lunes, 11 de abril de 2011

Aquí 22

Aquí
La Paz (Bolivia), nueva etapa, 11 de abril de 2011 Año I No. 22
Afiliado a la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap
Editores: Remberto Cárdenas Morales y Yuri Aguilar Dávalos
http://www.semanarioaqui.com

Índice
editorial
La Caja Nacional de Salud necesita una cirugía mayor como el cierre
De sábado a sábado (149)
Salida al conflicto: una nueva alianza Evo-pueblo para que sigan los cambios
Remberto Cárdenas Morales
Mar y cohesión social
Un ojo en tinta…
Del boletín del PADEM de abril de 2011.
de nuestra tierra
Comunicado del Partido Comunista de Bolivia
Detengamos la confabulación reaccionaria y el aventurerismo ultraizquierdista
Rectificando, defendamos y profundicemos el proceso de cambio
lucha de nuestros pueblos
Un escándalo silenciado por los medios:
El programa de EEUU para la deserción de cooperantes médicos cubanos
A rajatabla
Emiliano Zapata: Lecciones de la Revolución Mexicana
Yuri Aguilar Dávalos
Abril  en la historia de América Latina
Arq. MSc. René Contreras, Docente Emérito retirado de la UMSA
En sus propias palabras
El militarismo de Obama
Por Salvador del Río
Luis Posada Carriles, absuelto en Texas
por David Brooks
Día del derecho universal de los pueblos a la insurrección armada
escrito por Bruno Carvalho   
Lecturas
Discurso pronunciado por el comandante Fidel Castro Ruz
en homenaje a los mártires caídos en Playa Girón


editorial
La Caja Nacional de Salud necesita una cirugía mayor como el cierre
La Caja Nacional de Salud, en Bolivia, es presentada como un malísimo ejemplo de servicio médico y a pesar de esa deficiencia mortal se la señala, también, como un privilegio porque alcanza a la minoría del país, es decir, sus beneficiarios son los asalariados, especialmente del sector público, comprendidos otros del ámbito privado, el 20 por ciento de la población, más o menos.
En ese servicio médico (para el que ahora aportan beneficiarios, Estado y empleadores), sólo en las últimas décadas, han registrado hechos que los citamos aquí por lo que, sobre todo en las condiciones de un gobierno como el que dice que impulsa una revolución democrática y cultural, debió ocuparse en serio de conseguir una reorganización o reforma a fondo, para nosotros, otro servicio esencialmente distinto en su forma y en su contenido. Citamos las más visibles y conocidas deficiencias de la actual CNS por las que se justifica el cierre de ésta, propuesta que hacemos en coincidencia con el Presidente, lo que celebramos:
—Burocratización del servicio y número excesivo de personal de planta. Sólo para la afiliación de los beneficiaros éstos tienen que emprender un prolongado trámite para lo que los equipos de registro son francamente obsoletos. El personal de servicio, se puede notar a simple vista, existe en demasía y, el trabajo suyo, es incompetente, sobre todo, el que se desempeña en la administración: afiliaciones, contabilidad, vigencia de los derechos, distribución de fichas para la atención a pacientes, autorización para consultas externas, pago por el servicio, entre otros.
—Las oficinas que compran y almacenan remedios son los lugares donde anidan las acciones ilegales, la corrupción, nombre con el que se las conoce mejor. Allí, con preferencia, operan las mafias de las que en la CNS hablan muchos, pero los llamados a tomar medidas para erradicarlas, al parecer, encuentran formas de convivencia con esas mafias o son tolerantes con éstas. Se presume que, además de las comisiones que reciben, esas mafias hurtan medicamentos, jeringas, algodón, etc.
—Se impulsan procesos en los tribunales ordinarios contra ex funcionarios de jerarquía de la CNS porque se descubrió que en distintos momentos y en varios lugares se han hecho compras de equipos médicos con sobreprecio, lo que sugiere la oferta y la recepción de prebendas. Esos ex funcionarios, que han dirigido la CNS, son los que a ésta la han despojado de recursos destinados a garantizar, al menos, un mejor servicio.
—Aunque sin la aclaración debida, el Estado boliviano debe a la CNS millones de bolivianos, aspecto que también impide que aquella institución provea mejor servicio a sus asegurados. La atención a los adultos mayores y al binomio madre-niño apenas habrá acentuado las restricciones económicas y financieras de aquel servicio, pero no es el factor principal de la crisis que sacude a la CNS.
—Esas mafias, hasta donde se sabe, han acabado con la vida de dos funcionarios de la CNS los que, más allá del lugar en el que trabajaban, se enfrentaron con ellas. Esas mafias que se han “apropiado” de la CNS, son las que le han hecho decir, a la Ministra de Salud, que los que se meten con ellas pagan con su vida.
—Otras cajas de salud, como la petrolera y la universitaria le llevan enorme ventaja a la CNS, tal vez en parte, porque aquellas cajas venden servicio a beneficiarios que proceden de otras ramas laborales y, por tanto, sin que pertenezcan a empresas petroleras o a las universidades públicas.
—Los trabajadores de la CNS desfavorecen a ésta, entre otras cosas, con el maltrato que dispensan a los beneficiarios. Éstos muy raras veces denuncian el malísimo servicio, por temor a perderlo incluso, como si la salud no fuera un derecho por el que, además, aquéllos aportan con su trabajo y aunque no se lo vea.
—Internación y cirugías son los servicios que no podrían pagar los beneficiarios de la CNS, pero en ésta son parte de las principales prestaciones. Sin embargo, tratamientos como diálisis y operaciones diversas las realizan con demoras insólitas, tanto que durante la espera de esa atención algunos pacientes mueren, de acuerdo a denuncias, varias de las que, sensiblemente, nunca se esclarecieron. Estudios en tomógrafos, resonancias, biopsias…se las programa con plazos insoportables, salvo cuando los pacientes los pagan a particulares con el riesgo de que no se les devuelva sus gastos.
—Es frecuente, aunque no es una exclusividad de la CNS que ésta, inexplicablemente, esté impedida de entregar siquiera los remedios genéricos, aconsejados por la Organización Mundial de la Salud, por lo que los usuarios, en innumerables casos, deben comprarlos, a veces sin devolución. En tono de queja los pacientes dicen que en la CNS les dan “analgésicos”, “paracetamoles” y nada más. Señalan, asimismo, que médicos de ese servicio público llevan a pacientes de la CNS a sus consultorios privados.
—Hijos, sobrinos y otros familiares de dirigentes y/o ex dirigentes sindicales trabajaron y trabajan en la CNS, a veces más de uno de esos parientes están o estuvieron como dependientes suyos y con frecuencia sin la calificación necesaria para desempeñar esos cargos.
—El edificio del Hospital Materno Infantil, de la zona Miraflores de La Paz, formalmente no fue entregado a la CNS por lo que ningún arreglo se puede hacer en él, a pesar de que mucha falta le hace.
—Una administración de la CNS, durante el primer período de gobierno de Evo Morales, ganó un juicio a un personaje que ocupó durante décadas la dirigencia sindical: uno de los sobresalientes como corrupto en el sector público el que, sin embargo, está cerca de cumplir su merecida condena.
Aquel ejemplo no se debe subestimar porque muestra lo que se puede hacer, aunque no sea más que una parte de lo que sigue pendiente.
La actual Ministra de Salud, al poco tiempo de asumir el cargo por segunda vez avisó que sería intervenida la CNS. Luego nada se hizo para ejecutar esa línea que, se supone, fue consultada o era una resolución gubernamental.
Los trabajadores de esa Caja, en medio del movimiento que sostienen estos días, como si fueran dueños únicos de ella, han dicho que no “permitirán” que se los despoje de ese supuesto derecho de propiedad. Aquélla, a pesar de sus múltiples deficiencias, es un patrimonio de los bolivianos por la que se la debe defender, por ejemplo, evitando que se dilapiden sus recursos a cambio de un malísimo servicio.
Patrimonio de los bolivianos que podría ser defendido en aquel referéndum que se ha propuesto, pero que no fue aprobado y quizá nunca lo sea. Si se consultara a la gente, lo probable es que la mayoría vote para que se reorganice la CNS o se la cierre, como una rara defensa, porque el razonamiento podría ser que en vez de que se pierda todo, que otro servicio sea constituido con los recursos que aquella institución posee.
Nosotros compartimos el criterio de quienes dicen que ante los grandes males de la CNS se necesitan grandes remedios o, lo que es lo mismo, aquélla requiere de una cirugía mayor. Con palabras de Aquí: se debe cerrar la CNS y organizar un nuevo servicio, pero sin dejar en la impunidad a los responsables de la quiebra letal de un servicio en crisis que la amenaza de muerte, la que no es deseable pero que tendría que ocurrir: el cierre de la CNS para organizar otro servicio de salud, tanto o mejor que otros que existen en el país.

De sábado a sábado (149)
Salida al conflicto: una nueva alianza Evo-pueblo para que sigan los cambios
Remberto Cárdenas Morales*
Las acciones de los asalariados, desarrolladas especialmente en La Paz, son una manifestación económica y política de la lucha de clases. Lamentablemente, el enfrentamiento que sigue durante la redacción de esta nota, no pudo evitarse, entre otras cosas, porque los factores materiales que las determinan no dependen sólo de la buena o mala voluntad de los dirigentes que, es cierto, pueden influir pero no siempre de manera determinante. Los gobernantes también estimulan o desestimulan la lucha de los asalariados cuando, como sucedió hace horas, avisan que el Presidente hablará con los nuevos dirigentes sindicales a elegirse en un próximo congreso de la COB, con lo que pretenden desahuciar a los que están en la dirección del movimiento de estos días. Más aún cuando afirman  que el porcentaje de “aumento” salarial es irrevisable.
Desde el gobierno hubo declaraciones, desmentidas por los hechos, como el no del Presidente a conversar con los actuales miembros de la COB, aunque dicho por el Vicepresidente; el llamado, también de éste, para que las organizaciones o dirigentes afines (campesinos e indígenas) marchen en apoyo al gobierno y a sus medidas, lo que es una amenaza de enfrentamiento entre gente del pueblo; la afirmación de gobernantes de que el movimiento cobista es de tipo electoral y que apunta por tanto a sumar apoyo a los candidatos a la dirección del máximo sindicato boliviano; la información de que no hay paro en Bolivia, salvo las marchas en La Paz, nada menos que difundida por el Ministro de Comunicación en sus primeras semanas de labor; asegurar que la violencia desencadenada por los manifestantes, en la sede de gobierno, destruye y provoca miedo, antes que apoyo a una causa que se la considera de grupos minoritarios porque los asalariados son nada más que el 20 por ciento de la población boliviana; circula la sospecha de que la derecha financia a los movilizados en La Paz y de otros lugares del país (desmentido por los aludidos), lo que interesa esclarecer.
En una actitud defensiva, impropia de un gobierno que dice atender al pueblo con su política, voceros suyos explican que desde el primer mandato del Presidente se ejecuta el programa de gobierno por lo que, la “reactivación del aparato productivo” para asegurar “trabajo estable” a los desocupados, como exige la COB, es algo que se está haciendo por lo que, añaden, aquello no tiene que estar en un pliego de peticiones.
Los gobernantes aseguran que no se puede aumentar (en verdad reponer el poder de compra) de los salarios más allá del 10 por ciento y que tal vez se atienda la demanda para que esa reposición o aumento se extienda a los otros asalariados distintos a profesores, trabajadores en salud, policías y militares. Aquellos no lo dicen expresamente, pero sugieren que si aquel aumento es mayor sería inflacionario, es decir, subirían más los precios de los bienes y servicios.
Un Viceministro, en un programa de radio Panamericana, ha dicho que el DS 21060, ha sido derogado por la ley de pensiones, por la ley de reforma educativa, entre otras normas y que, además, ese decreto es un modelo político, económico y social neoliberal. Otros gobernantes creen que aquel decreto supremo es un cascarón, que no tiene ningún contenido y que por tanto no se debe pedir que se anule aquella disposición si ya no existe. Sin embargo, el Ministro de Trabajo, aseguró que será difícil abrogar aquel DS porque está en normas que habría que desmontar. Página Siete, 04-04-2011 (1).
Como para confirmar que en Bolivia, también ahora, antes que lucha de ideas hay intercambio de insultos, el ministro de Trabajo respondió, a insultos al secretario Ejecutivo de la Central Obrera de Oruro, de dudoso comportamiento sindical y político, con otros insultos: “mentiroso, carcelero, falaz, torturador, falsario”.
Desde la trinchera laboral (resumimos) las afirmaciones que se hicieron y se hacen, variadas en forma y contenido, aunque lo predominante es que sean superficiales, como otras del gobierno y lo que tal vez es más grave porque constituyen opiniones que con frecuencia no tienen en cuenta la realidad por lo que resultan insostenibles:
—El gobierno es de las empresas transnacionales, tan neoliberal como otros. Aquí nada ha cambiado.
—El de Evo Morales es un gobierno fascista que penaliza la protesta social.
—Aunque en voz baja, dirigentes sindicales se animan a proponer que parte del dinero de las reservas fiscales se utilice para aumentar salarios (los 10 mil millones de dólares).
—El seguro universal de salud obligará a la CNS a gastar los escasos recursos que tiene para atender a nuevos beneficiarios que, además, no aportarán para sostener el servicio.
—Ningún dirigente sindical, dentro del conflicto actual, está en campaña para ser reelegido al Comité Ejecutivo Nacional de la COB.
—El gobierno ha dejado de ser del pueblo, de los trabajadores, de los pobres.
—Cuidado, así como lo elegimos a Evo presidente, también lo podemos sacar.
Material, como el reproducido, hay en abundancia. Pero mostramos aquellos ejemplos, los que parecen suficientes para entender mejor el conflicto en curso.
Los empresarios (los que ganan doble o triple, según el Vicepresidente) se quejan porque dicen que no están en capacidad de pagar un incremento mayor al del 10 por ciento.
Asimismo, estos días se registra una rara coincidencia: el ex presidente Carlos D. Mesa en su columna semanal de Página Siete (LP-10-04-11), hace suya una frase de la oposición de izquierda al gobierno: Los gobernantes actuales son “igualitos que los neoliberales”.
En coincidencia con viejos militantes (que nos preparamos para la jubilación) y nuevos que se desencantan cada día más del gobierno, reiteramos nuestra propuesta para que el gobierno, en diálogo con los trabajadores (sin que cese la lucha de éstos) encuentren solución al conflicto, pero eso sería insuficiente si es que se soslaya un acuerdo estratégico, por ello, sugerimos:
Una nueva alianza de Evo Morales con todos los explotados y oprimidos del país, la que puede tomar la forma de un frente o de un amplio movimiento social y político; programa democrático y popular que incorpore los intereses del pueblo que, fundamentalmente, cambie las formas de producir, el capitalismo atrasado aún y todavía dependiente; compromiso ineludible de una inmediata corrección de errores del gobierno y del pueblo, deslizados durante los últimos cinco años; lucha sin concesiones contra la corrupción y el narcotráfico; conseguir la ampliación del apoyo externo, especialmente de los países del ALBA.
La nueva alianza o unidad que proponemos debe tener como tareas las que no fueron ejecutadas todavía o las que necesitan complementación. Entre ellas, el cambio de las formas de producir y ampliar las formas de distribuir. Para ejecutar esa propuesta todavía hay tiempo. 
La Paz, 9 de abril de 2011.
*Periodista
(1) “El 21060 es como la célula que dio origen a todo un sistema jurídico normativo, (...) de modo tal concibió y parió a muchos otros decretos y a otras leyes”, indicó el ministro de Trabajo, Félix Rojas, a la Red Erbol. Dijo que para llegar a abrogar el DS 21060 se debe desmontar otras leyes y decretos de carácter económico y jurídico. Explicó que el gobierno de Evo Morales comenzó desde 2005 con ese trabajo, pero que aún falta mucho.

