, durante buena parte del siglo XX y, por lo que se ve, también en el presente, será quizá la zona más sensible —militarizada, convulsa, problemática— de todo el globo. Eso explica, entre otras cosas, la presencia de un Estado como Israel, el matón de Washington en la región, pequeño país con un poder de ataque absolutamente desproporcionado —incluso poder nuclear no desarrollado por sí mismo sino entregado por la potencia americana— que cumple el papel de ariete en la zona custodiando los intereses imperiales, preparatorio del proyecto injerencista del gobierno de Estados Unidos de un Gran Medio Oriente Medio, acomodado a sus conveniencias geoestratégicas. Mientras los modelos de desarrollo no cambien y sigan asentándose en el consumo del oro negro, la región seguirá siendo un polvorín siempre a punto de estallar. Las actuales revueltas evidencian, entre otras cosas, la locura civilizatoria presente en la idea de desarrollo que domina el mundo, tan poco —o nada— amigable con el entorno.
· El caso de Libia no termina de estar claro, pero es evidente que hay ahí en juego oscuros intereses de las grandes potencias. El punto básico para entender lo que allí sucede son sus ricos recursos petroleros, con nuevas reservas recientemente descubiertas. La actual manipulación mediática de las cadenas comerciales occidentales que ven en el coronel Mohamed Khadafi algo así como un monstruo, no deja de ser llamativa. El gobernante libio no es un revolucionario, y si años atrás jugó un papel más antiimperialista, hoy día, desde hace ya no menos de una década, está alineado con los grandes poderes del capital transnacional. La presente andanada contra su “brutalidad dictatorial” no es sino parte de una estrategia de desinformación y creación de escenarios. Hace ya un tiempo que el compañero Fidel Castro venía denunciando que la OTAN tiene como objetivo el petróleo libio. Los hechos actuales parecen estar demostrando la veracidad de esta afirmación. De todos modos extraer la conclusión que todos los hechos que vive en estos momentos el mundo árabe son un montaje fríamente calculado para quedarse con los hidrocarburos de Libia es, como mínimo, una exageración simplificante. Eso no sería más que subestimar las sublevaciones populares.
· En el marco de esa matriz mediática que imponen los grandes poderes globales se ha difundido la idea que todas las revueltas tuvieron como núcleo disparador el uso de las mal llamadas “redes sociales”: Facebook y Twitter. Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad, se ha dicho. Lo cual es cierto. Tanto, que muchos podríamos estar tentados de creernos la falacia en juego. Pero las rebeliones populares espontáneas, hechas por gente en general pobre, sin acceso a mayores recursos, demuestran en forma palmaria que las mayorías no salen a las calles impulsadas por instrumentales tecnológicos que casi no conocen. El mito que “todo el mundo usa internet” no es sino eso: mito. En la llamada sociedad de la información la mitad de la población mundial está a no menos de una hora de marcha del teléfono más cercano, y la media planetaria de acceso al internet no pasa del 10%. Es una flagrante mentira que las supuestas redes sociales mueven mayorías. Eso no es sino una forma más de promover una burbuja consumista. La gente real de a pie, la que salió a protestar espontáneamente, está más cerca de las señales de humo que de la informática. Ese es nuestro mundo real.
· El saludo insistente de los medios comerciales a este supuesto renacer de las democracias en los “atrasados” países árabes e islámicos demuestra que la idea de democracia en juego es otro elemento más de control social. Democracia de base, autogobierno de los pueblos, participación real en la toma de decisiones trascendentes para la gente, todo eso aún no existe en ningún lado. Quizá en algunos países del socialismo real hubo algunos acercamientos, pero una auténtica democracia de base no existe aún en ningún lado. Por eso, esta repetición significativa con que nos está inundando la industria de la información demuestra que la democracia en juego es, cuanto más, la farsa electoral ya conocida. Los pueblos que salieron a la calle, en Túnez, en Egipto, etc., etc., no piden “parlamentos representativos”. Quizá no esté claro que pidan, más allá de su profundo descontento. Pero hay que estar muy alertas a no dejar secuestran ese potencial humano en nombre de una palabra tan manoseada como democracia. E igualmente podría decirse eso de la idea de “derechos humanos”, término que la izquierda, con actitud crítica, debería alguna vez problematizar, pues en su nombre —al igual que en el de la democracia o de la libertad— el capitalismo global da golpes de Estado, cambia presidentes o invade países. ¿Será que estas revueltas de los pueblos oprimidos está motivada por la búsqueda de un sistema político más bien desconocido en el mundo árabe? ¿Qué tal si intentamos leer mejor el fenómeno en clave de luchas de clases?
