sábado, 5 de marzo de 2011

Aqui 17

Aquí
La Paz (Bolivia), nueva etapa, 5 de marzo de 2011    Año I    No. 17
Afiliado a la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap
Editores: Remberto Cárdenas Morales y Yuri Aguilar Dávalos

Índice
editorial
Otra policía para un nuevo Estado: nada de medias tintas
De sábado a sábado (143)
¿Quiénes ejercen el poder o en favor de quiénes se gobierna?
(En Bolivia las reformas avanzadas corren el riesgo de agotarse, II)
Remberto Cárdenas Morales
A propósito del caso Sanabria
El poder, el abuso y al corrupción van de la mano
Redacción de Aquí
Vía El Papirri A Los Ojos de Cara Conocida el 3/03/11
Desde la ladera Este de La Paz.
Por: El Pepino
Fuera manos de Libia
Marcos Domich
¿Agua bendita o cerveza….
P. Gregorio Iriarte o.m.i.
de nuestra tierra
Presidente Evo promete casas a víctimas de las lluvias
De escándalo en escándalo
Policía Nacional no termina de moralizarse y en un año tuvo cuatro escándalos
Erbol
Arroz, azúcar y aceite fueron los más inflacionarios de estos últimos tres meses
María Virginia Ortiz
Los derechos económicos, sociales y culturales
y los desastres naturales en la coyuntura boliviana
Marcelo H. García Monrroy
lucha de nuestros pueblos
La Guerra Inevitable de la OTAN
(Primera Parte) 
Fidel Castro Ruz
La Guerra Inevitable de la OTAN
(Segunda Parte)
Fidel Castro Ruz
Declaración del Ministro de Relaciones Exteriores
de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos
¡No a la intervención militar en Libia y el Norte de África!
Partido Comunista de Chile
Leonardo Boff:
“No hay otra alternativa que el socialismo”
Movimientos
Desigualdad social y reparto injusto
Frei Betto
Lecturas
Sin pelos en la lengua
¿A dónde vas Evo?
Hugo José Suárez

El oficio del columnista

Por José Luis Exeni
Sobre el Comandante de Nuestra América: www.chebolivia.org

Redactores:
La Paz: María Elsa Crispín Quiñones, Constancio Mamani Aruni, Wilfredo Pomier Miranda y María Isabel Pomier Yujra. Cochabamba: Alonso Contreras Baspineiro, Fernando Méndez Terrazas y Claudia Zegarra Rivero. Santa Cruz: Alejandro Dausá. Oruro: Héctor A. Hinojosa Rodríguez. Sucre: Roberto Valdiviezo Luna. Potosí: Rosa Laime Muñoz. Trinidad: Emil Balcázar Lara. Madrid (España): Carlos M. Caravantes García.  
De la Redacción:
Las notas firmadas expresan los criterios de los autores.

editorial
Otra policía para un nuevo Estado: nada de medias tintas
Lamentable, lamentable, otra vez lamentable que los gobernantes bolivianos no entiendan o se niegan a entender que si de veras buscan articular un nuevo Estado plurinacional tienen que emprender la urgente tarea de organizar otra policía, otro ejército, otra burocracia…
El Vicepresidente, afirmó que pocos policías se convierten en narcotraficantes, como ocurrió con el ex jefe antinarcóticos y ex jefe de inteligencia del ministerio de Gobierno, Gral. René Sanabria, y que la acción delictiva de ese ex jefe policial constituye una defección individual que no compromete a la institución policial.
Una lectura correcta de ese hecho, cuyo inventario incompleto ofrecemos en esta nota, es que aquella conducta confirma la crisis de la Policía Nacional, la que ojalá sea letal, esto es, que acabe con ese organismo de compulsión que se organizó y modeló para custodiar al viejo Estado y a los gobernantes de antigua data.
Si los miembros del viejo Poder Judicial y del viejo Ministerio Público tienen que ser elegidos en las urnas, previa selección que hará la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), ¿por qué los gobernantes se comportan complacientes con una la Policía Nacional corroída por todos sus costados?
Debido a que miembros de ese organismo de seguridad fueron encontrados en faltas y delitos muy graves, incluso una comisión de operadores del neoliberalismo sugirió una reforma que ni siquiera la iniciaron.
Aquel es un antecedente que no se debe soslayar. Ahora se habla de una Policía Boliviana, penetrada por el narcotráfico, que el actual gobierno recibió como herencia, de acuerdo al segundo mandatario del país, lo cual es una verdad sobre la que los gobernantes debían actuar en consonancia y de inmediato, ya que no lo hicieron antes.
Herencia aquélla a la que los gobernantes debieron renunciar e impulsar, desde el primer día de su mandato, la organización de otra policía que sustituya a la vieja hasta completar una transición de la una hacia la otra.
Razones hay suficientes para que el nuevo Estado, que en mucho existe sólo como propuesta, organice una nueva policía para remplazar a la vieja:
—Sólo en los últimos cinco años, policías se han amotinado en demanda de mejores ingresos, insubordinación que con ligereza algunos presentaron como ejercicio de los derechos de los guardias en tiempos de Evo.
—Los jefes policiales se plantaron en contra de las reformas que se buscaba introducir en la nueva Constitución Política. Presiones ante el Presidente y constituyentes fueron suficientes para que se mantengan, en la nueva Constitución, las normas constitucionales de la antigua sobre la Policía en crisis.
—El privilegio de administrar el servicio de Identificación, definido por la gente sencilla como mina de oro, sigue con operadores verde olivo porque los jefes policiales rechazaron la transferencia de ese servicio al Órgano Supremo Electoral (antes Corte Nacional Electoral), a pesar de que este organismo es el cuarto poder del Estado.
—El actual Ministro de Gobierno habló de una institución que concentra fuerza estatal sin conocerla o a pesar de conocerla prometió “revolucionar” la Policía y convertir a sus miembros en los mejores defensores de los derechos humanos de los bolivianos. Ese planteamiento no contaba, según se ve ahora, con un diagnóstico de lo que ocurría en esa fuerza compulsiva ni disponía de una propuesta que corresponda al proceso que vivimos y/o protagonizamos la mayoría de los bolivianos. (Esta afirmación: “mayoría de los bolivianos” que apoyaba al gobierno, con certeza, ha variado negativamente de manera considerable).
—En Achacachi y Sucre no son bien recibidos los policías, aunque sobre todo en la Capital de Bolivia es la derecha la que amplifica ese comportamiento, contrario a los policías, de chuquisaqueños y sucrenses. No debe descartarse, sin embargo, que hubo cierta prescindencia o negligencia de la Policía Boliviana respecto de los ultrajes de activistas de la derecha contra campesinos el 24 de mayo de 2008 en Sucre. En cambio, en Achacachi se ha demostrado que para aquella población están demás los policías de comportamiento deshonesto.
—Se deben establecer responsabilidades, pero se sabe que el Ministro de Trabajo de ese tiempo fue informado con anticipación del riesgo de enfrentamiento entre trabajadores mineros asalariados y cooperativistas mineros (incluidos pobladores de Huanuni). Los policías de Oruro no fueron movilizados hacia aquel centro minero al menos para disuadir a los eventuales contendientes. En ese caso ¿De quiénes fue la negligencia?
—Según testigos, en mayo de 2010, policías dispararon contra pobladores de Caranavi, cuyo resultado luctuoso fue la muerte de dos estudiantes (Mario Fidel Hernani y David Calisaya), además de la herida de bala inferida contra Ramiro Andrade, que sobrevive sólo con una parte de su intestino delgado, cuya autoría material de ese crimen, vecinos de aquella ciudad, le atribuyen también a policías. El entonces comandante de la Policía de La Paz, Farfán, se niega a declarar ante funcionarios del Ministerio Público, en tanto que éstos dudan ahora que, efectivamente, aquel jefe policial haya recibido un disparo y más bien se cree que pudo autodispararse. Defensoras de los derechos humanos de esta ciudad recibieron testimonios de caranaveños detenidos esos días, a los que policías les dijeron que en ese momento estaban presos por culpa de Evo.
—La rara incursión en operativos anti contrabando de vehículos, en el norte d Potosí, llevó al sacrificio de cuatro policías encargados de combatir el robo de vehículos. Aquéllos fueron víctimas de una mal entendida justicia comunitaria, pero la pregunta es ¿por qué esos policías de Oruro incursionaronn en territorio potosino, vestidos de civil, para ejecutar operativos ajenos a su jurisdicción?
—Interrogatorios policiales han sido convertidos en suplicios inferidos contra presuntos delincuentes a los que se les ha ocasionado la muerte, como a Olorio. Ese es un ejemplo suficiente que pone en evidencia que en recintos policiales se viola el principal de los derechos humanos: el de la vida.
—El Gral. Sanabria fue detenido en Panamá y de ahí llevado a Miami, para ser enjuiciado, porque se presume que cometió delito de narcotráfico, después de comandar el servicio antinarcóticos en Bolivia y luego de ejercer el cargo de jefe de inteligencia del Ministerio de Gobierno.
El gobierno ofrece investigar, demandar proceso y esperar castigo condigno para los implicados en la acción delictiva últimamente descubierta. Empero, lo deseable es que la investigación sea para descubrir y que en ningún caso sirva para encubrir porque tenemos derechos a pensar que Sanabria tiene otros cómplices en la Policía Boliviana y por qué no en el gobierno.
La hoja de servicios de policías, clases, oficiales y jefes policiales es frondosa por faltas y delitos. Por ello, una reforma para la Policía Boliviana se advierte insuficiente, como sería epidérmica la receta del Vicepresidente: mejorar los mecanismos de selección de los futuros policías.
Nosotros desde este espacio hemos dicho y reiteramos: un nuevo Estado requiere otra policía con la urgencia con la que se debe articular el Estado Plurinacional.
Uno de los directores de Erbol se animó a sugerir que el gobierno cierre la Academia Nacional de Policías, para sugerir que se necesitan soluciones de fondo, esenciales, en aquella institución llamada del orden. Compartimos esa sugerencia y añadimos que es el gobierno el que debe llegar a la comprensión de que tiene que organizar otra policía para el nuevo Estado Plurinacional y que debe dejar a un lado las medias tintas cuando se trata de la Policía, azotada por una crisis letal, la que sería mejor que la sepulte para que sea articulada una nueva.

De sábado a sábado (143)
¿Quiénes ejercen el poder o en favor de quiénes se gobierna?
(En Bolivia las reformas avanzadas corren el riesgo de agotarse, II)
Remberto Cárdenas Morales*
Es impreciso decir que en Bolivia, ahora, gobierna todo el pueblo y es francamente falaz afirmar que el gobierno actual es de todos los bolivianos. En sentido contrario nos animamos a sostener que desde el gobierno actual ejercen el poder pequeños y medianos propietarios del campo y, además, hacemos nuestro el criterio de los editores de la revista del Centro de Documentación e Información Bolivia, CEDIB, de Cochabamba y con ellos decimos que las que mandan, aquí, son las empresas transnacionales petroleras, y la pregunta adicional es: ¿Cuánto mandan, también, las empresas transnacionales mineras? Añadimos que ya no importa que funcionarios del gobierno digan por nosotros que somos de la derecha o de la ultraderecha y, en consecuencia, que estamos en contra del proceso de cambios y del gobierno, como lo hacen ante la menor crítica. (Asumiremos nuestras verdaderas culpas por lo que decimos y por lo que hacemos, jamás las que se inventen para desacreditarnos).
Si son pequeños y medianos propietarios los principales actores de la política en cuyo interés se gobierna, así como los que gobiernan, en este último tiempo tenemos que buscar explicaciones que nos ayuden a entender la dirección que siguen los gobernantes y/o el posible cauce de los cambios en nuestro país.
Los pequeños y medianos propietarios, es decir, grupos sociales que tienen algo o bastante que perder, lo primero que siguen haciendo, sin duda alguna, es defender sus intereses que por lo demás los deben considerar legítimos y habidos legalmente, como resultado del trabajo propio u obtenido con trabajo asalariado por el que pagaron y/o pagan en el único mercado que existe: el capitalista. Aquel tipo de intereses materiales al menos se contraponen a los verdaderos miembros de la clase obrera que sólo tienen su fuerza de trabajo por la que le pagan un salario el que, además, es cubierto por una parte del esfuerzo físico y mental del mismo asalariado. (Se estima que los asalariados en Bolivia son el 20 por ciento de la población, de modo que el choque de intereses entre los propietarios y los que no lo son ocurre directamente entre pocos todavía).
Según el marxismo-leninismo y una práctica que lo confirma, los pequeños y medianos propietarios aspiran a convertirse en capitalistas, lo que tiene lugar entre nosotros, aunque sus alcances son limitados. Además se puede alegar, para lo que existen testimonios suficientes, que atestiguan que pequeños y medianos campesinos, encabezados por dirigentes suyos, buscan convertirse en futuros latifundistas, sustitutos de los actuales “señores de la tierra”. Asimismo, esos pequeños y medianos propietarios del campo tienden a desaparecer, como grupos sociales, como consecuencia del desarrollo capitalista todavía atrasado y aún en parte dependiente, y que sigue vigente en nuestro país porque los cambios no llegaron al modo de producción.
Lo que sobresale de la distribución y redistribución de tierras en estos últimos cinco años, entre los bolivianos, es que la tierra agrícola se entregó a título gratuito y en propiedad colectiva, comprendida también la dotación del solar campesino, es decir, un predio para que viva cada una de las familias del agro. Así se realizan los intereses de aquellas clases o grupos campesinos, pero esa forma de propiedad, avanzada en una sociedad como la boliviana, tiene que consolidarse todavía, es decir, es una modalidad de la tenencia de la tierra para la transición del viejo modo de producción capitalista hacia otro liberador, como el socialismo comunitario, que plantean los actuales gobernantes.
Varios miembros de la Asamblea Legislativa plurinacional (ALP), incluso el Presidente del Estado Plurinacional, son pequeños y medianos propietarios. El Presidente, en una entrevista con el diario Cambio, definido como periódico estatal, contó que él contrataba entre 15 y 20 peones con los que trabajaba en su chaco, en Villa 14 de Septiembre, en el Chapare. (1)
Algunos territorios indígenas no han sido reconstituidos plenamente no obstante de que, con papeles mediante, se les ha restituido aquella heredad a sus legítimos propietarios en la que se espera que haya autodeterminación, rijan las costumbres como normas y utilicen sus riquezas naturales, para lo que la nueva Constitución Política del Estado es la legalidad destinada a facilitar la realización de los derechos de los pueblos indígenas o de las 36 nacionalidades o naciones originarias; accionar indígena que encubre la lucha de clases actualmente en el país, como señala Roberto Arnez, ex docente universitario. (Dedicaremos una nota a la cuestión de los pueblos indígenas o nacionalidades explotadas y oprimidas).
El accionar de los pueblos indígenas y la posibilidad cierta de que ellos ejerzan sus derechos ancestrales, ocurre más allá de que los gobernantes guarden silencio respecto de las clases sociales y grupos de éstas, así como sobre la lucha incesante de esos contingentes sociales la que, en Bolivia, es el motor de los cambios.
El viejo Marx (porque entonces ya era marxista) explicó el aporte suyo respecto de las clases sociales en la sociedad capitalista. Esa contribución al menos se la debe tomar como un método de análisis por aquellos que tienen otra teoría con la que, probablemente, interpretan Bolivia y buscan transformarla (2) o, también, para confrontar teorías y prácticas que tanta falta nos hace.
Una definición de clase social, como la propuesta por Lenin, asimismo, puede ayudarnos a entender lo que ocurre con las clases sociales y grupos de éstas en Bolivia. De nuestra parte, estamos convencidos —reiteramos— de que la lucha de clases es la que determina los cambios en otros pueblos y países y, por tanto, en Bolivia.(3)
Según la teoría y la práctica de la lucha de clases que asumimos como propia, los pequeños y medianos propietarios campesinos que son los que gobiernan o a cuyo nombre se lo hace, ni siquiera se han constituido o reconstituido como clase social y lo más probable es que no alcancen aquel desarrollo. Por tanto, están muy lejos de asumir plena conciencia de sus intereses, aunque quizá asumen como suyos otros intereses de clase. Y acaso lo más importante aún: aquellos pequeños y medianos propietarios agrarios no tienen, hasta donde conocemos, un proyecto de sociedad (de formación social para Bolivia) para sustituir a la actual, se supone más avanzado que el actual, por ejemplo, el socialismo comunitario. ¿Éste podrá ser compatible con los intereses de aquellos pequeños y medianos propietarios del campo?
Este cuadro se complica si tenemos en cuenta lo reiterado en esta nota: Aquí las que mandan son las empresas petroleras transnacionales, privilegio que lo más probable es que lo compartan con las corporaciones mineras que operan en Bolivia, a lo que nos referiremos en una entrega posterior de este espacio sabatino.
En esta nota reafirmamos nuestro convencimiento de que es imposible que los gobernantes definan una estrategia (objetivo fundamental de largo alcance) porque no se apropian de una propuesta de nueva sociedad ni asumen plenamente, por ejemplo, el socialismo comunitario por el que, se advierte, es necesario luchar porque ninguna nueva sociedad como aquélla se consigue sin lucha y porque ninguna clase social la regala.