Mar y cohesión social
La demanda que Bolivia presentará a Chile por los 132 años de enclaustramiento geográfico no prosperará sin cohesión interna. No avanzará en tanto el Canciller David Choquehuanca sienta a Bolivia como a Patria ajena y como la suya a Abia Yala (imaginaria nación de pueblos precolombinos). Hasta ahora, el Canciller ha destacado la habilidad indígena para reconocer el sexo de las piedras, de leer en las arrugas de los abuelos y ha dado preeminencia a las hormigas frente al género humano. Es importante que continúe condenando al colonialismo interno, enaltezca las culturas originarias y las rebeliones indígenas, pero sin olvidar a los mártires y guerrilleros de la independencia, a los defensores de la heredad nacional, así como a importantes sucesos de la vida nacional, como la Revolución de 1952 y las tres nacionalizaciones del petróleo. No debería olvidar que el presidente Evo Morales ha congelado en los hechos el reconocimiento constitucional a 36 inexistentes naciones indígenas, apadrinadas por ONG.
Son rescatables algunos conceptos indianistas, pero es vital que asuma la trascendencia de pensadores nacionales como Tamayo, Montenegro, Almaraz, Céspedes, Zavaleta, Quiroga Santa Cruz y Ortiz Mercado. Choquehuanca requiere sentir a la Bolivia intercultural e indomestiza, como una unidad en la diversidad, en la que todas sus regiones merecen amor y respeto, dejando de lado el aymaro centrismo excluyente.  Su visión exógena lo llevó a aceptar como asesor principal a Oliver Fontaaine (enviado por el gobierno de París), junto al sueco Stefan Mehlstrand, el estadounidense Tom Kuise(*) y al chileno Hernán Veliz. Hizo que designara en los cargos más altos de su Ministerio a sus ex jefes de las ONG en las que trabajó en años precedentes.
En su gestión, Bolivia cayó en el bilateralismo excluyente frente a Chile, lo que llevó a su Vice Canciller, Hugo Fernández Araoz, a admitir, como forma de resolver el  también centenario problema de las aguas del Cantón Quetena (seudo Río Silala), la instalación, en diciembre de 2008, de estaciones hidro metereológicas “para medir, en el próximo lustro, las velocidades del viento, radiación solar, y humedad en la región de los manantiales, cuyas aguas son canalizadas en Bolivia con obras de mampostería para trasladarlas al país limítrofe, con exorbitantes beneficios para empresas chilenas y cero ingresos para Potosí y el Tesoro Nacional. La ingenuidad de Fernández Araoz frente al obvio interés del usurpador por prolongar el robo ocasionó la hilaridad en la comunidad diplomática. Evo, Alvaro García Linera y Choquehuanca no ejecutan proyectos rentables que nos permitan usar por lo menos el 50 % del recurso hídrico (jamás discutido por Chile), lo que mejoraría de manera inmediata nuestra capacidad negociadora.
La viabilidad de la demanda a Chile depende de la aceptación de Santiago de modificar el tratado de 1904. El bilateralismo, traducido en la  “confianza mutua”, practicada por Evo, durante sus primeros cinco años de gobierno, hasta el 23 de marzo pasado (1887 días de engaño ya es suficiente), sólo sirvió para que Bolivia silenciara su demanda marítima en foros internacionales y olvidara que, gracias al multilateralismo, la pequeña Panamá reclamara con éxito a EEUU la devolución del canal que atraviesa su territorio.
La correlación de fuerza se modificará si Bolivia reorienta su comercio exterior, al máximo posible, por puertos peruanos, a los que se debe privilegiar en todas las conexiones bi oceánicas por suelo patrio. La decisión de recuperar el Litoral cautivo debería llevarnos a restringir el consumo de productos suntuarios que Chile nos vende a manos llenas y disminuir el turismo boliviano que engrosa sus arcas. Es importante construir el corredor fluvial Mutún-Atántico, a fin de descongestionar, al máximo posible, el comercio exterior por puertos chilenos, donde ciudadanos bolivianos sufren humillaciones y abusos cotidianos.  Sin fortalecer la conciencia nacional, la demanda está perdida aún antes de presentarla. La solución del trauma en el Cono Sur ayudará, en forma decisiva, a que Bolivia y Chile sean parte de la Nación Continente Latinoamericana, única posibilidad de enfrentar con éxito los desafíos del Siglo XXI.   
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
(*) Nota de los editores: El nombre correcto es Tom Kruse

Un ojo en tinta…*
Las agresiones contra la mujer avergüenzan, menoscaban nuestra condición de sociedad democrática, pero sensiblemente todavía no interpelan esa cultura arraigada de naturalizar la violencia.
“Ni una línea más ni un curso ni una conferencia en servicio de este país”, sentenció Marie Danielle Demélas. La historiadora francesa que ha dedicado buena parte de su trayectoria profesional a recuperar la historia “no oficial” del país, decidió romper con Bolivia. Su esfuerzo por leer el pasado de este país para entender su presente, quedó reducido a un antes la noche del 22 de marzo de 2011, cuando Bertille, la mayor de sus hijas, fue violada y golpeada por tres hombres en una calle de la ciudad de La Paz. Además de la agresión que puso en riesgo su vida, la joven tuvo que afrontar la indiferencia policial que, lejos de prestarle auxilio e iniciar la búsqueda de sus agresores, la retuvo durante seis horas, impidiéndole llamar a sus familiares o su representación consular.
Como clara expresión de la negligencia y banalidad con que se afrontan situaciones como ésta en las instancias llamadas a hacer justicia, el caso está en fojas cero y nada parece indicar que la agresión vaya a ser castigada. “No tengo la cultura de las marchas ni las huelgas de hambre”, dice Demélas en una carta donde explica que no alberga la esperanza de que se haga justicia y decide, en consecuencia, poner fin a sus 38 años de relación con este país y su cultura… que, entre otras expresiones, naturaliza la violencia.
Dos días después, el 24 de marzo de 2011, la Alta Comisionada de Naciones Unidas anunció su preocupación por la creciente violencia contra las mujeres en Bolivia. Según su informe, la cifra de feminicidios se duplicó entre 2009 y 2010: solamente en los primeros seis meses de 2010 se registraron 69 asesinatos de mujeres a nivel nacional, de los cuales más de la mitad ocurrieron en las ciudades de La Paz y El Alto. Respecto a otras formas de violencia, los datos oficiales indican que un promedio de 14 mujeres reciben diariamente asistencia en centros de salud por violencia física, psicológica o sexual, aunque extraoficialmente se sabe que son muchos más.
Números más o menos, el combate a la violencia contra la mujer en países como el nuestro tiene batallas ganadas, pero también grandes derrotas. Se avanza en la cultura de la denuncia y el debate de un tema que forma parte medular de la idiosincrasia patriarcal (¿colonial?) de nuestra sociedad, pero se retrocede cuando se constata que a pesar de ello, es aún difícil superar ciertos “usos y costumbres” que naturalizan el castigo y la violencia, y que son aceptados por las propias mujeres, como parte de la vida. Así nomás la pasaremos…
También se avanza cuando se incluye un capítulo del derecho de la mujer a vivir sin violencia ni discriminación en la Constitución Política del Estado y se advierte que hay un aumento —al menos cuantitativo— de su participación política. Pero, se retrocede cuando se constata que las leyes no evaden los puños y todavía son miles las mujeres que no tienen dónde acudir cuando son víctimas de agresiones, no sólo de delincuentes como la hija de Marie Danielle, sino de sus propias parejas, que es lo más frecuente.
Se avanza cuando se crean y consolidan espacios para la denuncia y la protección de la mujer víctima de violencia, que no estén estrictamente ligados a las fuerzas policiales, como los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM), que por ley debieran crear los gobiernos municipales para evitar la violencia y garantizar los derechos de la mujer. Pero, se retrocede cuando se constata que éstos no son respaldados debidamente por los gobiernos municipales ni demandados con énfasis por la ciudadanía, que privilegia otro tipo de “obras” para sus municipios. ¿Cómo explicar que en El Alto, una de las ciudades de Bolivia que registra más crímenes contra la mujer, se cierren los SLIM en vez de promoverlos, ante la mirada silenciosa de los ciudadanos que aquejan la violencia en sus propios hogares?, ¿cuándo se pondrá a la violencia contra la mujer en la agenda de desafíos políticos, ciudadanos y de la justicia que no debe avanzar tan sólo en la declaración de derechos —que es un precioso avance— sino en la acciones de cumplimiento? Necesariamente urgen mejores respuestas a esos ojos en tinta que nos miran con la misma impotencia que rebate los fueros de madre de Marie Danielle.
*Del boletín del PADEM de abril de 2011.

de nuestra tierra
Comunicado del Partido Comunista de Bolivia
Detengamos la confabulación reaccionaria y el aventurerismo ultraizquierdista
Rectificando, defendamos y profundicemos el proceso de cambio
Frente al conflicto social en desarrollo, la Comisión Política del Partido Comunista de Bolivia, cree necesario efectuar algunas puntualizaciones imprescindibles, en el propósito de buscar una salida que preserve tanto los intereses del proceso de Cambio como los de los trabajadores agrupados en torno a la Central Obrera Boliviana los cuales —por razones de principio— no son contradictorios:
1.- Partimos del hecho de que el proceso de Cambio es sólo opuesto a los designios de la oligarquía, a su representación política en la derecha y extrema derecha y al imperialismo yanqui. Algunas falencias y hasta errores que pudieran haberse cometido no le privan de legitimidad y de la necesidad de continuarlo y profundizarlo.
2.- El proceso de Cambio no pertenece a nadie en particular. Es el resultado de la larga acumulación de la lucha del pueblo boliviano y por ello debe ser defendido como una obra colectiva, en particular de los trabajadores del campo y la ciudad junto a los partidos de izquierda. Todos, en convergencia lograron derrotar al neoliberalismo y abrir la posibilidad de una nueva vía de desarrollo soberano para la construcción de un nuevo orden social. La COB se guía en su lucha por la Tesis Socialista de 1969 y a la que no renunciará en ninguna circunstancia.
3.- Es posible encontrar soluciones rápidas a partir de una actitud de flexibilidad de los actores en conflicto. El gobierno del Estado Plurinacional debe ostentar sobre todo en sus altas esferas una actitud de mayor apertura al diálogo.
4.- Por su  parte los sectores laborales deben poner coto a la infiltración de elementos digitados por la derecha que con un lenguaje pseudorrevolucionario, en realidad, están sirviendo los propósitos nefastos del imperialismo. Ante todo se debe evitar los intentos de enfrentar trabajadores contra trabajadores. El éxito del proceso de Cambio radica sobre todo en la alianza obrero-campesina.  
5.- Es necesario que el gobierno asuma que hay necesidades insatisfechas de las clases populares y  buscar procedimientos que se encaminen a su satisfacción. A su vez los trabajadores no deben dejarse llevar por la propaganda desinformadora que inventa propósitos o medidas que supuestamente afectarían en los legítimos intereses del pueblo. Por ello mismo se necesita informarse sin prejuicios para actuar con objetividad.
6.- La vigilancia revolucionaria, propia de los trabajadores, debe hacer oídos sordos a los cantos de sirena de la derecha y a la demagogia social del fascismo. Estos elementos actúan en consonancia con servicios del imperialismo que sustentan actividades que no sólo operan en Bolivia, sino en todos aquellos países con gobiernos democráticos y progresistas o abocados a procesos de Cambio, de una u otra magnitud, pero que son igualmente ingratos al imperialismo. Se debe denunciar particularmente la infiltración de elementos provocadores que atizan la violencia.
7.- Como Partido que reivindica su condición de partido del proletariado y de encarnar los intereses coyunturales e históricos de las clases revolucionarias, invoca a los actores en conflicto a ponerse a trabajar con desprendimiento, con ánimo de rectificación y honradez para arribar a las soluciones más adecuadas.
La Paz, 8 de abril de 2011.
Comisión Política del Partido Comunista de Bolivia