· Los hechos actuales vienen a poner sobre la palestra el lamentable estado de la Organización de Naciones Unidas –ONU–. Si bien desde su nacimiento la organización evidenció sin ninguna vergüenza la más absoluta falta de democracia en su constitución (el Consejo de Seguridad manejado sólo por los cinco grandes con poder nuclear es una ofensa a los pueblos del mundo), al menos durante los años de la Guerra Fría se permitía funcionar como caja de resonancia del reparto de poderes globales y, en muy pequeña medida pero al menos en algo, podía ser un espacio para dirimir los conflictos del mundo. Por supuesto nunca sirvió para garantizar la paz, y mucho menos el desarrollo de todos los habitantes planetarios. Pero su situación actual es trágica: con el unipolarismo militar post caída soviética, amarrada abiertamente a los grandes poderes económicos del globo, su papel es triste. Para la actual crisis africana y del Medio Oriente no apareció. Y, para colmo de males, es probable que aparezca en escena cuando las cosas ya están consumadas. La pretensión de ser una mesa de negociaciones a escala mundial está hoy más lejos que nunca desde su fundación.
· Para quienes queremos seguir teniendo esperanzas en un mundo menos injusto, más vivible, —“y no por ellos ser estúpidos”, como dijo el jesuita Xabier Gorostiaga sacudiéndose así la marea neoliberal individualista y antisolidaria que vino a invadir todo estos últimos años— lo que está sucediendo hoy en esta atribulada región del planeta no deja de ser una buena noticia. Las interpretaciones que de esto se puedan hacer serán muchas, variadas, antitéticas en muchos casos. Por supuesto que para un pensamiento conservador esto será un exabrupto; ello ni se discute. Incluso en el campo de la izquierda hay posiciones que desacreditan los alzamientos espontáneos considerándolos o inconducentes (por amorfos, por faltos de dirección) o manipulados (productos de los laboratorios de la CIA). Pero más allá de esas posibles lecturas todo esto viene a demostrar que, como diría Galileo saliendo del Tribunal de la Santa Inquisición: eppur si muove. Esa es la esperanza que no hay que perder.
[1] Evidenciadas, por ejemplo, en la utilización del eslogan anglosajón “Game Over”, que estuvo presente en las manifestaciones de Túnez y Egipto, lema usado también por los manifestantes y simpatizantes de la independencia del Tíbet, una causa históricamente financiada por la CIA para desestabilizar a la República Popular China. O también en el logotipo del movimiento juvenil 6 de Abril, en Egipto: un puño cerrado, exactamente idéntico al del movimiento Optor, en Serbia, que en el año 2000 lideró las protestas contra Slobodan Milošević. Este movimiento serbio tiene lazos probados con diversas organizaciones utilizadas por la CIA (NED, Freedom House, Albert Einstein Institution) como vías de financiación de movimientos injerencistas.
*Tomado de la Revista Libre Pensamiento

Un Imperio de mentiras
La CIA y los medios occidentales
Jonathan Cook
Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La semana pasada el Guardian, principal periódico liberal de Gran Bretaña, publicó un informe exclusivo sobre las tardías confesiones de un exiliado iraquí, Rafeed al-Janabi, con el nombre de código “Curveball” utilizado por la CIA. Hace ocho años, Janabi tuvo un papel esencial entre bambalinas —aunque fuese accidental— al posibilitar la invasión de Iraq por EE.UU. Su testimonio reforzó las afirmaciones del gobierno de Bush de que el presidente de Iraq, Sadam Hussein, había desarrollado un programa avanzado de producción de armas de destrucción masiva (ADM).