(1)  (...)
En la cosecha de coca, de arroz, a las seis de la mañana, ya tenía preparado el desayuno para 15 ó 20 peones. Tenía mi desayuno y luego mi almuerzo.
(...)
A veces yo mismo no puedo creer cómo cocinaba a las seis de la mañana. Ya tenía a esa hora el desayuno y almuerzo. Y a las seis y media desayunaba, a las siete íbamos al lugar del trabajo con los peones, una media hora de "pijchada" y empezábamos a trabajar. Al medio día volvíamos y, como ya tenía almuerzo preparado, les servia comida. Yo personalmente servía comida y otra vez nos íbamos a trabajar. Pero a las cuatro o cinco, me volvía con un peón para que me ayude a cocinar la cena. A las siete u ocho se comía. Algunos compañeros trillando el arroz, viniendo otra vez a las once, doce de la noche, con tantos peones, especialmente en la cosecha de arroz.
(...)
Entrevista de Evo Morales Ayma, al periódico Cambio el 20 de enero de 2010. En: Del estado colonial al estado plurinacional. La Paz, Dirección Nacional de Comunicación Social, 2010. p. 128.
(2) “Por lo que a mí se refiere —le dice Marx a Weydemeyer en 1862—, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases, y algunos economistas burgueses, la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo —sigue el autor de El Capital— ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción (historische Entwicklugsphasen der Produktion); 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases…”
Citado por Lenin en: El Estado y la revolución, p. 32 y 32, Editorial Progreso, s/f.

(3) “Las clases son grandes grupos de personas que se diferencian unas de otras por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por su relación (en la mayoría de los casos fijada y formulada en la ley) con los medios de producción, por su papel en la organización social del trabajo y, en consecuencia, por la magnitud de la parte de riqueza social de que disponen y el modo en que la obtienen. Las clase son grupos de personas, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo de otro en virtud de los diferentes lugares que ocupan en un sistema de economía social determinado”.
Lenin. “Una gran iniciativa”, citado por M. Harnecker. Conceptos elementales del materialismo histórico, siglo XXI editores, quincuagémica cuarta edición, México 1986, p. 222 y 223.

La Paz, 5 de marzo de 2011.
*Periodista


A propósito del caso Sanabria
El poder, el abuso y la corrupción van de la mano
Redacción de Aquí
El poder ejercido por las autoridades, su uso y abuso es lo que abordaremos a continuación. También trataremos la falta de políticas de gestión (entre ellas la de comunicación) que debe haber en una institución, más aún en un Estado, como también de principios.
Generalmente el poder va de la mano del abuso y son pocos los casos en que algunas autoridades no hayan aprovechado de las ventajas de su investidura; por ejemplo, Mahatma Gandhi, vivió sin engolosinarse del poder que tenía como el primer hombre de la India y, suponemos, que así también vive Pepe Mujica, presidente de Uruguay.
Los uniformados, sean éstos policías o militares, son los autorizados para ejercer la fuerza en los Estados, los primeros para garantizar el orden público y los segundos para asegurar la integridad y la soberanía nacional; en Bolivia están sujetos a los artículos 243-254 de la Constitución Política del Estado. Pero, esas funciones los induce a que también ejerzan el poder sobre la ciudadanía, poder que a veces les lleva al abuso y a la corrupción.
En los últimos días un operativo antinarcóticos internacional develó que varios policías bolivianos, precisamente especializados en lucha contra el narcotráfico, presuntamente estarían involucrados en ese delito. Lo cierto es que la primera autoridad de una instancia de inteligencia está detenida en Estados Unidos, instancia dependiente en lo administrativo de la Unidad Ejecutora de Lucha Integral Contra el Narcotráfico (UELICN) del Ministerio de Gobierno.
Tras la expulsión de la DEA (Oficina Antidrogas de los Estados Unidos) de Bolivia, en noviembre del 2008, la UELICN fue creada mediante Resolución Multi-Ministerial Nº 035/09, de 13 de abril de 2009, por recomendación del Consejo Nacional de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Drogas (CONALTID) —Consejo formado por ocho ministros— “máximo organismo del Estado Plurinacional que tiene por atribución principal definir y normar las políticas nacionales en materia de lucha integral contra el narcotráfico”.
El 23 del mismo mes se le asigna a la UELICN 20 millones de dólares, para que los administre en la lucha contra las drogas y los delitos asociados, debiendo coordinar “las acciones de las fuerzas especializadas entrenadas para interceptar cargamentos de estupefacientes y erradicar cultivos ilegales de hoja de coca”, siendo designado para dirigir esa Unidad el Gral. en retiro Miguel Vásquez Viscarra, según un despacho de la Agencia Boliviana de Información (ABI), cargo que desempeña hasta el 3 de noviembre de ese año; luego ocupa, desde el 4 de noviembre, el de viceministro de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Gobierno.
Mediante el D.S. 282, del 2 de septiembre del 2009, se delimita a qué instancias irían asignados esos recursos:
a) La Dirección General de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (DGFELCN) dependiente del Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas del Ministerio de Gobierno.
 b) Las Fuerzas de Tarea: Unidad Móvil de Patrullaje Rural, UMOPAR (Policía Boliviana), Diablos Verdes, FTDV (Ejército), Diablos Rojos, FTDR, Diablos Negros, FTDN (Fuerza Aérea) y Diablos Azules, FTDA (Armada Boliviana).
 c) La Fuerza de Tarea Conjunta: Componentes Militar, Policial y Civil (DIGPROCOCA).
d) Los Grupos Especiales de Inteligencia, Investigación y Operación que trabajen en la lucha contra el narcotráfico y delitos conexos.

Es en este último ítem, en el que aparece el Centro de Inteligencia y Generación de Información (CIGEIN), instancia que estaba dirigida por el General (en retiro) René Sanabria Oropeza, detenido en Estados Unidos, quien entre el 2007 y 2008 ocupó la Dirección de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), dependiente del Ministerio de Gobierno, sucediéndole en ese cargo al Gral. Miguel Vásquez, el que a su vez ocupó el cargo de Comandante General de la Policía Boliviana.
Entonces, el General detenido era especialista en la lucha contra el narcotráfico, formado por la DEA, al igual que su antecesor Gral. Vásquez, e incluso, el actual Comandante General, Gral. Oscar Nina Fernández, que le sucedió en la Dirección de la FELCN a Sanabria.
Pero hay algo más que se debe anotar: a mediados de 2010 quedó acéfala la Dirección General de Reforma y Transparencia Policial, dependiente del Viceministerio de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Gobierno, dirección que desde su creación, en febrero del 2009 (D.S. 29894), controlaba que los policías, de cualquier rango, cumpla las normas, previendo actos de corrupción, atendiendo denuncias internas de irregularidades, además de diseñar reformas en esa institución. Pero, como ya dijimos, desde julio aproximadamente del pasado año, esa dirección creada por decreto supremo, es decir por el Presidente y sus ministros, dejó de funcionar.
Con estos antecedentes, por ahora, sacamos dos conclusiones: 1) los altos jefes policiales fueron formados por al DEA, lo que quiere decir que las declaraciones de varias altas autoridades del gobierno de que “no conocían los antecedentes de Sanabria” suena como una broma; y 2) la institucionalidad generada en el Ministerio de Gobierno, hasta el 2009, fue echada por la borda el 2010, desobedeciendo incluso decretos supremos.
¿Son esas las políticas de Estado que nacen en el nuevo Estado Plurinacional? ¿Cómo puede explicarse que varios miembros de la instancia que debía luchar contra el tráfico de drogas (se supone mejor que la DEA) hayan sido reclutados por el narcotráfico? ¿Cómo es posible que el Ministerio, encargado de la seguridad del Estado, del gobierno y del Presidente no tenga mecanismos de contra-inteligencia, de control y de seguimiento que le garantice comprobar las versiones de los organismos oficiales de inteligencia? ¿Cuáles fueron los motivos para suprimir la Dirección General de Reforma y Transparencia Policial? ¿Qué nos garantiza a los ciudadanos que con este escándalo se acabará la corrupción en esa fuerza del orden?
Como dijimos al comienzo, el poder va de la mano del abuso y la corrupción sobre todo si no hay control interno, aunque ya sería mucho pedir que haya mística en los funcionarios de este Estado; pero al desarticularse las oficinas de control, cualquier humano (no sólo boliviano, sino de cualquier lugar del mundo) tienden a aprovecharse de lo que encuentran para sus intereses propios o de grupo.
Y no se trata solamente de los que incurren en actos de corrupción estén mal pagados (lo que ciertamente es un elemento que los hace propensos al delito), sino lo que hace falta son eficientes sistemas de control y de prevención, para disminuir dichos actos delictivos. De todas maneras, la institución del orden, la Policía, se lleva en su haber muchos casos irregulares que hasta ahora no los sacude, a fin que los obligue a rectificar, por “amor” a su institución y así quitarse de encima el estigma de corrupción y convertirse en una institución que sea respetada por la ciudadanía.
Ausencia de políticas de gestión y de principios
Tras el operativo internacional que descubrió que uno de los principales hombres de lucha contra el narcotráfico, presuntamente, cometió ese delito, una declaración de la primera autoridad del Ministerio de Gobierno que nos llamó la atención fue que el Gobierno boliviano pediría la extradición del General apresado en Miami (EE.UU.), pero al mismo tiempo, como borrando lo que dijo, de extraditar a los policías apresados a los EE.UU.; casi inmediatamente el Presidente afirmó que la DEA no volverá al país, al menos mientras él esté como primer mandatario.
¿En qué estamos? ¿Cuál es la línea oficial? Nos despojamos de la soberanía (que suponemos que tenemos) y les entregamos a los EE.UU. a los supuestos policías implicados en narcotráfico, o los juzgamos acá y exigimos a EE.UU. que el General acusado sea extraditado a Bolivia para su juzgamiento, posición dicha muy débilmente. Además, si dicen que ese operativo fue “montado” por la DEA, ¿cómo es posible que se ofrezca a los EE.UU. extraditar a los policías detenidos en Bolivia? ¿Se cree o no se cree en lo que hace la DEA?
Estas incongruencias nos demuestran que no existen líneas de principios dentro del gobierno, y ya ni qué decir de la falta de políticas comunicacionales, pese a tener un flamante Ministerio de Comunicaciones. Cada cual dice lo que quiere y el Ministro, antes Vocero, repite lo mal dicho.
Dicen que se reacciona cuando se toca fondo, pero muchas acciones que se están haciendo desde determinados ministerios es un desfavor al proceso que vivimos. Parece que todo flota como corcho, por lo inconsistente de las acciones y de las palabras.
Vía El Papirri A Los Ojos de Cara Conocida el 3/03/11
Desde la ladera Este de La Paz.
Por: El Pepino*
"Soy pepino, bien paceño, anónimo y del pueblo, en la Yungas busco pega con chamarra de cuero, siempre lustro mis cachitos, bien riquito me peino, soy paceño, sangre aymara, orgulloso también". Así me lo sabía cantar el Papirri, cantautor paceño que dónde estará. Hoy lloro porque el hombro de la ladera este de mi amada La Paz se ha chorreado, un balconcito de flores eraba, se ha partido la tierra . El barro se a tragado la casa de mi compadre Silverio, plomero de profesión, 45 años de laburo derrumbados como naipe, mi compadre se ha quedado parado con su ropa, no quiere salir de su terreno que ahora es puro lodo, sus hijos están en el albergue en una escuelita cerca de la ladera, asustados están, llorando, extrañan su cuarto, sus juguetes. Lo peor es que mi comadre Asunta ha fallecido hace poco, hemos logrado encontrar su cuerpo que se había desbarrancado con el cementerio de la ladera, otra vez la hemos subido. Yo vivo por Achachicala, cerca del matadero, por ahora bien nomás está mi casita, más chiquita que de mi compadre es, cualquier cosa puede pasar.
Había lustrado mi trajecito, había afinado la matasuegra para salir con mi poco quivo a divertirme, a saltar, a cantar "Pepino pandillero soy, bailando en La Paz, por apretarme a tu cinturita ya dices que soy papá". Pero no hay caso, todo me duele, mis hermanos desentierran sus camas, estamos persiguiendo a nuestros muertos. "Soy Pepino bien paceño, anónimo, del pueblo…salvo vidas, cuando el río quiere llevar los cuerpos, en febrero soy bombero, voluntario del SAR". En vez de careta tengo mi casco, grave estoy correteando, sirviendo las comidas que donan las caseras del Rodríguez. Hay que conseguir agua y con tanta agua ¡… hay que sacar la garra "porque siendo del pueblo, yo también me caliento, cuando veo injusticia, saco mi puño abierto, en octubre, entre todos, volteamos al gonismo, soy pepino y no cojudo, orgulloso también".
Los techos han volado, una pala gigante de mazamorra como raspadillo lo ha dejado al cerro, terremoto de agua es. Las guaguas están correteando con sus bucitos igual, algunas carpas blancas llegan, tenemos que hacer turnos para dar raciones. Por eso mi traje de Pepino lo dejo para el año, siesque, triste estoy, es que en los carnavales ejerzo mi reinado… ahora soy un paceño más rascando la tierra, un paceño más donando lo que puedo, varios ex pepinos somos rescatando cositas, 4 días que no duermo.
Hemos hecho un Comité de Donaciones y hemos decidido pedirle al Papirri que done 10% de su sueldo, ahora que tiene pega, para conseguir colchones, frazadas y sogas para saltar por encima de la carretera que se ha partido. Si no, lo vamos a desautorizar que cante en nuestro nombre. Pedimos a los militares y policías que les han subido el sueldo que también donen el 10% de su mes para los damnificados, sobre todo los panzones generales y coroneles y los de la FELC. Solamente los soldaditos nos están ayudando a cargar lo que queda, las frazadas de los escombros, los roperitos caídos, las cocinillas hechas mártir, en la espalda estamos cargando porque el puente más se ha caído, pedimos que también aquí estén los capitanes, los tenientes, los sargentos, y que sus lindas esposas que iban a bailar llamerada traigan ropas. Hace frío. A los maestros que dejen de llorar por sonseras y aporten también a este fondo solidario con un 5 % de su salario, los transportistas que ganan 1.000 bolivianos al día se pronuncien con su cariño y pongan sus movilidades para ayudar a cargar las ollas y garrafas enterradas. Los periodistas que tanto gemían por la censura, que nos regalen comida y los concejales azúcar. Enfermeras, médicos, por esta vez no nos cobren.
Dice que va a llegar ayuda también de afuera, ojalá. Dice las casas en El Alto van a hacer, Evo tiene que cumplir. Como voluntario del SAR y Pepino pido a todos aportar con algo, vamos a estar bailando después, vamos a brindar después, ahora sólo quiero que no lloren las guaguas que extrañan sus camitas. Decretamos paro movilizado de morenos y diablos, las bandas tienen que recaudar para los miles sin techo, el Preste plana mayor del Gran Poder que compre carpas en vez de cerveza. Otro día vamos a hacer Jiska Anata, no hay caso de bailar encima de los escombros.
Algún día voy a volver a ser Pepino, por ahora, de pie hay que salir: adelante Paceños de La Paz, Paceños de Tupiza, Paceños de Cochabamba, Paceños de Llallagua, Paceños de Honk Kong, Paceños de Madriz, Paceños de Santa Cruz, den lo que puedan, no miren desde palco, nunca nos había pasado, la ladera se sigue chorreando, hay que resucitar. "Pepino pandillero soy, bailando en La Paz, por apretarme a tu cinturita ya dices que soy papá", canto en mis adentros para no llorar, para no dormirme, para aguantar el hambre y el frío.
*El Papirri dice que la donación ya está en marcha.