lucha de nuestros pueblos
Un escándalo silenciado por los medios:
El programa de EEUU para la deserción de cooperantes médicos cubanos
José Manzaneda
Cubainformación
Este trabajo está dedicado al 98,11 % de los cooperantes médicos de Cuba en el exterior que han rechazado el chantaje. A su ejemplo para la Humanidad silenciado por los medios.
Una de las iniciativas más mezquinas en la guerra de desgaste del gobierno de EEUU contra Cuba se llama Cuban Medical Professional Parole (1). Es el programa del Departamento de Estado que persigue la deserción y compra de profesionales médicos que integran las brigadas de solidaridad cubana en el mundo.
Un verdadero escándalo moral sobre el que los grandes medios de comunicación tienen todos los detalles, pero sobre el que prefieren no informar. Mencionar este asunto tan lamentable les obligaría a citar datos sobre la gigantesca labor solidaria de Cuba en el campo médico. Por ejemplo: que este país tiene más de 37.000 cooperantes de la salud en 77 naciones pobres, la mayor cifra del mundo (2); que lleva el 45% de los programas de cooperación Sur-Sur en América Latina (3); o el 40 % de la atención contra el cólera en Haití (4); que ha operado de la vista, gratuitamente, a un millón y medio de personas sin recursos (5); o que beca en la actualidad a casi 4.000 estudiantes de medicina procedentes de 23 países, incluidos algunos de EEUU (6).
Que todo esto lo ofrezca un país pobre y bloqueado como Cuba es demasiado espectacular para ser dado a conocer a la opinión pública, a la que sólo se le presentan sus carencias y déficits.
El Cuban Medical Professional Parole es una iniciativa que coordina, desde el año 2006, al Departamento de Estado y al Departamento de Seguridad Nacional de EEUU. Tal como se puede leer en su página web, ofrece tratamiento especial de las embajadas norteamericanas en cualquier país del mundo y una vía rápida para entrar a Estados Unidos, a profesionales médicos y de enfermería, fisioterapeutas, técnicos de laboratorio y entrenadores deportivos integrados en las misiones médicas cubanas.
Un cable de la embajada estadounidense en Caracas, filtrado por Wikileaks, arroja otros detalles, como que las oficinas diplomáticas facilitan el transporte a Miami en aviones especiales a quienes se acojan a este programa (7).
El periódico The Wall Street Journal publicaba en enero de 2011 un reportaje, en clave propagandística, en el que se aseguraba que 1.574 cooperantes se habían acogido al citado programa en 65 países diferentes, en los 4 años y medio desde su creación (8). La cifra parece elevada, pero hagamos un simple cálculo para evaluar el impacto real de la iniciativa. Si tenemos en cuenta que, como afirma el diario, sólo en un año (en 2010), había más de 37.000 cooperantes cubanos, y que el período de estancia en el exterior —aunque variado, según la misión— suele ser de unos dos años, en los citados 4,5 años Cuba habría enviado al exterior al menos a 83.000 profesionales médicos. Los 1.574 médicos captados suponen por tanto, el 1,89 % del total. Estos resultados son un claro fracaso, si tenemos en cuenta que la iniciativa cuenta con presupuesto federal y centenares de funcionarios, que es impulsada por todas las embajadas de EEUU en el mundo, y que cuenta con poderosos aliados políticos y mediáticos en varios países.
No es casualidad que el mayor número de profesionales que se han acogido al programa ejercieran su labor en Venezuela (9). En este país está la mayor cantidad de cooperantes médicos cubanos, integrados en comunidades desfavorecidas dentro del programa de salud Misión Barrio Adentro. Es evidente que existe, en este caso, un objetivo adicional: minar el prestigio social de la Misión Barrio Adentro, posiblemente el programa social más exitoso del gobierno de Hugo Chávez, en el que la cooperación médica de Cuba sigue siendo la piedra angular.
Esta iniciativa del gobierno de EEUU incide en la utilización del tema de la emigración cubana con fines de desestabilización social y política. Recordemos que una ley de 1966, la Ley de Ajuste Cubano, otorga a todo cubano o cubana que pise territorio estadounidense permiso de residencia y numerosas ventajas laborales y sociales, algo negado al resto de la emigración latinoamericana, a la que se aplica una política sistemática de expulsión (10). A pesar de ello, las cifras de la emigración cubana en EEUU son claramente más bajas que las de otros países del área.
El programa de captación de médicos cubanos cuenta con el apoyo, directo o indirecto, de otros factores. En primer lugar, el de los grandes medios de comunicación. La gran prensa privada de los países donde más incide la ayuda cubana, como Venezuela, Nicaragua o Bolivia, silencian el gran impacto social de los citados programas médicos, mientras dan una extraordinaria cobertura al abandono de uno solo de los médicos cubanos (11).
Desde Miami, supuestas “organizaciones no gubernamentales” también apoyan el programa de captación de médicos. Es el caso de “Solidaridad sin Fronteras”, que denomina “Barrio afuera” a su particular colaboración con el gobierno de EEUU (12). En su web facilita incluso los impresos que deben rellenar los médicos, y las direcciones de consulados y embajadas de EEUU a los que pueden acudir.
Esta organización impulsó, incluso, la demanda de varios médicos cubanos desertores, en el Tribunal Federal de Miami, contra la compañía venezolana de petróleo PDVSA, a la que reclaman 450 millones de dólares, en concepto de compensación por lo que denominan “trabajos forzados”, o labores de “esclavos modernos", expresiones con la que definen el trabajo de atención médica solidaria que ejercieron en barrios y comunidades rurales desfavorecidas de Venezuela, lugares a los que —por cierto— nadie les obligó a viajar (13). Hay que recordar que la cooperación médica cubana en Venezuela tiene características especiales con relación a otros programas de ayuda médica cubana: es parte de un acuerdo bilateral por el que Cuba aporta miles de profesionales de la salud, educación, deporte, agricultura y otros sectores, y por el que Venezuela suministra a la Isla petróleo en condiciones preferenciales (14).
A pesar del silencio mediático, Cuba ha ganado, con sus programas de solidaridad internacional, un sólido prestigio en población y gobiernos de numerosos países del Tercer Mundo. Para destruirlo, el gobierno de EEUU emplea todo su potencial económico y diplomático. Mientras, los grandes medios de comunicación, olvidando su objetivo social, siguen silenciando todo esto: el ejemplo de solidaridad internacional que Cuba ofrece al mundo, y la existencia de una de las iniciativas de diplomacia sucia más inmorales y escandalosas de los últimos tiempos.
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A rajatabla
Emiliano Zapata: Lecciones de la Revolución Mexicana
Yuri Aguilar Dávalos*
El 10 de abril de 1919, en Chinameca, Estado de Morelos, Emiliano Zapata, el líder sureño de la Revolución Mexicana, es asesinado por traidores infiltrados en su tropa rebelde.
El interés de Zapata es básicamente recuperar la tierra para los campesinos: “Tierra es para quien la trabaja con sus propias manos”. Y refuerza la causa de su lucha cuando dice: “Que se dé a los pueblos lo que en su justicia merecen, en cuanto a tierras, montes y aguas que ha sido el origen de la Revolución.”
Sin embargo, no deja de avizorar cambios sustanciales en toda la sociedad mexicana, por eso, como no podía ser de otra manera, el poder constituido lo considera como un peligro que debe eliminarse, incluso así lo hacen los gobernantes que se apropian de las demandas campesino-indígenas rebeldes, que en realidad son protectores de los hacendados y, por tanto, persiguen a los sublevados, a los desposeídos alzados en armas, llamándolos “bandidos”. “Bandido se llama al despojador, no al despojado —dice Zapata.”
Ante esos calificativos, Zapata responde a los jerarcas dueños del poder: “Bandido no se puede llamar a aquel que débil e imposibilitado fue despojado de su propiedad por un fuerte y poderoso, y hoy que no puede tolerar más, hace un esfuerzo sobrehumano para hacer volver a su dominio lo que antes les pertenecía.” Y más bien con certeza, tipifica a los gobernantes como enemigos del pueblo: “Los enemigos de la patria y de las libertades de los pueblos, siempre han llamado bandidos a los que se sacrifican por las causas nobles de ellos.”
La lucha de Zapata se inicia en su terruño, en Morelos, luego de ser reclutado por la fuerza para “servir a la Patria” en el Ejército mexicano.  Pero ya constituido como ciudadano común, retoma la defensa de las tierras comunales del lugar. Luego es elegido primera autoridad de la Junta de Ayala, y recupera unas tierras usurpadas por terratenientes y que estaban protegidas por el jefe de policía, las que las reparte entre los campesinos lugareños. Esta medida le obliga a escapar tras ser acusado de “bandolero”.
En 1911 lanza el “Plan de Ayala”, donde se exige que sean devueltas las tierras que fueron usurpadas por los hacendados a los campesinos, es decir, se pide la Reforma Agraria, bajo la consigna “Tierra y Libertad”. Y es en ese momento en que se levanta en armas contra el gobierno que inmediatamente envía a su Ejército Federal a terminar con los rebeldes.
“Yo me he levantado no por enriquecerme sino para defender y cumplir ese sacrosanto deber que tiene el pueblo mexicano honrado”, dice Zapata, y así mantendrá su lucha.
Zapata que también le llaman el “Caudillo del Sur”, no aspira a constituirse en Presidente de México, y su única divisa es conquistar sus derechos: “Yo, como no soy político, no entiendo de esos triunfos a medias; de esos triunfos en que los derrotados son los que ganan.” Su perspectiva se concentró en su región, aunque llegó a controlar en un momento todo el sur de México: “No tengo más ambición que la tranquilidad y bienestar de mi Estado de Morelos, por el que no vacilaré en sacrificarme en aras de la justicia.”
Su apego a reconquistar los derechos de los indígenas, se debe a la confianza que tiene en los combatientes que le siguen: “Si valgo algo, es por la confianza que en mí han depositado mis hombres.” El hecho de levantarse en armas contra el poder constituido, no tiene límites: “Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos sin más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo.” Sin embargo, Zapata sabe que entre los sublevados, también hay algunos que pueden traicionar la causa: “Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos.”
Pero también tiene claro que una de las causas de que los pueblos no luchen por su emancipación es la falta de formación, la falta de acceso al conocimiento: “La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía...” Por eso, en medio de la lucha, cuando logra controlar un territorio, funda escuelas.
La perspectiva de su triunfo se deja ver en esta arenga: “Pueblos queridos: el triunfo es nuestro, ya tiemblan los tiranos amigos del retroceso. ¡Adelante! que ya la aurora de la libertad brilla en el horizonte.” Así también, impulsa a sus seguidores a actuar con dignidad en el lugar donde estén: “Si quieres ser ave, vuela, si quieres ser gusano, arrástrate, pero no grites cuando te aplasten.” También acuña esta frase que en nuestro país se la oye en momentos de rebeldía: “Mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado.”
Pero pese a sus triunfos, las circunstancias desgastan a sus tropas, más aún cuando el gobierno de Venustiano Carranza se apropia de las demandas revolucionarias. Además, Zapata en una carta abierta al presidente Carranza, poco tiempo antes de su asesinato, le acusa de haberse aprovechado de la lucha de los sublevados y del poder: “…aprovechado de la lucha para su propio beneficio y el de sus amigos que lo han ayudado. Después de haber repartido el botín, las riquezas, para realizar negocios, banquetes, fiestas suntuosas, bacanales y orgías (…) Usted no ha pensado jamás que la Revolución pudiese beneficiar al pueblo, a las legiones de oprimidos que usted ha alentado con sus discursos”.
A partir de entonces, los días de Zapata están contados. Y aunque sus tropas no tienen el empuje de comienzos de la Revolución, el Caudillo del Sur sabe perfectamente el porqué de su lucha y las consecuencias de continuar en su empeño: “Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres (…) Estoy dispuesto a morir a la hora que sea, porque llevo la pureza del sentimiento en el corazón y la tranquilidad de la conciencia.”
Emiliano Zapata —como más tarde otros rebeldes y traicionados, como Augusto César Sandino, el guerrillero nicaragüense— lucha con la seguridad de brindar el triunfo al pueblo, con la seguridad de no traicionar a los suyos, con la honestidad de no aprovecharse del poder; y con esa franqueza demanda a los gobernantes que con falsos discursos y posturas, engañan al país: “Yo no le pongo condiciones a la revolución, ¡se las pongo a un gobierno que no es revolucionario!”
Cuan oportuno llega el pensamiento de Zapata que vivió y murió defendiendo sus derechos, sin traicionar la causa de los desposeídos, con honestidad y dignidad a toda prueba.
*Historiador y periodista

Abril  en la historia de América Latina
Aunque la historia no se repite, los acontecimientos que tuvieron lugar en América Latina en  abril, parecen reafirmar los nuevos cambios en su historia, no sin razón el Presidente Chávez, dijo en su discurso en conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela, que no era casualidad que un 19 de abril de 1810 se proclamara la independencia de Venezuela, tampoco que en esa fecha el pueblo venezolano revirtiera el golpismo y  restituyera en su cargo al Presidente Chávez.
No es casualidad que estuvieran juntos en esa efemérides del 19 de abril: El primer presidente indio de la América del Sur, de aquel Alto Perú que en 1809 proclamó su grito libertario,  la Presidenta argentina, de aquellas antiguas Provincias Unidas del Río de la Plata, de la Argentina del Che Guevara. También estuvo Daniel Ortega de la Nicaragua Sandinista y el Presidente Correa, como en aquel Guayaquil donde los grandes libertadores del Sur se abrazaron después de su gesta y no podía faltar la representación de Cuba, la del 26 de julio, de la Generación del Centenario del Apóstol, la que instauró el socialismo en el Nuevo Mundo.
Es otra época, otros son los actores, otras las circunstancias históricas, pero hay un sólo anhelo de liberación, hay toda una tradición histórica de lucha y más que casualidad, hay una causalidad.
Hoy las milicias bolivarianas indican el camino correcto para defender la Revolución Bolivariana, como ayer lo fueron las milicias del MNR, o la Milicia Nacional Revolucionaria de la Cuba Socialista; hasta aquí algunos movimientos progresistas pudieron ganar el gobierno  con el voto, pero ante el complot imperialista y la reacción interna, cuando las contradicciones se agudicen,  sólo quedará  el camino de defender el cambio y el socialismo del siglo XXI con las armas, aunque no se quiera hay que estar preparados. Esto enseña la Victoria de Playa Girón de la Revolución Cubana sobre los mercenarios apoyados por el imperialismo, en abril también se recuerda este hecho de gran trascendencia histórica por la derrota del imperialismo por el socialismo.
La Revolución Nacionalista de 1952 en Bolivia, también nos enseña aunque el pueblo en armas destruyó al ejército de la rosca minero feudal, fue desviada por su dirigencia pequeño burguesa reformista que claudicó ante las presiones del imperialismo.
El único camino para consolidar la revolución democrática y cultural, la revolución ciudadana o como se quiera llamar al proceso de cambio, es el socialismo, pero este socialismo del siglo XXI habrá que construirlo teniendo en cuenta la experiencia histórica, aprendiendo de los errores y logros de la experiencia socialista anterior, dándose una dirección genuinamente revolucionaria y nada mejor que con la participación de la clase obrera, portadora de una ideología revolucionaria y con disciplina de clase y en alianza con el campesino pobre.
Arq. MSc. René Contreras, Docente Emérito retirado de la UMSA
LP abril 2011