El relato de Curveball incluía detalles de camiones de armas biológicas móviles presentados por Colin Powell, secretario de Estado de EE.UU., en las Naciones Unidas a comienzos de 2003. El caso, aparentemente convincente, de Powell sobre las ADM fue utilizado para justificar el ataque estadounidense a Iraq pocas semanas después.
Ocho años más tarde, Curveball reveló al Guardian que había inventado la historia de las ADM de Sadam en el año 2000, poco después de su llegada a Alemania en busca de asilo. Dijo al periódico que había mentido a los servicios de inteligencia alemanes con la esperanza de que su testimonio ayudara a derrocar a Sadam, aunque parece más probable que simplemente quisiera asegurarse de que el tema de su asilo se tomara más en serio.
Para el lector cuidadoso —y subrayo la palabra cuidadoso— el informe muestra varios hechos inquietantes.
Uno fue que las autoridades alemanas habrían comprobado rápidamente que su relato sobre las ADM de Iraq era falso. Miembros de los servicios de inteligencia alemán y británico viajaron a Dubai para entrevistarse con Bassil Latif, su ex jefe en la Comisión de Industrias Militares de Iraq. El doctor Latif demostró que las afirmaciones de Curveball no podían ser verídicas. Las autoridades alemanas perdieron rápidamente interés por Janabi y no volvieron a entrevistarlo hasta finales de 2002, cuando se hizo más urgente que EE.UU. presentara algo más convincente para atacar a Iraq.
Otra revelación interesante fue que a pesar de la necesidad de aclarar el testimonio de Curveball —a la vista de lo que estaba en juego si se lanzaba un ataque preventivo contra otro Estado soberano— los estadounidenses nunca se molestaron en entrevistar ellos mismos a Curveball.
Una tercera revelación fue que el jefe de operaciones de la CIA en Europa, Tyler Drumheller, transmitió advertencias de la inteligencia alemana de que consideraban que el testimonio de Curveball era altamente dudoso. El jefe de la CIA, George Tenet, simplemente ignoró esta información.
Teniendo en cuenta la admisión de Curveball, así como otros hechos del artículo, podemos sacar algunas conclusiones obvias, conclusiones confirmadas por los eventos posteriores.
A falta de una base en derecho internacional y del respaldo de sus principales aliados, el gobierno de Bush necesitaba desesperadamente la historia de Janabi sobre las ADM, por endeble que fuera, para justificar sus planes militares contra Iraq. La Casa Blanca no entrevistó a Curveball porque sabía que su informe sobre el programa de ADM de Sadam era un invento. Su historia se desintegraría si se banalizaba; más valía dejar a Washington con la opción de “negación plausible”.
No obstante, el informe falsificado de Janabi fue de utilidad vital: para gran parte del público estadounidense agregó un barniz de credibilidad al caso improbable de que Sadam fuera un peligro para el mundo; ayudó a reforzar a los aliados vacilantes que se enfrentaban a sus públicos incrédulos; e introdujo a Colin Powell, un ex general que se presentaba como la principal voz de la razón en el gobierno.
En otras palabras, la Casa Blanca de Bush utilizó a Curveball para revivir su mitológica historia sobre la amenaza de Sadam para la paz mundial.
¿Entonces, cómo el Guardian, un bastión del periodismo liberal, presentó su exclusiva sobre el episodio más controvertido de la política exterior reciente de EE.UU.?
Su titular fue: “Cómo EE.UU. fue engañado por un iraquí fantasioso que quería derrocar a Sadam”.
¿No comprendió el escritor del titular la historia escrita por los periodistas del periódico? No, el titular encapsuló con esmero su mensaje. En el texto nos dicen que la presentación de Powell ante la ONU “reveló que los responsables de las decisiones belicistas del gobierno de Bush se habían tragado” el relato de Curveball. En otro momento nos dicen que Janabi “logró uno de los mayores timos de la historia de los servicios de inteligencia modernos”. Y que: “Sus críticos —que son muchos y poderosos— dicen que es difícil calcular el coste de su engaño”.
En otras palabras el Guardian supuso, a pesar de toda la evidencia desvelada por su propia investigación, que Curveball engañó al gobierno de Bush y le hizo cometer un desastroso error de cálculo.