Fuera manos de Libia
Marcos Domich
Parece inminente una intervención de la OTAN o los EUA en Libia. Gadafi está ganando la batalla de retomar zonas bajo control rebelde, sobre todo al Este del país, donde se encuentra Bengasi la segunda ciudad en importancia y con importantes instalaciones y reservas petroleras. Acompañada de una campaña mediática inmoral, por su contenido mentiroso, los EUA están tratando de forzar una intervención militar directa, empezando por el establecimiento de una “zona de exclusión aérea” que, en los hechos, significa francas acciones de guerra. El objetivo falazmente humanitario – pues no pararía ningún derramamiento de sangre, sino lo incrementaría, como sucedió en Yugoslavia (Bosnia) en 1993- no es el que proclaman Obama y la Clinton, sino aislar a Gadafi en Trípoli y proceder a la escisión del país. Cada día los altos funcionarios de la Casa Blanca o el Pentágono dicen que están dispuestos a brindar todo tipo de “ayuda” para derrocar a Gadafi. Rematan su oferta diciendo, además, “que ninguna opción está descaratada”. En otras palabras esto quiere decir que la invasión a Libia está preparada. Para eso están  llegando a la costa Libia barcos de guerra con un fuerte contingente de marines y armamento pesado.
Empero la zona de exclusión no ha sido establecida por varias razones. Los aliados europeos de Obama tienen temores fundados de que esto signifique otra guerra y no apoyan la idea. Los propios generales del Pentágono dudan y explican que eso significa directamente “guerra en el Magreb”; el costo no será pequeño, sobre todo en vidas civiles y en soldados. La opinión pública europea (y de otros continentes) está saliendo del engaño de las noticias virtuales y se torna más reflexiva y se pronunica contra cualquier nueva aventura militar. Pero lo más importante es que hasta en las “zonas liberadas de Gadafi” no es aceptada la presencia de tropas estadounidenses. En Bengasi, el portavoz del Comité Revolucionario dijo que no querían ninguna violación a la soberanía libia y que tenían hombres y armas libios para liberar Trípoli. A este contundente rechazo se agrega la opinión –citada por Fidel- de la profesora universitaria Abeir Imneina: “es nuestra revolución y corresponde a nosotros hacerla”. Dicho de otro modo: si hay que pedirle cuentas a Gadafi, sólo el propio pueblo Libio debe hacerlo.
Es que los rebeldes libios, como los egipcios, tunecinos o yemenitas no son unos proyanquis y saben que defienden lo suyo, el petróleo y el nivel de vida que tienen. El régimen de Gadafi, las dos primeras décadas, se caracterizó por su atención a los intereses del pueblo que es el de más alto nivel de vida, salud, educación y vivienda en África. No quieren de ninguna manera mirarse en el espejo de Irak que, por la invasión de la OTAN en pos de su petróleo, se ha convertido en un pueblo miserable y torturado. Con la intervención a Libia EUA y la OTAN amenazan a los otros países cuyas insurrecciones están por triunfar: Yemen, Marruecos, Jordania, Bahréin, Omán y hasta la monarquía policíaca de Arabia Saudí.
Con gran visión Hugo Chávez  ha introducido un factor que detiene la impulsividad yanqui: la propuesta de de organizar una comisión internacional mediadora entre Gadafi y los insurrectos. Contrariamente a lo que (des)informan los medios transnacionales, la propuesta va ganando adeptos y, en primer lugar, está la Liga de Países Árabes. Los cancilleres del ALBA toman las iniciativas necesarias, después que Gadafi diera su asentimiento. Nadie en el mundo, excepto los halcones, quiere guerra. 
       
¿Agua bendita o cerveza…
P. Gregorio Iriarte o.m.i.
[Este texto fue originalmente escrito a pedido de Filemón Escóbar como prólogo a un libro suyo de próxima publicación titulado SACERDOTES DEMÓCRATAS. Se han omitido algunos párrafos.]
En los años de la década del 60 se dio una dura confrontación entre el sindicato de Siglo XX y la Radio Pío XII.
 Será difícil entender cabalmente esa dramática lucha desde nuestra mentalidad actual si no nos ubicamos ideológicamente dentro de lo que se ha dado en llamar "La Guerra Fría".
La mina de Siglo XX en esos años tenía un valor estratégico de suma importancia ya que el estaño era la materia prima de mayor gravitación en la economía boliviana, sobre todo en el área de las exportaciones. El Distrito Minero de Catavi-Siglo XX, fuera de su decisiva gravitación en la economía nacional era, además, el centro neurálgico en el área de lo político, y un campo propicio para las luchas y los enfrentamientos ideológico-políticos.
En este ambiente tenso de la "Guerra Fría" se luchaba por la hegemonía de los  principios ideológicos del marxismo por un lado y del capitalismo por el otro. El Sindicato de Siglo XX, "el glorioso sindicato de Siglo XX," aguerrido, luchador, guiado siempre por una esclarecida "conciencia de clase", actuaba, sin embargo,  profundamente ideologizado, de tal modo que por ello llegará a ser trinchera de grandes victorias así como causa de luctuosas e irreparables derrotas.
Yo quisiera hacer resaltar la honestidad a toda prueba de los grandes dirigentes sindicales de ese tiempo, con gran capacidad de análisis, inspirados  siempre en una moral íntegra y con una enorme resistencia personal frente a la persecución, la cárcel y el destierro. Podemos recordar a  algunos de esos grandes líderes: Federico Escóbar, Ireneo Pimentel, César Lora, Isaac Camacho...etc.
Pero ese sindicato y esos dirigentes tenían al frente como adversarios inmediatos a los gobiernos dictatoriales, a la Empresa Minera y, en esos primeros años, a la Radio Pío XII.
Tanto el fundador de esa Emisora Católica, (P. Lino Grenier, OMI) como sus inmediatos colaboradores, tenían bien claro que el objetivo primero y principal de la Radio Pío XII era la lucha constante y frontal contra de la ideología marxista que, según su criterio, era el  camino directo para  la  implantación del comunismo en Bolivia.  
Los insultos, las amenazas y las agresiones eran el pan cada día. Siglo XX se había convertido en un verdadero "avispero" político.
Sin embargo, este enfrentamiento permanente entre el sindicato minero y la Emisora  Católica eran expresión en Bolivia de una lucha ideológico-política y de unos intereses supranacionales enmarcados dentro de lo que se denomina la "Guerra Fría" sin que los contendientes tuvieran plena conciencia de ello.
No obstante, el desafío ideológico no era tan claro y tan absoluto como el P. Lino y su legión de secuaces lo creían a pie juntillas.
El  problema principal de la minas de Bolivia, más allá de las luchas ideológico-políticas, eran las duras condiciones de la vida del minero y su familia, era la injusticia social, los salarios raquíticos, las largas colas muy de madrugada ante la pulpería para recibir una mísera ración alimenticia, eran las viviendas destartaladas sin agua y sin baño, eran, sobre todo, la silicosis y las numerosas muertes por las horribles condiciones de trabajo en interior de la mina.... 
Cuando llegué a Siglo XX y a la dirección de la Radio Pío XII por decisión de mis superiores a mediados del año 1964, los primeros interrogantes que me venían a la cabeza los podría concretar así: ¿No serán estas horribles condiciones inhumanas el "caldo de cultivo" para que surjan, con tanta virulencia, los enfrentamientos políticos y religiosos....? ¿En qué lugar social debería colocarse la Emisora Católica dentro del distrito minero...? ¿Los continuos y graves ataques en contra de la Radio Pío XII no serían, sobre todo, por no defender los valores de la justicia social y los legítimos derechos de los trabajadores....?
Una pequeña y sorpresiva anécdota vino a aclarar mis dudas existenciales. La podríamos titular: "¿Agua  bendita o cerveza...?" Un pequeño y simpático acontecimiento que cobró  gran importancia en mi compromiso sacerdotal en los Centros Mineros.
Lo resumo así: "Me invitaron, a los pocos días de llegar a Siglo XX, a que fuera al sindicato minero para bendecir un proyectora de cine que recientemente habían  comprado con la idea de mejorar técnicamente los programas del cine sindical. Me extrañó la invitación partiendo, como venía, de los dirigentes sindicales a los que se les consideraba como "comunistas".
De mala gana pero, ante la  insistencia de la persona que me trajo la invitación, accedí a ir. Sin  embargo, iba con la oculta idea de no bendecir sino de saludar y conversar con los famosos dirigentes.
En efecto, dentro de un pequeño y oscuro cuartucho, donde se encontraba la proyectora, me encontré con los dos máximos dirigentes sindicales: Federico Escóbar e Ireneo Pimentel, además del técnico y del señor que habían comisionado para que me invitase.
Al entrar me di cuenta de que encima de la máquina de cine había cuatro botellas de cerveza. Entonces, tal vez mal aconsejado interiormente por la sed, dije en alta voz: "Comencemos por la cerveza porque aquí no va a haber agua bendita". Escóbar que se hallaba con su gorra en la mano, dispuesto a rezar, contestó en forma decidida: "Aquí no habrá cerveza si no hay agua bendita..." Siguió a esto una encendida discusión sobre si era conveniente y oportuna en esas circunstancias la bendición de esa proyectora. Escóbar dio por terminada la discusión con estas palabras:
"La bendición no es tanto para las cosas buenas sino para las malas. Las cosas buenas no necesitan bendecirse sino las cosas malas. Ud.  Padre, piensa que este aparato y este cine sindical están más orientados hacia el mal que hacia el bien, pues por eso le hemos llamado para que traiga su bendición a estos pobres pecadores!...
No tuve más remedio que darme por vencido y proceder a la bendición, terminada la cual, la conversación se animó al  ritmo de los vasos de cerveza que íbamos consumiendo. En resumen: Federico Escóbar me dijo algo que se grabó en la memoria y que habría de orientar mi vida sacerdotal en Siglo XX. Me dijo así: "Ud. es un recién llegado a nuestros campamentos mineros y es necesario que tenga una idea clara acerca de su ministerio como sacerdote y como Director de la Radio Pío XII. Piense únicamente en qué haría Cristo si en persona viniera a este distrito minero: ¿estaría con los de arriba, al lado de un Gobierno dictatorial y de una empresa explotadora... o estaría al lado de los pobres mineros explotados y oprimidos por el sistema...?  Ese tiene que ser su interrogante más allá de las luchas ideológicas y políticas...”
Y así fue: el agua bendita y la cerveza juntas pueden hacer maravillas siempre que susciten un diálogo profundo y esclarecedor, como sucedió en esa ocasión.
Yo creo, de la mano con Filemón Escóbar que ha sido, con mucho, la Iglesia Católica la institución que más ha contribuido a derrotar a los gobiernos dictatoriales y a hacer posible el advenimiento del sistema democrático en nuestro país.
Cochabamba, marzo del 2011.

de nuestra tierra
Presidente Evo promete casas a víctimas de las lluvias
Diario Cambio, La Paz
Entre llanto y desconsuelo, decenas de personas afectadas por los derrumbes ocurridos desde el sábado en diferentes barrios ubicados en la ladera este de la ciudad de La Paz escucharon al presidente Evo Morales, quien prometió a los afectados nuevas viviendas en la ciudad de El Alto, tanto a los dueños de casas como a los que eran inquilinos, además de vestimenta y alimentación.
Previamente a su visita, el Presidente sobrevoló el área afectada (casi 100 hectáreas) para verificar la magnitud del desastre y aseguró a un numeroso grupo de refugiados que el Gobierno no dejará desamparada a la población, pues añadió que es su “obligación” como mandatario.
El acto tuvo lugar en el colegio Sergio Villegas, ubicado en la zona de Kupini Central, que alberga actualmente a decenas de familias que perdieron sus domicilios en el desastre en los derrumbes de Valle de las Flores, Pampahasi Bajo, Kupini II, Santa Rosa de Callapa, Callapa, 23 de Marzo, Cervecería y Metropolitana, entre otras.
Al lugar también acudieron la ministra de Culturas, Elizabeth Salguero; el ministro de Economía, Luis Arce; el ministro de Comunicación, Iván Canelas y, el ministro de Educación, Roberto Aguilar, entre otras autoridades.
Morales explicó que en la ciudad de El Alto es factible construir casas para los damnificados por la extensión territorial. “Estamos dispuestos a construir ahí (en El Alto) una casa modesta para empezar. Cuando hay techo, fácilmente se puede avanzar y avanzar. Si hay terrenos, en menos de un mes garantizamos vivienda. No vamos a abandonarlos, tengan por seguro. Ustedes nos dirán cuántos quedaron sin casa. Igual, para ese inquilino vamos a garantizar su casa, hermanas y hermanos”.
Morales dijo que estas medidas no corresponden “a ninguna cooperación, a ninguna ayuda, (sino que) es obligación del Presidente y del gabinete”. Asimismo, aseguró que los afectados tienen garantizada la alimentación y asistencia del Gobierno.
Recomendó a la población tener cuidado con aquellas personas que se aprovechan de los desastres naturales para robar y saquear, por lo cual pidió al ministro de Defensa, Rubén Saavedra, reforzar la seguridad de la zona afectada.
Luego de su intervención, Morales se reunió con los presidentes de las juntas vecinales de las zonas afectadas para instruir la elaboración de listas de las personas afectadas.
También, en horas de la tarde, el Presidente se reunió con las autoridades nacionales, departamentales y municipales de La Paz y El Alto para definir acciones inmediatas ante el desastre.
Medidas de contingencia
Se reunieron en el Palacio de Gobierno el presidente Evo Morales, el gobernador de La Paz, César Cocarico; el alcalde paceño, Luis Revilla, y el alcalde de El Alto, Édgar Patana, para definir acciones ante el desastre.
Establecieron como prioridad el resguardo de las familias para evitar víctimas fatales por nuevos deslizamientos en los barrios aledaños al de Kupini, epicentro del derrumbe.
Se acordó la implementación de una campaña conjunta de solidaridad para recolectar vituallas y ropa para los damnificados.
Se coordinará con la gerencia de la Empresa Pública Social de Aguas y Saneamiento (Epsas) un plan de emergencia para dotar de agua potable a la zona Sur de La Paz.
Fuente: Agencia ABI