En sus propias palabras
El militarismo de Obama
Por Salvador del Río
Sin haber cesado, como de sus promesas se esperaba, las heredadas de la administración Bush en Irak y Afganistán, Barak Obama ha emprendido una tercera guerra en Libia con modalidades según las cuales el uso de la fuerza tiene propósitos diversos a la mera caída de un dictador y obedece al deber humanitario de Estados Unidos de “salvar” a un pueblo oprimido en nombre de la democracia.
Las variantes fundamentales de la estrategia bélica de Estados Unidos se encuentran en las propias palabras de Barak Obama senador, de cuyo análisis se concluye que la guerra de Libia no es sólo producto de las presiones del poderoso aparato militar actuante dentro de su gobierno ni únicamente de los intereses que buscan asegurar el control de los recursos económicos del mundo. El gobierno de Muamar Gadafi —se supo desde el principio de la guerra aunque poco se comenta en la prensa internacional— estaba en negociaciones con China, la India y Rusia, para la integración de empresas ajenas a Estados Unidos dedicadas a la explotación de los yacimientos petrolíferos de Libia, cuya producción de crudo, la más importante del norte de África, llega a un millón 600 mil barriles diarios, con reservas probadas de hidrocarburos cercanas a los 50 mil millones de barriles. Un filón que ni Estados Unidos ni sus aliados en la guerra “contra el tirano” Gadafi quieren ver perdido.
Además de este interés meramente económico, la intervención militar norteamericana ahí donde se perciben, reales o ciertas, amenazas terroristas como las que sirvieron de pretexto a Bush para la guerra de Irak, hay en Obama una profunda convicción de la obligación moral de Estados Unidos para convertirse, hoy como en los años de la segunda guerra mundial y en la guerra fría, en el garante de los valores que desde su independencia en el siglo XVIII dice defender. La diferencia entre el militarismo místico de Georges W. Bush, quien se decía llamado por Dios para combatir a los representantes del Mal en el mundo, es una especie de estrategia diplomática para sacar las castañas del fuego, de manera compartida, con manos de tantos gatos como pueda sumar al liderazgo estadounidense que Obama reconoce y defiende. Si en 2009 Bush no esperó a la resolución final del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y se fue sobre Irak sin más permiso que su propia decisión, Obama disfraza la misma vocación de intervención militar con la aquiescencia obtenida de diez votos afirmativos en el Consejo y con la disposición de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) para avalar y dirigir las operaciones militares que Estados Unidos comparte con otros países. El resultado, con la aquiescencia de la ONU o sin ella, es el mismo: la intervención militar no importa la pérdida de vidas tanto entre la población libia como de los contingentes de las potencias aliadas en este nuevo conflicto bélico.
Muamar Gadafi debe irse, es una afirmación del propio Obama, repetida apenas la semana pasada, cuando las bombas sobre las posiciones del ejército leales a ese gobierno atronan ya. Lo dijo el presidente norteamericano en una videoconferencia con sus homólogos de Francia, Inglaterra y Alemania, declaración que desmiente las afirmaciones sobre la limitación de las acciones bélicas a una suspensión de los ataques de Gadafi contra la población civil de su país y de ninguna manera la caída del llamado dictador, a quien hace apenas unos meses tanto Estados Unidos como otros gobiernos integrantes de la coalición consideraban un valioso aliado en la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda y del fantasmal enemigo Ben Laden.
Que la convicción de Obama en cuanto a la presencia de Estados Unidos como rector del mundo lo prueban sus propias palabras. Ya en su libro La audacia de la esperanza el entonces senador apuntaba lo que imaginaba como una política exterior y concretamente al papel que en el mundo debería jugar su país. “Ninguna otra nación de la Tierra tiene una capacidad mayor que nosotros para conformar el sistema global ni para construir consensos a partir de una serie de reglas internacionales que expandan las zonas de libertad, seguridad personal y bienestar económico… tenemos que ayudar a que el mundo sea más seguro”, decía Obama.
La salvedad de la consulta con otras potencias igualmente militaristas, aunque subordinadas al poderío norteamericano, estaba clara en las intenciones de Obama en sus aspiraciones a instalarse en la Casa Blanca: “Cuando la única superpotencia del mundo contiene voluntariamente su poder y se somete a los estándares de conducta acordados por todos, envía un mensaje claro en el sentido de que estas reglas son importantes y arrebata a los terroristas y a los dictadores el argumento de que tales reglas no son más que una herramienta del imperialismo norteamericano”.
La guerra autorizada, pero igualmente injerencista. El permiso para matar con el pretexto de salvar vidas amenazadas, que no preocuparían mayormente si no estuvieran de por medio los grandes intereses del petróleo y del control de una parte importante del mundo. La intervención, armada si no hay otro remedio, la injerencia que el propio Obama ha practicado ya en América Latina con su permisividad —envuelta en una censura sólo formal— concedida al golpe de Estado que en junio de 2009 Estados Unidos prohijó en Honduras por el solo hecho de que el gobierno de Manuel Zelaya daba muestras de inclinar su política exterior hacia los países del sur del Continente que rechazan la plena hegemonía de Estados Unidos. O la otra guerra, ésta por procuración, la que libra Obama por intermedio del gobierno de México para supuestamente acabar con el tráfico de drogas, en la cual suministra armas a los propios delincuentes y cuyo saldo hasta ahora supera los 35 mil muertos, muchos más que las bajas norteamericanas en Irak y Afganistán.
La realidad de la permanencia de las guerra de Irak y de Afganistán, la aventura bélica en Libia y la decisión de contener en otras partes del mundo —América Latina en particular— el avance de gobiernos progresistas, desmienten a quien haya pensado que con Barak Obama había llegado un cambio frente a los grandes intereses económicos y en la intolerancia hacia quienes piensan en seguir un camino propio en su desarrollo y en la búsqueda de un orden internacional más justo y equitativo.

Luis Posada Carriles, absuelto en Texas
—Para hacer justicia por atentados que cometió debe se extraditado, afirma el abogado José Pertierra
por David Brooks
Nueva York, 8 de abril. Luis Posada Carriles, ex empleado de la CIA, veterano de la fallida invasión a Cuba, operativo de apoyo a la contra nicaragüense y acusado de ser el autor intelectual de los peores atentados terroristas en el continente americano fue absuelto hoy en un tribunal en El Paso, Texas, pero sólo por cargos relacionados con mentir a autoridades migratorias, y no por el largo historial por el cual aún es buscado por la justicia de Venezuela y otros países.
Después de un juicio que se alargó 13 semanas, y sólo tres horas después de empezar a deliberar, el jurado llegó al veredicto unánime de no culpable en cada uno de los 11 cargos de perjurio, obstrucción de justicia y fraude migratorio.
El veredicto marca el final de un proceso fiscal del gobierno estadounidense contra Posada Carriles iniciado hace cuatro años, cuando fue acusado de ingresar de manera ilegal a Estados Unidos, y ahora todo indica que podrá seguir viviendo tranquilamente en Miami, donde es considerado héroe. Al concluir el juicio salió del tribunal como hombre libre.
Así, la única acción legal pendiente en su contra es la solicitud de extradición de Venezuela para enjuiciarlo por 73 cargos de homicidio calificado, ya que es acusado de ser el autor intelectual del atentado terrorista más grave de América Latina, el bombazo de un vuelo de Cubana de Aviación cometido en 1976.
El Departamento de Justicia indicó que estaba decepcionado por la decisión, según su vocero, Dean Boyd, reportó Reuters. Pero José Pertierra, abogado que representa al gobierno de Venezuela en su esfuerzo por enjuiciar a Posada Carriles, dijo a La Jornada: le sugiero al gobierno de Estados Unidos que no se decepcione tanto y que lo extradite.
El caso en El Paso surgió en torno a su ingreso ilícito a Estados Unidos en 2005, donde primero solicitó el asilo político y después la ciudadanía.
Fiscales federales lo acusaron de mentir sobre la forma en que entró al país, así como en sus declaraciones, negando su participación en actos terroristas, en particular los ataques con bombas en hoteles y sitios turísticos en Cuba en 1997, que cobraron la vida del turista italiano Fabio di Celmo y dejaron heridas a 12 personas más.
Pertierra, que asistió todos los días al juicio en El Paso, declaró este viernes a La Jornada que la evidencia presentada tanto sobre las mentiras para el ingreso a este país como sobre su participación en los atentados era contundente. Agregó que tanto las declaraciones grabadas del propio Posada Carriles como de múltiples testigos comprobaban que había mentido, más claro no podía estar.
Los testigos que ofrecieron pruebas y declaraciones al jurado de que Posada había mentido incluyeron expertos forenses e investigadores cubanos, socios del propio acusado, y hasta a la reportera Ann Louise Bardach, quien hizo una entrevista al terrorista para el New York Times, en la cual él admite ser autor intelectual de los atentados contra los hoteles en Cuba.
Pero el veredicto, dijo Pertierra, no me sorprendió, indicando que el teatro que montaron, la confusión que eso generó entre el jurado, le ganó a las pruebas.
Al explicar cómo fue posible que se llegara a un veredicto de no culpar a Posada Carriles, a pesar de la presentación detestigos, grabaciones y entrevistas que comprobaban su responsabilidad en los cargos de mentiras, perjurio y obstrucción, Pertierra señaló que los juicios con jurados en este país son parte de un sistema fallido, donde esto suele ocurrir, lo cual pudo ver el mundo, recordó, con el caso de OJ Simpson, hace unos años. Afirmó que los integrantes de los jurados —ciudadanos seleccionados por los abogados y fiscales—, suelen ser ignorantes de lo que enjuician, así como sujetos a ser confundidos y abrumados por todo tipo de manipulación por los abogados. A la vez, el alargamiento hasta tres meses de un juicio que no ameritaba tanto tiempo como parte de la estrategia de los defensores, contribuyó a generar un jurado ciego y sordo. Además, lograron, con autorización de la juez, realizar un tipo de minijuicio dentro del proceso contra Cuba y los testigos de ese país, con el fin de descalificarlos y hasta acusarlos de tortura y otras violaciones.
Aunque el juicio fue notable por ser la primera vez en Estados Unidos que el gobierno presentó pruebas contra su ex empleado (fue agente de la CIA hasta 1976, y después colaboró con la guerra secreta de Washington para ayudar canalizar asistencia a las fuerzas de la contra nicaragüense en los años 80), cabe subrayar que nunca ha sido formalmente acusado y menos fiscalizado en territorio estadounidense por su participación en actos de terrorismo, así como que este juicio sólo se limitó a las acusaciones de haber mentido sobre su papel en algunos de esos atentados. Ello, a pesar de que las autoridades estadounidenses lo han calificado de sospechoso de terrorismo y de que está en la lista oficial de personas que tienen prohibido abordar vuelos comerciales en ese país.
Además de ser empleado de la CIA, vale recordar que Posada Carriles participó en la invasión de Bahía de Cochinos, promovida por Estados Unidos; fue oficial en el ejército de Estados Unidos y en 1976 se mudó a Venezuela para encabezar el servicio de inteligencia de ese país. Ese mismo año fue arrestado tras ser acusado de ser el autor intelectual del atentado contra un vuelo de Cubana, y escapó antes de enfrentar un juicio civil por ese ataque, en ese momento el peor que había ocurrido en el continente americano. En 2001 fue arrestado en Panamá, por planear un complot para asesinar a Fidel Castro con 200 libras de dinamita y explosivos C-4 en un auditorio repleto de estudiantes en 2000, pero después fue indultado por la presidenta panameña Mireya Moscoso, en 2004, para reaparecer poco después en Estados Unidos. En 2005 fue arrestado aquí, con lo cual se inició todo un proceso que culminó hoy con su absolución.
Mi camino aún no ha terminado; la naturaleza de la lucha ha cambiado, pero aún es la misma, declaró Posada Carriles después de concluir el juicio, reportó la agencia Afp. Agregó que se dedicaría, de manera pacífica, a restaurar lo que era antes Cuba.
Para saber más de su camino se pueden ver los documentos de la CIA y otras agencias estadunidenses que detallan la carrera de Posada Carriles en el sitio del centro de investigaciones y documentación National Security Archive: www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB334/index.htm.
Pertierra informó que el gobierno de Venezuela continúa demandando que el estadounidense cumpla con sus obligaciones y responda a la solicitud de extradición de Posada Carriles.
Los 73 cargos de asesinato en Caracas valen más que 11 cargos de perjurio en El Paso, afirmó Pertierra.