Desde este punto de vista, la Casa Blanca fue la verdadera víctima de las mentiras de Curveball, no el pueblo iraquí, que ha sufrido más de un millón de víctimas mortales como resultado de la invasión, según las cifras más fiables, y cuatro millones de exiliados forzosos.
No hay nada excepcional en este ejemplo. Lo escogí porque relata un evento de continua y actual importancia.
Por desgracia, hay algo tan familiar que llega a ser deprimente en este tipo de información, incluso en las principales publicaciones liberales de Occidente. Contrariamente a su objetivo declarado, el periodismo de la tendencia dominante disminuye invariablemente el impacto de nuevos eventos cuando amenazan a las elites poderosas.
Examinaremos el motivo en un minuto. Pero consideremos primero qué, o quién, constituye actualmente el “Imperio”. Ciertamente, en su forma más simbólica, se puede identificar como el gobierno de EE.UU. y su ejército, que constituyen la única superpotencia del mundo.
Tradicionalmente, los imperios se han definido de manera limitada, en términos de una fuerte nación-Estado que expande con éxito su esfera de influencia y poder a otros territorios. El objetivo del Imperio es imponer la dependencia a esos territorios, y luego explotar sus recursos en el caso de países poco desarrollados o, con países más desarrollados, convertirlos en nuevos mercados para sus excedentes. En este último sentido el Imperio estadounidense ha logrado afirmar a menudo que es una fuerza por el bien del mundo, que ayuda a propagar la libertad y los beneficios de la cultura del consumo.
El Imperio logra sus objetivos de diferentes maneras: mediante la fuerza, como la conquista, cuando se enfrenta a poblaciones que se resisten al robo de sus recursos; y de modo más sutil mediante la interferencia política y económica, la persuasión y el control de las mentes, cuando quiere crear nuevos mercados. No importa cómo funcione, el objetivo es crear un sentido en los territorios dependientes de que sus intereses y destinos están ligados a los del imperio.
En nuestro mundo globalizado la cuestión de quién se halla en el centro del imperio está muchos menos clara que antes. En la actualidad el gobierno de EE.UU. es menos el corazón del Imperio que su facilitador. Lo que hasta hace poco eran los brazos del Imperio, especialmente las industrias financiera y militar, se ha convertido en una elite imperial transnacional cuyos intereses no están limitados por fronteras y cuyos poderes eluden en gran parte los controles legislativos y morales.
La dirigencia de Israel, deberíamos señalar, así como sus partidarios de la elite en todo el mundo —incluidos los lobbies sionistas, los fabricantes de armas, los militares occidentales, y en cierto grado incluso las tiranías árabes tambaleantes de Medio Oriente— forman parte integral de esa elite transnacional.
El éxito de las elites imperiales depende en gran medida de una creencia compartida por el público occidental de que “nosotros” las necesitamos para asegurar nuestro sustento y seguridad y que al mismo tiempo somos realmente sus amos. Algunas de las ilusiones necesarias perpetuadas por las elites transnacionales incluyen:
Que elegimos gobiernos cuya tarea es controlar a las corporaciones;
Que nosotros, en particular, y la fuerza laboral global en general, somos los principales beneficiarios de la creación de la riqueza corporativa;
Que las corporaciones y la ideología subyacente, el capitalismo global, son la única esperanza de libertad;
Que el consumo no es sólo una expresión de nuestra libertad, sino también una fuente importante de nuestra felicidad;
Que el crecimiento económico puede mantenerse indefinidamente y sin coste a largo plazo para el crecimiento del planeta;
Y que hay grupos, denominados terroristas, que quieren destruir este benévolo sistema de creación de riqueza y mejora personal. Esas suposiciones, por fantasiosas que puedan parecer cuando se analizan, constituyen el fundamento ideológico sobre el que se construyen las narrativas de nuestras sociedades en Occidente y del cual se deriva en última instancia nuestro sentido de identidad. Este sistema ideológico nos parece —y utilizo “nosotros” y “nuestras” para referirnos sólo a públicos occidentales— idóneo para describir el orden natural.