De escándalo en escándalo
Policía Nacional no termina de moralizarse y en un año tuvo cuatro escándalos
La Paz, 28 Feb (Erbol).- La banda de Ana, el clan Rosales, el caso Olorio y el último, “narco-policías” de Sanabria, son los al menos cuatro escándalos que sacuden a la Policía Nacional desde hace un año, en coincidencia con el tiempo que rige la institución el general Óscar Nina y su promesa de “limpiar” de corruptos la entidad de la seguridad interna en el país.
La semana pasada, la Policía de Panamá detuvo al general en retiro René Sanabria Oropeza, ex comandante de la fuera antidroga en Bolivia, que era buscado por Estados Unidos desde el 16 de diciembre de 2010 acusado de “conspiración” e “importación” de cocaína. También fue detenido en el operativo Marcelo Foronda. Ambos preparaban el embarque de 144 kilos de droga a Estados Unidos, carga que era esperada desde Arica, en Chile.
El caso ha desnudado en La Paz vínculos mayores de policías con narcotraficantes. El viernes 25, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, presentó a otros policías implicados con Sanabria Oropeza, de una lista de 17 personas investigadas. El coronel Milton Sánchez Pantoja, el mayor Edwin Raúl Oña Moncada, el capitán Franz Fernando Siles Ríos y Félix Calderón Gil son presuntamente parte la banda y el domingo fueron enviados a la cárcel de San Pedro bajo medidas cautelares. 
Sobre el último escándalo, el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, ha considerado que el caso “ha perforado” el sistema de inteligencia contra el tráfico de drogas en el país, uno de cuyos miembros era Sanabria Oropeza. Llorenti dijo que éste trabajaba en el Centro de Inteligencia de Información (Cigerin), dependiente del Ministerio de Gobierno, y dejó sus funciones sin permiso el jueves 24 de febrero.
Las tramas entre policías y narcotraficantes no son nuevas. El 14 de mayo de 2010, la matanza de los serbios Bojan Bakula, Sasa Turcinovic ¡Error! Referencia de hipervínculo no válida. 
Predrag Cankovic, además de los bolivianos Mauricio Méndez Santistevan, Rafael Douglas Cuéllar Loras ¡Error! Referencia de hipervínculo no válida. el policí¡Error! Referencia de hipervínculo no válida. Diego Guardia Ví¡Error! Referencia de hipervínculo no válida., dejó al descubierto a la banda de traficantes de droga de William Rosales, varias veces liberado de casos de narcotráfico, cuyo paradero es desconocido.
Aunque no hubo avances en las investigaciones, cuatro testigos de la vendetta apuntaron al ex capitán de policí¡Error! Referencia de hipervínculo no válida. Orlando Araujo Becerra, detenido en Quijarro a finales de mayo del año pasado, como el presunto líder de la banda, en la que también están implicados varios policías.
Otro proceso vigente es el caso Olorio, referido al asalto a una caseta de Vías Bolivia y la muerte de David Olorio. Cerca de las 23.00 del 4 de julio de 2010, delincuentes asaltaron el peaje de la autopista de La Paz, de donde se llevaron aproximadamente 280.000 bolivianos.
Las investigaciones iniciales establecieron que el principal sospechoso, que murió torturado luego de su detención en celdas policiales, tenía conexión con jefes y subalternos de la Policía Nacional. Uno de los detenidos, el peruano Carlos Alberto Junco, apareció muerto el 24 de noviembre de 2010 en la cárcel de alta seguridad de Chonchocoro. Había sido abatido con cuatro balazos y las autoridades del Ministerio Público creen que, antes de su muerte, aquél estaba en afanes de develar los vínculos en el suceso.
Cuatro policías estaban incluidas en la lista de investigados en la causa, que aún no esclareció el hecho.
Policías y ladrones. El 20 de diciembre de 2009, una banda de diez antisociales liderada por una mujer, Ana Suárez, fue desarticulada en Las Lomas, al oeste de La Paz. Entre los implicados se encontraban dos sargentos de la Policía Nacional, y más tarde se supo que el grupo estaba integrado además por otros dos coroneles.
Los delincuentes operaban junto con los policías, quienes los alertaban de la vigilancia policial para facilitar sus acciones. Los fiscales hallaron en las cuentas de uno de los policías, que ganaba 700 bolivianos de sueldo, sumas millonarias, y una casa valuada en 200.00 dólares.
En varias oportunidades, el presidente Evo Morales expresó su preocupación por la participación de algunos policías en actividades ilícitas. “Sean las Fuerzas Armadas o la Policía, la disciplina es muy importante. Si no hay disciplina, si no hay convencimiento de su trabajo, si no hay cariño a su institución, es difícil garantizar la seguridad ciudadana. 
Lamentamos que por culpa de uno o dos oficiales tenga que darse una mala imagen de la Policía Nacional”, dijo a mediados de marzo de 2010 ante un caso de volteo de droga ocurrido en Santa Cruz, cuyos protagonistas eran cuatro oficiales policías.
Semanas después de su posesión, Nina anunció procesos contra policías corruptos, cuya lista preliminar era de 200. En noviembre del año pasado, la autoridad policial aseguró a Erbol que en el año habían sido dados de baja 480 policías, acusados de delitos comunes y deserción, principalmente.
Nina, antiguo comandante de la Fuerza de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), juró a su cargo el 23 de enero de 2010, en medio de las investigaciones del “caso Ana Suárez”.
*Publicamos esta nota de Erbol, por su importancia, a pesar de los errores técnicos que aparecen en la página web de la que hemos tomado el texto.

Arroz, azúcar y aceite fueron los más inflacionarios de estos últimos tres meses
María Virginia Ortiz
Unidad de Comunicación-Fundación TIERRA
26 de febrero de 2011
Los precios de venta al por mayor de arroz, azúcar y aceite fueron los que más aumentaron entre noviembre del año pasado y enero de 2011. Coincidentemente, estos tres comestibles tienen restricciones de exportación impuestas por el gobierno y, a la par, están liberados de impuestos para su internación.
De acuerdo con un promedio elaborado por la Fundación Valles, realizado tras el seguimiento a 24 mercados mayoristas y nueve ferias rurales en siete departamentos de Bolivia, exceptuando Beni y Pando, el precio del quintal de 46 kilos de arroz estaquilla subió de 238,8 bolivianos a 265 bolivianos, entre noviembre y enero. Es decir, el alza alcanzó los 26,2 bolivianos.
En el caso del aceite, el costo del bidón de 20 litros ascendió de 180,6 bolivianos a 212,9 bolivianos, en los tres meses citados. En total, el alza sumó 32,3 bolivianos.
El quintal de azúcar fue el que más alza registró; de 262,5 bolivianos a 372,5 bolivianos. El precio subió 110 bolivianos en estos últimos meses. Sobre este producto, la Fundación Valles aclara que este promedio no incluye los mercados de todo el país, ya que La Paz, Cochabamba y Santa Cruz no tenían azúcar para comercializar.
Otros comestibles que registraron alzas, aunque bastante reducidas son: carne de res, el kilo varió de 19,5 bolivianos a 21,8 bolivianos, es decir 1,5 bolivianos; la harina de trigo registró, en noviembre, un promedio de 197,5 bolivianos el quintal y 202 bolivianos en enero; en total, 4,5 bolivianos más durante el primer mes del año.
Al contrario, la carne de pollo tuvo una leve reducción, de 14 bolivianos el kilo a 13,3 bolivianos en el precio para mayoristas. Sin embargo, los consumidores no sintieron esta rebaja ya que el kilo de este alimento llegó a ser comercializado hasta en 16 bolivianos el kilo.

Los pobres duermen en la zozobra*
La pobreza en Bolivia provoca que miles de vecinos construyan sus casas en lugares profundamente temerarios hasta para la imaginación. En las laderas vemos casitas que desafían a la gravedad y se equilibran al igual que un malabarista sobre la cuerda. Obviamente éstos serán los primeros en cargar las devastadoras consecuencias de un desastre natural, terremotos, deslizamientos, etc.
Esta situación la comprobamos ahora con el deslizamiento en la ladera este de la ciudad de La Paz. Miles de damnificados, principalmente de personas de escasos recursos, se quedaron simplemente con su ropa puesta, perdiéndolo todo o casi todo. Ante este desastre aparecen todos los politiqueros ofreciendo ayuda, actitud diferente a la de la población, cuya ayuda es franca y no calculada para lograr algún rédito político. Promesas van y vienen y no sabemos si realmente se cumplirán, como es el caso de los vecinos de Huanu Huanuni que siguen esperando sus viviendas.
Pero aún cumpliendo lo prometido, es seguro que ante otro desastre seguirán siendo los pobres los que carguen las consecuencias. En esta sociedad cada quien resuelve su vida como puede y se cobija de igual manera. En el capitalismo atrasado y en crisis en que vivimos, la vivienda, la salud, la alimentación no son una obligación del Estado son problema de cada uno y en la medida que se impone el interés privado unos tendrás más y mejor y otros menos y peor. Mientras la mayoría vive en la precariedad de un cerro inestable o en la calle, otros, que son pocos, disponen para antojo de su placer varias casas y habitaciones muy bien acondicionadas. La vivienda en una mercancía más sometida a la especulación e instrumento para acentuar la usura y explotación por parte de la banca y el burgués en general.
Los alrededores de la ciudad son cordones de miseria debido a la migración del campo a la ciudad. El atraso en el campo obliga a los campesinos a creer que la ciudad le ofrecerá mejores condiciones de vida y lo único que encuentran es la misma desgracia.
¿Cuándo dejaremos de vivir como animales y ser víctimas dramáticas de las catástrofes naturales? Seguro que no será en el capitalismo, al cual defienden todos los politiqueros empezando por Evo Morales. Será cuando la riqueza que generan los trabajadores sea definida de acuerdo al interés colectivo y no privado. Entonces podremos priorizar nuestras condiciones de vida, dotarnos de viviendas y barrios adecuados, y ubicados de acuerdo al nivel de comprensión de la ciencia con referencia al comportamiento de la naturaleza. Caminando en esta perspectiva corresponde plantear ahora la expropiación de una parte de las casas de lujo que pertenecen a las clases poseedoras, y obligarles a poblar la otra parte, así se distribuirá de manera más adecuada toda la capacidad social de vivienda acumulada en la actualidad. El gobierno obrero campesino deberá resolver el problema de la vivienda como una necesidad vital de la sociedad y no permitir que cada quien se busque la vida.
*Tomado de Masas extra del 04.03.2011, órgano central del Partido Obrero Revolucionario.

Los derechos económicos, sociales y culturales
y los desastres naturales en la coyuntura boliviana
Marcelo H. García Monrroy*
Bolivia a raíz de efectos meteorológicos adversos está sufriendo intensas lluvias que han inundado diferentes zonas del territorio nacional a la vez que han ocasionado un masivo deslizamiento de tierra en varias zonas de la ciudad de La Paz donde más de 800 viviendas han caído dando lugar a que más de 4.000 personas resulten damnificadas y 2.000 familias tuvieron que abandonar sus casas de forma inmediata a fin de evitar daños personales.
Cientos de familias quedaron sin vivienda por haber perdido irremediablemente su hogar y en la actualidad se encuentra en albergues provisionales, lo nos lleva a reflexionar sobre el derecho a la vivienda de las personas damnificadas y preguntarnos si ¿El Estado boliviano tiene obligación ante los damnificados por los desastres naturales?
Y la respuesta es clarísima. Sí puesto que el Estado boliviano a través de sus niveles de autonomía municipal ha incumplido sus obligaciones de protección al no considerar como parte del derecho a la vivienda el grado de peligro de las zonas de ubicación de los ahora damnificados de las zonas afectadas en la ciudad de La Paz. Es una obligación del Estado a través de los municipios la planeación de asentamientos humanos y, por supuesto, cuando ya existe la pérdida de hogares como ocurre actualmente.
A lo anterior se agrega que el Estado incumple su obligación de garantizar el cumplimiento del derecho cuando una vez verificado la situación de emergencia, los recursos asignados para la atención de la población afectada no son suficientes para la reconstrucción de viviendas dignas, pues, es conocido que víctimas de situaciones similares aún viven en carpas y sólo pasados muchos años se atienden las demandas de algún tipo de vivienda digna.
Recordar que el Estado boliviano en sus diferentes niveles de autonomía sea central departamental, municipal e indígena tienen la obligación de proporcionar a todos los bolivianos el acceso a los derechos económicos, sociales y culturales entre los más importantes derechos como la vivienda, la salud y la alimentación, etc. Las personas que son más afectadas son aquéllas que se encuentran en situación de pobreza y extrema pobreza, las personas que por su condición no cuentan con los recursos necesarios para satisfacer sus derechos fundamentales y que se ven en situación crítica cuando por alguno de estos fenómenos naturales ven perdido el escaso patrimonio que poseen, como lo son sus viviendas, cosechas e incluso sus vidas.
Por lo dicho los organismos de los derechos humanos deben velar porque se dé atención inmediata a las victimas de desastres naturales y que el apoyo no sea simplemente momentáneo.
* Es especialista en Derecho Internacional de Derechos Humanos
Por la defensa de los derechos humanos