Día del derecho universal de los pueblos a la insurrección armada
Bruno Carvalho   
En Colombia, la insurgencia combate violentamente la violencia estatal. 
El 26 de marzo de 2008 murió uno de los más emblemáticos guerrilleros de la historia de la resistencia de los pueblos. El nombre de Manuel Marulanda, sindicalista y dirigente comunista asesinado en 1951, fue adoptado por Pedro Antonio Marín, fundador y líder de las FARC-EP, y fue con este epíteto con el que quedó conocido por todo el mundo. Un año después de su muerte, en 2009, el Movimiento Continental Bolivariano designó el día 26 de marzo como el Día del Derecho Universal de los Pueblos a la Insurrección Armada.
Naturalmente, con la campaña antiterrorista, a día de hoy hay quien cuestione el derecho de los pueblos a insurgirse contra la opresión. Con todo, Portugal es uno de los varios países del mundo que ya preveén ese derecho en su constitución. La tercera línea del artículo 7º de los Principios Fundamentales de la Constitución de la República Portuguesa “reconoce el derecho de los pueblos a la autodeterminación, a la independencia y al desarrollo, así como el derecho a la insurrección contra toda forma de opresión”.
En los últimos tiempos, con la revuelta extendiéndose por todo el Norte de África y Medio Oriente, los medios de comunicación no han conseguido apagar o deslegitimar la justa lucha de esos pueblos. Por encima de la manipulación, en la mayoría de los casos, quedó en evidencia que los trabajadores y el pueblo tienen el derecho a decidir su propio futuro, usando la fuerza, si fuese necesario, y sin injerencias externas.
Normalmente, los más pacifistas son aquellos que se amparan en la supuesta neutralidad de instituciones como la ONU. Sin embargo, no es por acaso que el imperialismo intente legitimar sus acciones con el aval de organizaciones internacionales. De ese modo, los pacifistas aceptan todo lo denominado como “intervención humanitaria”, “guerra preventiva”, “bombardeos quirúrgicos”, etc.
Por lo general, los mismos que dan aval a la violencia de los Estados y las oligarquías rechazan terminantemente la autodefensa o las revoluciones violentas de los pueblos. A no ser, claro está, que estas acciones populares asuman proporciones tales de forma que no puedan ser ignoradas por el imperialismo. Pasó con Túnez, con Egipto, con Bahreim y con Yemen.
En otros casos, como en Colombia, la resistencia violenta del pueblo es condenada y la propaganda de desacreditación de varias organizaciones guerrilleras es acompañada y propagada militantemente por muchos pacifistas ingenuos, entre los cuales,  activistas que afirman ser de izquierda.
Así mismo, muchos acreditan que los Estados capitalistas son democráticos cuando asumen las mismas características que los Estados-miembros de la Unión Europea. De la misma forma que reducen la democracia a las elecciones y al mercado “libre”, reducen la aparente paz social a la inexistencia de violencia. Es sobre todo en esos contextos en los que algunas izquierdas abrazan el pacifismo y rechazan toda y cualquier violencia.
Se olvidan, o fingen olvidar, que la ausencia de violencia estatal no sólo no es ficticia como también es vigilante. Todos sabemos quien retiene el monopolio de los aparatos represivos y militares. Y todos deberíamos saber para qué han servido históricamente los Estados. Amparada en la violencia, la minoría que domina económicamente y políticamente está preparada para reventar cualquier tipo de revuelta por parte del pueblo.
Infelizmente, otros pueblos conocen mejor la violencia de nuestros Estados que nosotros. Los pueblos de Irak, Afganistán, de Libia, Líbano, de Palestina, de Haití, de Yugoslavia saben bien cuán hipócritas son los mensajes de paz de nuestros gobiernos.
Mas es importante que se perciba que cualquier acto de resistencia, si es amparado y protagonizado por los trabajadores, es legítimo. Desde la denuncia a través de la distribución de panfletos, pintar murales, huelga y manifestación, a la toma del poder por las armas. La resistencia, violenta o no, nos es impuesta por el capitalismo y el imperialismo. La mayoría de las veces sólo la violencia desata aquello que fue impuesto por la violencia
El culto a la violencia que ciertos grupos defienden nada tiene que ver con la resistencia y, en ciertos casos, sirve a los intereses del imperialismo. De eso saben los Estados y la OTAN, que  propagaron la violencia por Europa a través de la Operación Gladio, creando organizaciones bombistas de extrema-derecha e infiltrándose en organizaciones de izquierda.
Las acciones violentas de resistencia exigen siempre sacrificio de valientes hombres y mujeres que dan lo mejor de sus vidas en pro de un futuro mejor. De la revolución francesa a la Comuna de Paris, de la Revolución de Octubre a la Revolución Cubana y a las guerras de liberación nacional, de la revolución del 5 de Octubre [1910] a la revolución de Abril [1974], todas abrieron puertas hacia el futuro.
26.03.2011
Bruno Carvalho es Periodista portugués 
Traducción Motz Guevara