La tarea de santificar esas suposiciones —y de asegurar que no se analicen— corresponde a nuestros medios dominantes. Las corporaciones occidentales son dueñas de los medios, y su publicidad hace que la industria sea rentable. En ese sentido, los medios no pueden cumplir con su función de controlar al poder, porque en realidad forman parte del poder. Es el poder de la elite globalizada de controlar y limitar los horizontes ideológicos e imaginativos de los lectores y espectadores de los medios. Lo hacen para asegurar que los intereses imperiales, que son sinónimos de los de las corporaciones, no puedan amenazarse.
La historia de Curveball ilustra nítidamente el papel de los medios.
Su confesión fue tardía —ocho años demasiado tarde, para ser preciso— como para tener algún impacto sobre los eventos que importan. Como sucede tan a menudo con historias importantes que cuestionan los intereses de la elite, los hechos necesarios de modo vital para permitir que los públicos occidentales lleguen a conclusiones informadas no estaban disponibles cuando eran necesarios. En este caso Bush, Cheney y Rumsfeld se han ido, como sus consejeros neoconservadores. La historia de Curveball ahora interesa sobre todo a los historiadores. Este último punto vale de un modo bastante literal. Las revelaciones del Guardian no interesaron casi nada en los medios estadounidenses, el supuesto control en el corazón del Imperio de EE.UU. Una búsqueda en la base de datos mediática de Lexis Nexis muestra que las admisiones de Curveball sólo se publicaron en el New York Times en un breve informe en la página 7, así como en un resumen noticioso en el Washington Times. Los demás periódicos importantes de EE.UU. —docenas—, incluido el Washington Post, no las mencionaron en absoluto.
En vez de eso, la principal audiencia de la historia fuera del Reino Unido fueron los lectores del periódico Hindu de India y Khaleej Times de Dubai.
Pero incluso el Guardian, al que frecuentemente se considera atrevido por enfrentarse a poderosos intereses, envolvió su informe de manera que privaba a la confesión de Curveball de su verdadero valor. Se eliminó la verdadera importancia de los hechos. La presentación aseguró que sólo los lectores más informados habían comprendido que Curveball no engañó a EE.UU., sino que más bien la Casa Blanca había explotado a un “fantasioso” —o a un exiliado desesperado de un régimen brutal, depende de cómo se vea— para sus propios fines ilegales e inmorales. ¿Por qué omitió lo principal el Guardian en su propia exclusiva? El motivo es que todos nuestros medios dominantes, por liberales que sean, toman como punto de partida la idea de que la cultura política de Occidente es de por sí benévola y superior desde el punto de vista moral a todos los sistemas alternativos existentes o concebibles.
En la información y en los comentarios esto se demuestra del modo más claro en la idea de que “nuestros” dirigentes siempre actúan de buena fe, mientras que “sus” dirigentes —los que se oponen al Imperio o a sus intereses— están impulsados por motivos viles o malignos.
De esta manera a los enemigos oficiales, como Sadam Hussein o Slobodan Milosevic, se les puede señalar como la personificación del dictador demente o avieso —mientras que otros regímenes igualmente delincuentes como Arabia Saudí se describen como “moderados”— porque abren el camino para que sus países se conviertan en objetivos de nuestras propias estrategias imperiales.
A los Estados seleccionados para el “abrazo” del Imperio se les deja una alternativa sombría: aceptad nuestras condiciones de rendición y convertíos en aliados o desafiad al Imperio y enfrentad nuestra ira.
Cuando las elites corporativas pisotean a otros pueblos y Estados para promover sus propios intereses egoístas, como en el caso de la invasión de Iraq para controlar sus recursos, nuestros medios dominantes no pueden permitir que su información coloque los eventos en un marco honesto. Las suposiciones persisten en los comentarios con respecto al ataque de EE.UU. a Iraq. Por ejemplo, como no se encontraron las ADM, el gobierno de Bush se quedó en Iraq para impulsar un esfuerzo para desarraigar a los terroristas, restaurar la ley y el orden y propagar la democracia.
Para los medios occidentales, nuestros dirigentes cometen errores, son ingenuos o incluso estúpidos, pero nunca son malos o aviesos. Nuestros medios no exigen que se juzgue a Bush o Blair en La Haya como criminales de guerra.