lucha de nuestros pueblos
La Guerra Inevitable de la OTAN
(Primera Parte) 
 A diferencia de lo que ocurre en Egipto y Túnez, Libia ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano de África y tiene la más alta esperanza de vida del Continente. La educación y la salud reciben especial atención del Estado. El nivel cultural de su población es sin dudas más alto.  Sus problemas son de otro carácter. La población no carecía de alimentos y servicios sociales indispensables. El país requería abundante fuerza de trabajo extranjera para llevar a cabo ambiciosos planes de producción y desarrollo social.
Por ello suministraba empleo a cientos de miles de trabajadores egipcios, tunecinos, chinos y de otras nacionalidades. Disponía de enormes ingresos y reservas en divisas convertibles depositadas en los bancos de los países ricos, con las cuales adquirían bienes de consumo e incluso, armas sofisticadas que precisamente le suministraban los mismos países que hoy quieren invadirla en nombre de los derechos humanos.
La colosal campaña de mentiras, desatada por los medios masivos de información, dio lugar a una gran confusión en la opinión pública mundial. Pasará tiempo antes de que pueda reconstruirse lo que realmente ha ocurrido en Libia, y separar los hechos reales de los falsos que se han divulgado.
Emisoras serias y prestigiosas, como Telesur, se veían obligadas a enviar reporteros y camarógrafos a las actividades de un grupo y a las del lado opuesto, para informar lo que realmente ocurría.
Las comunicaciones estaban bloqueadas, los funcionarios diplomáticos honestos se jugaban la vida recorriendo barrios y observando actividades, de día o de noche, para informar lo que estaba ocurriendo. El imperio y sus principales aliados emplearon los medios más sofisticados para divulgar informaciones deformadas sobre los acontecimientos, entre las cuales había que inferir los rasgos de la verdad.
Sin duda alguna, los rostros de los jóvenes que protestaban en Bengasi, hombres, y mujeres con velo o sin velo, expresaban indignación real.
Se puede apreciar la influencia que todavía ejerce el componente tribal en ese país árabe, a pesar de la fe musulmana que comparte sinceramente el 95% de su población.
El imperialismo y la OTAN —seriamente preocupados por la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe, donde se genera gran parte del petróleo que sostiene la economía de consumo de los países desarrollados y ricos— no podían dejar de aprovechar el conflicto interno surgido en Libia para promover la intervención militar. Las declaraciones formuladas por la administración de Estados Unidos desde el primer instante fueron categóricas en ese sentido.
Las circunstancias no podían ser más propicias. En las elecciones de noviembre la derecha republicana propinó un golpe contundente al Presidente Obama, experto en retórica.
El grupo fascista de “misión cumplida”, apoyado ahora ideológicamente por los extremistas del Tea Party, redujo las posibilidades del actual Presidente a un papel meramente decorativo, en el que peligraba incluso su programa de salud y la dudosa recuperación de la economía, a causa del déficit presupuestario y el incontrolable crecimiento de la deuda pública, que batían ya todos los récords históricos.
Pese al diluvio de mentiras y la confusión creada, Estados Unidos no pudo arrastrar a China y la Federación Rusa a la aprobación por el Consejo de Seguridad de una intervención militar en Libia, aunque logró en cambio obtener, en el Consejo de Derechos Humanos, la aprobación de los objetivos que buscaba en ese momento. Con relación a una intervención militar, la Secretaria de Estado declaró con palabras que no admiten la menor duda: “ninguna opción está descartada”.
El hecho real es que Libia está ya envuelta en una guerra civil, como habíamos previsto, y nada pudo hacer Naciones Unidas para evitarlo, excepto que su propio Secretario General regara una buena dosis de combustible en el fuego.
El problema que tal vez no imaginaban los actores es que los propios líderes de la rebelión irrumpieran en el complicado tema declarando que rechazaban toda intervención militar extranjera.
Diversas agencias de noticias informaron que Abdelhafiz Ghoga, portavoz del Comité de la Revolución declaró el lunes 28 que “‘El resto de Libia será liberado por el pueblo libio’”.
“‘Contamos con el ejército para liberar Trípoli’ aseguró Ghoga durante el anuncio de la formación de un ‘Consejo Nacional’ para representar a las ciudades del país en manos de la insurrección.”
“‘Lo que queremos es informaciones de inteligencia, pero en ningún caso que se afecte nuestra soberanía aérea, terrestre o marítima’, agregó, durante un encuentro con periodistas en esta ciudad situada 1.000 km al este de Trípoli.”
“La intransigencia de los responsables de la oposición sobre la soberanía nacional reflejaba la opinión manifestada en forma espontánea por muchos ciudadanos libios a la prensa internacional en Bengasi”, informó un despacho de la agencia AFP el pasado lunes.
Ese mismo día, una profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, Abeir Imneina, declaró:
“Hay un sentimiento nacional muy fuerte en Libia.”
“‘Además, el ejemplo de Irak da miedo al conjunto del mundo árabe’, subraya, en referencia a la invasión norteamericana de 2003 que debía llevar la democracia a ese país y luego, por contagio, al conjunto de la región, una hipótesis totalmente desmentida por los hechos.”
Prosigue la profesora:
“‘Sabemos lo que pasó en Irak, es que se encuentra en plena inestabilidad, y verdaderamente no deseamos seguir el mismo camino. No queremos que los norteamericanos vengan para tener que terminar lamentando a Gadafi’, continuó esta experta.”
“Pero según Abeir Imneina, ‘también existe el sentimiento de que es nuestra revolución, y que nos corresponde a nosotros hacerla’.”
A las pocas horas de publicarse este despacho, dos de los principales órganos de prensa de Estados Unidos, The New York Times The Washington Post, se apresuraron en ofrecer nuevas versiones sobre el tema, de lo cual informa la agencia DPA al día siguiente 1º de marzo: “La oposición libia podría solicitar que Occidente bombardee desde el aire posiciones estratégicas de las fuerzas fieles al presidente Muamar al Gadafi, informa hoy la prensa estadounidense.”
“El tema está siendo discutido dentro del Consejo Revolucionario libio, precisan ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’ en sus versiones online.”
“‘The New York Times’ acota que estas discusiones ponen de manifiesto la creciente frustración de los líderes rebeldes ante la posibilidad de que Gadafi retome el poder”.
“En el caso de que las acciones aéreas se realicen en el marco de las Naciones Unidas, éstas no implicarían intervención internacional, explicó el portavoz del consejo, citado por ‘The New York Times’.”
“El consejo está conformado por abogados, académicos, jueces y prominentes miembros de la sociedad Libia.”
Afirma el despacho:
“‘The Washington Post’ citó a rebeldes reconociendo que, sin el apoyo de Occidente, los combates con las fuerzas leales a Gadafi podrían durar mucho y costar gran cantidad de vidas humanas.”
Llama la atención que en esa relación no se mencione un solo obrero, campesino, constructor, alguien relacionado con la producción material o a un joven estudiante o combatiente de los que aparecen en las manifestaciones. ¿Por qué el empeño en presentar a los rebeldes como miembros prominentes de la sociedad reclamando bombardeos de Estados Unidos y la OTAN para matar libios?
Algún día se conocerá la verdad, a través de personas como la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, que con tanta elocuencia narra la terrible experiencia que mató, destruyó los hogares, dejó sin empleo o hizo emigrar a millones de personas en Iraq.
Hoy miércoles dos de marzo, la Agencia EFE presenta al conocido vocero rebelde haciendo declaraciones que, a mi juicio, afirman y a la vez contradicen las del lunes: “Bengasi (Libia), 2 de marzo. La dirección rebelde libia pidió hoy al Consejo de Seguridad de la ONU que lance un ataque aéreo ‘contra los mercenarios’ del régimen de Muamar el Gadafi.”
“‘Nuestro Ejército no puede lanzar ataques contra los mercenarios, por su papel defensivo’, afirmó el portavoz rebelde Abdelhafiz Ghoga en una conferencia de prensa en Bengasi.”
“‘Es diferente un ataque aéreo estratégico que una intervención extranjera, que rechazamos’, recalcó el portavoz de las fuerzas de oposición, que en todo momento se han mostrado en contra de una intervención militar extranjera en el conflicto libio”.
¿A cuál de las muchas guerras imperialistas se parecería ésta?
¿La de España en 1936, la de Mussolini contra Etiopía en 1935, la de George W. Bush contra Iraq en el año 2003 o a cualquiera de las decenas de guerras promovidas por Estados Unidos contra los pueblos de América, desde la invasión de México en 1846, hasta la de Las Malvinas en 1982?
Sin excluir, desde luego, la invasión mercenaria de Girón, la guerra sucia y el bloqueo a nuestra Patria a lo largo de 50 años, que se cumplirán el próximo 16 de abril.
En todas esas guerras, como la de Vietnam que costó millones de vidas, imperaron las justificaciones y las medidas más cínicas.
Para los que alberguen alguna duda, sobre la inevitable intervención militar que se producirá en Libia, la agencia de noticias AP, a la que considero bien informada, encabezó un cable publicado hoy, en el que se afirma: “Los países de la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN) elaboran un plan de contingencia tomando como modelo las zonas de exclusión de vuelos establecidas sobre los Balcanes en la década de 1990, en caso de que la comunidad internacional decida imponer un embargo aéreo sobre Libia, dijeron diplomáticos”.
Más adelante concluye: “Los funcionarios, que no podían dar sus nombres debido a lo delicado del asunto, indicaron que las opciones que se observan tienen punto de partida en la zona de exclusión de vuelos que impuso la alianza militar occidental sobre Bosnia en 1993 que contó con el mandato del Consejo de Seguridad, y en los bombardeos de la OTAN por Kosovo en 1999, QUE NO LO TUVO”.
Prosigue mañana.
Fidel Castro Ruz
Marzo 2 de 2011
8 y 19 p.m.

La Guerra Inevitable de la OTAN
(Segunda Parte)
Cuando Gaddafi, coronel del ejército libio, inspirado en su colega egipcio Abdel Nasser, derrocó al Rey Idris I en 1969 con sólo 27 años de edad, aplicó importantes medidas revolucionarias como la reforma agraria y la nacionalización del petróleo.  Los crecientes ingresos fueron dedicados al desarrollo económico y social, particularmente a los servicios educacionales y de salud de la reducida población libia, ubicada en un inmenso territorio desértico con muy poca tierra cultivable.
 Bajo aquel desierto existía un extenso y profundo mar de aguas fósiles. Tuve la impresión, cuando conocí un área experimental de cultivos, que aquellas aguas, en un futuro, serían más valiosas que el petróleo.
La fe religiosa, predicada con el fervor que caracteriza a los pueblos musulmanes, ayudaba en parte a compensar la fuerte tendencia tribal que todavía subsiste en ese país árabe.
Los revolucionarios libios elaboraron y aplicaron sus propias ideas respecto a las instituciones legales y políticas, que Cuba, como norma, respetó.
Nos abstuvimos por completo de emitir opiniones sobre las concepciones de la dirección libia.
Vemos con claridad que la preocupación fundamental de Estados Unidos y la OTAN no es Libia, sino la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe que desean impedir a cualquier precio.
Es un hecho irrebatible que las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN con Libia en los últimos años eran excelentes, antes de que surgiera la rebelión en Egipto y en Túnez.
En los encuentros de alto nivel entre Libia y los dirigentes de la OTAN ninguno de estos tenía problemas con Gaddafi. El país era una fuente segura de abastecimiento de petróleo de alta calidad, gas e incluso potasio. Los problemas surgidos entre ellos durante las primeras décadas habían sido superados.
Se abrieron a la inversión extranjera sectores estratégicos como la producción y distribución del petróleo.
La privatización alcanzó a muchas empresas públicas. El Fondo Monetario Internacional ejerció su beatífico papel en la instrumentación de dichas operaciones.
Como es lógico, Aznar se deshizo en elogios a Gaddafi y tras él Blair, Berlusconi, Sarkozy, Zapatero, y hasta mi amigo el Rey de España, desfilaron ante la burlona mirada del líder libio. Estaban felices.
Aunque pareciera que me burlo no es así; me pregunto simplemente por qué quieren ahora invadir Libia y llevar a Gaddafi a la Corte Penal Internacional en La Haya.
Lo acusan durante las 24 horas del día de disparar contra ciudadanos desarmados que protestaban. ¿Por qué no explican al mundo que las armas y sobre todo los equipos sofisticados de represión que posee Libia fueron suministrados por Estados Unidos, Gran Bretaña y otros ilustres anfitriones de Gaddafi?
Me opongo al cinismo y a las mentiras con que ahora se quiere justificar la invasión y ocupación de Libia.
La última vez que visité a Gaddafi fue en mayo de 2001, 15 años después de que Reagan atacó su residencia bastante modesta, donde me llevó para ver cómo había quedado. Recibió un impacto directo de la aviación y estaba considerablemente destruida; su pequeña hija de tres años murió en el ataque: fue asesinada por Ronald Reagan. No hubo acuerdo previo de la OTAN, el Consejo de Derechos Humanos, ni el Consejo de Seguridad.
Mi visita anterior había tenido lugar en 1977, ocho años después del inicio del proceso revolucionario en Libia. Visité Trípoli; participé en el Congreso del Pueblo libio, en Sebha; recorrí los primeros experimentos agrícolas con las aguas extraídas del inmenso mar de aguas fósiles; conocí Bengasi, fui objeto de un cálido recibimiento. Se trataba de un país legendario que había sido escenario de históricos combates en la última guerra mundial. Aún no tenía seis millones de habitantes, ni se conocía su enorme volumen de petróleo ligero y agua fósil. Ya las antiguas colonias portuguesas de África se habían liberado.
En Angola habíamos luchado durante 15 años contra las bandas mercenarias organizadas por Estados Unidos sobre bases tribales, el gobierno de Mobutu, y el bien equipado y entrenado ejército racista del apartheid. Éste, siguiendo instrucciones de Estados Unidos, como hoy se conoce, invadió Angola para impedir su independencia en 1975, llegando con sus fuerzas motorizadas a las inmediaciones de Luanda. Varios constructores cubanos murieron en aquella brutal invasión. Con toda urgencia se enviaron recursos.
Expulsados de ese país por las tropas internacionalistas cubanas y angolanas hasta la frontera con Namibia ocupada por Sudáfrica, durante 13 años los racistas recibieron la misión de liquidar el proceso revolucionario en Angola.
Con el apoyo de Estados Unidos e Israel desarrollaron el arma nuclear. Poseían ya ese armamento cuando las tropas cubanas y angolanas derrotaron en Cuito Cuanavale sus fuerzas terrestres y aéreas, y desafiando el riesgo, empleando las tácticas y medios convencionales, avanzaron hacia la frontera de Namibia, donde las tropas del apartheid pretendían resistir. Dos veces en su historia nuestras fuerzas han estado bajo el riesgo de ser atacadas por ese tipo de armas: en octubre de 1962 y en el Sur de Angola, pero en esa segunda ocasión, ni siquiera utilizando las que poseía Sudáfrica habrían podido impedir la derrota que marcó el fin del odioso sistema. Los hechos ocurrieron bajo el gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos y Pieter Botha en Sudáfrica.
De eso, y de los cientos de miles de vidas que costó la aventura imperialista, no se habla.
Lamento tener que recordar estos hechos cuando otro gran riesgo se cierne sobre los pueblos árabes, porque no se resignan a seguir siendo víctimas del saqueo y la opresión.
La Revolución en el mundo árabe, que tanto temen Estados Unidos y la OTAN, es la de los que carecen de todos los derechos frente a los que ostentan todos los privilegios, llamada, por tanto, a ser más profunda que la que en 1789 se desató en Europa con la toma de la Bastilla.
Ni siquiera Luis XIV, cuando proclamó que el Estado era él, poseía los privilegios del Rey Abdulá de Arabia Saudita, y mucho menos la inmensa riqueza que yace bajo la superficie de ese casi desértico país, donde las transnacionales yankis determinan la sustracción y, por tanto, el precio del petróleo en el mundo.
A partir de la crisis en Libia, la extracción en Arabia Saudita se elevó en un millón de barriles diarios, a un costo mínimo y, en consecuencia, por ese sólo concepto los ingresos de ese país y quienes lo controlan se elevan a mil millones de dólares diarios.
Nadie imagine, sin embargo, que el pueblo saudita nada en dinero. Son conmovedores los relatos de las condiciones de vida de muchos trabajadores de la construcción y otros sectores, que se ven obligados a trabajar 13 y 14 horas con salarios miserables.
Asustados por la ola revolucionaria que sacude el sistema de saqueo prevaleciente, después de lo ocurrido con los trabajadores de Egipto y Túnez, pero también por los jóvenes sin empleo en Jordania, los territorios ocupados de Palestina, Yemen, e incluso Bahrein y los Emiratos Árabes con ingresos más elevados, la alta jerarquía saudita está bajo el impacto de los acontecimientos.
A diferencia de otros tiempos, hoy los pueblos árabes reciben información casi instantánea de los sucesos, aunque extraordinariamente manipulada.
Lo peor para el estatus quo de los sectores privilegiados es que los porfiados hechos están coincidiendo con un considerable incremento de los precios de los alimentos y el impacto demoledor de los cambios climáticos, mientras Estados Unidos, el mayor productor de maíz del mundo, gasta el 40 por ciento de ese producto subsidiado y una parte importante de la soya en producir biocombustible para alimentar los automóviles. Seguramente Lester Brown, el ecologista norteamericano mejor informado del mundo sobre productos agrícolas, nos pueda ofrecer una idea de la actual situación alimentaria.
El presidente bolivariano, Hugo Chávez, realiza un valiente esfuerzo por buscar una solución sin la intervención de la OTAN en Libia. Sus posibilidades de alcanzar el objetivo se incrementarían si lograra la proeza de crear un amplio movimiento de opinión antes y no después que se produzca la intervención, y los pueblos no vean repetirse en otros países la atroz experiencia de Iraq.
Final de la Reflexión.
Fidel Castro Ruz