Lecturas
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE DOCTOR FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO Y PRIMER SECRETARIO DE LAS ORI, EN EL ACTO HOMENAJE A LOS MÁRTIRES CAÍDOS EN PLAYA GIRÓN Y CONMEMORACIÓN DE LA VICTORIA CONTRA LA INVASIÓN MERCENARIA PERPETRADA HACE UN AÑO POR PLAYA GIRÓN Y PLAYA LARGA, CELEBRADO EN EL TEATRO "CHAPLIN", EL 19 DE ABRIL DE 1962.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRÁFICAS DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros y compañeras:
Hace un año, un día como hoy, se disipaba el humo de los últimos disparos de la batalla de Playa Girón. Los que lanzaron aquel ataque se imaginaron que aquello sería el fin de la Revolución; pensaron que tal vez un año después, un día como hoy, no volveríamos a estar aquí juntos; pensaron que la Revolución, que todo lo que es y significa la Revolución, podía ser destruido; pensaron que otra vez nuestra patria volvería al pasado, aunque ello fuera mediante la destrucción total de nuestro país.
Para medir el grado de criminalidad de aquel ataque hay que tener en cuenta qué es lo que pensaba nuestro enemigo. A los invasores, a las fuerzas que reclutaron y entrenaron, naturalmente que les hicieron creer cosas tan insensatas como que los recibirían con los brazos abiertos. Y era menester semejante fantasía para poder reclutar a la gente que reclutaron, hacerles creer que nuestro pueblo los recibiría con los brazos abiertos.
Claro que para creer semejante cosa hay que vivir en un mundo muy distinto del mundo de las realidades. Hacerle creer a nadie que un pueblo recibiría con los brazos abiertos a sus explotadores, que nuestras masas campesinas y obreras, que nuestro pueblo que hacía apenas dos años había salido de aquella sangrienta tiranía que regó de cadáveres de jóvenes, que regó de cadáveres de hombres humildes del pueblo el suelo de la patria, que nuestras masas recibirían con los brazos abiertos a aquella horda en que se mezclaba lo peor, en que se mezclaba el señorito millonario con el esbirro y con el lumpen, hacerle creer a cualquiera que nuestro pueblo sería capaz de recibirlos con los brazos abiertos, es vivir en un mundo de fantasías.
Pero lo que hay que pensar no es en lo que creyeron o le hicieron creer a los mercenarios invasores, lo que hay que pensar es en lo que creían los que los mandaron a invadir a nuestro suelo. Y aquellos sabían, aquellos sí sabían —y lo sabían demasiado bien— que nuestro pueblo no recibiría a nadie con los brazos abiertos, que nuestro pueblo no recibiría aquella invasión criminal con los brazos abiertos.
El enemigo sabía demasiado bien que el pueblo no apoyaría a los contrarrevolucionarios. Y de ahí su estrategia. La estrategia que preparó la maquinaria militar yanki no era estrategia de los que creían que el pueblo se sumaría a la contrarrevolución, sino todo lo contrario, la estrategia de quienes sabían que el pueblo estaba con la Revolución.
Por eso condicionaron sus planes de guerra a esa realidad que ellos conocían, y de ahí que intentaran apoderarse de un espacio del territorio nacional. Porque no escogieron un campo abierto de batalla, escogieron una zona del territorio nacional de difícil acceso, adonde se podía llegar solo por tres caminos que precisamente había construido la Revolución; tres caminos, cada uno de los cuales era un paso de las Termópilas, es decir, una vía estrecha de varios kilómetros, a cuyos lados existen intransitables pantanos y cenagales; caminos que desde el punto de vista militar resultan muy fáciles de defender y muy difíciles de tomar; sitio donde existía además un aeropuerto que les permitiría las comunicaciones aéreas con el exterior, y una bahía profunda que les permitiría recibir por mar cuantos suministros fuesen necesarios.
Y las fuerzas que lanzaron eran más que suficientes para defender esos caminos, sobraban para defender esos caminos, porque son tan estrechos que resulta virtualmente imposible desplegar en su defensa fuerzas mayores. Desde el punto de vista táctico, en el estudio del terreno, en la selección del lugar apropiado, trabajaron bien los estrategas del Pentágono.
Y aquella estrategia se dirigía precisamente al apoderamiento de un pedazo del territorio nacional donde poder constituir un gobierno de contrarrevolucionarios, recibir ya un apoyo más abierto, si es que no era suficientemente abierto el apoyo que ya les prestaban, e iniciar contra nuestro país una guerra de desgaste.
A todas las medidas de agresión económica que han tomado contra nuestra patria, a la supresión total del comercio, a la privación completa de nuestro mercado azucarero, al embargo de todas las exportaciones posibles, a aquellas medidas de estrangulamiento económico, pensaban añadir una guerra de desgaste contra nuestro país. Tener en el propio territorio nacional base de operaciones para sus fuerzas aéreas, convertir aquello en un bastión del imperialismo, reforzarlo con cuantos soldados mercenarios pudieran reclutar en el mundo, y apoyarlos con todos los recursos del imperio: los recursos económicos y militares.
Basta comprender esto para darse cuenta de lo que habría significado para nuestro país semejante guerra, lo que habría significado para nuestro pueblo tener que trabajar bajo el incesante bombardeo de aviones enemigos, tener que transitar por todo el territorio nacional, transportar nuestros productos a lo largo y ancho de la isla, y una isla larga y estrecha para tener una idea de la dimensión de los daños materiales, pero, sobre todo, de la dimensión de los daños humanos, de las vidas que semejante guerra habría impuesto a nuestro país.
Y para ocupar una porción del territorio donde solo puede llegarse por tres caminos tan estrechos, 1 400 hombres eran más que suficientes; 1 400 hombres que, además, traían detrás toda una escuadra de abastecimientos, y más atrás la escuadra yanki; que traían numerosos bombardeadores perfectamente abastecidos de bombas y de repuestos, con bases perfectamente organizadas en el extranjero, y más atrás los portaviones de la armada de Estados Unidos.
Por eso les decía que para medir la dimensión del crimen que intentó contra nuestro pueblo el imperialismo yanki, hay que tener en cuenta cuáles eran sus planes. ¡Y cuánto destrozo, cuánta sangre y cuántas vidas habría costado a nuestra patria semejantes planes! Porque no era de suponer, ni mucho menos, que la Revolución sucumbiera simplemente; no era de suponer, ni mucho menos, que los revolucionarios se rindieran, sencillamente; no era de suponer, que sus objetivos de destruir a la Revolución hubiesen sido alcanzados, porque lo que es de suponer, lo que todo el pueblo sabe, lo que cualquiera comprende, es que nuestro pueblo habría resistido la agresión a cualquier precio.
Pero el precio habría sido un precio alto, el precio habría sido un precio extraordinariamente alto.
Mas, los que hicieron esos planes no se detuvieron por ello; a los que hicieron esos planes no les preocupó en absoluto cuánto luto y cuánto dolor habrían sembrado en nuestra patria; no les detuvo la violación de las más elementales leyes internacionales; no les detuvo la violación de los más elementales principios del derecho humano; no les detuvo la menor consideración a la opinión de todo el continente; no les detuvo absolutamente nada. Solo una cosa los detuvo, solo una realidad los detuvo, ¡y esa realidad fue nuestro pueblo!, ¡ese muro que se encontraron fueron nuestros combatientes! (APLAUSOS.)
Y lo que no pudo impedir el derecho internacional, lo que no pudieron impedir los organismos internacionales, el crimen que ninguna institución jurídica, que ningún organismo regional o mundial pudo impedir, lo impidieron nuestros bravos soldados de la patria.
¿Dónde estuvo el error de los que tan meticulosamente habían realizado aquellos planes? ¿Dónde se equivocaron? Se equivocaron al medir a nuestro pueblo; se equivocaron al medir la moral de nuestro pueblo, el valor de nuestro pueblo y la fuerza de una Revolución. Esa fuerza, esa moral, ese valor, fue lo que ellos resultaron incapaces de medir, y entre otras cosas porque no puede medirse, porque el valor de un pueblo que defiende su tierra, la moral y la fuerza de una Revolución que defiende la justicia de su causa, no puede medirse. Y por eso los agresores frente a todas las revoluciones verdaderas han fracasado, porque han sido incapaces de medir la fuerza de las revoluciones.
Ellos creían que por el simple hecho de que una mañana cualquiera, de manera imprevista, aparecieran sobre nuestro país escuadrillas de aviones de bombardeo, el ataque sorpresivo, el lanzamiento de bombas de metralla y de "rockets"; creían que el estampido de las bombas bastaría para sembrar el pánico en el pueblo, para sembrar el terror en la nación y el miedo en nuestros combatientes.
Ellos contaban con el factor sorpresa, y en sus cálculos tenían por seguro que aquel ataque cobarde, aquel ataque criminal, una mañana cualquiera, un sábado al amanecer, desmoralizaría al pueblo, desmoralizaría a la Revolución, y, además, dejaría completamente destruidos nuestros pocos, viejos y maltratados aviones de guerra. Para contar con una absoluta superioridad aérea, para contar con un dominio total del aire, contaron, entre otras cosas, con que no quedaría un solo avión en pie. Y así, sembrado el terror en el pueblo, la desmoralización entre las fuerzas armadas, ni un solo avión en pie, podrían enseñorearse con sus aviones sobre el campo de batalla.
Y ahí comenzó su primer gran error, error de cálculo y error militar. Ni los bombardeos intimidaron al pueblo, ni desmoralizaron a nadie, ni acobardaron a nadie, sino que llenaron de ira, de indignación a todos nuestros ciudadanos, y, además, no destruyeron siquiera más que una ínfima parte de nuestros pocos, viejos y maltratados aviones.
Los del Pentágono piensan y creen que los demás no piensan; los del Pentágono se creen superinteligentes, y se imaginan que los demás son superimbéciles; los del Pentágono se creían poseedores de toda la sabiduría; creían, además, que el impacto de su fuerza amedrentaría a los revolucionarios. Los del Pentágono no se detuvieron siquiera a pensar un minuto que la Revolución de nuestro pueblo se hizo de la nada, surgió de muy poca cosa, y se acostumbró a combatir contra efectivos superiores, contra la superioridad numérica y la superioridad en armas de los enemigos.
Pero ellos, que hicieron sus planes, creían que todo se habría de cumplir exactamente como lo habían pensado. ¡Y resultó que todo se cumplió exactamente lo contrario de lo que lo habían pensado! (APLAUSOS.) Los aviones estaban absolutamente dispersos —nuestros aviones—, absolutamente dispersos; los campos perfectamente protegidos con armas antiaéreas; y el ataque sorpresivo, cobarde y criminal no sirvió sino para destruir algunos pocos de aquellos aviones. Pero a pesar de que eran pocos, viejos y maltratados aviones, teníamos todavía menos pilotos que pocos, viejos y maltratados aviones; y a pesar de los aviones que destruyeron, todavía sobraban aviones para los pilotos que teníamos. Y el ataque cobarde, criminal y traicionero, no sirvió más que como una advertencia, como la advertencia del inminente ataque; no sirvió más que para que dispusiésemos de 48 horas a fin de movilizarnos y prepararnos para la agresión que estaba a la vista. Porque aquel ataque, a todas luces, indicaba la inminencia de la agresión.
Y así ocurrió. Las fuerzas de desembarco se venían aproximando y el día 17, desde las primeras horas de la madrugada, comenzaron a ocupar posiciones en el territorio que habían escogido. Habían organizado sus planes, traían las armas de nuevos contingentes que desembarcarían después, la comida día por día y hora por hora calculada con esa meticulosidad con que trabajan en el Pentágono, las fuerzas de paracaidistas listas para arrojarlas al amanecer sobre los puntos estratégicos, y el supuesto dominio del aire. Se encontraron, en primer lugar, la más decidida resistencia de los pocos milicianos que en aquellos parajes se encontraban, pero que al grito de "ríndete", respondieron "¡Patria o Muerte!", y abrieron fuego (OVACION).
Y esta fue, esta fue tal vez la primera sorpresa que se llevaron los invasores: la entereza de aquellos hombres que solos absolutamente, sin más armas que sus rifles de infantería, iniciaron allí mismo la resistencia y advirtieron y comunicaron la presencia del enemigo en aquel sitio.
La segunda sorpresa fue al amanecer, cuando ellos tranquilamente, como si se tratara de una excursión, estaban todavía desembarcando su material de guerra y sus flamantes, y bien uniformados de "gusanos de seda" (RISAS), soldados de su "famosa" fuerza expedicionaria, y de repente se aparecieron por el cielo nuestros pocos, viejos y maltratados aviones (APLAUSOS), ¡pero cargados de bombas, de rockets y de balas!, que para mayor ironía eran las bombas, los rockets, las balas y los aviones que el imperialismo le había dado a Batista para que ya luchara una vez contra nosotros (APLAUSOS).
Y esa fue, sin duda, la segunda gran sorpresa, el segundo gran fallo de los planes imperialistas, de los sabios del Pentágono, que no calcularon que a aquella hora tan temprana de la mañana cayera sobre su escuadra invasora, tan recio aguacero de bombas y de balas (APLAUSOS).
Eran viejos, pocos y maltratados aviones, pero llevaban dentro hombres que habían dicho ¡Patria o Muerte! también (OVACION), que llevaban en el alma la decisión de morir o vencer. Y los aviones enemigos se encontraron con que no eran los dueños de los cielos; se encontraron la tenaz y heroica resistencia de nuestros aviadores que concentraron su esfuerzo —como era lógico— principalmente sobre los barcos enemigos.
Mientras tanto, nuestras escasas fuerzas resistían firmemente. Y otra cosa con lo que tal vez no calculó el Pentágono, y fue que rápidamente, en refuerzo del batallón heroico de la ciudad de Cienfuegos (APLAUSOS), llegaron, constituidos en batallón de combate, los alumnos de la Escuela de Responsables de Milicias de Matanzas (APLAUSOS). De donde resultó que los planes del imperialismo habían salido perfectos: llegaron exactamente a la hora planeada, comenzaron a desembarcar a la hora planeada, lanzaron sus paracaidistas sobre los puntos estratégicos a la hora planeada; todo perfecto, excepto que al mediodía la mitad de sus barcos estaban hundidos (APLAUSOS) y la carretera del Central Australia a Playa Larga estaba firmemente en nuestras manos (APLAUSOS).
Ese día fue muy poca la protección aérea que pudo recibir nuestra infantería de nuestros pocos, viejos y destartalados aviones, dedicados a atacar lo más importante en ese momento, que eran los barcos enemigos. Pero, a pesar de todo, avanzaron, y bajo el fuego aéreo del enemigo ocuparon sus posiciones. Y entonces empezaba la batalla en serio.
Los sabios del Pentágono sabían, seguramente, que nosotros habíamos recibido una cantidad de tanques, una cantidad de antiaéreas y una cantidad de cañones, pero calcularon, calcularon que nosotros no estaríamos en condiciones —para esa fecha— de utilizar esos tanques, esos cañones y esas antiaéreas. En lo que se equivocaron, una vez más, fue en no imaginarse siquiera la serenidad con que nuestras fuerzas armadas prepararon los artilleros de esas armas y los tripulantes de esos tanques. Ellos se imaginaron que todos esos cañones y tanques, por falta material de tiempo para la instrucción, estarían almacenados el día del ataque. Y eso estaba también en los cálculos de los inteligentes sabios del Pentágono. Ellos no podían comprender que las revoluciones hacen cosas realmente increíbles en épocas normales; que un pueblo revolucionario es capaz de prepararse mucho más rápidamente, en una época, que un pueblo en estado de normalidad o de opresión, o de explotación.
Y efectivamente, miles y miles de humildes obreros, jóvenes, fueron reclutados voluntariamente y puestos a aprender con toda urgencia el manejo de aquellas armas. Y lo que no pudieron calcular los enemigos era que el día del ataque todas esas armas estaban listas para el combate y listas para vencer también (APLAUSOS). Y por eso, lo que les ocurrió la primera mitad del día 17 no era más que el comienzo, no era más que la prueba. Desde entonces comenzó la batalla, pero aquella batalla tuvo una característica y fue que no se interrumpió un solo minuto. Cuando después de todo un día de combate los invasores creyeron que había llegado la hora de tener tal vez algún descanso, fue cuando aparecieron en escena las baterías de los obuses del 122 y los tanques (APLAUSOS). Si creían que habría tregua, se encontraron con que nuestros artilleros y nuestros tanquistas (APLAUSOS) no esperaron el amanecer y desde la madrugada del día 18, sin tregua ni descanso, comenzaron a atacar las posiciones enemigas. Y cuando al amanecer los aviones que el día anterior habían estado hostigando a nuestra infantería en aquella carretera sin poder recibir protección aérea nuestra, cuando al amanecer volvieron aquellos aviones se encontraron con 54 piezas de artillería antiaérea disparando sobre ellos (APLAUSOS).
Y ya nuestros batallones avanzaban por todos los caminos y vericuetos en el interior del territorio que trató de ocupar el enemigo y el ataque se lanzaba por los otros dos puntos de entrada a aquel territorio donde ellos se habían atrincherado.
Fueron, pues, sorpresas sobre sorpresas, errores de cálculo sobre errores de cálculo y todo se desenvolvía tan rápidamente que el enemigo no tuvo siquiera tiempo de reflexionar, de reaccionar ni de reponerse. No me refiero al enemigo que estaba allí, que no tuvo tiempo ni de "pegar los ojos", nos referimos al enemigo principal, que estaba "allá". No hubo tiempo ni de que el Pentágono se reuniera a discutir, porque mucho antes de la convocatoria y del tiempo que por lo general estos señores se toman para discutir, ya no había cabeza de playa en Playa Girón (APLAUSOS), porque el día 19 avanzando desde todas direcciones nuestras fuerzas acorralaron y desalojaron al enemigo.