Esto, desde luego, no significa que los medios occidentales sean Pravda, el vocero propagandístico del antiguo imperio soviético. Hay diferencias. El disenso es posible, aunque debe mantenerse dentro de los límites relativamente estrechos del debate “razonable”, un espectro de pensamiento posible que acepta sin reservas la presunción de que somos mejores, más morales, que ellos.
De la misma manera, pocas veces se dice a los periodistas —por lo menos directamente— qué tienen que escribir. Los medios han desarrollado procesos cuidadosos de selección y jerarquías en su personal editorial —llamados “filtros” por los críticos de los medios Ed Herman y Noam Chomsky— para asegurarse de que los periodistas disidentes o verdaderamente independientes no alcancen posiciones de verdadera influencia.
No existe, en otras palabras, una simple línea del partido. Hay elites y corporaciones en competencia, y sus voces se reflejan en el terreno estrecho que llamamos comentario y opinión. En lugar de que los dicten los funcionarios del partido, como sucedía bajo el sistema soviético, nuestros periodistas pugnan para que los admitan en las antecámaras del poder. Esos privilegios hacen carreras pero a un inmenso coste para la independencia de los periodistas.
No obstante la gama de lo permisible se expande lentamente —por encima de la oposición de las elites y de la televisión y la prensa de la tendencia dominante—. La razón se encuentra en los nuevos medios, que gradualmente erosionan el monopolio mantenido durante mucho tiempo por los medios corporativos para controlar la difusión de información e ideas populares. WikiLeaks es hasta ahora el resultado más obvio, y más impresionante, de esa tendencia.
Las consecuencias ya son tangibles en todo Medio Oriente, que ha sufrido desproporcionadamente bajo el régimen opresor del Imperio. Las conmociones, mientras los pueblos árabes luchan por deshacerse de sus tiranos, también ponen al desnudo algunas de las ilusiones que nos han vendido los medios occidentales. El Imperio, nos han dicho, quiere democracia y libertad en todo el globo. Y sin embargo se le ve mudo e impasible mientras los verdugos del Imperio desencadenan armas hechas en EE.UU. contra sus pueblos que demandan libertades al estilo occidental.
Una pregunta importante es: ¿Cómo reaccionarán nuestros medios ante esta exposición, no sólo de la hipocresía de nuestros políticos sino de la suya? Ya están tratando de cooptar a los nuevos medios, incluido WikiLeaks, pero sin verdadero éxito. También comienzan a permitir un debate más amplio, aunque todavía fuertemente limitado.
La versión occidental de glasnost es particularmente obvia en la cobertura del problema más cercano a nuestros corazones, aquí en Palestina. Lo que Israel califica de campaña de deslegitimización es realmente la apertura —ligera— del paisaje mediático, para permitir un poco de luz donde hasta hace poco reinaba la oscuridad.
Es una oportunidad y debemos aprovecharla. Debemos exigir más honestidad a los medios corporativos; debemos avergonzarlos al estar mejor informados que los escribidores que reciclan comunicados de prensa oficiales y claman por el acceso; y debemos descartarlos, como ya sucede, en busca de mejores fuentes de información.
Tenemos una ventana. Tenemos que abrirla con fuerza antes de que las elites del Imperio traten de cerrarla de un golpe.
* Éste es el texto de una conferencia titulada “Medios como instrumento del Imperio” presentada en Sabeel, Centro Ecuménico de Teología de la Liberación, en su octava conferencia internacional en Belén el viernes 25 de febrero de 2011.
Jonathan Cook es un escritor y periodista que trabaja en Nazaret, Israel. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East, Pluto Press, y Disappearing Palestine: Israel's Experiments in Human Despair, Zed Books. Su página web es www.jkcook.net.
© Copyright Jonathan Cook, Global Research, 2011

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La Paz: María Elsa Crispín Quiñones, Constancio Mamani Aruni, Wilfredo Pomier Miranda y María Isabel Pomier Yujra. Cochabamba: Alonso Contreras Baspineiro, Fernando Méndez Terrazas y Claudia Zegarra Rivero. Santa Cruz: Alejandro Dausá. Oruro: Héctor A. Hinojosa Rodríguez. Sucre: Roberto Valdiviezo Luna. Potosí: Rosa Laime Muñoz. Trinidad: Emil Balcázar Lara. Madrid (España): Carlos M. Caravantes García.
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