Declaración del Ministro de Relaciones Exteriores
de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos
Ginebra, 1 de marzo del 2011.
Señor Presidente:
La conciencia humana rechaza la muerte de personas inocentes en cualquier circunstancia y lugar. Cuba comparte plenamente la preocupación mundial por las pérdidas de vidas de civiles en Libia y desea que su pueblo alcance una solución pacífica y soberana a la guerra civil que allí ocurre, sin ninguna injerencia extranjera, y que garantice la integridad de esa nación.
Con toda seguridad, el pueblo libio se opone a toda intervención militar extranjera, que alejaría aún más un arreglo y provocaría miles de muertes, de desplazados y enormes daños a la población.
Cuba rechaza categóricamente cualquier tentativa de aprovechar la trágica situación creada para ocupar ese país y controlar su petróleo.
Resulta notorio que es la voracidad por los hidrocarburos, y no la paz ni la protección de las vidas de los libios, la motivación que anima a las fuerzas políticas, fundamentalmente conservadoras, que llaman hoy, en los Estados Unidos y en algunos países de Europa, a una intervención militar de la OTAN en territorio libio. Tampoco parecen ser la objetividad, la exactitud y el apego a la verdad, lo que predomina en una parte de la prensa, utilizada por emporios mediáticos, para atizar el fuego.
Ante la magnitud de lo que en Libia y en el mundo árabe ocurre y en circunstancias de una crisis económica global, debería prevalecer la responsabilidad y la visión de largo plazo de los gobiernos de los países desarrollados. Aunque pueda engañarse a la buena voluntad de una parte de la opinión pública, es evidente que una intervención militar llevará a una guerra y acarreará graves consecuencias para las vidas de las personas y especialmente de los miles de millones de pobres que son las cuatro quintas partes de la Humanidad.
Pese a que falten algunos datos y hechos por conocerse, la realidad es que el origen de la situación en el Medio Oriente y el Norte de África está en la crisis de la política de saqueo impuesta por los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en esa región. Los precios de los alimentos se triplican, el agua escasea, crecen los desiertos, aumenta la pobreza y, con ella, una ofensiva desigualdad social y exclusión en la distribución de la opulenta riqueza petrolera de la región.
El derecho humano fundamental es el derecho a la vida que no merecería vivirse sin dignidad humana.
Concita seria preocupación la manera en que se conculca el derecho a la vida. Según fuentes diversas, han perecido en conflictos armados en guerras modernas algo más de 111 millones de personas. No podría olvidarse en esta sala que si en la Primera Guerra Mundial las muertes de civiles sólo fueron el 5% del total de bajas, en las guerras de conquista posteriores a 1990, fundamentalmente en Iraq con más de un millón, Afganistán con más de 70 mil, los muertos inocentes son el 90%. La proporción de niños en estos datos es horrible e inédita.
Ha sido aceptada en la doctrina militar de la OTAN y de naciones muy poderosas el concepto de “daños colaterales” lo que ofende la naturaleza humana. En la última década, el Derecho Internacional Humanitario ha sido pisoteado, como ocurre en la Base Naval norteamericana de Guantánamo, que usurpa territorio a Cuba.
Las cifras globales de refugiados, como consecuencia de esas guerras, se han incrementado en un 34%, a más de 26 millones de personas.
Los gastos militares aumentaron un 49% en la década y llegan a 1,5 millones de millones de dólares, más de la mitad solamente en Estados Unidos. El complejo militar-industrial sigue produciendo guerras.
Cada año mueren como víctimas de hechos violentos asociados al crimen organizado, y no sólo a conflictos, 740 mil seres humanos.
En un país europeo, muere cada cinco días una mujer a causa de la violencia doméstica. En los países del sur, fallecen anualmente en el parto medio millón de madres.
Cada día, mueren de hambre y enfermedades prevenibles 29 mil niños. En los minutos que llevo de discurso, han muerto no menos de 120 niños. En su primer mes de vida, perecen 4 millones. En total, mueren anualmente 11 millones de niños.
Por causas relacionadas con la desnutrición, hay 100 mil fallecimientos diarios que suman 35 millones al año.
Sólo en el huracán Katrina, en el país más desarrollado del mundo, murieron 1.836 personas, casi todas negras y de pocos recursos. En los últimos dos años, 470 mil personas murieron en el mundo, a causa de desastres naturales, el 97% de ellas de bajos ingresos.
Sólo en el terremoto de enero de 2010, en Haití, murieron más de 250 mil personas, casi todas residentes en viviendas muy pobres.  Lo mismo ocurrió con las casas arrasadas por las lluvias excesivas en Río de Janeiro y Sao Paulo, en Brasil.
Si los países en desarrollo tuvieran tasas de mortalidad infantil y materna como las cubanas, se salvarían anualmente 8,4 millones niños y 500 mil madres. En la epidemia de cólera en la hermana Haití, médicos cubanos atienden casi la mitad de los enfermos, con una tasa de letalidad inferior en cinco veces a las atendidas por galenos de otros países. La cooperación médica internacional cubana ha permitido salvar más de 4,4 millones de vidas en decenas de países de 4 continentes.
La dignidad humana es un derecho humano. Hoy viven 1.400 millones de personas en pobreza extrema. Hay mil veinte millones de hambrientos, otros 2 mil millones padecen desnutrición. Existen 759 millones de adultos analfabetos.
Señor Presidente:
El Consejo ha demostrado su capacidad para abordar las situaciones de derechos humanos en el mundo, incluyendo aquellas de carácter urgente que requieren la atención y acción de la comunidad internacional. Se ha confirmado la utilidad del Examen Periódico Universal, como sustento de la cooperación internacional, para evaluar el desempeño en la materia de todos los países, sin distinción.
Preservar, perfeccionar y fortalecer este Consejo en su función de promover y proteger efectivamente todos los derechos humanos para todos, fue el espíritu que animó nuestra actuación en el proceso de revisión del órgano.
Los resultados de este ejercicio expresan un reconocimiento a los importantes logros del Consejo en su corta existencia.  Si bien los acuerdos alcanzados resultan insuficientes a la luz de los reclamos de los países en desarrollo, se preservó al órgano de aquellos que pretendían reformarlo a su conveniencia para satisfacer apetitos hegemónicos y resucitar el pasado de confrontación, dobles raseros, selectividades e imposición.
Los debates de estos días harían esperar que este Consejo de Derechos Humanos continúe construyendo y avanzando su institucionalidad hacia el pleno ejercicio de su mandato.
Sería muy negativo que, con el pretexto de la revisión de la construcción institucional del Consejo y el abuso de la dramática coyuntura que se discute, se manipule y se presione de manera oportunista para establecer precedentes y modificar acuerdos.
Si el derecho humano esencial es el derecho a la vida, ¿estará listo el Consejo para suspender la membresía de los Estados que desaten una guerra?
¿Se propone el Consejo dar alguna contribución sustancial para eliminar la principal amenaza a la vida de la especie humana que es la existencia de enormes arsenales de armas nucleares, cuya ínfima parte, la explosión de 100 ojivas, provocaría el invierno nuclear, según evidencia científica irrefutable?
¿Establecerá un procedimiento temático sobre el impacto del cambio climático en el ejercicio de los derechos humanos y proclamará el derecho a un ambiente sano?
¿Suspenderá a los Estados que financien y suministren ayuda militar empleada por el Estado receptor en violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos y en ataques contra la población civil, como las que ocurren en Palestina?
¿Aplicará esa medida contra países poderosos que realicen ejecuciones extrajudiciales en territorio de otros Estados con empleo de alta tecnología, como municiones inteligentes y aviones no tripulados?
¿Qué ocurrirá con Estados que acepten en sus territorios cárceles ilegales secretas, faciliten el tránsito de vuelos secretos con personas secuestradas o participen de actos de tortura?
¿Podrá el Consejo adoptar una Declaración sobre el derecho de los pueblos a la paz?
¿Adoptará un Programa de Acción, que incluya compromisos concretos para garantizar el derecho a la alimentación en momentos de crisis alimentaria, espiral de precios de los alimentos y utilización de cereales para producir biocombustibles?
Señor Presidente:
Distinguidos Ministros y Delegados:
¿Qué medidas adoptará este Consejo contra un Estado miembro que cometa actos que causen grandes sufrimientos y atenten gravemente contra la integridad física o mental, como el bloqueo a Cuba, tipificado como genocidio en al artículo 2, incisos b y c,  de la Convención de Ginebra de 1948?
Muchas gracias

¡No a la intervención militar en Libia y el Norte de África!
Ante el peligro inminente de una acción bélica encabezada y alentada por Estados Unidos contra territorio libio, llamamos a la comunidad democrática a condenar activamente toda injerencia imperialista destinada a impedir la determinación soberana del pueblo libio sobre su propio destino, a la vez que repudiamos las acciones de EE. UU. orientadas a exacerbar la crisis interna de ese país para usarla como pretexto para justificar la intervención militar que ya está en marcha, intervención que en Irak, Afganistán y otros países de esa región deja un saldo de centenares de miles de muertos. La presencia de la Quinta Flota Naval norteamericana en la zona nos parece una provocación innecesaria y brutal.
En el mismo sentido, valoramos los pronunciamientos de condena surgidos desde la comunidad democrática internacional contra los intentos de EE. UU. y sus aliados de tomar el control de Libia mediante una intervención militar, cuyos efectos dramáticos podrían alcanzar graves proyecciones, hasta ahora insospechadas, para la paz mundial y en particular para los países de la región del Oriente Medio y el Norte de África, además del propio pueblo libio.
Es indispensable manifestar la preocupación y solidaridad por los vastos sectores que en Libia y otros países de África luchan por la democracia con justicia social y que hoy se encuentran acosados entre las presiones imperialistas, interesadas más en el petróleo y no en las naciones y las legítimas demandas de protagonismo popular con el pleno respeto a sus identidades nacionales.
Defenderemos en el plano internacional una salida pacífica y soberana del conflicto, sin intervención imperial. En tal sentido, consideramos un aporte sustantivo a la paz que debe ser escuchado, la propuesta del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y los planteamientos de Cuba, China, Rusia, Ecuador, Nicaragua, Bolivia en la misma dirección.
El Partido Comunista de Chile llama a estar pendientes con el desarrollo del proceso e insta a la Organización de Naciones Unidas a impedir una invasión o salida de fuerza de parte de los países capitalistas desarrollados y el imperialismo norteamericano.
Partido Comunista de Chile
Santiago, 03 de marzo de 2010

Leonardo Boff:
“No hay otra alternativa que el socialismo”
Movimientos
El autor señala que hoy, en América Latina, tenemos democracias que se están fortaleciendo cada vez más. Es importante que haya esa libertad. Pero hay contradicciones que vienen del proyecto neoliberal que está todavía vigente. Es tiempo de construir algo nuevo, un nuevo modelo que deje atrás, que supere al sistema capitalista.
Proyecto Chalana Adital
El teólogo ecologista brasileño Leonardo Boff habla en esta entrevista de las contradicciones de los gobiernos progresistas en América Latina, y señala que “es importante que los movimientos sociales populares, que tienen una alternativa, una visión humanista, espiritual, de respeto por las personas, se transformen en un grito de protesta, una resistencia y que no acepten las soluciones que les den”.
La Eco Teología de la Liberación
Mientras existan pobres, sigue vigente la Teología de la Liberación. Pero hemos añadido algo más, porque la Teología de la Liberación nació escuchando el grito del oprimido; pero no sólo los pobres, las mujeres, los indígenas, los afrolatinoamericanos gritan, sino también grita la Tierra, gritan los animales, gritan los bosques. Entonces, dentro de la opción por los pobres se tiene que insertar al gran pobre, que es la Tierra. De ahí nació y sigue una vigorosa Eco Teología de la Liberación, muy ampliamente difundida como una de las respuestas a la crisis actual, que está por todas partes del mundo.
El rol del conocimiento indígena
Tengo la idea, la convicción, de que los pueblos originarios son portadores de una sabiduría ancestral, de una manera de relacionarse con la Tierra, pero no como un baúl de recursos, ni como algo muerto ni para ser explotado, sino la Tierra como Pachamama, como madre, donde nace la veneración, el respeto, el sentido comunitario de la convivencia, la producción. No para el enriquecimiento, sino la producción para lo necesario, lo suficiente para todos. Entonces aquí hay valores que nosotros, la cultura dominante, hemos perdido y que los pueblos originarios nos recuerdan. Por ahí pasa el futuro de la humanidad, de la importancia de darles centralidad a ellos, escucharlos, porque eso nos ayuda a encontrar un camino que tiene futuro.
El legado de Paulo Freire
Para nosotros no hay otro camino que no sea ese que Paulo Freire nos enseñó con La pedagogía del oprimido. Es decir, en el fondo nadie es pobre. Todo tiene una riqueza porque cada persona piensa, produce valores, y el pobre no es un pobre, es un oprimido, un hecho pobre, un empobrecido. Y cuando los empobrecidos se reúnen, crean una fuerza y se hacen sujetos de su liberación. Entonces los pobres unidos hacen un movimiento de liberación. No es el Estado, ni la Iglesia, ni las personas de buena voluntad las que van a liberar a los pobres. Son los pobres mismos, cuando elaboran una conciencia, un proyecto, se unen, y nosotros entramos como aliados por la puerta de atrás, apoyándolos, caminando juntos. Entonces Paulo Freire nos enseñó eso, que ellos tienen una fuerza histórica y que ellos pueden cambiar la sociedad, y que nosotros juntos a ellos aceleramos ese proceso.
Contradicciones de gobiernos progresistas en América Latina
Tenemos democracias que se están solidificando, fortaleciendo cada vez más. Porque todos venimos de dictaduras militares, de regímenes represivos. Entonces es importante que haya esa libertad. Pero hay contradicciones que vienen del proyecto neoliberal que está todavía vigente. La mayoría de los gobiernos hace políticas públicas a favor del pueblo, como el programa Hambre Cero, o apoyando la agricultura familiar o fortaleciendo los grupos de base, pero muchas veces tienen que conceder, para mantener la estabilidad, muchas cosas que ellos mismos critican, pero que pertenecen a la lógica del capital, que es hegemónico y que impone su fuerza. Especialmente el agronegocio, que avanza sobre los bosques y deforesta.
Es importante, por lo menos en Brasil lo hemos constatado, que en la medida en que los grupos de base, los sin tierra y otros, presionen al Estado, lo obligan a establecer leyes.
América Latina de aquí a veinte años
Yo no soy mago ni profeta, pero imagino que se irán consolidando cada vez más las democracias con tono participativo. Es decir, no sólo eligiendo representantes, sino las bases organizando movimientos que presionan a los gobiernos. Prácticamente no hay proyectos importantes que no deban ser discutidos con los movimientos sociales. Entonces la democracia será más participativa y eso, a mi juicio, se va a fortalecer cada vez más. De ahí la importancia de multiplicar los movimientos sociales, mantener las redes de interdependencia, porque eso crea una fuerza social que en un momento dado puede transformarse en una fuerza política que decide elecciones y que impone cambios profundos en las leyes, para preservar mejor la naturaleza y para que el beneficio de los pobres sea más amplio y más hondo.
El agua y los desplazados ambientales
Más grave que el calentamiento global es la escasez de agua potable. Hay más de mil millones de personas que tienen insuficiencia de agua y dos mil millones que tienen las aguas contaminadas. Por año mueren más de 15 millones de niños menores de cinco años. Y el calentamiento global hará que muchas regiones tengan menos agua, mayor erosión de los suelos, pérdidas de cosechas y, por lo tanto, migración forzada. Un desplazamiento de millares y millares de personas, especialmente de África y el sudeste de Asia. Porque uno puede hacer huelga de hambre por 15 ó 17 días, pero sin agua no. Al cuarto día ya te mueres.
Hacia los gobiernos globales
Yo creo que esta situación será tan grave, que obligará a que surja una especie de gobierno global que ahora no tenemos. Porque los Estados nacionales no tienen la capacidad de resolver estos problemas, pero juntos podemos atender las demandas. Son urgencias que la humanidad tiene que enfrentar de manera colectiva y dentro de una visión global donde seamos hospitalarios. La hospitalidad como un deber y un derecho. Cada uno tiene derecho de ser acogido y nosotros el deber de acogerlos, porque somos habitantes de la misma casa, somos hermanos y hermanas de la misma familia, la familia humana.
Competencia o cooperación
En la medida en que el neoliberalismo triunfa y se hace la ideología común, más crece el individualismo, más crece la insensibilidad de cara al destino de los demás. Y ahí es donde vienen las fuerzas del orden, porque se crea un caos. La situación actual revela el tipo de inhumanidad que está presente en las formas de convivencia, en los negocios, es decir, todo se ha transformado en mercancía, todo es regido por la competencia, no por la cooperación. Lo que más necesitamos hoy es la cooperación de todos con todos, porque somos interdependientes. Pero lo que es dominante no es eso, sino la lógica del mercado, que es competitivo, no cooperativo, que sólo intenta acumular y es insensible al dolor de los demás seres humanos.
El Dios del capital
En la AntiCOP se habló mucho de Dios y de la necesidad de prestar atención a la dimensión espiritual. Pero en la COP16 también hablaron de su Dios: el dinero, el cual les organiza todo para mantener las monedas con su valor, para mantener el sistema productor que genera riqueza, y nunca colocan la cuestión de cuál es el futuro de la vida, el futuro del planeta, de cómo vamos a enfrentar los millones y millones de víctimas el calentamiento global. Ellos viven una idolatría fantástica del Dios Dinero, y al seguir ese camino vamos en contra de la humanidad.
Por eso es importante que los movimientos sociales populares, que tienen una alternativa, una visión humanista, espiritual, de respeto por las personas, se transformen en un grito de protesta, una resistencia, y que no acepten las soluciones que les den. Se trata de demostrar que es posible una alternativa donde los seres humanos se ayuden mutuamente y no busquen riqueza, sino lo suficiente para todos, y ahí la Tierra será más que suficiente para la humanidad entera.
La mayor de las plagas
Esto muestra el nivel de deshumanización que se está creando, no solamente en América Latina, sino en todas partes del mundo. Vivimos en un mundo cruel y sin piedad. Existimos millones y millones con hambre y no hacemos absolutamente nada. Entonces, yo creo que aquí estamos en el corazón de una crisis de civilización que nos va a obligar a unir fuerzas para defender principios humanitarios. La sustentabilidad de los bienes que necesitamos, la interdependencia de ayudarnos y cooperarnos, cuidando la vida de todos los seres. Fundamentalmente tenemos que desarrollar la compasión, estar del lado de la víctima, del lado de los que sufren, para que no estén solos. Esto es profundamente humanitario. Hay que rescatar esos valores que están dentro de nosotros, hay que despertarlos y hacer que la humanidad trate humanamente a los demás seres humanos. Tal vez nunca vivimos tiempos de barbarie tan grandes como estamos viviendo. Desde una perspectiva ecológica, casi yo diría que no merecemos vivir en este planeta, porque somos demasiado hostiles a la vida, enemigos de los hermanos y las hermanas.
Un poco de sentido común
Si no se resuelve el problema global, todos seremos afectados. Cuando el agua llega a la nariz y pasa a la boca, la persona emigra o se muere. Creo que la crisis se está agravando cada vez más y va a afectar también a las grandes empresas, que van a tener pérdidas enormes de sus ganancias. No se dan cuenta de que degeneran de tal manera a la naturaleza que no pueden explotarla más. El sistema del capital tendrá dificultades en su autorreproducción. Llegará un momento en que se darán cuenta de que sus soluciones no son soluciones, sino una falsa solución en una tentativa de salvar sus privilegios, de hacer más de lo mismo. El calentamiento global puede producir un desastre humanitario ecológico para todos, inclusive para ellos.  Yo espero que la sabiduría común de la humanidad triunfe, que la vida sea más fuerte que la muerte. El sentido común vale más que lo absurdo. Espero que las personas se acumulen de energía, de solidaridad y busquen un camino de salida que sea bueno para todos. La conciencia es ésa, esta vez no hay un Arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos o perecemos todos, y creo que no queremos perecer. La forma de salvarnos todos es que ellos renuncien a su perversa intención de continuar explotando la Tierra, vista como una fuente de acumulación de riqueza.
De otro mundo es posible a otro mundo es necesario
Entramos en una etapa de irreversibilidad. Todos tenemos que adaptarnos a la nueva situación. Esto no era así años atrás. Lo sospechábamos, pero ahora tenemos la comprobación. Los eventos extremos se dan por el mundo entero, inclusive el sur de Brasil tiene cada vez con más frecuencia tifones, vendavales, inundaciones, y eso pasa en el mundo entero. Entonces vemos que no basta decir “otro mundo es posible”. La urgencia es que tenemos que cambiar ahora, porque de lo contrario las víctimas serán incontables y será insoportable para mucha gente vivir en ciertas regiones. Van a tener que emigrar y se va a crear una confusión interna extraordinaria. Tenemos que anticiparnos y hacer los cambios necesarios. El reloj corre en contra nuestro. Dentro de poco será un camino sin retorno.
Socialismo o muerte
Tenemos este pequeño planeta superpoblado, empobrecido y viejo. Y en este pequeño planeta viven casi siete mil millones de personas. Pero no estamos solos, viven otros seres vivos: animales, plantas y todos los seres que precisan de la biosfera, y para que podamos sobrevivir juntos, tenemos que repartir. Dentro de poco seremos todos socialistas. No por opción biológica, sino por estadística. Tenemos que repartir para que todos puedan tener lo decente, y para eso la Tierra es suficiente. Y vamos a hacerlo. No porque queramos o no queramos, sino porque no tenemos alternativa. O lo hacemos, o vamos a asistir a la muerte de millones de personas, a desastres ecológicos de grandes magnitudes. Y ahí las personas van a aprender del sufrimiento. Ya lo decía un filósofo antiguo: el ser humano no aprende nada de la historia, aprende todo del sufrimiento. Mejor aprender de la argumentación, de la reflexión, del convencimiento, y no en aquel límite extremo del sufrimiento, donde se juega la vida o la muerte.
[Fuente: Desinformémonos]