Allí no cupo siquiera la historia de Dunquerque. Para los flamantes invasores no hubo siquiera Dunquerque, porque precisamente, para que no hubiera Dunquerque, no se les dio tregua ni descanso un solo minuto. Y no había barco ni cosa parecida que se atreviera a aparecerse por allí a rescatarlos (APLAUSOS). E inmediatamente nuestros tanques y nuestra artillería tomaron posesión rápidamente de las costas y esperaron: qué pasaba.
Durante los tres días de combate portaaviones yankis estuvieron en las cercanías de nuestras costas y sus aviones más de una vez volaban rasantes sobre nuestro territorio, tratando de intimidar, y alguna que otra vez hasta incluso abrieron fuego.
No es que nuestras fuerzas fueran allí solo dispuestas a combatir a aquella fuerza de mercenarios, es que fueron dispuestas a combatir lo que viniera detrás de ellos (APLAUSOS), porque inmediatamente la histeria se apoderó de los gobernantes yankis. Tan fulminante y sorpresiva derrota era algo que no cabía siquiera en la imaginación de los imperialistas, en el orgullo de los imperialistas, en la soberbia de los imperialistas que comenzaron inmediatamente a lanzar amenazas, a advertir que ellos estarían dispuestos a actuar unilateralmente en el caso de Cuba, y fue necesario movilizar rápidamente las tropas que estaban en aquella zona hacia la capital, puesto que el grueso de las fuerzas eran procedentes de la capital, sustituirlas por otras fuerzas para culminar la captura de todos los invasores y atrincherarse en la capital, en espera de lo que pasara.
La gloria no está solo para nuestros combatientes en la bravura y en el heroísmo con que combatieron y aplastaron a la vanguardia enemiga, sino en la disposición de enfrentarse a las tropas regulares del imperialismo si osaban invadir nuestro suelo.
No fuimos nosotros los que inventamos aquel ataque, fueron ellos los que lo inventaron, luego no fuimos nosotros culpables de la derrota que sufrieron, ¡fueron ellos que nos atacaron, los únicos culpables de su humillante derrota! (APLAUSOS.)
La importancia que desde el punto de vista militar tuvo la batalla en aquel territorio de Playa Larga y Playa Girón, de todo el territorio de la Ciénaga de Zapata, estriba en que la "cabeza de puente" fue destruida rápidamente y que por lo tanto el enemigo no pudo proseguir sus planes. El enemigo no pudo llevar adelante su estrategia, el enemigo no pudo desembarcar el grueso de sus fuerzas. En eso estriba fundamentalmente, en que el plan fue aniquilado desde el momento mismo en que no pudieron establecer la cabeza de playa, desde el momento mismo en que no pudieron posesionarse de un pedazo de nuestro territorio. Todos los demás planes quedaron en el aire; puesto que la fuerza que enviaron a cumplir los primeros objetivos fue fulminantemente aniquilada.
Claro que no solo fue una gran victoria de nuestro pueblo, sino que, además, nuestras fuerzas se comportaron con una serenidad, y con un pulso que pocas veces se ha visto en la historia de ninguna guerra, puesto que ardía la sangre de nuestros soldados, puesto que la más profunda indignación se albergaba en sus pechos, y sin embargo, tuvieron serenidad y tuvieron pulso.
¿Dónde estaba, o dónde podía estar el mérito de aquellos invasores? No eran los expedicionarios del Granma; no eran los 82 hombres en un barquito de 60 pies, sin comida, perdidos en el Golfo de México, en el Mar Caribe, sin bases de aprovisionamiento, sin fuerzas aéreas, sin escuadras, sin armada yanki detrás, sin portaaviones, sin submarinos, sin acorazados. No era la fuerza revolucionaria; los revolucionarios no suelen tener ayuda de nadie cuando hacen sus revoluciones, cuando inician sus luchas; la escasez más espantosa los suele acompañar; la persecución, la falta de medios, de armas, de medios de transporte, de protección de cualquier tipo, que se lanzan con los escasísimos recursos de que disponen a la lucha contra todo un ejército.
Cuando se cree en las masas, cuando se tiene fe en la causa, porque la causa es verdaderamente justa, entonces no se traen tanques ni aviones de bombardeo, ni morteros pesados, ni "bazookas"; entonces no hay escuadras detrás; escuadras detrás, armadas detrás solo podían tener los ahijados de los millonarios yankis, los representantes del poder de la esclavitud y del dinero, los representantes de la fortuna y del privilegio.
Cuando los que vinimos a luchar contra el privilegio y contra los poderosos del dinero y de la explotación iniciamos nuestra lucha, no teníamos detrás más que la estela que dejaba nuestra pequeña embarcación. Y esa es la diferencia, la infinita diferencia entre las dos causas que se enfrentaban. La nuestra llegó, se enfrentó a todas las vicisitudes y triunfó; la revolución del pueblo, la revolución de los humildes, se hizo poder; la contrarrevolución de los poderosos, de los ricos, de los explotadores, cuando vino a recuperar sus privilegios, tenían detrás los tesoros de los grandes monopolios, las infinitas sumas de millones de un imperio, su escuadra, sus aviones, sus campos de entrenamiento, sus bases de operaciones aéreas, sus fuerzas aéreas, los gobiernos títeres ayudándolos; todo era fácil.
Las armas salían de los arsenales yankis; los alimentos salían de los almacenes yankis, las ropas, los equipos de campaña, los alimentos, las raciones de guerra salían de los "stocks" del ejército yanki. Y las expediciones se preparaban en multitud de bases, desde la Isla Vieques, en el hermano país oprimido de Puerto Rico, pasando por el territorio de Estados Unidos, y luego en Guatemala, en Nicaragua; todo el poder de los millonarios detrás de ellos; todos los millones de los poderosos explotadores detrás de ellos. Esa era la causa que ellos representaban.
Y por eso la expedición del barco pequeño y solitario que enarbolaba una causa justa, la causa de los humildes, triunfó, combatió durante 25 meses, y se hizo poder, mientras la causa de los explotadores, de los privilegiados, de los millonarios, de los poderosos, fracasó, ¡y no pudo sostenerse, siquiera, 72 horas! (APLAUSOS.)
Y eso es lo que en la logística yanki, en la logística del Pentágono, en sus planes estratégicos, no consideran, no toman en cuenta, y por eso fallan todos sus planes, y por eso fracasan sus planes terroristas, y por eso sus bandas contrarrevolucionarias fueron también aniquiladas (APLAUSOS), a pesar de las armas que les llegaban por aire y por mar.
Tomaron venganza contra nuestros maestros, contra nuestros brigadistas alfabetizadores (APLAUSOS), contra nuestros alfabetizadores populares (APLAUSOS); y así, así, primero asesinaron al maestro voluntario Conrado Benítez (APLAUSOS), después asesinaron al alfabetizador popular, el obrero Delfín Sen (APLAUSOS), y después, junto a un padre de familia, campesino, asesinaron al brigadista Manuel Ascunce (APLAUSOS). Solo el odio ciego, bajo y ruin de los explotadores, de las contrarrevoluciones, de los explotadores, de los imperialistas, pueden concebir semejantes actos; actos que creían permanecerían impunes, y, sin embargo, ¿qué ha ocurrido en el transcurso de este año?, ¿qué ha ocurrido en el transcurso de estos 12 meses, desde el triunfo aplastante de Playa Girón? ¡Que el asesino de Delfín Sen fue capturado y fusilado con toda su pandilla! (APLAUSOS), ¡que el jefe pandillero que asesinó al brigadista Manuel Ascunce fue capturado y fusilado! (APLAUSOS.)
Y, por último, como una coincidencia simbólica, el mismo día, o al día siguiente de conmemorarse la primera acción del mes de abril del año pasado, fue cercado y muerto cuando trató de escapar el asesino del maestro voluntario Conrado Benítez (APLAUSOS).
Es decir que, en los emblemas de los agentes del imperialismo, de los asesinos a sueldo del imperialismo, bien pudieran inscribir esta frase: "¡No escaparás, no escaparás!" (APLAUSOS.) ¡No escaparás a la justicia del pueblo! (APLAUSOS.) Asesinos, asesinos de maestros, asesinos de alfabetizadores populares, asesinos de brigadistas adolescentes, ¡no escaparán! (APLAUSOS); asesinos de obreros, como aquellos que al perpetrar el criminal sabotaje contra "El Encanto" dio lugar a que muriera abrasada entre las llamas aquella ejemplar trabajadora, Fe del Valle (APLAUSOS)... no escapó tampoco a la justicia del pueblo; asesinos de obreros, asesinos de campesinos, asesinos de maestros, de alfabetizadores, de brigadistas, no podrán escapar de la justicia del pueblo, como no escaparon tampoco en su día los criminales que, en las montañas durante la guerra, y en las ciudades, privaron de la vida a miles de jóvenes.
¡No escaparon! Ni los pequeños ni los grandes criminales escapan ni escaparán, ni los que organizan estas bandas de asesinos tampoco escaparán al veredicto de la historia, que no será un simple veredicto de palabra, sino el veredicto que marca inexorable el destino de los explotadores de todo el mundo, como un reloj que le dice: "tus días están contados, el fin de tu sistema explotador se acerca".
Ese reloj, que se siente en el palpitar de los pueblos explotados y que les marca su destino inexorable, no son simples frases. No hay más que ver el panorama del mundo, pero, sobre todo, ver el panorama de América. La Revolución Cubana sigue en pie y es cada día más fuerte; la Revolución Cubana, al año del artero y cobarde ataque, conmemora hoy el primer aniversario de aquella victoria, pero lo seguirá conmemorando además por todos los tiempos venideros (APLAUSOS).
La obra revolucionaria continúa adelante. Casi un millón de cubanos aprendieron a leer y a escribir a partir de entonces (APLAUSOS). Nuestra campaña de alfabetización pudo llevarse adelante, sin que pudieran impedirla ni con sus invasiones ni con sus crímenes espantosos; no pudieron impedir que esos cientos de miles de compatriotas nuestros, a quienes la sociedad les había negado, aquella sociedad de explotación y de vicio les había negado la oportunidad de aprender siquiera el abecedario, pudieran recibir la enseñanza, pudieran aprender.
Nuestros planes en todos los órdenes, pero fundamentalmente nuestros planes educacionales en los cuales se cifra la gran esperanza del porvenir, pudieron seguir adelante. Y regresaron victoriosas las legiones de jóvenes que se lanzaron a través de los campos y de las montañas a enseñar, y que hoy integran legiones de estudiantes entusiastas dedicados por entero a formarse, para forjar el mañana de la patria.
No pudieron siquiera impedir nuestros planes, nuestro avance en todos los órdenes. Y la Revolución por eso se consolida y se hace fuerte, es fuerte con el pueblo y junto al pueblo. Porque la Revolución es eso, el pueblo (APLAUSOS).
Y no puede decir lo mismo el gobierno en cuyo territorio se organizó la expedición y se entrenó a los mercenarios; no puede decir lo mismo el tirano que gobierna a Guatemala, porque si él también puede conmemorar el aniversario de esta derrota, con seguridad que no conmemorará el segundo aniversario de su derrota (APLAUSOS), porque se está cayendo, porque su situación es insostenible, porque lo "barre" el pueblo. No lo salva ya ni la sombra de Kennedy (APLAUSOS). No pueden decir lo mismo otros gobiernos que se prestaron a las agresiones contra nuestro país.
La democracia proletaria, el gobierno proletario se hace cada vez más fuerte en nuestra patria, mas no puede decir lo mismo esa seudodemocracia llamada "democracia representativa", y que no es más que la dictadura feroz de las oligarquías explotadoras contra los pueblos; no puede decir lo mismo, al año de la derrota imperialista de Girón, el gobierno tambaleante de Rómulo Betancourt (APLAUSOS).
Y se puede casi preguntar si conmemorará, acaso, el segundo aniversario de la derrota imperialista de Girón. porque hay uno, hay uno, que no pudo siquiera conmemorar el primer aniversario de la derrota imperialista, el gobierno seudodemócrata, es decir, la "democracia representativa" de la Argentina, porque allí no fue ni siquiera el pueblo, fueron los "gorilas" los que lo liquidaron; pero que en la misma medida en que hacen retroceder todavía un paso más atrás el sistema político argentino, acercan al pueblo argentino a la hora de la Revolución.
El gobierno proletario, la revolución proletaria, sigue adelante; las "democracias representativas" de Ydígoras, de Betancourt y comparsa, se tambalean y se caen; sacudidas unas veces por el pueblo, y sacudidas otras veces por los factores más reaccionarios del imperialismo.
Y por lo que se ve, mientras la Revolución Cubana no pudo ni podrá ser destruida con todas las agresiones económicas y militares, y sin que el imperialismo nos dé un solo centavo, sus "democracias representativas", aunque el imperialismo les dé lo que les dé —¡y en realidad les da bien poco!— se caen (APLAUSOS).
¿Qué sería si los agredieran como el imperialismo agrede a la Revolución proletaria? ¿Qué sería si esos regímenes tuvieran que resistir el cerco y el embargo, el bloqueo, que el imperialismo le ha puesto a la Revolución proletaria? ¿Qué sería, cuánto durarían, si apuntándolos el imperialismo, con todo lo que puede apuntalarlos, se caen? Mientras tratando de destruirnos con todos los medios que dispone el imperialismo para destruir un gobierno, lejos de caerse es más fuerte nuestra Revolución (APLAUSOS).
¿Y que perspectiva le ofrecían a nuestra patria? ¿Qué solución le ofrecían a nuestro país? La solución que le dieron a Guatemala, la solución que le dieron a nuestro hermano pueblo guatemalteco, con la invasión y la consiguiente contrarrevolución de Castillo Armas. Han pasado siete años de aquel acto piratesco —siete, u ocho, o nueve, de aquel acto piratesco— en que al igual que trataron de hacer en Playa Girón, lanzaron a una horda de mercenarios desde los territorios limítrofes, también con la ayuda y la complicidad, como en este caso, de los gobiernos títeres, y también con apoyo de aviones de bombardeo, y se apoderaron del gobierno de aquel país, instauraron el peor régimen de reacción, les arrebataron las tierras a los campesinos.
¿Y que hay en Guatemala al cabo de ocho años? ¿Qué solución le dieron? La sangre que corre hoy en el hermano pueblo, las decenas y los cientos de jóvenes estudiantes y obreros asesinados por los esbirros de la tiranía proimperialista; los campesinos perdieron sus tierras, los obreros perdieron sus derechos. Y al cabo de ocho años de aquella invasión mercenaria y traidora, que logró sus objetivos, corre la sangre a raudales del pueblo guatemalteco. Sangre obrera, sangre campesina y sangre de estudiantes se derrama al cabo de ocho años; al cabo de ocho años la feroz represión, la feroz tiranía y el pueblo luchando de nuevo por romper sus cadenas.
Eso es lo que querían depararnos a nosotros: nuevos Machado, nuevos Batista, nuevos Ventura, nuevos Chaviano, nuevos Cowley, nuevas "Pascuas Sangrientas", nuevos rosarios de cadáveres de jóvenes asesinados, de nuevo el hambre, el desempleo, la discriminación, la explotación inhumana, el trabajo esclavo de los campesinos, la opresión despiadada de las masas trabajadoras. Eso es lo que nos deparaban sobre un río de sangre, porque, ¿cómo habrían podido de nuevo apoderarse de nuestra patria, sino sobre un río de sangre, sobre un mar de sangre, sobre montañas de cadáveres, sobre las cenizas del territorio nacional? Y eso es lo que nos deparaban.
Y por eso creían que los iban a recibir con los brazos abiertos, como si los esclavos libertados añorasen el látigo y el yugo de sus amos de ayer.
La Revolución no tendrá dentro de ocho años, ni tendrá nunca más, nunca más nuestros obreros, nuestros campesinos, nuestros estudiantes, tendrán que caer balaceados por sus explotadores, por los ejércitos mercenarios, de los oligarcas explotadores, los amos de las riquezas, de las tierras, de las industrias; nunca más tendrán que caer bajo las balas homicidas de los ejércitos que organiza y arma el imperialismo; nunca más, porque para siempre son y serán los dueños de su destino, de su riqueza. Porque cada vez serán más los hombres y las mujeres que trabajen, en la misma medida en que se desarrolle nuestra riqueza; cada vez será más un pueblo de trabajadores y un pueblo de estudiantes.
Lo que el imperialismo ofrece son esas escenas de la Universidad de Guatemala, donde caen inermes los jóvenes asesinados por la "porra". Y lo que la Revolución ofrece es ese espectáculo que vemos todos los días, que cualquier ciudadano puede ver todos los días, de muchedumbres de jovencitos y jovencitas con sus uniformes de becados, con sus libros bajo los brazos, dirigiéndose llenos de entusiasmo, hacia las escuelas, hacia las secundarias, los preuniversitarios, los centros tecnológicos y las universidades.
¡Qué distinto panorama el que brinda la Revolución proletaria y el que brinda el imperialismo! Dentro de 15 años, por ejemplo —y 15 años transcurren velozmente en la vida de cualquier pueblo— solamente de los planes de becados saldrán 100 000 técnicos universitarios (APLAUSOS), sin contar los que surgirán de las universidades sin necesidad de becas del Gobierno Revolucionario; nuestros técnicos se contarán por cientos de miles. ¡Qué gran futuro, que extraordinario porvenir!
Si se piensa que solo preparando al pueblo, y que lo importante es preparar al pueblo, porque nuestro país tiene riquezas naturales suficientes para llegar a desarrollar una gran industria, una extraordinaria economía, si los recursos naturales los tenemos ahí, ¿qué nos falta? Nos faltan los recursos humanos, y los recursos humanos los estamos creando. Nos faltan las maquinarias, las fábricas, y las fábricas las estamos instalando. No nos faltarán los recursos financieros, no nos falta una naturaleza magnífica; nos faltaban los recursos humanos, y como tenemos la materia prima de un gran pueblo, los recursos humanos que necesitemos los tendremos, y, sobre todo, en la misma medida en que llevemos adelante los planes de estudio, de capacitación técnica de toda la clase obrera, de formación de cientos de miles de técnicos, nuestro país tendrá, sin duda alguna, un futuro extraordinario, porque tiene todo lo que necesita para garantizar ese futuro.
Nuestros problemas presentes no engañan a nadie, no pueden confundir a nadie. Cuando combatíamos a las fuerzas del imperialismo, no pensábamos que venían a destruirnos el presente; pensábamos, sobre todo, que nos querían destruir el porvenir (APLAUSOS). Porque el presente nuestro no podía ser otra cosa que lo que nos dejaron, no podía ser otra cosa que una economía pobre, subdesarrollada, una industria atrasada, la dependencia absoluta de un solo mercado; no podíamos tener otro presente que el que nos dejaron. Lo que hemos hecho es repartir mejor lo que teníamos, distribuir mejor lo que nos quedó.
La tiranía nos dejó sin reservas. Virtualmente había gastado cientos de millones de reservas en los siete años de despilfarro y de sangre que nos impuso. No podíamos hacer otra cosa que aprovechar mejor lo que teníamos y distribuir mejor lo que teníamos. Claro está que nuestra economía dependía de un solo mercado: la desgracia de depender del mercado yanki, que todas nuestras piezas de repuesto, todas nuestras fábricas eran de marca yanki en su mayoría, que de allí tenía que venir la materia prima, las piezas de repuesto, que nuestra economía estaba completamente moldeada a esa dependencia de un solo mercado, y que el imperialismo se valió de todas esas ventajas para hacernos todo el daño posible, para tratar de estrangular nuestra economía, para tratar de hacernos perecer por hambre, para crearnos todos los obstáculos imaginables, para poner a nuestro pueblo ante una dura prueba.
Claro está que nos habían dejado muy poco, y lo poco que nos dejaron virtualmente dependiente de la voluntad de nuestros explotadores yankis, lo único que podíamos hacer era aprovechar mejor lo poco que teníamos y distribuir mejor lo que nos habían dejado. Pero de manera que no se acostara un solo niño con hambre, que no faltara un bocado en ningún hogar cubano; dar trabajo, dar empleo, proporcionar un ingreso a toda la familia, arreglárnoslas con lo poco que nos habían dejado y comenzar a preparar el futuro.
Y esa es nuestra gran tarea: el futuro. Los imperialistas tratan de engañar a los pueblos de América, y pretenden atribuir a las medidas revolucionarias las consecuencias del bloqueo y de la agresión económica. Y ellos no dicen que nos han creado problemas con sus agresiones y sus bloqueos, sino que los problemas son consecuencias de las leyes revolucionarias. Y con ese engaño tratan de confundir a los pueblos. Pero ya veremos a la vuelta del tiempo, ya veremos a la vuelta de los años, ya veremos cuando empiecen a nacer y empecemos a cosechar los frutos del trabajo de hoy; ya veremos cuando nuestra patria se vaya llenando de fábricas, cuando el nivel técnico de nuestros trabajadores se haya elevado considerablemente, cuando los técnicos se puedan contar por cientos de miles, cuando la productividad de nuestro trabajo se multiplique; ya veremos con cuanto orgullo pensaremos, incluso, en los sacrificios de hoy, para que podamos decir: "no fue un triunfo sin esfuerzo, no fue un triunfo sin sacrificios, y tenemos derecho a este porvenir"; y el día de mañana podremos decir: "tenemos derecho a estos frutos porque supimos ganárnoslos, porque no fuimos un pueblo que pensara en pan para hoy y hambre para mañana" (APLAUSOS). Aquí, desde luego, había quienes no pasaban nunca hambre, pero había muchos que sí pasaban hambre. Y a esos, lo que el régimen capitalista les ofrecía era "hambre para hoy más hambre para mañana" (APLAUSOS).
¡La Revolución socialista ofrece pan para hoy y más pan para mañana! (OVACION.)
Y eso nos lleva de la mano a la idea de que el trabajo es lo más importante en esta Revolución, que la función del trabajador es la más sagrada función en esta Revolución, y que el trabajador, ser trabajador es el título más honroso en esta sociedad (APLAUSOS); porque es el trabajador el que crea las riquezas, el pan de todos; y porque nuestra sociedad tiene que ser cada vez más una sociedad de trabajadores, una sociedad de productores, una sociedad donde cada vez haya menos parasitismo, menos parásitos.
Porque los parásitos de las sociedades explotadoras, los parásitos de la burguesía, de las burguesías y de su cohorte de servidores, se nutren del sudor de los trabajadores. Y basta tener un poco de sentido común para comprender que habrá mucho más bienes, mucho más producto, en aquel pueblo donde sean más a producir y menos los parásitos, menos a holgazanear, que aquel donde son cada vez más a holgazanear y menos a producir.
Esto nos indica que la gran tarea de nuestro pueblo es producir. Nosotros sabemos, en el día de hoy, porque existía en ocasiones anteriores la costumbre de conceder desde el mediodía del jueves, con motivo de las tradiciones de la Semana Santa, y se acordó este año que fuese el viernes, en consideración al principio de la necesidad de trabajar y de producir, aunque, claro está, hubo una deficiencia en la tramitación, no fue con el debido tiempo para informar oportunamente y con tiempo anticipado a todos los obreros y empleados. Hubo alguna queja en ese sentido. Sin embargo, ¿caben quejas en un día como hoy? Hoy, incluso, ¿cómo hemos nosotros honrado la victoria y los que hicieron posible la victoria? ¡Trabajando!, ¡trabajando! (APLAUSOS.)
La Revolución ha traído nuevas fechas: el 1º de enero, que por ser ya tradicionalmente de fiesta se transfiere al día 2; el 26 de julio, son nuevos días feriados; hay un mes de vacaciones. Ese derecho por ley se va a ampliar a todos los empleados del Estado (APLAUSOS).
Por eso, cuando las necesidades de la lucha nos obligan a perder un día, una gran concentración, tenemos que tratar de que sea un domingo y si la efectuamos entre semana, trabajar el sábado o el domingo, porque lo más sagrado, la responsabilidad más importante, el deber más primordial de cada ciudadano es producir, porque el pueblo necesita muchos bienes, necesita vestirse, necesita calzarse, se sienta a la mesa todos los días, necesita muchas cosas, necesita medicinas, necesita viviendas. Pero para poderse sentar a la mesa, para poder satisfacer todas esas necesidades, el pueblo tiene que producir (APLAUSOS). Porque los bienes no caen como "maná" del cielo, los bienes tiene que conquistarlos el hombre, luchando con el medio, luchando con la naturaleza, trabajando.
A los explotadores, a los capitalistas, los bienes sí les caían del cielo, del trabajo de los obreros. Pero en una sociedad llamada a eliminar toda explotación del hombre por el hombre, no habrá explotadores (APLAUSOS), no habrá nadie que reciba los bienes por una especie de derecho divino del sudor de los demás; y todos serán productores; y esos bienes tenemos que producirlos y tenemos que producirlos trabajando. Por eso el trabajo hay que dignificarlo, elevar la productividad del trabajo. ¿Cómo se eleva la productividad del trabajo?
Con nuevas técnicas, con nuevas máquinas. ¿Cómo se adquieren nuevas técnicas y nuevas máquinas? ¡Produciendo, trabajando, haciendo rentables todas las industrias, todas las empresas, porque de ahí, solo de ahí, del trabajo, puede provenir la satisfacción de todas nuestras necesidades, de nuestras necesidades de invertir para tener nuevas máquinas, nuevas fábricas, que aumenten la productividad del trabajo; para preparar nuevos técnicos, para satisfacer las necesidades del pueblo!
Y por eso, cada vez más, como pueblo trabajador tenemos que poner nuestro pensamiento en el trabajo, en la bondad del trabajo y en el principio de que los bienes que deseamos, de que los bienes que necesitamos solo nosotros podemos producirlos, solo de nuestro trabajo pueden provenir. Y con ese espíritu afrontar la tarea, en los campos, en las ciudades, en todos los frentes, con ese sentido del deber, con ese pensamiento puesto en el pueblo, en sus necesidades, en la satisfacción de sus necesidades; en la población que crece, en la población que necesita el fruto de ese trabajo.
Y he querido en el día de hoy detenerme en este pensamiento, porque es así como nosotros —pensando en el futuro— hemos de analizar y hemos de conmemorar estos hechos históricos.
Es así como nosotros tenemos que ser leales a los que cayeron; es así como nosotros tenemos que rendir tributo a nuestros muertos.
Así, hoy, en este acto se junta el pueblo, se juntan los representantes de nuestras heroicas unidades de combate, nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias (APLAUSOS) junto a los familiares de nuestros heroicos caídos en los combates (APLAUSOS), junto al pueblo trabajador, junto al Gobierno Revolucionario, junto a la dirigencia revolucionaria (APLAUSOS PROLONGADOS) como expresión de lo que es nuestra Revolución: el obrero que trabaja y que produce junto a su herramienta, y el obrero que monta guardia con su fusil, y que defiende la integridad de la patria.
¡Obreros que producen, obreros que montan guardia, soldados dispuestos a producir, productores dispuestos a convertirse en soldados y a ser todos soldados si la patria los necesita, o a ser todos productores cuando la patria no necesita soldados! (APLAUSOS.)
Eso es nuestro pueblo, esa es nuestra Revolución. Contra esa Revolución y contra ese pueblo vinieron a chocar los invasores del imperialismo; contra ese pueblo tendrán que estrellarse todas las agresiones, porque decíamos "pocos, viejos y destartalados aviones", hablando de Girón, ¡pues si repiten la triste hazaña no se encontrarán ni con pocos, ni con viejos, ni con destartalados aviones! (APLAUSOS PROLONGADOS Y GRITOS DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")
Ya cuando Girón, ya cuando Girón nuestras fuerzas estaban listas para combatir, no solo contra una fuerza como aquella, sino contra varias fuerzas como aquella, porque nadie piense que se emplearon en el combate todos nuestros efectivos de infantería y de artillería —y eso era entonces. Y ya no serían las unidades bisoñas, apresuradamente entrenadas, ¡ya tendrían que chocar contra una organización mucho más eficiente, mucho mejor entrenada y más completamente equipada! (APLAUSOS.)
Nuestra fuerza ha crecido considerablemente desde entonces. ¡Y lo advertimos!, lo advertimos porque más vale que escarmienten nuestros enemigos. Hay leyes ya más severas, hay disposiciones más drásticas; ¡a partir del asesinato del brigadista Manuel Ascunce, la Revolución es implacable con sus enemigos! (APLAUSOS.)
Y ya por una vez basta, y no ha quedado por nosotros la lección; tiempo de sobra para escarmentar; porque si vuelven a atacar a nuestro país, ¡es conveniente que los agresores dejen hecho el testamento antes de partir! (APLAUSOS PROLONGADOS), sea cual fuere la forma de ataque: filtración, ataque directo, fuerzas mercenarias, infantería de marina, lo que sea; porque junto a las fuerzas de operaciones, van los Tribunales Revolucionarios (APLAUSOS).
La organización de la Revolución, no solo en el campo militar progresa, y no solo en el campo militar debemos hacerla progresar, debemos hacerla progresar en todos los frentes: en la agricultura, en la industria, en la administración pública, en todos los frentes. Debemos perfeccionar nuestro trabajo, y continuar perfeccionando nuestra defensa; continuar adelante con nuestros planes educacionales, las unidades siempre alertas, los aviones siempre listos, y siempre bien cuidados, de manera que nunca el enemigo los pueda destruir en un ataque sorpresivo. Las unidades siempre alertas, siempre, ¡siempre!, ¡nunca bajar la guardia!, ¡nunca pensar que el peligro desaparece!, ¡siempre alertas, siempre listas! y, ¡listas para vencer, además! (APLAUSOS.)
Todos los oficiales, todos los instructores revolucionarios, todos, deben tener siempre este pensamiento, todos los hombres de las unidades de combate, siempre presente ese pensamiento: que el enemigo es artero, que el enemigo es criminal, que el enemigo es cobarde, que el enemigo ataca por sorpresa; y siempre listo cualquier soldado, cualquier unidad en cualquier punto. ¡La defensa nunca se rompe! ¡El soldado revolucionario nunca se rinde!, y cuando queda aislado pelea él solo como si estuviese con él todo un ejército (APLAUSOS); siempre con la mente preparada, siempre con el ánimo dispuesto, siempre con el pensamiento firme, y siempre presente el deber del combatiente revolucionario, frente a todas las contingencias, frente a todas las vicisitudes; reaccionar rápidamente, como se reaccionó contra el ataque artero hace un año; siempre, cualquiera que sea el enemigo, cualquiera que sea su fuerza, siempre, como los centinelas de Playa Larga y Playa Girón, con el grito de: ¡Patria o Muerte! en los labios. Siempre como nuestros pilotos, como nuestros artilleros, como nuestros tanquistas, como nuestros soldados de infantería; siempre, siempre como aquellos jóvenes heroicos que con sus antiaéreas se batieron: muchachos de 14 y de 15 años; siempre como aquel marinero que al sur de la Ciénaga de Zapata quedó solitario en un cayo, y durante tres días cumplió su deber, informando en la retaguardia todo el movimiento de las fuerzas enemigas (APLAUSOS).
Con ese espíritu, con esa decisión, con ese fervor, con esa firmeza es que debemos conmemorar este 19 de abril, con ese tributo de recuerdo leal, firme, a nuestros muertos, a los que cayeron en esos combates, con ese sentimiento de solidaridad hacia ellos, hacia sus hijos, ¡que son los hijos de todo el pueblo! (APLAUSOS); hacia sus esposas, hacia sus padres, hacia sus seres queridos, que en el cariño del pueblo encuentran, al menos, alguna compensación a su dolor, que en la felicidad del pueblo encuentran la recompensa de sus sacrificios, que en el porvenir de la patria verán siempre, en el avance de la Revolución, que el sacrificio no fue inútil, que su dolor —aunque dolor duro, aunque dolor entrañable— tiene, en cambio, la compensación de toda la felicidad que han hecho posible, de todo el bien que han hecho posible a la patria.
Cuando nosotros nos reunimos con los familiares, les hablaba de la infinita gratitud que todo el pueblo tenía que sentir hacia aquellos caídos, porque, como les explicaba, por la valentía con que combatieron, por la decisión con que se lanzaron a aplastar al enemigo, impidieron que los planes enemigos se llevaran adelante, impidieron que la patria se cubriera de luto; porque si el enemigo hubiese ocupado efectivamente, y consolidado un pedazo del territorio nacional, no cabrían en este teatro, ¡no cabrían siquiera en la Plaza Cívica los dolientes que habrían tenido que llorar la pérdida de sus hijos o de sus padres, o de sus esposos, o de sus hermanos!
La gratitud infinita de la patria por los que cayeron, ahorrándonos tanto dolor, por lo que puede decirse que nunca tantas vidas se salvaron por las vidas que se perdieron, y que por eso nuestro país, nuestra patria estaría siempre agradecida, y que nuestra consideración hacia sus seres queridos no era privilegio para esos seres queridos, sino respeto al recuerdo de los compañeros caídos. Porque cualquier combatiente, cualquier padre, cualquier hijo, cualquier esposo, en la hora del combate es lógico, es inevitable, en presencia de la posibilidad de la muerte, que tenga en ese momento el pensamiento de los suyos, de los que ampara y sostiene con su trabajo, y que para que ese pensamiento de los que van a morir, o de los que se enfrentan a la muerte tenga todo el respeto y toda la consideración nuestra, por eso nosotros, hacia ellos, hacia los seres queridos de nuestros compañeros caídos, todas nuestras consideraciones, toda nuestra ayuda, todo nuestro respeto (APLAUSOS).
Y les decía también a ellos que nuestros Tribunales Revolucionarios han exigido una indemnización material de los daños ocasionados; que esa indemnización nunca podrá satisfacer el daño en vidas humanas que nos hicieron. Pero que por eso mismo, aunque lo material era lo secundario, que lo importante era el aspecto moral, que lo importante era que los que organizaron esa invasión le paguen al pueblo de Cuba los daños materiales que le causaron (APLAUSOS); que lo importante era que los invasores hayan tenido que regresar, o tengan que regresar, no con las palabras de Julio César: "llegué, vi, vencí"; sino, llegué, vi y nos aplastaron (APLAUSOS).
Y que junto a los vencidos tengan que doblar la cabeza los principales culpables, que junto a los vencidos tengan que pagar con ellos los principales responsables. Y que lo que importa de esa reparación en lo que tiene de reparación moral, que el país todopoderoso, que el país imperialista, que no midió su poderío cuando fraguó sus planes criminales contra nuestra nación pacífica, contra nuestro pueblo trabajador, contra nuestro pequeño país tenga que reparar de manera directa o indirecta, por sobre cuerda o por bajo cuerda, tenga que reparar el daño material. Y aunque con reparaciones materiales no se pueden compensar vidas humanas, esas reparaciones las vamos a invertir en salvar vidas, en comprar medicinas, material quirúrgico, medios de producción de alimentos para niños; es decir que sirvan para salvar muchas vidas, para traer salud a nuestro pueblo, y, sobre todo, a nuestros niños (APLAUSOS), y para que eso sirva de alguna forma de reparación al daño irreparable que nos hicieron.
Compañeros y compañeras:
Nuestros muertos mandan, mas no los llamemos muertos, digamos como el poeta Nicolás Guillén: que viven más que nunca, que vivirán eternamente en el latido de cada corazón de cubano, que viven en nuestra sangre, en nuestra devoción, en nuestro esfuerzo; que viven en cada estudiante que marcha con sus libros a la universidad, que viven en cada niño que juega en nuestros parques infantiles, en cada pionero que marcha a la escuela; que viven en cada soldado de la patria, en cada centro obrero, en cada batallón, en cada unidad, en cada división; que viven en cada ciudadano de la patria, y que nos mandan a cumplir el deber.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACIÓN)

Redactores:
La Paz: Constancio Mamani Aruni, Wilfredo Pomier Miranda y María Isabel Pomier Yujra. Cochabamba: Alonso Contreras Baspineiro, Fernando Méndez Terrazas y Claudia Zegarra Rivero. Santa Cruz: Alejandro Dausá. Oruro: Héctor A. Hinojosa Rodríguez. Sucre: Roberto Valdiviezo Luna. Potosí: Rosa Laime Muñoz. Trinidad: Emil Balcázar Lara. Madrid (España): Carlos M. Caravantes García.  
Sobre el Comandante de Nuestra América: www.chebolivia.org
De la Redacción:
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