Desigualdad social y reparto injusto
Frei Betto*
ALAI AMLATINA, 21/02/2011.- Entre los 15 países más desiguales del mundo, 10 se encuentran en América Latina y el Caribe. Atención: no confundir desigualdad con pobreza. La desigualdad procede de la distribución desproporcionada de la riqueza entre la población. El más desigual es Bolivia, seguido de Islas Comoras, Madagascar, Sudáfrica, Haití, Tailandia, Brasil (7° lugar), Ecuador, Uganda, Colombia, Paraguay, Honduras, Panamá, Chile y Guatemala. La ONU reconoce que en los últimos años ha habido una reducción de la desigualdad en el Brasil. En nuestro continente los países con menor desigualdad social son Costa Rica, Argentina, Venezuela y Uruguay.
En América Latina la riqueza está demasiado concentrada en manos de una minoría de la población, los más ricos. Se citan como causas principales la falta de acceso de la población a los servicios básicos, como transporte y salud; los bajos salarios; la estructura fiscal injusta (los más pobres pagan, proporcionalmente, más impuestos que los más ricos); y la precariedad del sistema educativo.
En el Brasil el nivel de escolaridad de los padres influye en un 55% sobre el nivel educativo que alcanzarán los hijos. En una casa sin libros, por ejemplo, el hábito de lectura de los hijos tiende a ser inferior al de la familia que tiene biblioteca.
En América Latina la desigualdad se ve agravada por las discriminaciones racial y sexual. Las mujeres negras e indígenas son, por lo general, más pobres. El número de personas obligadas a sobrevivir con menos de un dólar por día es dos veces mayor entre la población indígena y negra, comparada con la blanca. Y las mujeres reciben menor salario que los hombres desempeñando el mismo tipo de trabajo, además de que trabajan más horas y se dedican más a la economía informal.
Gracias a la llegada de gobiernos democráticos populares, en los últimos años el gasto público con políticas sociales alcanzó, en general, un 5% del PIB de los 18 países del continente. Del 2001 al 2007 el gasto social por habitante aumentó un 30%.
Hoy en el Brasil un 20% de las entradas de las familias proviene de programas de transferencia de dinero del poder público, como jubilaciones, Bolsa Familia y asistencia social. Según el IPEA, en 1988 esas transferencias representaban el 8.1% de la entrada familiar per cápita. De ahí para acá, gracias a los programas sociales del gobierno, 21.8 millones de personas salieron de la pobreza extrema.
Esa política de transferencia de dinero ha compensado las pérdidas sufridas por la población en las décadas de 1980-1990, cuando los salarios se vieron deteriorados por la inflación y el desempleo. En 1978 apenas un 8.3% de las familias brasileñas recibían recursos gubernamentales; en el 2008 el índice subió hasta el 58.3%.
La transferencia de recursos del gobierno a la población no se da sólo en los estados más pobres. El de Río de Janeiro ocupa el cuarto lugar entre los beneficiarios (25.5% de las familias), precedido por el Piauí (31.2%), Paraíba (27.5%) y Pernambuco (25.7%). Lo cual se explica por el hecho de que el estado fluminense alberga un gran número de ancianos, superior a la media nacional, que dependen de jubilaciones pagadas por el erario público.
Hoy día en todo el Brasil 82 millones de personas reciben pensiones del poder público. Aparentemente, el Brasil es una auténtica madre para los jubilados. Sólo en apariencia. La Encuesta de Presupuestos Familiares del IBGE demuestra que, para los servidores públicos más ricos (con una entrada mensual superior a los US$ 5,000), las pensiones representa un 9% de sus entradas mensuales. Mientras que para las familias más pobres (con entradas de hasta US$ 450), el porcentaje de jubilaciones y pensiones de la seguridad pública sólo alcanza el 0.9%.
En el caso del INSS las jubilaciones y las pensiones representan el 15.5% del total de familias que reciben cada mes hasta US$ 450; tres veces más que el grupo de los más ricos (ganancias por arriba de US$ 5,000), cuya participación es del 5%.
El problema del sistema previsional brasileño se encuentra en el pago a los servidores públicos, especialmente de las áreas judicial, legislativa y de las fuerzas armadas, cuyos militares de alta graduación todavía siguen gozando del privilegio absurdo de poder transferir, como herencia, el beneficio a las hijas solteras.
Para Marcelo Neri, del Centro de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas, en el Brasil “el Estado esparce dinero a manos llenas. A la hora de abrir la mano a los pobres, sólo reparte monedas; pero a la hora de tocarles a los ricos, echa mano de billetes de cien. Es así una especie de beca para las clases A y B, que tienen el 18.9% de sus entradas procedentes de sus jubilaciones. El pobre necesitado debiera de ser quien más recibiera del gobierno. Mediante el actual sistema previsional promocionamos la desigualdad”.
La esperanza es que la presidenta Dilma promueva reformas estructurales, incluida la de la previsión, exonerando al 80% de la población (los más pobres) y gravando al 20% más rico, que concentra en sus manos cerca del 65% de la riqueza nacional. (Traducción de J.L.Burguet)
—Frei Betto, escritor, autor de “Sobre la esperanza”, junto con Mario Sergio Cortella, entre otros libros. http://www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.

Lecturas
Manifiesto por la recuperación y reconducción del proceso revolucionario*
Quienes suscribimos el presente manifiesto tenemos en común nuestra comprometida militancia en el proceso revolucionario que abrieron en el país las luchas populares contra el neoliberalismo. Ante las dificultades y riesgos que hoy confronta dicho proceso, es precisamente nuestro militante compromiso con él, el que nos señala el insoslayable deber moral de pronunciarnos públicamente, después de haberlo hecho en diferentes instancias del Gobierno y de las organizaciones sociales que lo sustentan, pretendiendo aportar con nuestros más convencidos criterios, elementos de juicio y propuestas para la continuidad y profundización revolucionaria del proceso. En el actual momento de indefiniciones, defecciones, confusión y desaliento en el campo del proceso, es necesaria la honesta reflexión colectiva y el abierto debate en él  y en el conjunto de la sociedad boliviana.
Los logros del proceso
El proceso de transformaciones que vivimos, denominado por sus protagonistas como de la revolución democrática y cultural, tiene profundas raíces históricas que nutren sus contenidos, y ha logrado ya realizaciones fundamentales. Así, se origina en la larga resistencia anticolonial de las naciones y pueblos originarios, y se hace inminente con la fuerza incontenible de las movilizaciones populares contra el neoliberalismo. A partir del primer Gobierno del presidente Evo Morales, y bajo el derrotero programático de las demandas populares, el proceso, sentando su carácter revolucionario, ha iniciado varias transformaciones estructurales en la sociedad y el Estado boliviano en el sentido de la democratización descolonizadora de los poderes públicos, la restitución de la soberanía y el patrimonio nacional, y la inclusión social de los sectores históricamente marginados y oprimidos. A este ámbito de transformaciones liberadoras, corresponden la construcción ampliamente participativa y puesta en vigencia de una nueva Constitución Política del Estado que funda un Estado Plurinacional Comunitario con valores, objetivos y estructuras profundamente democráticos; la dictación formal de la nacionalización de los hidrocarburos y de otros sectores y empresas de valor estratégico para la economía nacional; o el avance substancial en la redistribución comunitaria de la tierra dolosa o improductivamente concentrada en pocas manos.
Sin embargo, estas históricas realizaciones constituyen sólo la apertura  del proceso revolucionario y no su consumación. Sobre la sólida base y en la estratégica orientación que ellas aportan, es necesario y promisorio desarrollar materialmente un vasto y articulado conjunto de transformaciones socioeconómicas y culturales del que recién emergerán una nueva sociedad y un nuevo Estado, radicalmente distintos y superiores en su condición democrática, solidaria y liberadora. Para cumplir este despliegue integralmente transformador del proceso desde el ejercicio democrático y revolucionario del poder político, las mismas realizaciones ya logradas han generado extraordinarias disponibilidades. Primero y principalmente, la convencida adhesión de la abrumadora mayoría de la sociedad boliviana al propósito de la transformación profunda e integral del país, contundentemente expresada en la composición del poder público, y luego, y complementariamente, la inédita capacidad del Estado boliviano de financiar el desarrollo nacional con soberanía.
La paralización y los riesgos del proceso
No obstante el imperativo mandato nacional de la transformación revolucionaria del país y la sólida disponibilidad integral para materializarlo, a lo largo del último año se ha evidenciado crecientemente el progresivo abandono de la perspectiva revolucionaria en la gestión del Gobierno central. Dicho abandono se expresa, por un lado, en el prolongado incumplimiento de objetivos programáticos fundamentales para la consumación del proceso y de primordial importancia en las expectativas y demandas de las mayorías nacionales. Así, los recientes acontecimientos relativos a la fallida elevación de precios de los carburantes han revelado, con incontrastable contundencia, que la nacionalización de los hidrocarburos quedó casi totalmente detenida en su sola dictación formal el primero de mayo de 2006, pues a cinco años de aquello, no existe en la realidad una empresa estatal que materialice la reapropiación nacional de los hidrocarburos, y este recurso estratégico para Bolivia permanece en el ilegítimo dominio de las empresas transnacionales; el desarrollo del sector y la empresa social-comunitaria, que constituye un pilar fundamental para la construcción del nuevo modelo económico, como se expresa en el Plan Nacional de desarrollo de 2006, ha recibido muy poco apoyo del Estado y muy escasa inversión pública, la que se ha preferido destinar a la banca transnacional o al asistencialismo improductivo; la constitución concreta de las nuevas instituciones públicas en las que debe adquirir vigencia real el Estado Plurinacional Comunitario, como las autonomías indígenas y campesinas o la reforma culturalmente emancipatoria de la educación, vienen siendo menoscabadas, obstruidas o postergadas por la acción u omisión del propio Gobierno.
Por otro lado, en el campo de la ética, la gestión de Gobierno ha abandonado el sentido revolucionario del proceso al reproducir, de manera intensa y generalizada, las antiguas prácticas de prebendalismo y distribución corporativa de la administración pública que caracterizaron al Estado neocolonial y oligárquico, degradando la función pública y sometiendo a las organizaciones populares al envilecimiento de la servidumbre política. Al mismo tiempo, se ha impuesto en el Gobierno una antidemocrática actitud autoritaria, excluyente e intolerante. Así, mientras se proclama gobernar obedeciendo, se lo hace en realidad desde la más estrecha y oscura concentración del poder y de las decisiones sobre el futuro colectivo. Para eso, se han evitado o eliminado todos los espacios que permitirían la auténtica y efectiva participación social en la conducción del proceso, o se los ha reducido a insignificantes simulacros protocolares; se ha respondido con la calumniosa descalificación, y aun con la represión violenta, a las legítimas demandas y movilizaciones de los sectores populares; se ha violado fundamentales preceptos democráticos de la CPE recién aprobada por la esperanzada voluntad popular; se ha impuesto la voluntad cupular sobre las instituciones públicas y las organizaciones sociales con prepotente verticalidad y oscuros argumentos; se ha rechazado o reprimido todo disenso o juicio crítico sobre los actos gubernamentales; y, sostenida y sistemáticamente, se cubre la verdad ante los ojos de la gente con un falaz y exaltado manto discursivo. Producto del abandono ético y programático de la perspectiva revolucionaria, el Gobierno ha venido perdiendo, cada vez más aceleradamente, la confianza y el respaldo ciudadano y ha generado el distanciamiento o el conflicto en su relación con muchos sectores populares, todo lo cual lo ha conducido a un muy peligroso debilitamiento.
En el campo de los movimientos sociales populares, constituidos en el sujeto histórico del proceso de transformaciones, también se atraviesan situaciones críticas que, promovidas por las defecciones del Gobierno, devuelven a este su negativa influencia. No se ha avanzado en la constitución y funcionamiento de estructuras políticas que permitan conducir el proceso desde la amplia, democrática y decisoria participación de los múltiples actores populares que componen su sujeto histórico. Para agravar esta carencia capital, se ha acentuado convergentemente, desde alguna dirigencia social y varios niveles gubernamentales, la perversa distorsión que confunde la inclusión social y política con la oscura distribución de cargos públicos y ventajas inconfesables entre dirigentes ambiciosos y frecuentemente corruptos. Producto del distanciamiento y los conflictos con la gestión de Gobierno, y de la corrosión moral que supone la reproducción de las prácticas prebendales y oportunistas, muchas organizaciones populares se hallan desalentadas, resquebrajadas o divididas.
La prolongación y consiguiente agudización de esta situación crítica que ya ha detenido la marcha transformadora del proceso determinaría su mayor y más acelerado debilitamiento global, la pérdida de su legitimidad y, por último, su derrota. En esta perspectiva, el proceso agotaría previsiblemente sus alcances transformadores en la restitución del capitalismo de Estado como estructura dominante en la sociedad boliviana. Bajo el natural e inevitable designio del capitalismo, la exclusión y la pobreza de las mayorías nacionales no se superará y sólo podrán esperarse para ellas insubstanciales paliativos y engañosas promesas. A falta de sustento e impulso en las estructuras económicas y sociales, también las reformas políticas y culturales democratizadoras perderían fuerza y oportunidad para desarrollarse en la plenitud de su horizonte liberador y descolonizador. Las conquistas sociales y políticas de las naciones originarias, los pueblos indígenas y los movimientos sociales populares, repelidas por el orden excluyente del capital, sufrirían su paulatina reversión o su relegamiento a la marginal periferia del Estado. Sobre estructuras que por naturaleza concentran la riqueza y generan inequidad, sólo se reproducirá la injusta y desintegrada sociedad que hemos sufrido hasta ahora. Sobre la continuidad de estas viejas bases, hasta los  apreciados logros de la gestión pública económica de la estabilidad y el crecimiento carecen de interés social, pues, como ya viene ocurriendo, significan acrecentar las ganancias de los ricos y, para los pobres, sólo bonos, coliseos y la discreta mejora de los servicios públicos. Esta no es la nueva sociedad por la que luchan, en la que sueñan, y que asignan como histórica finalidad al proceso de cambio las mayorías nacionales. Esta perspectiva es la de una nueva frustración nacional y de la derrota del proceso revolucionario, más hondas y devastadoras si se consuman bajo el Gobierno de Evo Morales.
Los desafíos del momento
Ante la magnitud de sus riesgos, la crítica situación presente debe encararse, desde la gestión del Estado y desde los movimientos sociales populares, recuperando el proceso de la paralización y el extravío al que lo han conducido las defecciones gubernamentales, y reconduciéndolo radicalmente en su abandonada perspectiva revolucionaria. En este propósito, debe partirse de lo ya avanzado, y particularmente de las afirmaciones con las que la soberana voluntad del pueblo boliviano definió el contenido del nuevo Estado y de la nueva sociedad en la Constitución Política del Estado surgida como superior instrumento institucional y normativo de la transformación democrática. Estas afirmaciones fundamentales son las de la sociedad del vivir bien,  el Estado Plurinacional y el modelo económico-social-comunitario.
Se trata pues de revitalizar el proceso a partir de la creadora y participativa construcción colectiva de los específicos contenidos de estos sus fundamentales referentes ideológicos. Como un primer aporte en esta dirección, diremos que concebimos el vivir bien como paradigma civilizatorio alternativo, ética y filosóficamente sustentado en el conjunto de valores ancestrales de las culturas originarias americanas de la solidaridad, la libertad, la reciprocidad, la complementariedad y el equilibrio. La sociedad del vivir bien es aquella en la que las personas se integran armoniosa y fraternalmente entre sí y con la naturaleza, asumiendo a ésta no como objeto susceptible de apropiación, explotación y destrucción, sino como expresión múltiple de vida con la que se debe interactuar con respeto y reciprocidad. La sociedad del vivir bien satisface las necesidades materiales y espirituales del ser humano partiendo del reconocimiento de su condición integral y culturalmente diversa, desarrollando a plenitud e igualitariamente las potencialidades de las personas.
El Estado Plurinacional y el modelo económico social-comunitario constituyen las formas de organización social y política dentro de las que debe construirse la sociedad del vivir bien. En este sentido, entendemos al Estado Plurinacional como la organización política global de la sociedad boliviana que, a partir del ejercicio pleno de la soberanía nacional, amplía y profundiza el carácter democrático del Estado mediante el desarrollo de la democracia en sus modalidades representativa, directa y comunitaria, y la vigencia del autogobierno local y étnico expresado en las autonomías, en el horizonte integralmente liberador de la descolonización. Por su parte, consideramos al modelo económico social-comunitario como una nueva forma de organización del proceso de producción y distribución de la riqueza de contenido socialmente incluyente y equitativo.
El modelo social-comunitario debe partir del reconocimiento de una economía plural, en la que coexisten los sectores estatal, comunitario, privado y mixto, y definir la orientación global de la misma y los roles básicos de sus componentes. Así, debe definirse al sector estatal como el conductor de la economía en su conjunto. Mediante su intervención directa en los campos productivos estratégicos, el sector estatal debe ser el principal generador de excedentes y debe invertirlos, primero, en su propio potenciamiento y en el sector comunitario. El sector social-comunitario, ampliamente y culturalmente inserto en la sociedad boliviana, como está ya actualmente, debe ser el mecanismo general de la inclusión social en el proceso productivo y de la apropiación social de la riqueza. El sector comunitario se caracteriza por la propiedad colectivo-comunitaria de los medios de producción, la organización comunitaria del proceso productivo y la distribución equitativa y solidaria de los excedentes. La comunidad étnica tradicional es su principal referente, pero se asimilan a él otras múltiples y diversas formas de organización productiva, incluyendo las cooperativas que mantienen su fundamento solidario. En el modelo social-comunitario, el sector mixto debe cumplir la función central de organizar y canalizar la inversión pública en el sector comunitario garantizando su exitosa productividad. Por último, el sector privado, expresivo de la empresa capitalista clásica, debe cumplir el rol de complementar con el esfuerzo y la inversión de la iniciativa privada, la producción y la riqueza generada desde el Estado y los emprendimientos comunitarios. El sector privado no debe apropiarse ni disputar recursos ni oportunidades a los sectores estatal y comunitario, sino que debe generar otros nuevos para beneficio propio y de la sociedad en su conjunto.
Es en esta perspectiva de profunda transformación del Estado y de la sociedad boliviana que el proceso de cambios debe ser recuperado y reconducido. Convocamos a las organizaciones y movimientos sociales de toda Bolivia a que con la claridad y justeza de sus reivindicaciones históricas, con su acción creadora  y su inclaudicable lucha democrática, sean ahora los protagonistas de la recuperación y reconducción del proceso revolucionario, así como ayer lo fueron de su gestación y advenimiento. Demandamos, al presidente Evo Morales, el inmediato y radical reencauzamiento de su gestión de gobierno dentro del mandato histórico que recibió del pueblo boliviano, y que no es otro que el de la transformación revolucionaria del país. Si no lo hace así, asumiendo la perentoriedad impuesta por la crítica situación creada por su propio Gobierno, gobernará sin el pueblo que lo encumbró y contra el proceso revolucionario que le encomendó conducir.
Bolivia …… 2011
*Este texto redactado por Alejandro Almaraz Ossio se discute entre compañeros que apoyan los cambios y al gobierno de Evo Morales, con la críticas que en él se leen.
El semanario Aquí lo publica, aun sin haber sido aprobado, porque así se aporta al debate, ausente en este tiempo en Bolivia.                          

Sin pelos en la lengua
¿A dónde vas Evo?
Hugo José Suárez *
Desde que Evo Morales llegó a la presidencia he sido un militante defensor de sus proyectos. He difundido sus políticas en foros y plazas, escrito artículos y libros, porque tengo claro que él representaba un ineludible ajuste con la historia. En la distancia donde me encuentro, le he dedicado horas a la lectura de periódicos y correos, me he enfrascado en discusio­nes eternas argumentando a su favor, y me ha hervido la sangre cuando escuchaba tanta tontería que se decía en su contra.
Pero pasadas las principales tormentas, las eleccio­nes municipales del 2010 empezaron a preocuparme. No entendía cómo, en el caso de La Paz, el MAS
lanzaba una artillería espantosa contra Juan del Granado y Luis Revilla, hombres honestos, de izquierda, solidarios y que en los momentos más duros del gobierno, no dudaron en apoyar al Presidente, poniendo en juego sus propios capitales políticos. Me parecía comprensible que se suba el tono de campaña, pero llegar a los extremos discursivos no consideraba lo más pertinente. Siempre tuve presente la idea de que el peor enemigo de la izquierda era su capaci­dad de autodestrucción y división, y eso veía emerger en aquellos debates.
Pero ahora las cosas están asumiendo un rumbo patético. En verdad me cuesta creer que el gobierno se esté empeñando en poner al banquillo de los acusados a Juan v Luis. No puedo concebir que utilicen todos los canales —legales, políticos o autoritarios— para eliminar a piezas clave de la construcción de la nación.
Desde que Evo Morales lle­gó a la presidencia he si­do un militante defensor de
Duele. Me invade un sentimiento similar a cuando veía la paulatina descomposición del MIR de Jaime Paz en los 80, que emborrachado por el poder perdió el norte y, poco a poco se fue convirtiendo en un espantoso es­pectro. Son otras razones, otras circunstancias y cami­nos, pero desde esta tribuna de observador que me toca en los dos procesos, veo como el tiempo y el poder son capaces de obnubilar los más nobles ideales. Siento una angustia parecida. También me viene a la mente cómo la derecha pretendió bloquear el inicio de la gestión de Juan del Granado en el 2000 buscando tres pies al gato con el caso de los mingitorios. Cuánto hubiera perdido La Paz y en general la izquierda boliviana si la mezquin­dad hubiera triunfado en ese momento.
Veo cómo el MAS va transitando de ser un partido de esperanza, pilar de un proyecto socialista, a un au­toritarismo que apunta su artillería no hacia la derecha sino hacia el surgimiento de nuevas izquierdas que ten­drían mucho que contribuir. En vez de apoyar, destro­za. En vez de dialogar, acusa. En vez de encontrar puentes, subraya las diferencias. En vez de impulsar una sana diversidad progresista, se refugia en la homoge­neidad destructiva.
Siempre he pensado que el enemigo principal del proyecto socialista, más que la oligarquía oriental, eran las propias lógicas perversas del MAS que podrían acabar con Evo. El principal enemigo de Evo es el MAS, y en cierto sentido, una parte del propio Evo.
Estás a tiempo, Evo. Albergo 1a esperanza de que todavía se pueda rectificar esa actitud de rey chiquito, mirar al país como un estadista y a la historia como un gigante, antes de con­vertirte en el corta-cabezas de lo que pudiera hacerte sombra. Escucha las voces de tu pasa­do, piensa en el futuro del país y del proyecto, mira adelante, más allá de ti mismo —¿qué hay después de la era de Evo?— y de los intereses puntuales de quienes te rodean; identifica con mayor claridad a los enemigos, a los adversar­ios y a los aliados. Suma, no restes. Construye, convoca, invita; no fiscalices y condenes er­róneamente. Sólo así será posible creer que es­to va a largo plazo, que no estamos asistiendo al inicio del fin, y que el sueño no empieza a convertirse en pesadilla.  
* Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM
Publicado en La Época, enero de 2011.
  

El oficio del columnista

Por José Luis Exeni
Diario Página Siete, La Paz.-
http://www.paginasiete.bo/2011-03-01/Opinion/Destacados/18Opi00101-03-11-P720110301MAR.aspx
No sé bien si los periodistas seguimos en condición de duelo o, más sosegados, lo hemos superado e hicimos abandono del lacito negro. Y es que tras declarar, en feroz-fallida escaramuza, la muerte de la libertad de ex/presión (mediática) en Bolivia, hemos guardado un silencio bastante parecido a la escualidez. Flaquito favor al gremio y, claro, a la democracia.
¿Por qué estábamos supuestamente de luto? Por el convencimiento, proclamado sin matices, de que dos artículos de la Ley antirracismo daban fin a nuestros privilegios como operadores mediáticos. Atentaban, pues, a discreción, contra nuestra inmunidad. Uno provocaría el cierre de medios; el otro, cárcel para los periodistas. ¿Se imaginan? Había que oponerse.
Pero tras esa impresionante campaña mediática contra una norma y su reglamentación –nunca antes vista, la campaña, en nuestra democracia–, los medios-periodistas abandonamos la trinchera y, libres de jirones y de polvo, nos trasladamos a los mercados. La libertad de expresión desapareció de agenda. Había que atizar el alza de precios y, claro, la escasez de alimentos.
¿Y dónde quedó enterrada, o al menos escondida, como ropa de ocasión, nuestra defensa de las libertades? ¿Se trató acaso de una lucha por conveniencia, coyuntural, con arreglo a intereses? ¿La inminente mordaza contra el derecho a decir fue sólo un globo/fantasma que inflamos, inflamos y, de pronto, se aflojó? ¿Nos equivocamos en el reciclado libreto? ¿Por qué tanto mutismo?
No estoy reclamando ni menos proponiendo la reedición de la inútil campaña, sino algo más elemental y, por ello, sustantivo. Creo que debiéramos impulsar un amplio análisis-debate acerca del estado de la libertad de expresión en Bolivia. Con menos consignas y más argumentos. Asumiendo el derecho al libre decir de todos (la ciudadanía) y no de unos pocos (los periodistas).
Más todavía. Sostengo que estamos en un momento de oportunidad inmejorable (no exento de tentaciones y de riesgos) para alentar la deliberación pública, previa ruptura de espejos/espejismos, acerca de la democratización de la comunicación y de la información, esa asignatura pendiente. Y es que sin comunicación pública, lo sabemos, no hay democracia intercultural.
El reto es complejo pero puede tantearse como consigna: más comunicación, menos “mediocracia”. En otras palabras: impulsar el ejercicio ciudadano, individual y colectivo, de los derechos a comunicar y a informarse más allá de los medios-periodistas. No en clave de harakiri, que tampoco se trata de eso, sino de ampliación de saberes y derechos.
Así las cosas con este posicionamiento principista, en realidad se trata de un pretexto para el estreno de la presente columna semanal. Soy un convencido de que la agenda de opinión (en los diarios), pese a su limitado alcance, puede ser un útil insumo para el debate público. Como ejercicio de búsqueda, con preguntas. Pero en especial como incitación, sin respuestas. Tal el propósito de este paseo compartido.
Nace, pues, “La muerte chiquita”. Su pretensión, si acaso pudiese lograrse, es agitar la lectura/escritura como ejercicio de placer breve, que los hay, pero intenso, que a veces toca. Nace como apuesta de diálogo plural y, ojalá, informado. Con algunos guiños de ironía. Para izar sueños y arriar banderas. Para cosechar cómplices en este oficio infinito de jugar con las palabras.
Una columna, entonces —retomo el tema inicial—, en ejercicio pleno de las libertades de pensamiento y de opinión. Situada en un escenario de disputa por la construcción democrática con asiento en un Estado Plurinacional en faena de experimentalismo. Una columna, queda dicho, con horizonte de diversidad para el sueño de una sociedad de iguales. Una semanal muerte chiquita'
¿Y el luto por “la gran muerte” de la libertad de expresión? Que se vaya un poquito a la miércoles. Que los/estos martes sean de resurrecciones. O mejor, a lo Sabina: de noches de boda y de lunas de miel. Hecho.

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